Por Pablo Salvat*   Los tiempos de la posverdad y de los fake news (noticias falsas) hacen muy difícil las posibilidades de tener un debate honesto sobre el acontecer, sea nacional, regional, latinoamericano o mundial, a nivel de la economía, de la política o de la cultura.   Chile es un país “ais-lado”, y sus medios de comunicación lo reproducen día a día, informando de manera muy sucinta  y homogéneamente tendenciosa , cuando no desinformando, de lo que sucede más allá de nuestras fronteras. En los medios son “noticia” aquello que ciertas agencias y grupos informativos distribuyen e imponen como tales. Sí estimados lectores que a veces se asoman a estas columnas. Estoy hablando del nuevo intento de asedio digital y mediático  a Cuba; del magnicidio en  Haití, de la represión y la paramilitarización terrible de la política en Colombia.  Del intento de robarle las elecciones a Pedro Castillo en el Perú, con más de un mes que la Junta Electoral allí no da como ganador al ganador porque las elites mandantes  no lo quieren. Estoy hablando del Medio Oriente, de Siria, Irak, Afganistán, Libia, entre otros y del intento de USA y Europa de seguir dominando y mandando allí, de donde ellos no son y a donde ellos no pertenecen.  Para el republicanismo democrático que, en muchos sentidos me representa, libertad no es, como lo pretende el neoliberalismo, hacer lo que a cada cual le de la gana y que nadie lo interfiera en ello. No. Libertad es para nosotros, no dominación. Esto es, capacidad de ejercitar el autogobierno y la autonomía, desde la ciudadanía subjetiva hasta el accionar de un pueblo autoorganizado.  Y esto es lo que está en juego en esta suerte de nueva ola de ataque que algunos designan como una  versión remozada y  privatizada del Plan Cóndor en nuestra América.  Lo que está pasando en la Isla,  Haití, Colombia o el Perú: ¿es pura casualidad?  ¿es pura espontaneidad? Este creo es uno de los aspectos claves en juego: libertad de autodeterminación o neocolonialismo. Una alternativa que ha recorrido nuestra historia latinoamericana desde la primera independencia pues y que no termina de dilucidarse 200 años después ¡  Sería útil preguntarse: por qué cada vez que un proyecto sociopolítico apuesta por la autodeterminación no lo puede llevar a cabo? Usted dirá, pero ¿dónde? Veamos solo algunos ejemplos: uno, la ocupación de la isla cubana por los USA  después de la derrota de los españoles a manos de los independentistas   (1898); dos, lo sucedido en varios países de Centroamérica, ahí tiene R. Dominicana, Guatemala, Honduras, El Salvador, Nicaragua; después, golpes en Brasil, Paraguay, Argentina, Bolivia. Y claro, no podemos dejar de mencionar el caso chileno del Golpe de Estado de 1973, donde se nos ha querido mentir diciendo que fue solamente una acción criolla, espontánea,  para confrontar el así llamado “cáncer marxista”. Afirmaciones contradichas por una ingente información  en sentido contrario (pueden consultar -entre otros- el Informe Church, del senado estadounidense).  Sin embargo, como […]

Por Marcel Garcés Muñoz Más allá del entusiasmo legítimo por el resultado  de las Primarias Presidenciales de este domingo 18 de julio de 2021, y de las perspectivas históricas que se abren con el triunfo, de la coalición Apruebo Dignidad tras contabilizarse por el Serbel, el 99.99 de los votos, y de sus candidatos, Gabriel Boric (1.057.273 votos) y Daniel Jadue, (692.434) que sumaron 1 millón 749 mil 707 votos, contra el millón 343.244, de la lista  de Chile Vamos (Sebastián Sichel (659.238), Joaquín Lavín (420.577 votos), Ignacio Briones (131.806) y Mario Desbordes (131.643), lo que se abre en el escenario político electoral próximo, son más incertidumbres que certezas. Los dos grandes ganadores fueron sin lugar a dudas, Boric (60,43 por ciento de su lista) y Sichel ( 48.6 por ciento, en su sector), y con ello abren un nuevo escenario a los analistas, sobre el protagonismo político de