Los indicadores de salud mental en nuestro país son alarmantes. Somos, tristemente, una “potencia mundial” en las tasas de depresión, estrés, consumo de sustancias, violencia intrafamiliar y de género, vulneraciones de derechos y suicidio, no solo a nivel adulto, sino también infantil y juvenil. Y estos datos críticos ya los teníamos antes del estallido social y del Covid-19. La emergencia actual ha venido a evidenciar no solo las enormes brechas y diferencias para obtener bienes y servicios, sino también en cuanto a las condiciones de vida y acceso a la salud mental, en un país en donde aún es un tema tabú reconocer que se tienen problemas de esta índole. Es en este contexto de enorme incertidumbre, de amenaza constante e invisible, que nos obliga a estar alejados y encerrados para protegernos, en que se hace necesario reconocer los sentimientos que afloran de inseguridad, ansiedad y miedo; y explorar nuevas formas de comunicarnos y de abordar estas problemáticas. Las nuevas plataformas tecnológicas nos permiten romper barreras y resistencias a los dispositivos presenciales clásicos, pero también nos imponen a los profesionales nuevos desafíos técnicos y éticos, pues comunicarse a distancia por una pantalla y micrófono es complejo, requiere de competencias comunicacionales “clásicas” y “modernas” ad hoc al entorno en que ocurre este encuentro; además de imponer que el profesional se haga cargo de todos los nuevos elementos que se visualizan al acceder al espacio íntimo de la persona a la cual atendemos, ya que ingresamos directamente a su casa y a las condiciones en que vive, a las modalidades de relación de quienes coexisten en ese domicilio, entre otros. En este nuevo escenario, los programas deben desarrollar estrategias de supervisión y acompañamiento a los profesionales, de formación y capacitación en estas instancias que nos resultas descocidas, además de recursos tecnológicos que permitan el correcto funcionamiento de estos dispositivos. Finalmente, se hace imprescindible entonces que el trabajo psicológico continúe, porque las personas que ya estaban en atención profesional siguen demandando su espacio de interacción y porque aquellas que no lo requerían, ahora sí lo están necesitando; y por último, es fundamental que la salud mental también sea una prioridad para todos. Por Javier González, Psicólogo- académico UCEN Región Coquimbo Santiago de Chile, 6 de julio 2021 Crónica Digital

Las opiniones vertidas en este medio de comunicación no necesariamente representan el sentir de Crónica Digital y son de responsabilidad de quienes las emiten.

Crónica Digital, es un medio de comunicación social, republicano y comunitario. Fue fundado el 19 de abril del año 2005. Su objetivo periodístico es informar sobre los principales noticias de Chile, América Latina y el mundo.

El director de Crónica Digital es el periodista Marcel Garcés Muñoz.

Su representante legal y editor general es el periodista Iván Antonio Gutiérrez Lozano.

El editor nacional es el periodista Ramón Vargas Vega.

El editor cultura es el periodista Miguel Alvarado.

Corresponsal en La Habana, Cuba, Florencia Lagos N.

El asesor legal es el académico y abogado Sr. Pablo Méndez Soto.

Los principales asociados informativos de Crónica Digital son la Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina , la agencia de noticias China, Xinhua y TV Brics.

En Chile, el medio electrónico El Maipo

Correo: cronicadigital@gmail.com
Dirección: Maturana 302 local 2
Santiago de Chile.

Desde el año 2005 Crónica Digital es parte de la Asamblea Nacional por los Derechos Humanos.

Crónica Digital es una marca registrada. Todos los derechos reservados.

Redacción Diario Crónica Digital
Fono: 950142601

Un café en una plaza con historia....

Maturana con Huérfanos
plaza Brasil,
Santiago de Chile.

La imagen tiene un atributo ALT vacío; su nombre de archivo es cafe-con-torta-900x675.jpeg