El sábado por la noche no podía dormir. Pensaba en una frase de Marcelo Bielsa que había leído un par de horas antes, en un libro dedicado a sus ideas, anécdotas y frases célebres. Vale la pena volver a asimilarla no por las lecciones del fútbol, sino para la vida: “No permitan que el fracaso les deteriore la autoestima. Cuando ganas, el mensaje de admiración es tan confuso, estimula tanto el amor hacia uno mismo que todo eso deforma mucho. Y cuando pierdes, sucede todo lo contrario: hay una tendencia morbosa a desprestigiarte, a ofenderte, sólo porque perdiste. En cualquier tarea se puede ganar o perder, lo importante es la nobleza de los recursos utilizados, eso sí es lo importante. Lo importante es el tránsito, la dignidad con que recorrí el camino en la búsqueda del objetivo. Lo otro es cuento para vendernos una realidad que no es tal.” Es un momento difícil para estar alegres, y muy sencillo para el despliegue de la rabia, impotencia y desazón. El oponente más complejo para la selección fue más allá del orden táctico alemán, su pragmatismo y su libreto bien aprendido, pues nuestra frustración desordenó un encuentro que tuvo unos 20 minutos extraordinarios, proveedores de mucha confianza. En una jugada atípica, fuera de los cálculos, “Carepato” se equivocó. ¿Qué puedo decirte Marcelo? Gracias. Por aterrizar las exigencias que les hacemos, por parar de meter presiones a la mochila que, valientemente, ustedes han decidido cargar. También por permitirnos reflexionar y depositar nuestras desgracias en un hilo, uno que ha dependido de la selección por 10 años. Gracias Marcelo por venir al equipo que amo la temporada del 2010, cuando en la “U” no te querían. Te recibimos con los brazos abiertos. Nos ayudaste a soñar, jugaste en el puesto que hoy te tiene dónde estás y renaciste. En tu regreso al elenco azul triunfaste y formaste parte de la máquina de Sampaoli y compañía. El 2012 entraste definitivamente en la selección para volverte el eje central del orden y el funcionamiento táctico. Hoy, en el yerro que costó la Copa Confederaciones, no podemos hacer más que ayudarte a levantar el rostro decaído y secar las lágrimas en conjunto. No debemos permitir más egoísmo, a estos muchachos les hemos exigido demasiado. Presionaron al campeón del mundo hasta decir basta y el mínimo error lo valía todo. Como muchas veces, nos obnubilamos frente a una situación impensada y dolorosa. Es por eso que la frase de Bielsa tiene sentido. Podríamos categorizar la derrota ante Alemania como un fracaso, pero ya pelearle el liderato futbolístico a un conjunto tan mecanizado habla de la dignidad de esta generación. Han intentado ganar en todas las canchas, han dejado la vida en cada pelota y han aprendido más de lo que nosotros podríamos aprender de nosotros mismos en un curso de auto ayuda. Nunca imaginé ver a Chile disputando una copa como esta, menos ganando torneos continentales ni teniendo el respeto mundial de muchos entendidos del tema. ¿Por qué […]

Las elecciones primarias son el método democrático a través del cual los partidos nominan a los candidatos a puestos de representación y elección popular. Son, a su vez, una forma de participación política y un mecanismo de legitimación de las decisiones partidarias en cuanto a la presentación de una candidatura a un determinado cargo al interior del sistema político. El caso más emblemático de los problemas derivados de la no realización de este tipo de elecciones fue la primera candidatura presidencial de Marco Enríquez-Ominami en 2009. En esa oportunidad, entre otras cosas, MEO justificó su candidatura a la Presidencia de la República en el hecho que el Partido Socialista se negó a la posibilidad de realizar primarias en la Concertación para que él fuera el candidato de los socialistas. En Chile, a diferencia de otros sistemas políticos como el de Estados Unidos, las primarias comenzaron a ser habituales a partir del retorno de la democracia. Sin embargo, hay que destacar que esta práctica estuvo más presente en la Concertación que en la coalición de la derecha o de los partidos extraparlamentarios. Antes que las primarias fueran legales ―a diferencia de lo que piensa mucha gente―, los niveles de participación en las primarias llegaron a ser incluso más