figuras y fuerzas emergentes, la derrota de la Derecha tradicional y del gobierno del presidente Sebastián Piñera, el rol de los “independientes” en su doble carácter, el figurado y el real,  y la vigencia mayoritaria de la izquierda y el progresismo en el escenario político nacional Pero lo cierto, también es, que los prometedores resultados, no dan motivo para la euforia y el triunfalismo, y mucho menos para  bajar la guardia. El pueblo de Chile ha otorgado su confianza y ha dado una nueva oportunidad política electoral, a los ciudadanos, pero para que cumplan con las tareas históricas que lo han movilizado en los últimos años, en sucesivas consultas  democráticas y sociales. Pero, las cifras y una adecuada lectura de su significancia, señalan que también está dispuesto a ejercer su responsabilidad histórica y cumplir las tareas que la historia ha puesto en el camino al progreso, a una profundización y ampliación de sus derechos y perspectivas, su exigencia de justicia social y a su derecho del ejercicio de una democracia participativa. De manera muy certera ha señalado la perspectiva de las tareas y del proceso de unidad que la ciudadanía demanda, el diputado frenteamplista, Giorgio Jackson, al señalar que “las cosas que nos unen son más que las que nos dividen, pero tenemos que salir afuera porque no vamos a lograr ser gobierno con un millón 700 mil votos, hay que apuntar más allá y para eso tenemos que empezar desde ahora”. Y desde luego se vienen arduas batallas para superar la pretensión de la derecha y del neofacismo de frustrar, tergiversar y si pudiera, manipular, y ahogar esas esperanzas y demandas populares, democráticas, patrióticas, y maniobrar para dividir a los sectores progresistas. Ya se está hablando de separar a los chilenos entre “moderados y extremistas”, se esgrime la amenaza de la violencia, supuestamente desde la izquierda y sus “cómplices” de la centroizquierda, pretendiendo ocultar que la violencia, el genocidio, de la tortura de los demócratas, la prisión de miles de chilenos, el exilio, el degollamientos de pueblos ha sido el método de dominación de la Derecha, la misma clase que […]

Estos días se ha entregado evidencias irrefutables de que Mauricio Macri siendo Presidente de la Argentina, entregó material bélico, armas, bombas lacrimógenas, granadas de gas mostaza y 70 mil balas de goma a los y las golpistas de Bolivia, episodio en que hubo miles de heridos y 22 asesinados y asesinadas. Mientras el gobierno chileno desconoció el Golpe de Estado y hoy, con desparpajo, insiste en lamentar la prisión judicial de la golpista Añez. Es un escándalo latinoamericano, pero de esto nada informan los medios dominantes en Chile. Sus rostros, menos preguntan en los debates presidenciales. Es bueno recordar que el año 2019, en un viaje organizado por un escritor rastrero, Sebastián Piñera viajó a Cúcuta, frontera colombiana con Venezuela, para participar junto a Iván Duque, presidente de Colombia, de lo que se dijo era entrega de ayuda humanitaria norteamericana, trasladada en avión de guerra, para el pueblo Venezolano. En verdad, era evidente que se trataba de una operación de inteligencia para intervenir en Venezuela. Piñera pidió, “Que Dios ojalá ilumine a las fuerzas armadas para que se pongan del lado correcto… “pidiendo un golpe militar en Venezuela. En Abril reciente, la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), se vio en la obligación de reconocer, frente a variada evidencia, que dicha ayuda no cumplió con normas de Principios de ayuda humanitaria. El propio New York Times reconoció que la quema de un conteiner en la frontera por manifestantes de Guaido, fue un montaje mediático para intentar ingresar por la fuerza a Venezuela. Dicho montaje se mantuvo por días en los medios de comunicación del monopolio dominante en Chile, por cierto, culpando a Venezuela. Del informe del episodio USAID, ¡nada! Y qué decir de Lenin Moreno, que entregó por orden