Para los libertarios o anarcocapitalistas de América Latina, el austríaco Friedrich von Hayek (1899-1992) y el norteamericano Milton Friedman (1912-2006) son sus pensadores económicos insustituibles. Por Juan J. Paz-y-Miño Cepeda*, colaborador de Prensa Latina El think tank “Ecuador Libre”, cuyo directorio está presidido por Guillermo Lasso, actual presidente del país y del cual son miembros varios ministros y otros conocidos personajes, incluso mantiene la sección “Cátedra Hayek” como enlace esencial en su página web (www.ecuadorlibre.org). Hayek recibió el Premio Nobel de Economía en 1974 y Friedman en 1976. La coincidencia es significativa: ambos eran monetaristas, aferrados a concepciones sobre mercado libre y libre empresa (neoliberalismo), enemigos radicales del socialismo y adversarios teóricos de J.M. Keynes, quien refutó, a su tiempo, las ideas de Hayek. Los “Chicago Boys”, discípulos de Friedman, asesoraron directamente al dictador Augusto Pinochet en Chile, a quien Friedman admiró y visitó como consultor. El otorgamiento del Nobel a Friedman provocó una serie de manifestaciones sociales y contundentes críticas académicas. Las ideas de Hayek y de Friedman adquirieron significación en la década de 1980, inspiraron a los gobiernos de Ronald Reagan (1981-1989) en los Estados Unidos y de la primera ministra Margaret Thatcher (1979-1990) en el Reino Unido (Friedman asesoró a los dos gobiernos) y sirvieron para imponer el neoliberalismo en América Latina a partir de la crisis de la deuda externa que estalló en 1982, los condicionamientos del FMI a través de sus cartas de intención y el derrumbe del socialismo soviético. Hayek y Friedman estudiaron las economías del primer mundo capitalista. Pero sus obras idealizan un sistema que, en la práctica, no existe en ningún lugar del mundo, por más que algunas de sus ideas hayan inspirado políticas (sobre todo monetarias) concretas en los mismos EEUU. y en Europa, que no solo apuntalaron la globalización transnacional durante las décadas finales del siglo XX, sino que afectaron los Estados del bienestar (Welfare State). Sin embargo ni en Europa o Canadá se liquidaron los servicios públicos y la seguridad social universal, que caracterizan al modelo de economía social de mercado (post II Guerra Mundial) que diferencia a Europa del modelo de libre empresa norteamericano, en el cual aparentan lucir los principios que Adam Smith (1723-1790) estableció en su tiempo. Pero Hayek y Friedman desconocen las economías del Sur Global, no estudiaron América Latina y en esta región sus ideas se impusieron por dictaduras sanguinarias como las del Cono Sur y por gobiernos de la derecha política, que acogieron el neoliberalismo porque calzaba perfectamente con los hábitos económicos tradicionales y con los intereses de las elites empresariales y oligárquicas, que constituyen el poder efectivo en cada país. Hay innumerables estudios sobre las nefastas consecuencias de la aplicación del recetario neoliberal en América Latina (el decálogo del “Consenso de Washington”) y no hay un solo país en la región que demuestre sus “bondades”, incluido Chile, al que Friedman y los Chicago Boys consideraron un ejemplo. Ante el fracaso neoliberal, los libertarios dan un paso adelante: imaginan el reino de la […]