La gran movilización social protagonizada por las mujeres  y hombres  dignos de Chile, forzó al gobierno de facto a llamar a un plebiscito que dirimiría la continuidad de la dictadura o los plazos concretos para la vuelta a la democracia. Un mes antes, el 92 por ciento de aquellos facultados para votar, se inscribieron en los registros electorales, venciendo el temor y otorgándole a la vía pacífica la posibilidad de resolver las penurias de los siete millones de personas que, en ese entonces, habitaban estas tierras. Mensajes, ideas y colores apelaban a las emociones reprimidas, instando a reflexionar sobre el término de la tortura, la cárcel, el exilio, la desaparición, el hambre y la muerte. A pesar de todos los malos augurios y contra el escepticismo de algunos, ganó el NO y el pueblo se volcó a las calles. El cambio, la libertad y un futuro esplendor se cernía sobre un país ya acostumbrado al dolor, la desesperanza y el sufrimiento. Se iniciaba así un largo camino en la búsqueda de justicia pero también un enorme desafío, pues habíamos ganado el derecho a expresarnos en libertad. Para ello, debíamos cuidar y fortalecer la democracia; también defenderla de quienes, hasta hoy, votarían por el sí, apoyando el oscuro manto de impunidad y desidia que generó las condiciones para 1.193 detenidos desaparecidos, 2.229 asesinados y 24.529 torturados. A las y los anónimos que no fueron consignados en los informes de verdad y justicia, mis más profundos agradecimientos. A los familiares de los que ya no están, reafirmo mi compromiso de apoyo a sus demandas porque no descansaremos hasta cumplir sus anhelos. A quienes lucharon ayer  y hoy continúan aportando por consolidar la gesta del 10/88: No están solos. Lograr que las riquezas del país beneficien a todos, y no solo a unos pocos, sigue siendo nuestro principal objetivo. Poco a poco, hemos conseguido salir de la crisis económica, política y social en que nos sumergieron Pinochet y sus secuaces. Sabemos que el odio, la intolerancia y la discriminación están a la vuelta de la esquina, como aciago legado que, como el vaivén de las olas, reflota en  instantes, recordándonos el épico esfuerzo que aún resta para hacer de este territorio, entre mar y cordillera, un espacio fértil de habitar, para todos y todas. Hemos avanzado, no cabe duda. Pero siempre en base a organización, planificación y correcta ejecución de nuestros idearios, nunca olvidando las valerosas acciones en pro lo derechos humanos, germen de resistencia antidictatorial y directriz de la expresión pública que queremos perdure en el tiempo. Hace 30 años Chile dijo basta de atropellos,  y demostró que podría gobernarse por la razón más que por la fuerza: El pueblo triunfó. Y hoy conmemoramos con alegría y humildad el triunfo de la vida y la paz. Por Felipe Harboe Senador Santiago de Chile, 6 de septiembre 2018 Crónica Digital 

Se cumplen 30 años desde que recuperamos la democracia en Chile y se me hace casi imposible no hacer un alto en el camino y comparar el país que somos con aquel que soñamos colectivamente en los albores de los años 90.  Y aquello que se me hace patente con más fuerza es la importancia que han desarrollado los medios de comunicación de masas, donde las redes sociales, se han transformado en referentes de opinión y funcionan como portavoz de cualquiera persona que quiera explayarse sin tener un mínimo de conocimientos y pudor. La ley del empate, la ignorancia, y por, sobre todo, los argumentos viscerales e irresponsables son pan de cada día en el vocabulario de muchos/as chilenos/as. Como si hablar de democracia, de dictadura, de violaciones a los derechos humanos, de respeto, se tratara de hablar de un partido de fútbol, donde todos los hinchas de cada bando hablan con la camiseta puesta, defendiendo a su jugador favorito y enrostrando quién ha sacado más copas o ha metido más goles. La trivialización de los acontecimientos históricos que han afectado a nuestro país me da pie para preguntarme sobre qué paso con la tolerancia, qué paso con los valores republicanos que nuestros padres y abuelos nos inculcaron desde niños/as.  ¿Cómo, a 45 años del golpe de Estado, podemos seguir poniendo en duda hechos concretos de tortura, asesinatos, la existencia de detenidos desaparecidos y crímenes de lesa humanidad? ¿Cómo nos seguimos permitiendo como sociedad ese tipo de irresponsabilidad con nuestra propia historia? Es triste escuchar que la celebración del triunfo del NO y la conmemoración del 11 de septiembre, son días que “se usan” para seguir generando división. También ha sido triste escuchar que los/as exiliados/as políticos de la dictadura son “terroristas con aguinaldo”, o que el Museo de la Memoria es un “montaje”, con una liviandad abusiva e irrespetuosa. Pero poco hemos escuchado de justicia y reparación por parte de aquellos que declaman con liviandad sobre estos temas, poco hemos escuchado sobre un cambio a la constitución. Ante una convergencia de esa naturaleza, parecer ser difícil plantearse un futuro escenario político y social, con un país que tiene una memoria histórica, corto placista, socavada por las descalificaciones, las faltas de respeto, las faltas de empatía, la poca rigurosidad, el negacionismo. Más que poder avistar avances – y no me refiero sólo a políticas públicas, si no más bien a nuestra propia idiosincrasia-, sólo vemos retrocesos, obstrucciones, donde la libertad de expresión ha sido el eufemismo perfecto para poder justificar cualquier tipo de opinión. Porque tal como lo planteó el filósofo, John Stuart Mill, “la libertad consiste en poder hacer todo aquello que no cause perjuicio a los demás”, entonces, ¿cómo saber hasta qué punto uno es libre de hacer y decir lo que crea? ¿Quién pone los límites? La división finalmente pareciera no estar subyugada sólo a las ideologías políticas, ni a la contra argumentación estudiada. Si no más bien, a un sinfín de egocentrismos, de panfletos, de slogans, […]

El año 1988 fue un año muy especial para mí en la Universidad de Concepción, pues ejercía el cargo de presidente de la Federación de Estudiantes (FEC) y ese mismo año la rectoría procedió a mi expulsión y a la de 2 dirigentes de la FEC. Don Adolfo Veloso, quien sería luego el primer intendente en democracia, nos defendió ante la Corte Suprema y fuimos reintegrados a la universidad. Sin embargo, a los pocos días, el rector delegado de la dictadura, Carlos Von Plessing, sacó un nuevo decreto de expulsión, lo que dio paso a un paro estudiantil de 60 días, el paro más largo en la historia de la U de Concepción. Eso significó que finalmente se cambiara la expulsión por suspensión por un año. Ese año 1988 fue un año muy agitado, dónde se produce un proceso creciente de debate político dentro de las juventudes políticas que conformaban la federación de estudiantes. En ese entonces, el 90 % de los estudiantes votaba a favor de quienes teníamos 2 objetivos: el primero, recuperar la democracia en la universidad y poner fin a los rectores militares y, el segundo, recuperar la democracia en el país, poner fin a la dictadura y que se fuera Pinochet. Esa fue la consigna que alentó todas las elecciones de centros de alumnos y de las federaciones estudiantiles. Yo estaba en la Juventud socialista CNR, una de las diversas ramas de las juventudes socialistas que eran 9, pero en 1988 vivimos un proceso de fusión y nos incorporamos a la juventud socialista Almeyda. Recuerdo que obtuve una votación histórica de casi más de 2100 votos; de las 27 mesas en las cuáles se votaba gané en 26 y en la otra hubo un empate. El debate sobre el plebiscito capturó la atención política y tensionó a las juventudes políticas. La JJCC y la JS durante mucho tiempo fuimos partidarios de no participar en el plebiscito por cuanto se consideraba que no existían las condiciones para que Pinochet reconociera el triunfo del NO. Pensábamos que se iba a legitimar el triunfo del SI y eso posibilitaría la continuidad de Pinochet por 8 años más. En agosto de 1988, Jaime Pérez de Arce, dada la negativa de la juventud socialista de la Universidad de Concepción de rechazar el plebiscito y no participar en la convocatoria, concurre a Concepción donde se hizo un gran debate y al final logra convencernos de que la única opción es inscribirnos en los registros electorales y participar en la votación. Yo me inscribí el último día legal para inscribirse en Penco. La juventud Comunista tuvo un proceso muy similar y levantaron el No hasta vencer. Todos los meses a partir de julio de ese año estuvieron dominados por este proceso al interior de la Universidad. Recuerdo que como presidente de la FEC fui a la sede en Los Ángeles con una “chapita” blanca con letras negras que decía NO. La usaba permanentemente. Recuerdo que me fui a dedo hasta el cruce der […]