de EEUU, estando bajo asilo del Ecuador, a Julián Assange, para que fuera prisionero y aún permanezca perseguido por 10 años. ¿Su delito? Decir la verdad sobre espionaje ilegal, crímenes de guerra, lesa humanidad y corrupción planetaria. Esto es hoy noticia en el mundo, y en Chile no se oye, padre. ¿No es éste acaso un tema de libertad de expresión y libertad de prensa? En el Perú el candidato presidencial ganador, después de semanas, aún no es proclamado, de haber ganado la derecha se habría proclamado de inmediato con gran difusión mediática, sin embargo, en Chile la noticia está fuera del radar periodístico editorial. En Colombia, el estallido social cobró más de 40 muertes, miles de heridos, violaciones, aún se mantienen en lucha, aún en presencia de la acción de bandas paramilitares y dolorosamente en Chile ya no es información. Un comando de veintiocho militares, veintiuno de ellos colombianos asesina al Presidente de Haití, Jovenel Moïse, en una operación de guerra, que pasa a lo menos por cuatro fronteras. Inmediatamente, Estados Unidos anuncia que ya están en Haití personeros norteamericanos de la más alta investidura, lo mismo hace Colombia, es de esperar que no sean los gatos cuidando la carnicería. En Irak, Afganistán, Siria, África, “contratistas”, […]

Gabriel Boric y el Frente Amplio han recibido el mandato ciudadano contundente de encabezar Apruebo Dignidad, la fuerza política que las primarias presidenciales han confirmado como la primera del país. Junto a Daniel Jadue, quién encabezó a Chile Digno en la conformación de esta fuerza política y la ha reafirmado abrazando de inmediato y sin ambages al vencedor de esta jornada, merecen el reconocimiento y cariño del pueblo que, con su masiva participación en otra jornada democrática impecable, depositó en ellos su confianza para conducirlo a realizar las reformas necesarias, con la amplitud y determinación de Salvador Allende. La derecha por su parte, consciente de su relativa debilidad electoral que el resultado de la primaria ha confirmado, ha minimizado el riesgo de concurrir a una derrota casi segura frente a la coalición de izquierda en segunda vuelta presidencial, eligiendo para representarla en primera vuelta a su candidato más débil, dejando así el paso libre a una probable candidatura de centro. El centro político, por su parte, cuya debilidad de tercera fuerza ha quedado en evidencia al no lograr siquiera competir en estas primarias, seguramente se reagrupará en los próximos días tras la figura de la senadora Yasna Provoste que, con el probable apoyo más o menos encubierto de la derecha, se alza con posibilidades de enfrentar a la izquierda en segunda vuelta presidencial. De este modo tras las primarias, la primera vuelta presidencial ha quedado más o menos resuelta en lo principal, aunque probablemente concurrirán allí varias candidaturas más, incluyendo al menos una por la izquierda de Apruebo Dignidad y, por otra parte, el golpismo fascista, además de varias otras que representan sensibilidades particulares. El cuadro electoral descrito, junto a la notable instalación de la Convención Constitucional, reviven la tradición política que distingue a Chile en el mundo entero y enaltece a su sistema político, que casi siempre ha demostrado ser capaz de encauzar de forma democrática las sucesivas irrupciones masivas del pueblo en política, incluyendo revoluciones hechas y derechas. Ésta es la cuestión principal para todos. Comprender y aceptar que la historia cursa impulsada por la confrontación constante entre el pueblo trabajador y las élites, en la cual los de abajo irrumpen periódicamente en escena para hacerse respetar, establecer un sano equilibrio de fuerzas y empujar a los de arriba a resolver las constantes pugnas en su interior a favor de  las fracciones dispuestas a realizar las reformas necesarias que en cada momento se requieren para asegurar el continuado progreso de la  sociedad. En las palabras clásicas, comprender que la historia es la historia de la lucha de clases. Como el pueblo de Chile comprendió dolorosamente durante el medio siglo reciente en que perdió la ingenuidad, dicho progreso no excluye retrocesos brutales, en que las facciones más reaccionarias de las élites logran imponerse por la fuerza bruta y la corrupción. Pero aprendió asimismo a enfrentarlos en todos los terrenos y, como los acontecimientos posteriores al 18-O lo confirman, que dichos retrocesos son transitorios y más temprano o más tarde, […]

