Por Mario Maroros El 19 de diciembre, quince millones de chilenos y chilenas están convocados a las urnas para elegir al sucesor del conservador Sebastián Piñera en La Moneda el próximo 11 de marzo: el pinochetista José Antonio Kast o el izquierdista Gabriel Boric, candidato del Frente Amplio y del Partido Comunista. Con casi el 28% de los votos, Kast venció en la primera vuelta celebrada el 21 de noviembre, con un margen sobre Boric (25,8%) inferior a los 150.000 sufragios y una participación en torno al 47% del censo. Por primera vez desde las elecciones presidenciales de 1989, la derecha y el centro-izquierda han quedado fuera del ballotage, hito que rubrica el acta de defunción de un sistema de partidos que imperó durante tres décadas y que ha abierto paso a una atomización extrema del ecosistema político, plagado de una sopa de siglas. Y por primera vez desde el histórico triunfo de Salvador Allende el 4 de septiembre de 1970, que abrió paso a la “vía chilena al socialismo”, la izquierda disputará la presidencia de la República. El triunfo de Kast en la primera vuelta, inimaginable hace apenas unos meses pero vaticinado ya por las últimas encuestas al concentrar el apoyo de la derecha, obedece al estrepitoso fracaso de la segunda administración de Piñera, marcada para siempre por la brutal represión de las movilizaciones que sacudieron el país en el último trimestre de 2019 y lograron abrir paso al actual proceso constituyente. Fabiola Campillai, una de las cerca de quinientas personas que entonces perdió la visión ocular producto de la violencia policial, ha sido elegida senadora por la Región Metropolitana, con la votación más elevada del conjunto del país. Kast, joven cachorro pinochetista en los años 80 y hermano de uno de los ministros civiles más connotados del tirano (Miguel Kast), actual aliado de Vox en su cruzada americana, reivindica abiertamente la dictadura militar y es un defensor acérrimo del modelo neoliberal. Con un programa que promete también mano dura frente a las protestas sociales y la inmigración, ha logrado desplazar de la carrera presidencial al delfín de Piñera, Sebastián Sichel, quien apenas logró el 12,75% de los votos. Con un discurso fundado en la consigna “libertad o comunismo” (importada de la Puerta del Sol), aspira a sumar los votos de Sichel y de otro candidato derechista, Franco Parisi (12,8%), para preservar el timón político del país en manos de los sectores más reaccionarios. Por su parte, Gabriel Boric (35 años, expresidente de la emblemática Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile y diputado por la región austral de Magallanes) enarbola un discurso que se propone convocar a todos los demócratas a ganar la presidencia para enfrentar la gran tarea pendiente: la superación del modelo neoliberal. “No nos olvidaremos que nos declararon la guerra, nosotros les vamos a declarar la esperanza”, proclamó la noche del 21 de noviembre, en alusión a aquella declaración de Piñera en los primeros días de la rebelión de 2019: “Estamos en guerra contra un enemigo […]