El 5 de octubre el pueblo chileno celebra 40 años de la gran victoria en el plebiscito por donde cursó el gigantesco movimiento político y social levantado en una década de lucha popular masiva y decidida, que lo hizo posible en primer lugar y puso fin a la dictadura poco después. Lamentablemente, este importante aniversario ha intentado ser apropiado de modo mezquino por un grupo que, tras boicotear desde dentro el gobierno de la Presidenta Bachelet y ser los grandes responsables de la reciente derrota de su coalición, buscan ahora dividir a las fuerzas opositoras con el propósito de conformar una nueva alianza de centro-derecha en colaboración con el actual gobierno. Saldrán trasquilados en ambos propósitos. El “centrismo” viene en retroceso en el mundo y en Chile, por su venal sumisión a grandes intereses que impiden resolver grandes problemas que tienen con justicia indignado al pueblo. La labor de zapa de este grupo logró paralizar en gran medida el esfuerzo reformista del gobierno de la Presidenta Bachelet y luego torpedearon hasta donde pudieron la continuidad de la Nueva Mayoría, todo lo cual condujo a su derrota en las recientes elecciones. Sin embargo, este merecido castigo en las urnas recayó principalmente sobre ellos mismos, que vieron diezmada su votación, sus principales figuras quedaron fuera del parlamento y dejaron a mal traer a los partidos desde donde actúan. Ahora intentan sacudirse de su bancarrota política apropiándose el aniversario del 5 de Octubre. Intentaron sin éxito excluir de la celebración al Partido Comunista, el más tenaz opositor a la dictadura y uno de los artífices decisivos en la victoria de entonces. Hicieron el ridículo, un respetado periodista los llamó “pelafustanes” por esta pretensión. Pero no cejan. Un conocido publicista que estuvo de moda en esos años insiste en ese empeño en una entrevista muy destacada en El Mercurio, en la que pretende torcer la historia y desmerecer la gesta de entonces, afirmando «lo que en esa fecha se conmemora es la derrota de la ‘perspectiva insurreccional de masas’ adoptada por el PC en 1980, no su victoria”. Argumenta que… los sucesos de 1986 [el descubrimiento de la internación masiva de armamento en Carrizal y el atentado a Pinochet] reforzaron el poder del régimen lo que le lleva a encarar con confianza el proceso que desembocaría en el plebiscito”. Este último argumento es el que más le gusta: “es algo importante de recalcar —afirma— pues en el debate actual se olvida. El plebiscito se realiza en el mejor momento del régimen… cuando el ‘chorreo’ empezaba a funcionar. Fue esto finalmente —concluye— lo que posibilitó que Pinochet ‘se comprara’ las tesis favorables a organizar el plebiscito en las condiciones que se hizo… con franja de TV”. En otras palabras, según este genio de la propaganda, “finalmente” Pinochet perdió de puro pelotudo. Si hubiera hecho caso a los “duros” y a su propio instinto, que le aconsejaban no hacer el plebiscito, o al menos si no hubiese autorizado “la franja”, la “alegría” habría continuado llegado de la mano […]

El histórico y trascendental plebiscito del cinco de octubre, sólo pudo ser posible por el incremento de las multitudinarias protestas sociales que exigían, unánimemente, el fin de la dictadura cívico-militar encabezada por el tirano Augusto Pinochet. Lo anterior no es una interpretación, es un hecho histórico. Las protestas ascendentes, que tapizaron el país, desde comienzos de la década de los ochenta, y que se expresaban con formas de luchas multifacéticas, lograron acorralar a la dictadura y sus poderes, especialmente en relación con el objetivo de perpetuarse en el poder absoluto. Esas demandas y protestas sociales exigían, insisto, unánimemente, la salida de Pinochet, y el retorno a la democracia. Las movilizaciones y luchas de la década de los ochenta tuvieron, incluso, diversos precedentes en los años anteriores, todos de un inmenso valor; de una gran epopeya; de un gran