El sector de la autodenominada derecha liberal en Chile, agrupada en cuatro candidaturas y la izquierda en dos nombres, disputaron el paso de los dos candidatos, uno de cada lista, que se enfrentarán en las presidenciales del 21 de noviembre próximo: Sebastián Sichel el triunfador por la derecha y Gabriel Boric por la centro izquierda, con cifras exiguas frente a una apatía social que nos debe inquietar. Una contienda electoral, que nuevamente mostró al candidato que obtiene el primer lugar en todos los tipos de eventos electorales: la abstención. En un universo electoral conformado por 14 millones 500 mil chilenos habilitados para votar, sólo lo hizo un 23%. Un personaje principal en un Chile, que sólo este año 2021 ha tenido, sumando la actual elección, cinco votaciones en campos tan diversos como el de alcaldes, concejales, gobernadores (que tuvo una segunda vuelta el día 13 de junio) y aquellos cargos que conforman la actual convención constituyente. Todo ello, en un marco social afectado fuertemente por la pandemia del Covid 19, los coletazos del estallido social, una crisis económica que ha significado el desplome del 6% del sector, una caída del empleo y un aumento substancial de la desocupación y la fuerza de trabajo potencial. La Indiferencia Debe Preocuparnos Las explicaciones para esta apatía social, en este caso ante las primarias de este 18 de julio, suelen abarcar diversos tópicos. La pandemia, el frio, la coincidencia con un feriado nacional, pero, más allá de esas excusas los análisis no profundizan en este altísimo porcentaje, que en estas primarias significaron un 77% de la población habilitada para votar, que no se acercó a las 16.586 mesas instaladas desde la nortina ciudad de Arica, hasta la Antártida. La falta de análisis, sobre este punto, muestra que se pretende esconder lo que significa un peligro para cualquier democracia: la falta de participación, que muestra la desconfianza de gran parte de la sociedad chilena en los partidos políticos, en sus representantes parlamentarios y en general en una política, estructuras estatales, salpicadas de hechos de corrupción, que hace desconfiar de todo aquello que se viste de objetivos que tengan como norte el bienestar social. Estamos ante una sociedad incrédula frente a todo lo que se ofrece y ello mina, carcome una democracia que necesita ser construida desde sus bases. No basta con mirarse el ombligo y decir “que las primarias siempre han tenido escasa concurrencia”. Este tipo de democracia, enquistada en Chile, está en peligro. Por la derecha, el triunfador y próximo abanderado de este sector, denominado Chile Vamos, es Sebastián Sichel, ex ministro de desarrollo social del gobierno de Sebastián Piñera y quien contó con el apoyo económico y político del piñerismo. Un Sichel, que a pesar de ser un político, evidentemente, ha reflotado el viejo discurso de renegar de los partidos, por el desprestigio que estos tienen, mayoritariamente, en la sociedad. Un Sichel que obtuvo 650 mil votos (47% del total) derrotó al sempiterno candidato del sector ultraderechista de estas primarias, el ex alcalde […]