altos que en democracias de países desarrolladas. Ejemplo de lo anterior fue la primaria de 1999 entre Andrés Zaldívar (PDC) y Ricardo Lagos (PS-PPD), en la cual la participación fue del 18% del total del padrón electoral de la época. Con la institucionalización de las primarias en 2013, la participación aumentó aún más, llegando a un 22% del padrón electoral, refutando los argumentos de quienes hablaban de la desafección de los chilenos en el sistema político. En ambos casos ―Lagos (1999) y Bachelet (2013)―, el candidato que obtuvo más votos en las primarias también logró la mayor cantidad de preferencias en las presidenciales. Este domingo nos enfrentaremos a las segundas elecciones primarias legales para nominar a los candidatos presidenciales de dos de las tres coaliciones políticas: el Frente Amplio y Chile Vamos. Los desafíos de estos comicios no serán validar institucionalmente este mecanismo de designación de candidatos ni ser predictor de las elecciones presidenciales ―tarea, a mi juicio, cumplida. Lo que se juega en estas primarias es mantener niveles altos de participación de la ciudadanía, a pesar de la prescindencia de la Nueva Mayoría, los vaivenes de la meteorología y del partido de ‘La Roja’ por la final de la Copa de Confederaciones. El otro gran desafío para los vencedores del próximo domingo 2 de junio será mantener la unidad de sus respectivas coaliciones, más aún después de presenciar los debates y enfrentamientos de los últimos días al interior de los conglomerados. A la luz de lo anterior, algunos dentro de la agonizante Nueva Mayoría deben estar pensado: “¡menos mal que no tuvimos primarias!”. Por Dr. Rodrigo España Director Escuela de Ciencia Política, Universidad Central Santiago de Chile, 1 de julio 2017 Crónica Digital

El segundo debate entre los tres candidatos de Chile Vamos, representa la peor pesadilla de la derecha. Se dio de forma desordenada, personal, e intensa. Desnuda todas las vulnerabilidades que existen dentro de la coalición. Muestra que la amplia ventaja en las encuestas es más frágil de lo que aparenta ser, y que el escenario favorable para ganar las presidenciales se puede derrumbar sin previo aviso. De las siete presidenciales que se han disputado desde el retorno de la democracia, la de 2017 es la más auspiciosa para la coalición. Nunca ha tenido más posibilidades de ganar que ésta. En las de 1989 y de 1993 ni siquiera consideraron un triunfo. En 1999 estuvieron cerca, con Lavín. En 2005 tuvieron más posibilidades con dos candidatos. En 2009 ganaron con Piñera contra todo pronóstico, y en 2013 se inscribieron como turistas. En comparación, la actual se perfila como un extraordinario año para ganar la elección. En parte porque la mala gestión de Bachelet naturalmente premia a la oposición, y porque Piñera ha usado su imagen para liderar las encuestas. Es decir, se ve favorecida por ser la oposición más fuerte y porque cuentan con el candidato que corre más ventaja. Piñera parecía tener todo bajo control en su coalición, dominando y controlando las aspiraciones de Ossandón y Kast. Incluso había logrado limitar la cantidad de interacciones, para mantener el statu-quo. Pero algo se descarriló. Para muchos ese momento fue el primer debate, cuando el tema central dejó de ser la idea y pasó a ser la persona. La imagen de la coalición ordenada parece haberse desvanecido. La ruda interacción entre los candidatos mostró que tienen los mismos flagelos y vulnerabilidades que todos los demás. Si este primer debate no fuera suficiente, vendría el segundo, y el primer pasaría rápidamente a ser recordado como la punta del iceberg. El fuerte choque entre los candidatos en televisión a nivel nacional confirmó que no todo estaba tan resuelto. Existían las sospechas de que las prospectivas de la derecha era ganar sin mayores dificultades estaban sobre valoradas, el segundo debate lo confirmaría. Se mostró que no existe lealtad entre los candidatos de Chile Vamos. Que el carácter legal vinculante no es suficiente para que los perdedores se alineen, sino que sirve para eliminarlos de la papeleta de la primera vuelta. Evidenció que el primero en carrera puede tambalear, y que reunir la mayoría absoluta para ganar será una tarea magnánima y significativamente más difícil de lo anticipado. Nunca hubo dudas de que Piñera sería el ganador de las primarias. Pero hay una serie de ventajas tangenciales relevantes que se perdieron en el debate; la participación. Es improbable que la proporción de preferencias entre los candidatos hayan variado significativamente, es probable que menos gente acuda a las urnas después de la presentación. Parece haber consenso que el debate no sirvió para atraer a más votantes. Perder votos en las primarias es relevante e incluso podría llegar a ser decisivo. Una utilidad de las primarias es fidelizar  […]