heroísmo humanista y generoso. Y sería de una injusticia y prepotencia insostenible, hoy, este año especialmente, desconocer todo ese proceso muchas veces anónimo. Las luchas del pueblo chileno recibieron el apoyo y la solidaridad del mundo entero. La asamblea general de las Naciones Unidas, hace varios años que venía condenando a la dictadura y exigiendo su término, explícitamente. El terrorismo de estado; los crímenes de lesa humanidad; la hambruna que una parte importante del pueblo chileno vivía (35% de cesantía) eran motivo de una preocupación mundial y de un rechazo a un régimen que muy pocos se atrevían a defender, en el mundo entero. El experimento neoliberal extremista y brutal aplicado en Chile, no era motivo de ninguna defensa, y menos de algo cercano a la admiración. Pinochet y su dictadura ya habían realizado un plebiscito trucho, amañado, mentiroso, a fines de la década de los setenta, para imponer su constitución política que, en algunos aspectos, sigue vigente hasta hoy. Ese plebiscito fue hecho bajo el dominio del terror, y dejó sentado un precedente terrible, y es que la dictadura tenía la capacidad represiva de imponer un evento de esa naturaleza. Como toda situación política, en Chile se generaron y se proyectaron diversas salidas o alternativas a la dictadura fascista. Desde el exterior, en particular el poder norteamericano, consideró que era real el riesgo de que la dictadura de Pinochet fuera superada por las luchas populares. Incluso más, el embajador de los Estados Unidos, en Chile de esa época, Harry Barnes, comentó tras el paro nacional del 2 y 3 de julio, que su gobierno temía “una nueva Nicaragua” y haría todo por evitar ese desenlace. Por cierto, Barnes no estaba pensando en mantener el apoyo a Pinochet y su intento de perpetuación. Otro dato importante para el análisis: En Chile, en ningún momento la lucha armada, como forma principal, fue la predominante. Lo que se abría paso, en rigor, era una ola popular de rebelión y desobediencia civil, que imponía elecciones en frentes sociales, territorios y universidades; que imponía controles de espacios territoriales (aunque limitados y temporales); que hacía huelgas de hambre; marchas y protestas públicas; actos callejeros; cacerolazos; que superaba al factor […]

Se despejarán el 1º de octubre en la sentencia, sobre si Chile tiene o no, la obligación de negociar, de buena fe, un acceso soberano al Pacífico con Bolivia, y si ha incumplido dicha obligación. La Corte decidirá únicamente sobre este punto y no otros. Así lo falló en el recurso preliminar chileno de incompetencia que no acogió, pero que redujo la demanda boliviana y precisó la controversia. No cabe revisión alguna del Tratado de Límites de 1904, por lo que no cambiará la soberanía chilena territorial ni marítima. Tampoco impondrá un resultado a las eventuales negociaciones, o definirá los alcances del acceso soberano. Correspondería a Bolivia y a Chile determinarlos, si los Jueces no rechazan la petición boliviana. Si la aceptan, podrían establecer, desde la obligación chilena de negociar, hasta una simple recomendación. Sin embargo, ante la escasa información proporcionada y la reserva debida al juicio, se han generalizado algunas impresiones y opiniones pesimistas, que  especulan un resultado desfavorable. Se insiste en que la Corte emite soluciones salomónicas y políticas, para dejar conforme las partes. Si se analizan sus fallos desde su creación (1921), hasta la actual (1945), sucesora de la anterior; no hay evidencia de que hubiere resuelto casos salomónicamente, o sobre bases políticas. Debe aplicar el Derecho Internacional, al cual su jurisprudencia contribuye a su creación. Toda decisión contraria, dejaría de ser fuente auxiliar. No se conocen denuncias al respecto, y sus sentencias siguen siendo invocadas y cumplidas. Las pocas que no, han encontrado un acuerdo posterior diferente por decisión de los litigantes. También se sigue planteando de manera recurrente, la denuncia del Pacto de Bogotá de 1948. Se asegura que encontraríamos la fórmula milagrosa, para hacer desaparecer el juicio, la Corte, su jurisdicción, y toda controversia potencial. No hay tal. Sería inaplicable para los que ya conoce, el marítimo y el Silala, ni oportuno