Un manto de sufrimiento y de dolor cubre toda la humanidad, amenazada por la COVID–19. La cultura del capital, dentro de la cual vivimos, se caracteriza por el individualismo y por una clamorosa falta de cooperación. El Papa, en la isla italiana de Lampedusa, al ver a cientos de africanos que llegaban en barco desde África y eran mal acogidos por la población local, dijo casi entre lágrimas: “Nuestra cultura moderna nos ha arrebatado la compasión por nuestros semejantes; nos hemos vuelto incapaces de llorar”. Parece que la inflación de racionalidad instrumental y analítica nos ha producido una especie de lobotomía: nos hemos hecho insensibles al sufrimiento del otro. El Presidente actual de Brasil es la comprobación más trágica de esta indiferencia. Jamás ha visitado un hospital lleno a tope de personas contaminadas de COVID–19, muchas de ellas muriendo asfixiadas. Sin ningún sentimiento, leyó en un discurso público una fría frase que le prepararon, pero se sentía que no venía de un corazón sensibilizado por las casi 600 mil vidas truncadas por su política necrófila. La pandemia nos está haciendo descubrir nuestra humanidad profunda: la centralidad de la vida, la interdependencia entre todos, la solidaridad y el cuidado necesario. Nos hace más sensibles. Ha traído de vuelta la compasión. Tener compasión no es tener pena de los otros, mirándolos desde arriba. Compasión es la capacidad de sentir y compartir la pasión del otro, decirle al oído palabras de esperanza, ofrecerle un hombro, y decirle que estás ahí, a su lado para lo que sea, es ser capaz de llorar juntos, pero también de animarse mutuamente. La compasión es un sentimiento humano transcultural. Se encuentra en todas las culturas: todos se inclinan sobre el caído y ante la dignidad del sufrimiento del otro. Tiempo atrás en un ancestral túmulo egipcio se descubrió esta inscripción, llena de compasión: “Yo fui alguien que escuchó la queja de la viuda: fui alguien que lloró por una desgracia y consoló al abatido; fui alguien que oyó el sollozo de la niña huérfana y le enjugué las lágrimas; fui alguien que tuvo compasión de una mujer desesperada”. Hoy los familiares de los muertos y afectados por la COVID–19, que ha dejado en los curados secuelas graves, nos convocan a vivir este lado mejor de nuestra humanidad: la compasión. Santo Tomás de Aquino escribió en su Suma Teológica que la compasión es más excelente que el amor al prójimo. Este se dirige al otro; la compasión se dirige al otro que sufre. Aprendemos de la física cuántica, de la cosmología contemporánea y de la bioantropología que la ley fundamental de todas las cosas y de todo el universo no es la competición y el triunfo del más capaz de adaptación sino la cooperación y la sinergia de todos con todos. Hasta el más pequeño y débil tiene derecho a vivir pues posee su lugar en el conjunto de los seres, y lleva en sí un mensaje a ser oído por todos. En este campo también vale la […]

    Por Omar Cid* Todo empezó temprano.  El frío de la mañana y la pandemia, no impidieron que los  manifestantes con alegría acompañaran a sus convencionales electos, hasta los alrededores del viejo Congreso Nacional. En lo práctico, la naciente convención estaba rodeada de vayas papales, carros antidisturbios, carabineros, periodistas nacionales y extranjeros. La televisión uniformada, los principales medios radiales, cubrieron la sesión de inicio en clave noventera y binominal -así fue- hasta la acción destituyente de interrumpir la continuidad del orden, de este modo el continuo de la élite de doscientos años: quedó en entredicho. La potencia transgresora, de instalar en la presidencia a Elisa Loncon Antileo, mujer perteneciente al pueblo mapuche, es el baño de realidad que la élite euro-centrada, colonial, genocida y pestilente necesitaba. Su primera intervención, se transforma en un giro lingüístico, cuya agenda política y social, instala la disputa civilizatoria. De este modo, los años neoliberales y sus consecuencias, son una parte del problema; en la medida que no dan cuenta de la falla geológica, cuya matriz de pensamiento es en sí misma es excluyente, antropocéntrica, limitada a un conjunto de lenguas y pensamientos con pretensión universal, civilizadora y evangelizante. Esa partitura