Hugo Fazio Rigazzi, presidente de CENDA, ha estimado necesario dar una lección de ética al Banco Central, del que fuera vicepresidente. Su figura venerable ha concurrido hasta La Moneda y el BC, a entregar personalmente un estudio que refuta tajantemente un reciente informe del instituto emisor al gobierno, en el cual ha pretendido descalificar el esquema de pensiones de reparto y recomendado destinar al ahorro la totalidad o la mayor parte del cinco por ciento adicional de cotizaciones propuesto por el gobierno. “El Banco Central la está desinformando —ha advertido Fazio a la Presidenta Bachelet— ¡los salarios no se tocan, ni un peso más al ahorro forzoso!”. El estudio de CENDA demuestra que las recomendaciones del referido informe del BC, que fuera presentado con gran despliegue publicitario en enero pasado, son erróneas, inviables y cuestionables desde el punto de vista moral y político, puesto que su recomendación de destinar las nuevas cotizaciones al ahorro no mejora las pensiones actuales ni tampoco hasta el año 2050, pero en cambio incrementa extraordinariamente el ahorro forzoso desde el primer mes. El ahorro forzoso que se impone exclusivamente a los trabajadores puesto que la cotización sólo se exige íntegramente a quienes ganan menos de dos millones de pesos al mes, suma ya dos terceras partes del fondo de pensiones. El dinero es traspasado íntegramente y de inmediato al sistema financiero y no será devuelto jamás debido al constante superávit corriente entre cotizaciones y subsidios, y pensiones pagadas. La recomendación del BC lo mantiene e incrementa extraordinariamente y desde el primer momento, sin mejorar las pensiones en nada durante décadas. Como demostró el premio Nóbel Franco Modigliani, ello sucedería aún en el hipotético caso que cada afiliado recupere íntegramente lo ahorrado, lo que tampoco sucede debido al elevado costo del sistema. En otras palabras, la llamada “capitalización individual” es un mecanismo que necesariamente va traspasando una masa creciente de salarios a la “industria” financiera, que ésta no devolverá jamás. Ello constituye una inmoralidad porque la base del pacto social en cualquier sociedad, es que la reposición y modernización del aparato productivo —también la educación— deben ser financiadas íntegramente por la élite con cargo al excedente de explotación, cuya apropiación legitima precisamente al cumplir este requisito. Nunca por los trabajadores con cargo a sus salarios, que deben respetarse sagradamente y destinarse íntegramente a sostener con un mínimo de dignidad a sus familias, incluidos sus viejos. El ahorro forzoso es inmoral aún si fuera destinado íntegramente al ahorro nacional, lo que tampoco sucede en el sistema de AFP, que transfiere el grueso fuera del país y se queda con la parte del león en forma de comisiones y primas netas. El informe del BC basa su conclusión contraria al reparto en una metodología que consiste en calcular el flujo de caja de dicho esquema, la misma que utiliza la propuesta Bravo-C para demostrar que sólo con cotizaciones se pueden sostener hasta el fin del siglo pensiones el doble de las actuales en relación a los salarios. Sin […]