antes de sus respectivas sentencias. Numerosos  otros tratados, como el Pacto, sólo otorgan competencia anticipada al Tribunal. Seguimos igualmente vinculados por su Estatuto. Junto con la Carta ONU, constituye un todo, siendo su órgano judicial principal, como todos los demás. No existe cláusula de retiro del Organismo ni de sus órganos. Sólo puede suspender o expulsar a un Miembro en casos graves. Podríamos optar por no comparecer ante la Corte, pero quien lo hace, puede solicitar que sentencie a su favor. Quedaríamos sin defensa. Es lógico preguntarse si ganaremos o perderemos. Sin embargo, como versa sobre la obligación de negociar y no está en juego una cesión de soberanía, es difícil reducirlo al todo o nada. La Corte determinará sobre bases jurídicas, si existe y su graduación. Muchas veces hemos negociado con Bolivia sin perder integridad territorial. No hay demasiadas incógnitas en La Haya. Por Samuel Fernández Illanes Académico Derecho U. Central Santiago de Chile, 29 de septiembre 2018 Crónica Digital

Instalarse en el sillón presidencial del ex Presidente Barack Obama, era propio de la arrogancia del personaje. Hoy, parece que el nuevo episodio ocurrido en la Casa Blanca protagonizado por el mandatario chileno con su homologo  estadounidense nos deja ciertas dudas respecto del patriotismo que tanto ha reivindicado. La historia política nos demostró que suelen ser patrióticos a conveniencia. Para algunos, tener ambición política es bueno cuando es para servir sus propios intereses. Pero cuando se trata de una ambición colectiva al servicio de un pueblo, alzan las armas por temor a perder sus privilegios, rechazando participar a construir una sociedad más justa y más igualitaria. Hoy, no debe sorprendernos la pobreza intelectual del sujeto. Debemos sorprendernos de la falta de amor por la patria de los “patrióticos”. Usted es el Presidente de Chile, su pueblo merece respeto. Usted es el Presidente de un país latinoamericano, los latinoamericanos merecen respeto. Que el mundo necesite más optimismo, no significa que todo puede ser tratado con humor, menos una bandera que tanto ha sufrido del intervencionismo de otro Estado. Un Estado que no respeta el principio de autodeterminación de los pueblos del Sur del mundo. Hay objetos o gestos que tienen carga simbólica, a veces para bien. En este caso, podríamos calificar lo ocurrido como una conducta vergonzosa, la mejor lección práctica y “gráfica”  de subordinación a intereses de otros. No es necesario agitar la bandera en una campaña electoral, si meses mas tarde al ocupar el sillón presidencial no es capaz de respetarla. Podemos observar que no sabe que más hacer para lograr un cierto nivel de importancia o reconocimiento en la escena nacional, regional o global. Pero si de liderazgo se trata, solo necesitaría querer a su pueblo de manera sincera, escucharlo y luchar por él. José Martí decía: “No hay espectáculo, en verdad más odioso, que el de los talentos serviles”. Por Pierre Lebret Santiago de Chile, 29 de septiembre 2018 Crónica Digital  

El Prado es un colectivo de curas católicos que llevan más de cien años buscando vivir su vocación como curas pobres en medio de los pobres, en el seguimiento de Jesucristo pobre, tal como propuso su fundador, el cura lionés Antoine Chevrier (1826-1879). Este attachement a Jesucristo –apego, adhesión, fascinación, voluntad de seguimiento– unido a un profundo interés por el Estudio de Evangelio desde la realidad de los pobres, hizo que este blogger estuviera intensamente unido a ellos durante años, participando activamente en la Asociación de Sacerdotes del Prado desde el grupo de curas pradosianos gallegos y escribiendo asiduamente en su revista. Los sacerdotes del Prado de España tuvieron recientemente su asamblea, con un lema expresivo y muy querido en su estilo: “Vivir y proponer la fe en Jesucristo desde el amor a nuestro mundo en cambio y la minoridad evangélica”. Pero, con el contexto de los últimos escándalos de la Iglesia católica y de mi anterior post (“Caelibatus delendus est! Hay que abolir el celibato sacerdotal obligatorio”), me he acordado de ellos sobre todo por una sesión de formación sobre el celibato, que tuvieron hace un año y cuyos textos se publicaron