única, ese relato totalitario, se ha vuelto impracticable e imposible de reproducir, porque el futuro es pluriverso. Como era de esperar, el inicio formal de las sesiones de los convencionales no ha sido fácil, a los “problemas técnicos” hay que agregar el propio proceso de instalación, lo que en el futbol se conoce como reconocimiento del terreno o en jerga pugilística, el consabido round de estudio, previo al intercambio de golpes. En ese contexto,  nace la primera declaración de La Convención Constituyente, instalando el tema de los presos políticos, tanto de la revuelta como del Walmapu, donde se solicita a los poderes del estado que se hagan cargo de sus propias decisiones arbitrarias y abusivas. La carta, no sólo es un duro testimonio, sino un instrumento público que genera un impacto político y puede traer también consecuencias judiciales, pensando en las víctimas y su camino en busca de justicia, donde se acudirá -como ya se ha hecho-  a tribunales nacionales como internacionales. Los párrafos 3,4 y 5 poseen esa consistencia[i]. La dinámica interna de La Convención, representa un nuevo escenario con una derecha restringida e intentando ordenar lo que tiene, padeciendo el impulso complaciente de la copia feliz del Edén, buscando recrear en Marinovic o Cubillos a Isabel Díaz Ayuso, Presidenta de La Comunidad de Madrid, como si el tufillo a Partido Popular español no generara una vinagrera estomacal de “madre y señor mío”. Por cierto, la variante del Centro Democrático colombiano, caracterizado por su afición a los falsos positivos,[ii] es otro calco que bien baila en las huestes patriarcales conservadoras: aplicándose en los hechos en La Araucanía.  Tal impulso colonial o de blanqueamiento discursivo y de costumbres, no se encuentra únicamente en el mundo conservador, habita a modo de Chips por desinstalar, en las izquierdas y sectores progresistas, tema imposible de abordar […]

¿Qué pueden tener en común la reconocida artista italiana, que recientemente ha fallecido, y Pepe Mujica, el bien respetado expresidente del Uruguay? En circunstancias históricas y geográficas diferentes y, por cierto, con roles distintos en la sociedad, se cuentan entre los partidarios de la necesidad de la unidad más amplia de todos los demócratas progresistas. Un aspecto respecto del cual es pertinente profundizar a la luz de la realidad de Chile. Como se sabe, Raffaella Carrà fue una famosa cantante, compositora, bailarina, coreógrafa, presentadora de televisión y actriz de origen italiano, que logró reconocimiento mundial. Al momento de su deceso, el pasado 5 de julio, los medios de comunicación destacaron su estilo transgresor y vanguardista. Recordaron, asimismo, su identificación con la izquierda. A este último respecto, rememoraron una entrevista que concedió a la revista “Interviú” en junio de 1977, cuyo titular reproducía una de sus declaraciones: “Siempre voto comunista”. En las redes sociales, los partidarios de los Partidos Comunistas estallaron en comprensible regocijo y los anticomunistas de diferente tipo oscilaron entre la indignación y el mutismo. Era obvio, por la gigantesca popularidad de la artista. Sin embargo, pareciera que pasaron desapercibidas las reflexiones más amplias que Carrà expresó en esa extensa entrevista en relación a sus opciones políticas. Es pertinente entonces reproducirlas. –¿Tiene usted preocupaciones políticas?  –¡Oh, sí! Naturalmente. En las últimas elecciones le he dado mi voto al Partido Comunista, porque pienso que el comunismo es la única solución que hoy puede resolver el conflicto de mi país. Tenemos demasiados demócrata–cristianos y el Partido Comunista puede significar el revulsivo (cambio importante) que establezca un equilibro. Solo un compromiso histórico entre estas dos fuerzas políticas nos alejaría de la guerra civil. Para comprender el sentido de sus palabras, es necesaria una contextualización histórica. El Partido Comunista de Italia nació en 1921 de la mano de Antonio Gramsci, lo que le otorgó una hechura particular en el movimiento comunista internacional. Enfrentó la persecución del fascismo, tuvo un papel determinante en la Resistencia y, luego de la caída de Mussolini se refundó como Partido Comunista Italiano (PCI) y sumó a sus filas a la Izquierda Cristiana de Italia, por su disposición –influida por las proposiciones gramscianas– de abrir la colectividad a los cristianos. El fundador de ese movimiento, Franco Rodano, será uno de los cuadros más relevantes del PCI; fue muy cercano a Enrico Berlinguer, secretario general desde 1972; y fue un permanente impulsor de la unidad de todo el progresismo. Tras la Segunda Guerra Mundial, el PCI emergió como el principal partido de Italia, en términos de su fuerza partidaria e influencia social, cultural y electoral. Su secretario general, Palmiro Togliatti, implementó una política de cooperación con todas las fuerzas democráticas, lo que le permitió acumular una enorme fortaleza. Llegó a ser el mayor Partido Comunista del Occidente capitalista hasta fines de los 70. Luego del golpe de Estado en Chile, Enrico Berlinguer impulsó una política en el PCI que fue denominada “compromiso histórico” (compromesso storico), expuesta por primera vez en […]

El Partido Comunista ha reiterado una y otra vez, a través de diversos canales, su cuestionamiento al establecimiento, por parte del Congreso Nacional, de un quorum de 2/3 para aprobar las normas en la Convención Constitucional. Vale la pena señalar, en primer lugar, que la razón mas importante de este cuestionamiento consiste en la convicción de que el quorum lo debe decidir la Convención. Este planteamiento se ve con claridad en un proyecto de reforma constitucional presentado por la bancada PC junto con la Federación Regionalista Verde Social el 27 de noviembre del 2019, boletín N°13.100-07 (https://www.camara.cl/legislacion/ProyectosDeLey/tramitacion.aspx?prmID=13646&prmBOLETI N=13100-07). En dicha iniciativa propusimos una Asamblea Constituyente paritaria, con escaños reservados y democrática. Incluso propusimos la facilitación de la participación de independientes y la posibilidad de votar desde los 14 años. Junto con ello, propusimos incluir las personas migrantes con derecho a voz y que una parte de los y las constituyentes fueran nominadas por sorteo. En el numeral 9), en su primer inciso, postulamos que “Numeral 9) El funcionamiento del órgano constituyente y los quórums para la aprobación de sus definiciones serán establecidos por sí mismo en un Reglamento.” Mas adelante, de ese mismo numeral, sostuvimos la obligatoriedad de la participación ciudadana. Reiteramos el planteamiento sobre el derecho de la Convención de fijar su quorum el año pasado (https://elsiglo.cl/2020/09/22/la-convencion-constitucional-puede-cambiar-el-quorum-de-los-dos- tercios/). Esta apreciación fue rebatida duramente por El Mercurio días después en una editorial que nos dedicó sobre nuestra “pretensión” de desconocer los acuerdos. Nuestro argumento se centraba en algo esencial; el reconocimiento a la existencia de la potestad constituyente, es decir, el poder de crear una constitución. Nuestro planteamiento consiste en reconocer que esa potestad originariamente radica en el pueblo, representado por el órgano constituyente que escoja, en este caso, una Convención Constitucional. Es lo que se conoce como potestad constituyente originaria (a diferencia de la derivada). Darle tratamiento de “autonomía” a la Convención, como lo han hecho algunos, es conceptualmente incorrecto dado que autonomía no es potestad constituyente. La autonomía se otorga o se reconoce en virtud de un acto de poder del propio constituyente. Sin embargo, la potestad constituyente se tiene por el hecho de representar al pueblo con el propósito de redactar una Constitución sobre una hoja en blanco. Son cosas distintas. Tras este planteamiento, como PC nos abocamos a trabajar