El reconocido economista Franco Modigliani demostró que si un conjunto de personas ahorra durante la primera mitad de su vida y en la segunda mitad cada una de ellas desahorra todo lo ahorrado, incluidos sus gananciales, el resultado es la conformación de un fondo que crece indefinidamente, a sola condición que el número de ahorrantes y/o el monto de lo ahorrado por cada uno sea asimismo creciente. Sus pares ratificaron su hallazgo y le concedieron el premio Nóbel. Merecidamente, porque en efecto así se conforman los modernos mercados de capitales que son parte del desarrollo de las economías. Si el ahorro es voluntario y cada uno de los ahorrantes lo puede retirar cuando lo estimen conveniente, se trata sin lugar a dudas de un mecanismo virtuoso. El corolario del teorema de Modigliani, en cambio, no resulta tan virtuoso sino más bien todo lo contrario. Si dicho ahorro se impone forzosamente al pueblo trabajador, cuyo número y remuneraciones crecen de manera muy estable, ello resulta en un abuso gigantesco que crece asimismo indefinidamente. En efecto, aunque se restituya íntegramente a cada persona que trabaja devenida en forzada “ahorrante” todo lo que aportó, incluidos sus gananciales, el fondo de salarios así conformado, que crece indefinidamente y por lo mismo no se devuelve jamás, se convierte en un gigantesco fondo de inversiones del que disfrutan principalmente los empresarios. Este corolario fue demostrado prácticamente por Pinochet, un bruto que de teoría no tenía idea pero de forzar al pueblo sabía mucho. Ello sin duda habría enfurecido a Modigliani, un antifascista exiliado de toda la vida que sufrió el exterminio de gran parte de su familia en el Holocausto. Tal demostración práctica fue parte principal de los abusos contra el pueblo trabajador, del dictador y la rancia oligarquía que, disfrazada de “Chicago Boys”, restauró tras la derrota genocida de la Revolución Chilena el 11 de septiembre de 1973. Hoy el pueblo chileno, al igual que lo ha venido haciendo cada década en promedio a lo largo de un siglo, nuevamente ha irrumpido masivamente en el espacio político, a partir del 18-O como se conoce el estallido popular del 18 de octubre del año 2019. El destino de esta nueva revolución es precisamente acabar con los abusos y distorsiones de la restauración oligárquica iniciada el 11 de septiembre de 1973. El ahorro forzoso es el principal abuso. Se trata de un abuso gigantesco. En 1981 la dictadura dictó un decreto ley que lleva el número 3.500, que transfirió la totalidad de las cotizaciones obligatorias recaudadas cada mes, hasta entonces destinadas a la seguridad social para el pago de pensiones ese mismo mes, a un sistema de ahorro forzoso, mal llamado ”de pensiones” y conocido como “AFP” por la siglas de las empresas privadas creadas para administrarlo. Varios países, bajo presión de la industria e instituciones financieras internacionales y también de la ideología conocida como “Tercera Vía”, siguieron su ejemplo, con versiones más o menos parciales del mismo sistema. Intentos similares fracasaron en los EE.UU. y la […]