recientemente. Y pensé ¿sería por fin el momento en el que el Prado reflexionara radicalmente, libremente, honestamente, sobre esa cuestión tan fundamental que toca algo tan profundo como la vivencia de la afectividad y la sexualidad de los curas católicos de rito romano; era una cosa que ya veníamos proponiendo algunos pradosianos hace muchos años (yo en particular ya antes de salir de la Asociación hace catorce años)? Pues parece que no, o no del todo. La sesión del Prado llevaba un significativo título: “El celibato, fuente de espiritualidad y fecundidad apostólica”. Lucio Arnaiz –actual responsable del Prado en España– decía en el saludo inicial que “el celibato es un don” para el presbítero y para la comunidad cristiana, a la que es enviado para “amar a todos con pasión, especialmente a los pobres, pecadores e ignorantes de nuestro tiempo”. Y reconocía que “los dones se pueden corromper”; por eso es necesario revisarlo y hacer “una puesta a punto para que la belleza del don brille en todo su esplendor”. Pero esta sesión no afrontó suficientemente los peligros gravísimos del celibato sacerdotal obligatorio; solo se habló de sus bondades. Y pienso que no sacaron las conclusiones necesarias: es preciso abolir la obligatoriedad del celibato sacerdotal para que brillen las bondades del celibato opcional. Es necesario revindicar para el bien de la comunidad cristiana la necesidad de que puedan ejercer plenamente el ministerio sacerdotal curas célibes y curas casados (¿Cuándo osarán afrontar también el sacerdocio de la mujer?). En el trabajo previo al encuentro, los curas del Prado habían reflexionado sobre varios puntos, haciendo buenas aportaciones: 1) Qué es lo más valioso que el celibato puede aportar a la vida y ministerio del sacerdote: libertad para vivir una entrega afectiva, gratuita y universal a la comunidad y a los pobres; ser una “pobreza que enriquece a muchos”. 2) Cuales son los signos de inmadurez en los sacerdotes a la hora de vivir el celibato: dependencia afectiva […]

El reconocimiento de la dignidad inherente a todos los miembros de la familia humana y de sus derechos iguales e inalienables constituye el fundamento de la libertad, de la justicia y de la paz en el mundo. Poco tiempo después de finalizada la segunda guerra mundial, y tras ser aprobada por una amplia mayoría, la Asamblea General de las Naciones Unidas entrega al mundo y  a las futuras generaciones la “Declaración Universal de los Derechos Humanos”. Algunos años más tarde, el carácter universal de esa declaración es innegable y prácticamente la totalidad de los países del orbe han suscrito algunos de los tratados que de ella se desprenden. En el caso particular de Chile, cómo no recordar los millones de reproducciones que todas las juventudes políticas, organizaciones sociales, sindicatos y federaciones de estudiantes hicieron de dicha declaración durante los negros años de la dictadura. Dicha declaración -para todos los luchadores anti dictatoriales- era un norte, una guía y un modelo que graficaba claramente el tipo de país que aspirábamos construir. Sin embargo, una vez conquistada la democracia y en contraste a los escasos tres años que costó poner de acuerdo a 58 países para aprobar la citada declaración, instaurar en la institucionalidad política chilena los instrumentos que permitan velar por el respeto irrestricto de los derechos humanos, ha sido un proceso incomprensiblemente más largo y engorroso, mucho más de lo que debiera esperarse en el siglo XXI. Esto, sin embargo, no es algo nuevo; la derecha chilena, no conforme con haberse opuesto en bloque a cualquier tipo de reforma que apuntara a dar garantías a todos los involucrados para tener acceso a un debido proceso, se ha dedicado sistemáticamente a poner trabas en todas y cada una de las discusiones legislativas que propendan a establecer una cultura de respeto a la dignidad de las personas y a sus derechos humanos fundamentales, con el evidente propósito de no abrir brechas en un modelo donde ellos han sido los grandes ganadores. Prueba de lo anterior, es decir de su visión respecto a estos  temas, son las declaraciones impúdicas e incomprensibles a nivel mundial de Mauricio Rojas, ministro de las Culturas y las Artes de Sebastián Piñera, más