Probablemente no hay más alabanzas, agradecimientos y palabras de cortesía que se puedan decir. Se agotaron las maneras de expresarlo. Nuestros jugadores no sólo son valientes y aguerridos, tienen una convicción mental inigualable. Son la mejor generación de futbolistas chilenos de la historia, con toda certeza. Es fácil quedarse con la heroica imagen de Claudio Bravo y Charles Aránguiz. El monumento en la plaza de Buin y Puente Alto sería poco, considerando en qué diablos vamos a hacer cuando se nos vayan. El equipo entero mostró unas terribles ganas de vencer como fuera, y la superioridad se plasmó en gran parte de los 120 minutos de juego. El capitán y el príncipe exhibieron garantías sin vencer de una “calidad” como pocas. Las piernas no daban, las buenas ocasiones no entraban, hasta un penal -del porte del billetito que gana la FIFA con estos torneos- no quisieron cobrar. El doble palo de Arturo Vidal y Martín Rodríguez evocaba la imagen de hace 3 años exactos: Mauricio Pinilla estrellando el balón en el travesaño ante la desesperanzada mirada de Júlio Cesar. Aquella batalla épica en el mundial de Brasil 2014 dejó lecciones y desenlaces dulces en los dos títulos obtenidos en Chile y Estados Unidos. Y hoy, cuando los penales nos daban una sensación que tendía al positivismo, el coraje le ganó a todo. La proposición de un juego valiente derrotó a lo mediocre, teniendo a la figura superlativa en Europa, la cual no fue capaz de marcar diferencias. El fútbol de Portugal no me gusta, no se condice con sus baluartes, es oportunista, se conforma con poco… seguramente estoy demasiado influenciado y acostumbrado a que Chile tome el riesgo. Tener resultados con esa filosofía en la actualidad es complejo, pareciera que mientras más evites la posesión del balón peor te va a ir, y justamente la desmitificación de ese aspecto hace a la selección un conjunto tan irradiador de empatía. La verdad importa poco quién enfrente a Chile en la final, pues será un duelo difícil: Alemania, como se evidenció en la segunda jornada del Grupo B, o México, país que necesita una revancha contra la selección. Soy hincha de un equipo sin muchas vitrinas, por lo que la selección me ha dado cuantas alegrías he querido. He sido egoísta al pedirles más, he sido insensato al amargarse por no ganarlo todo y he sido mezquino en ocasiones a la hora de creer, porque la fe en sí mismos los tiene donde están. Por todo esto les pido perdón. Démosle las gracias a los prolongadores -chaqueteros- del eurocentrismo, por darnos la razón de ser rebeldes, de pelearla hasta el final, de empaparnos de nuestro grupo de guerreros. Independiente de lo que pase el domingo, gracias por tanto muchachos. El orgullo jamás se acabará. Algún día podré mirar hacia atrás y esbozar una alegría no tan grande como sus corazones. En varias ocasiones demostraron su capacidad de dejar la vida, no pierdan el sueño… Por Vicente Vásquez Feres Estudiante de periodismo Universidad […]

El muy tardío e insuficiente Plan de Reconocimiento y Desarrollo de la Araucanía es una iniciativa del gobierno de Michelle Bachelet que naturalmente no va a contar con el apoyo del pueblo mapuche y sus organizaciones, como tampoco representará un avance muy importante en el logro de la paz en los territorios ancestrales de nuestro pueblo fundacional. A pesar de los cinco siglos en que los mapuches han sido discriminados y acosados por los colonizadores de ayer o del presente, su heroica y conmovedora resistencia gana reconocimiento universal, como la creciente comprensión y adhesión de nuestro país. Los chilenos empiezan a descubrir, por fin, la historia real del genocidio descargado sistemáticamente por nuestros gobernantes para desconocer la legítima propiedad de los mapuches al sur del BIo BIo, la que fuera  reconocida por el Tratado de Quilín y, luego, por los fundadores de nuestra República. Cuando nos sacudimos de las mentiras históricas que pretendieron que reconociéramos como héroes a aquellos genocidas de la mal llamada Pacificación de la Araucanía, que despojara a los mapuches de sus tierras, los dejaran confinados en “reducciones” y asesinaran a miles de integrantes de una etnia que hasta hoy se niega a morir, renunciar a su cultura y a sus derechos humanos. Cuando personajes como Vicuña Mackenna y otros se referían a los mapuches como una raza salvaje, de vil naturaleza que había que exterminar por el terror o someterlos a una cruel domesticación. Más de doscientos años en que el Estado chileno asumió respecto del pueblo mapuche una política de exterminio que ha superado en ferocidad al de la de los conquistadores españoles y actualmente causa estupor en un mundo que ha arreglado definitivamente  muchos conflictos de esta naturaleza, permitiendo que los pueblos