otro proyecto de reforma constitucional que reconociera este hecho, cuyo boletín es el N°13.896-07. Fue presentado el 15 de noviembre del año pasado para modificar el Capítulo XV de la Constitución Política con el objeto de crear el quórum democrático; fortalecer la hoja en blanco; garantizar la participación ciudadana; posibilitar elección de delegados del exterior y creación de régimen de transición, (https://www.camara.cl/legislacion/ProyectosDeLey/tramitacion.aspx?prmID=14459&prmBOLETI N=13896-07). Las razones son varias, pero conviene resaltar dos: La necesidad de reafirmar el poder en la Convención, propiciando que fuera más constituyente y menos constitucional. De modo que la fijación del quorum es una decisión de la Convención y no del Congreso. No se trata de cuestionar el quorum sino algo mas relevante; la […]

Mari Mari kom pu che Mari Mari pu lamngen A Marcia Millaqueo Ibarra, hija de Feliciano Millaqueo Cayuqueo y de Carmen Ibarra Bravo, a quien su abuela materna llamaba la Champurria, que en Mapudungun significa mestiza (nacida de Winka y Mapuche), la vida le mostró, a través de sus experiencias laborales, la gran desigualdad que existe en Chile. Ello la hizo sentir la necesidad de buscar la forma de ser un aporte en el proceso para construir un país más justo. Fue así como llegó a militar en el Partido Progresista, y hoy, en el marco de los 10 años del PRO, relata cuales fueron sus principales motivaciones. Vive en Calera de Tango, en la Región Metropolitana. Divorciada y feliz madre de tres hijos Luis, Marcia y Benjamín, es también madre adoptiva de dos peludos de cuatro patas que se llevan literalmente como perro y gato, Tommy y Gomball (bautizado así por su hijo menor en honor a un dibujo animado). Toda su infancia y parte de la adolescencia la vivió en Talca, en la Región del Maule, origen que no puede sacarse de encima. “Por esto me arranco de Santiago siempre que puedo a disfrutar del campo y de todo lo bello que nos entrega la naturaleza y nuestra madre tierra (Mapu). Amo las caminatas por el campo, los caballos, subir cerros, bañarme en los ríos, leer bajo un árbol, etc.”, relata. Fue su interés por aportar al planeta y al país lo que motivó su búsqueda de espacios que le permitieran desarrollar habilidades y destrezas para ayudar, pero su trabajo por casi 20 años como ejecutiva bancaria le permitió ver la realidad social. “Trabajé con segmentos denominados abc1, con pymes y, luego, con segmento llamado C3 (denominaciones en la banca). En el segundo y tercer segmento comencé a ver las carencias y necesidades que vive la gente en las poblaciones, el hacinamiento, la falta de oportunidades, las pensiones de miseria, los sueldos bajos, es decir, la gran injusticia de clases que divide a Santiago desde la Plaza de la Dignidad al Oriente y el Poniente, siendo este último absolutamente marginado”, cuenta. Fue entonces, a fines de 2016, cuando comenzó a usar su horario de colación para buscar partidos políticos que representaran sus anhelos, convicciones y el sueño de habitar un país más justo y digno: “Me encontré entonces con las propuestas de gobierno de Marco Enríquez–Ominami, propuestas que representaban o encarnaban todo lo que yo buscaba y anhelaba para el país y su gente. Recuerdo que quede pegada leyendo el programa y las ideas de gobierno que consideraban un presente futuro promisorio para Chile en materias como educación, salud, Nueva Constitución, Estado plurinacional, descentralización y más.  Decidí entonces escribirles a través de la página web y me contactaron enseguida. Ese mismo año me postulé como candidata a concejala en mi comuna e inicié un camino político en el Progresismo”. La voz de las mujeres En 2017 se postuló como candidata a Diputada por el Distrito 14, obteniendo el […]

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Un café en una plaza con historia....

Maturana con Huérfanos
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