Combatientes Iraníes en la Defensa Sagrada Por Pablo Jofré Leal* En la primera parte de este trabajo, señalé que este hecho histórico, llamado Revolución Islámica de Irán, nos ha mostrado un proceso distinto a otros procesos revolucionarios, que se concreta en momentos en que el mundo se dividía en dos bloques ideológicos, políticos, económicos y militares muy distintos. Una revolución islámica que llegó para quedarse, a partir de romper con un pasado monárquico, sometido a Occidente y, sobre todo, una revolución decidida a apoyar a los pueblos en sus procesos de autodeterminación y consolidación de sus soberanías, sobre todo bajo el asedio estadounidense. El líder religioso de la nación persa, Seyed Ali Jamenei afirma que “antes de la Revolución Islámica, los Estados unidos usaban al ejército de Irán, para reprimir a otros pueblos” haciendo referencia a la utilización de fuerzas militares iraníes incluso en la agresión a Vietnam en la década del sesenta en el siglo XX. Aviones de la nación persa que bombardearon a la población civil vietnamita, que servían a los intereses de la monarquía presidida por Mohammad Reza Pahlavi, que en esencia eran los intereses hegemónicos de Estados Unidos y sus aliados, principalmente el sionista, expresado en la desestabilización del panarabismo en la zona de Asia Occidental (1) La presencia de la embajada estadounidense en Irán: el “nido de espionaje” era la expresión del intervencionismo en los asuntos internos de la nación persa. La presencia de asesores norteamericanos, agentes de inteligencia involucrados en la política de espionaje contra el mundo opositor, asesores de la Savka, maestros en las acciones de tortura contra aquellos que se levantaban contra el Sha. La nación norteamericana y su política hegemónica era, por tanto, una presencia indeseable y los estudiantes iraníes supieron combatir dicha presencia (2) Ese talante deshonroso tuvo al menos tres décadas y media de presencia activa, antes de salir con la cola entre las piernas, derrotados y humillados por una revolución, que desde el inicio les dejó claro que no necesitaban su presencia en suelo persa. Efectivamente, tras el término de la Segunda Guerra Mundial, el gobierno estadounidense, ebrio de triunfalismo, decidió, que en el marco del enfrentamiento entre su país y la ex Unión Soviética, denominada en el argot de la política internacional como conflicto este-oeste y posteriormente como Guerra Fría, la nación persa sería una pieza clave en la contención de los afanes en política exterior de esa otra superpotencia surgida tras el fin de la SGM, que fue la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. “Se consolidó así un doble pivote reaccionario y con características de gendarme de los intereses de occidente en Asia Occidental: el Irán Monárquico y la creación artificiosa de la entidad sionista el año 1948. A la par de dar sustento a la conformación del régimen criminal sionista en tierras palestinas, Estados Unidos desarrolló una cercana relación con Mohammad Reza Pahlavi” (3) Las acciones desestabilizadoras contra Irán tuvieron su primera acción golpista ante la decisión del primer ministro Mohamed Mossadeq, el […]