nativos puedan convivir en paz con los que llegaron después a sus dominios. Es vergonzoso que nuestro país haya preferido el camino de someter a nuestros pueblos indígenas en vez de convivir con ellos y tenerlos como aliados, después de su reconocida acción para liberarnos del dominio español. Por el contrario, lo que han querido nuestros gobiernos y ejércitos es someter forzadamente a nuestra nacionalidad a pueblos que tienen mayor data de identidad que nosotros. Toda vez que sabemos, y ya es reconocido por todos los historiadores y antropólogos, que en Chile primero tuvimos estado antes que nación. Y siempre se ejerció la fuerza, más que la razón, a lo largo de toda nuestra trayectoria de país independiente. De lo que dan cuenta nuestros constantes e insensatos conflictos internos como con nuestros países vecinos. Aunque ya tenemos pueblos autóctonos hechos desaparecer totalmente en el norte y sur del país, los mapuches se resisten al cometido de nuestros sucesivos gobiernos y,  aunque su población se haya reducido dramáticamente en tamaño e influencia, su lucha logra por fin un amplio reconocimiento universal. Muy poco efectivas fueron las inmigraciones europeas traídas a Chile para poblar sus territorios y “mejorar la raza”, como se decía y se escribía para justificar el terrorismo de estado ejercido sin […]

La desigualdad es un tema de preocupación permanente por los efectos que conlleva en términos del crecimiento y desarrollo de los países. En Chile, desde luego, los temas de desigualdad económica y social son parte de la discusión y de estudios permanentes que buscan clarificar la situación real y de proponer alternativas de mejora. En la misma línea, la reciente publicación del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), “Desiguales: orígenes, cambios y desafíos de la brecha social en Chile”, aborda el fenómeno de la desigualdad desde diferentes perspectivas. Por lo mismo, llama la atención que no dedique un apartado a la desigualdad de género, siendo que la OCDE ha señalado que ese es uno de los problemas que se manifiesta con mayor fuerza en el mercado laboral chileno. A pesar de qué en los últimos años las mujeres han aumentado su participación en el mercado laboral, aun sigue siendo baja, persisten brechas salariales y su representatividad en cargos altos dista de mostrar avances significativos en términos de igualdad. La brecha entre hombres y mujeres se aborda tangencialmente a lo largo del estudio del PNUD para señalar aspectos como las diferencias salariales que, aún cuando han disminuido en las últimas décadas, se mantiene en promedio un 16% por debajo de los hombres. Trayectorias laborales interrumpidas producto de la maternidad, la desvalorización del trabajo femenino o la duplicidad de roles que asume la mujer pueden ser algunas de las razones de tales diferencias. Adicionalmente, las mujeres se muestran más inseguras de poder cubrir sus necesidades básicas al jubilar, dada la desigualdad en sus pensiones respecto de los hombres. Un análisis de la desigualdad, debiera enfatizar en la perspectiva de género, sobre todo cuando muchas organizaciones han incorporado esta mirada al reconocer que el aporte de la mujer es fundamental para el desarrollo. ¿Es posible avanzar en la igualdad, sin abordar con mayor profundidad la brecha de género tan presente en nuestro país? Por Catalina Maluk Decana Facultad de Economía, Universidad Central Santiago de Chile, 28 de junio 2017 Crónica Digital

En el impactante y conmovedor documental de Patricio Guzmán, el realizador se pregunta respecto de cómo, Salvador Allende, pudo ser un revolucionario y un demócrata a la vez. Cómo, este luchador social y líder popular encarnó un proyecto histórico estrechamente vinculado al ideario legado por la Revolución Francesa: el ideario republicano. Y cómo, desde las ideas socialistas, vinculó el proyecto emancipador chileno, a un recorrido democrático que llena varias décadas de luchas sociales y políticas en nuestro país. De hecho, Allende es el mejor y más avanzado exponente de un proceso histórico en el que se entronca la Democracia y la República; la Independencia y el Estado Nacional Soberano; el Socialismo y la lucha antimperialista; todos conceptos que en la mecanicista y principista