La reivindicación de la próstata femenina borra un estereotipo de género que atormentó e inhibió el desempeño sexual de millones de mujeres durante siglos
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Así como el estrés de la vida cotidiana puede generar estados de tensión, cansancio, apatías, desconcentración o ansiedad y tiende a afectar el rendimiento en el plano profesional y personal, también puede ocasionar serios trastornos en el desempeño sexual de hombres y mujeres.
baby blues o tristeza posparto, se caracteriza por crisis repetidas de llanto, pero desaparece pronto con el apoyo de la familia. Cuando una madre sigue deprimida algunos meses después estamos en presencia de una depresión posparto (DPP), también llamada depresión posnatal o depresión puerperal, una de las enfermedades más frecuentes de la población femenina en las últimas décadas. La DPP se caracteriza por un acentuado desgano, llanto sin causa aparente, irritabilidad hacia los demás, aislamiento, alucinaciones, trastornos en el sueño y la alimentación, cefaleas, sentimientos de culpabilidad, palpitaciones, autocensura, baja concentración y baja autoestima. En casos extremos la madre presenta dificultades para realizar sus actividades cotidianas o incapacidad para cuidar del recién nacido, siente rechazo o deseos de hacerle daño, tiene ideas de suicidio y se afectan mucho su relación de pareja y las prácticas sexuales. Como se sabe que la interacción madre-hijo durante los primeros meses influye en el desarrollo social e intelectual de la criatura, se estudian las consecuencias que esta patología puede desencadenar. Su forma aguda deja secuelas importantes en el bebé: son más lentos sus procesos motores, aprenden a caminar tardíamente y sufren alteraciones en su desarrollo emocional. Además muestran dificultad en la concentración ante un objeto y rechazo al contacto afectivo. En ocasiones pueden llegar a sentir la ansiedad de la madre y demostrarla con crisis de llanto, lo cual es apreciado por la mamá como incompetencia propia y crea más conflictos con el padre, que no sabe cómo enfrentar la situación. La vida al límite El nacimiento de un bebé es un acontecimiento vital dentro de la familia; trae consigo toda una serie de cambios y adaptaciones bruscas que deben ser acatadas por parte de sus miembros y fundamentalmente por la madre, quien simultáneamente sufre cambios físicos y puede no estar a gusto con su cuerpo. A esto se suma la tensión de la lactancia a libre demanda, el dolor en los pechos y el llanto constante pidiendo atención, lo cual le dificulta dedicarse a otras tareas, incluyendo el descanso y el sueño, y la hace más vulnerable. Se sabe que en el proceso del parto la mujer pierde repentinamente mucha progesterona, una hormona muy relacionada con las emociones, y esta pérdida pudiera ser un factor desencadenante de la depresión. Se piensa que este desequilibrio emocional evidencia daños causados a la madre durante el manejo clínico del parto, pero puede también responder al estrés físico y psicológico del embarazo y el parto, a ciertas enfermedades de la etapa, anomalías en el bebé o a que este no era deseado. Otras causas no menos importantes son el factor genético, la inmadurez, el uso de drogas, las dificultades económicas y el apoyo insuficiente de la pareja, la familia o las amistades para lidiar con las expectativas de ser madre y compaginar el nuevo rol con las responsabilidades que hoy adquieren algunas mujeres en diversos sectores sociales. Para salir airosa de ese trastorno es preciso detectarlo a tiempo, delimitar sus síntomas y buscar ayuda profesional. La DPP lleva […]
Se impone mostrar en los medios la realidad diversa que vivimos y desmontar el entramado patriarcal aún dominante a partir de una contracultura feminista basada en prácticas comunicativas más inclusivas y democráticas
Es muy habitual tener en consulta a personas que vienen preocupadas porque últimamente han notado disminución de su deseo sexual, o en ocasiones, no son ellas mismas quienes se preocupan, sino sus parejas, quienes les incitan a que tomen medidas frente a esta nueva situación.
«La sexualidad es una ventana para entrar a la sociedad», afirma la psicóloga y antropóloga belga Esther Perel, con quien conversamos en enero pasado durante el congreso Sexología 2012.
Hay un mito que mucha gente cree, y tiene que ver con el instinto sexual. Se piensa que para hacer bien el amor, con deseos y pasión basta. Esto es un error ciento por ciento. Es además necesario tener esenciales conocimientos sobre el cuerpo sexuado tuyo y el de tu pareja.
Dice un viejo proverbio que el hombre llega al amor buscando el sexo, y la mujer llega al sexo buscando el amor. Por muy paradójico que resulte, estas visiones han marcado la concepción de la intimidad a lo largo de la historia de la humanidad y con ella las conductas y modos de pensar sobre ella.