conocido como “Mauricio el Breve”, refiriéndose al Museo de la Memoria: “más que un museo se trata de un montaje cuyo propósito, que sin duda logra, es impactar al espectador, dejarlo atónito, impedirle razonar”. Existen otros claros ejemplos de cómo el bloque gobernante y muchos de sus cuadros (reconocidos o no) se esfuerzan en impedir el paso a la historia y tratan de impedir por distintas argucias la instalación de un modelo de respeto a la dignidad humana y a los derechos de las personas, lo cual reafirma que la batalla por terminar con la dictadura, aún no ha terminado. En este contexto y dado el rol protagónico que está queriendo asumir en esta cruzada regresiva, daremos desde esta tribuna una rápida pero concienzuda mirada, al rol del Ministerio Público o Fiscalía Nacional, la cual […]

El día jueves 20 de septiembre de 2018, el Presidente Sebastián Piñera en conjunto con la Ministra de Educación, Marcela Cubillos, enviaron a la Congreso un proyecto de ley denominado “Aula Segura” el cual busca según las propias palabras del mandatario “perseguir con toda la fuerza de la ley a aquellos delincuentes y violentistas que, disfrazados de estudiantes, sin respetar a nada ni a nadie, pretenden causar un clima de terror al interior de nuestros establecimientos educacionales”.  En el mismo tenor, la Ministra de Educación señaló en relación al proyecto que “debemos enfrentar con rigor la cobardía y la violencia que hemos visto en el actuar de estos jóvenes lanzando bombas Molotov al interior de los liceos o rociando con bencina a los docentes. Son ellos los que están poniendo en riesgo a sus compañeros y profesores, afectando el derecho a la educación de todo el resto de la comunidad educativa”. En concreto la iniciativa busca modificar el modificar el DFL N° 2 de 1998 del Ministerio de Educación que fija el texto refundido, coordinado y sistematizado del DFL N° 2, de 1996, sobre Subvención del Estado a Establecimientos Educacionales. A través de la reforma se permitiría sancionar una serie de conductas típicas que ejecuten estudiantes facultando a sus Directores de los establecimientos educacionales castigar al alumno con la expulsión o cancelación de la matrícula del menor. La iniciativa también impone un procedimiento administrativo en virtud del cual se notifica por escrito al estudiante afectado y a sus padres o apoderados, con una única posibilidad de la “reconsideración” de la medida dentro de un plazo de 5 días contados desde la notificación ante la misma autoridad, quien resuelve previa consulta al Consejo de Profesores, el que deberá pronunciarse por escrito. Sin embargo, la interposición de la referida reconsideración no suspenderá los efectos de la expulsión y/o cancelación de la matrícula. Las conductas por las cuales se facultaría a los directores de los establecimientos expulsar o cancelar la matrícula en este simplismo e inmediato procedimiento serían: 1. Uso, posesión, tenencia y almacenaje de ciertos tipos de armas definidas en la Ley de Control de Armas (material de uso bélico, armas de fuego, municiones, explosivos de uso autorizado, sustancias químicas usadas para la fabricación de explosivos, bastones eléctricos o electroshock), y artefactos incendiarios, explosivos, y de características similares, como, por ejemplo, bombas Molotov. 2.  Agresiones físicas que produzcan lesiones a docentes, asistentes de la educación y manipuladoras de alimentos. Por último, se “encarga” al Ministerio de Educación la responsabilidad de reubicar al alumno expulsado en otro establecimiento educacional. Ahora, ¿podrá este nuevo procedimiento detener la violencia? ¿será una nueva medida reactiva que solo traslada el conflicto hacia otros establecimientos educacionales?  La reforma se enmarca dentro del populismo penal que ha caracterizado los gobiernos del Presidente Piñera para enfrentar a la movilización social, el cual a través de agendas cortas busca perseguir conductas a través de estrategias simplistas y reactivas que más que erradicar dichas conductas tienen el subyacente objetivo de criminalizar la […]

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Un café en una plaza con historia....

Maturana con Huérfanos
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