izquierda chilena, del período de la Unidad Popular, con expresiones de izquierda y de derecha, no alcanzaron a ser asimilados como formas políticas concretas para el período revolucionario que le tocó protagonizar. Sin embargo, esta riqueza del pensamiento y la acción de Salvador Allende, continúan siendo un vacío en buena medida intencional. Porque parece ser que, en la reconstrucción de la historia, más importa quedar ‘bien parados’ a quienes fueron principales gestores de una derrota histórica. Entonces viene las caricaturas de Allende: el demócrata ingenuo; el que murió con un fusil en las manos y punto, sin contexto alguno; el que no supo tomar por asalto el poder, al estilo clásico; el que no pudo evitar la polarización y fue superado por ella; en fin, hay varias más, depende del lugar, la postura y la ubicación que se tenía en ese clave período del proceso chileno. La hipótesis que aquí se expone, busca señalar que ese recorrido y ese proyecto de Allende tienen continuidad hoy y hacia el futuro. Dicho de otra forma, el proyecto emancipador que encabezó Allende, es un proyecto inconcluso, pero no derrotado. Por tanto, vigente como proyecto político, y no necesariamente como programa de gobierno, el cual corresponde realizar a las nuevas fuerzas que están por las transformaciones y la profundización de la Democracia, hasta su realización plena, en el Socialismo. En este estricto sentido, la agudeza de la política de la Revolución Democrática contiene el legado allendista, en la medida que es continuidad. Sin embargo, si a esa política de Revolución Democrática se le mira como una construcción estática, de ‘saltos’, se comete el mismo error de quienes en el período de la Unidad Popular no alcanzaron a captar y realizar un proceso inédito, único, singular, como lo son en verdad todas las revoluciones populares verdaderas. ¿Se puede defender un proceso de tal naturaleza con formas de lucha incluso violentas?. No solo se puede, se debe defender. La legitimidad de tal acción radica en varios aspectos: 1) La defensa del estado de derecho y de una constitución política vigente, cuya base era el Soberano. En tal sentido, quien rompe ese estado constitucional en Chile, son las fuerzas civiles y militares golpistas. La cúpula de la Democracia Cristiana, con el apoyo de la […]

Franco Modigliani, nacido en Roma en 1918 y fallecido en Nueva York el 2003, fue un economista ítalo-estadounidense que ganó el premio Nobel de Economía en 1985. Tuvo que abandonar su país natal en 1939 debido a sus orígenes judíos y a sus ideas antifascistas que mantuvo toda la vida, durante la cual junto a otros distinguidos economistas confrontó la perversa unilateralidad neoliberal que obscuros intereses elevaron a nivel de dogma universal en décadas recientes. Contribuyó con dos ideas fundamentales a la ciencia económica: Junto con Merton Miller, demostró que si cumplan una serie de supuestos es indiferente para la empresa financiarse mediante la emisión de acciones (financiación propia) o deuda (financiación ajena). También, junto a su alumno Richard Brumberg, explicó la aparente paradoja que hace posible que un grupo de personas de número y/o ingresos crecientes que ahorran voluntariamente durante su vida activa para luego lo gastar íntegramente lo ahorrado durante sus años pasivos, al agregarse generan una masa de ahorro siempre creciente. No me extrañaría que le hubiese alegrado saber que el segundo de sus aportes puede llegar a jugar un papel relevante en el remoto Chile de hoy, para terminar de una vez por todas con uno de los abusos más odiosos de la dictadura de Pinochet, implantado por un extremista neoliberal demenciado, y sostenido hasta hoy por los mismos que han profitado de modo obsceno gracias al predominio de las ideas neoliberales: el inmoral mecanismo de ahorro forzoso que recibe el pomposo título de “esquema previsional basado en la capitalización individual” o sistema de AFP. Éste es un mecanismo impuesto por el Estado mediante el cual el gran empresariado y particularmente la “industria” financiera, extraen regularmente una parte de los salarios del conjunto de los trabajadores, una gigantesca masa de dinero contante y sonante que utilizan en su beneficio, que crece constantemente y no devolverán jamás. Funciona igual que las estafas piramidales o Ponzi, puesto que paga magros beneficios a los primeros enrolados con una parte muy menor de los aportes forzosos de las nuevas víctimas, mientras el grueso de éstos se van acumulando en un fondo siempre creciente, administrado por el sector financiero que resulta el principal beneficiado con el esquema. El mecanismo que ha obligado a los trabajadores —el descuento íntegro se impone sólo a los que ganan menos de 2 millones de pesos al mes— a contribuir un tercio del ahorro nacional bruto según reconoce el Banco Central es bien sencillo, consiste en mantener a perpetuidad un cuantioso excedente en el flujo de caja mensual neto entre las cotizaciones previsionales recaudadas y el aporte del sistema privado de pensiones al pago de éstas. El sistema de AFP asegura un cuantioso excedente en el flujo de caja neto de cotizaciones recaudadas, las que sumaron $6,3 billones en los 12 meses a abril del 2017, en pesos de ese mes, menos las pensiones que autofinancia, que sumaron $1,5 billones en el mismo período, luego de descontar a las pensiones pagadas, que sumaron $2,9 billones, los […]

En el lenguaje de la política, resulta muy habitual reconocer los atributos del liderazgo en los gobernantes más destacados. Un buen líder es el que es capaz de convencer  al pueblo o a sus seguidores respecto de lo que él o ella piensa y le conviene al país. Liderazgos como el de Mao Tze Tung, Gandhi, Willy Brand, Hemut Kohl (que acaba de fallecer) Fidel Castro y el de la propia Margaret Thatcher nos reconocidos por sus seguidores o detractores, además de aquellas figuras religiosas o morales que marcan historia para bien o para desgracia de las naciones. Con la palabra “caudillo”, sin embargo, se denomina más bien a aquellos líderes que fueron considerados nefastos, como lo fueron un Franco, en España, el propio Pinochet y casi todos los dictadores de América Latina. Sin embargo, también hay líderes de los cuales la convicción está dividida y persistirá así respecto de su papel en la historia. Como puede ocurrir con el propio Lenin y Napoleón; o con un Diego Portales (en el caso nuestro) y otros como Juan Domingo Perón, al otro lado de los Andes. A Salvador Allende o Eduardo Frei Moltalva también se les reconoce liderazgo, pero sobre todo se los considera estadistas muy intuitivos, capaces de sostener ideología y defender un programa de acción al abrigo de las reformas que claramente reclamaba la sociedad chilena y que lograron interpretar con brillo y constancia. A todos nuestros padres de la Patria, como Bolívar, San Martín, O´Higgins y otros nadie podría negarles su gran liderazgo y consecuencia política, aunque éstos y otros como ellos terminaran en el ostracismo y hasta repudiados por sus propios pueblos. Calumniados y vituperaos como siempre por los resentidos y mediocres, por los topos que siempre pululan en la política y la vida social. Y muchas veces hasta intentan escribir la historia y darse el título de periodistas.d Quizás uno de las situaciones más lamentables de nuestra realidad política sea la de esos destacados líderes que prefirieron cambiar de rumbo o someterse a las disciplinas de los partidos, las vicisitudes electorales o simplemente se hayan decepcionado ante fenómenos tan extendidos como el de la corrupción. Debemos señalar que a los potenciales líderes siempre se los trata de embolinar con las contingencias y aquellos “cantos de sirena” que alimentan su sobreestima. Hemos comprobado, en este sentido, cómo algunos dirigentes estudiantiles, que tuvieron todo en sus manos para irrumpir con fuerte liderazgo y credibilidad moral, prefirieron aceptar cargos y ser cooptados por la llamada clase política que siempre y en todas partes teme de las figuras jóvenes o de la sabia nueva. Ninguna otra generación de dirigente, como ellos, fue capaz de convocar tantas voluntades y provocar masivas movilizaciones en torno a sus ideas y evidentes carismas; por lo mismo es que fueron tentados por los viejos políticos cuyo principal objetivo es medrar del poder, más que cambiar el mundo. Si la política en este momento es “chata”, no logra encantar al pueblo y los procesos electorales son […]

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