Crítica Por Miguel Alvarado Natali, Editor de Cultura El periodista Vicente Vásquez , ya nos había deleitado en el 2019 con “El gol de Lucila” –Historia y Crónicas de fútbol- libro que nos sumergió  en ese mundo único de los estadios, los hinchas, las pichangas de barrio, los equipos de segunda, las grandes derrotas y por supuesto los triunfos. Ahora nos presenta “Una vida en la Garganta” –relatos de fútbol- (TC Editorial 2022), donde nos vuelve a deslumbrar con cuentos, anécdotas y testimonios, que van más allá de patear la pelota. Con una escritura fresca, Vásquez nos lleva por situaciones tras el pórtico, las cábalas, los engaños en los contratos, le hace una repasada a Maradona, a las ligas amateurs y una ingeniosa entrevista ficticia al «Var».

Crítica Por Miguel Alvarado Natali, Editor de Cultura El periodista Vicente Vásquez , ya nos había deleitado en el 2019 con “El gol de Lucila” –Historia y Crónicas de fútbol- libro que nos sumergió  en ese mundo único de los estadios, los hinchas, las pichangas de barrio, los equipos de segunda, las grandes derrotas y por supuesto los triunfos. Ahora nos presenta “Una vida en la Garganta” –relatos de fútbol- (TC Editorial 2022), donde nos vuelve a deslumbrar con cuentos, anécdotas y testimonios, que van más allá de patear la pelota. Con una escritura fresca, Vásquez nos lleva por situaciones tras el pórtico, las cábalas, los engaños en los contratos, le hace una repasada a Maradona, a las ligas amateurs y una ingeniosa entrevista ficticia al «Var». Para quienes vibran con el futbol, este libro es una especie de almanaque. Datos, estadísticas y una sembradera de clubes y personajes que Vásquez los hace entran a la cancha a esa escena con la que llega con facilidad al lector. Nos invita a reflexionar de ese  tiempo que muchos le dedican al fútbol, sobre la miseria que va dejando, el sufrimiento para algunos que podrían hacerse un haraquiri, pero también la riqueza para el más pillo o para el jugador que le pegó el “palo al gato”. Aquí está, esa insistencia una y otra vez de que somos buenos para el fútbol, nos olvidamos con una facilidad que perdimos y volvemos más ilusionados que nunca al próximo encuentro con calculadora en mano. Pero es que el chileno tiene amnesia de todo y son patéticos los ejemplos en política, paradojalmente nunca se olvidaron del penal de Caszely en el Mundial de España 82. En estas páginas el autor se atreve a cruzar esa línea que a muchos les incomoda, la verdad. En un país donde la verdad es relativa y levantar la voz es sinónimo de ser comunista por una gran masa de inconscientes . La crítica social aflora como esa hinchada silenciosa que se cansó de esperar un triunfo. El estallido social y luego la pandemia también afecto al fútbol: “Hace rato que el jueguito funciona solo por la plata, pero lo amamos tanto que nuestra vida depende de las dosis de pelotudez. Por eso, de forma natural y cruel, el recuerdo se esfuma. Perdonamos demasiado desde que la brutalidad uniformada se tomó el país. Como ha dicho el cantautor Luis Le-Bert, esto pasa pues Chile es manejado hace muchos años por el “tesorero del curso”. Esos tesoreros son dueños de todo y cuidan su propio tesoro. Entonces inventaron un terreno medio. Una supuesta meritocracia que nunca ha servido, una clase media sumida en la deudas y una lógica de las apariencias. En ese  contexto esta metido el fútbol, cada vez más mercantil y distanciado de la comunidad” De pronto, Vicente Vásquez va convirtiendo en narración su propia vida cuando escribe de su año “raro” -siendo aún estudiante de enseñanza media en el Alonso de Ercilla-: su amor, su voluntariado y la incertidumbre […]

Crítica Por Miguel Alvarado Natali, Editor de Cultura Penal Cordillera dirigida y escrita por Felipe Carmona, está basada en lo que fue el recinto carcelario habilitado especialmente para recibir a condenados por causas de DD.HH ocurridos en la dictadura de Pinochet. Estrenada hace unos días se está presentando en distintas salas nacionales. Cinco militares enjuiciados por delitos de lesa humanidad cumplen cárcel en el llamado Penal Cordillera, recinto que les da ciertos privilegios y donde conviven con jóvenes gendarmes que están como sirvientes de este grupo.  Las dependencias son tipo cabañas, con áreas verdes, piscina y canchas. Pudiendo salir a caminar por senderos, criar pájaros y realizar prácticas de tiro. Pero todo va a cambiar cuando uno de los reclusos da una entrevista a un canal de televisión, quedando al descubierto para la ciudadanía y el mundo político, que más que  presos, parecían estar de vacaciones. Con un reparto de lujo,  encabezado por Bastián Bodenhöfer, quién no necesita presentación, interpreta al Brigadier de Ejército Miguel Krassnoff. Son tantos los roles en que lo hemos visto desde «Sussi” en 1987, que solo me queda recomendar su primer largometraje “Imagen Latente” de 1988. Bodenhöfer crea a un siniestro oficial que entrena y hace luchar a los gendarmes, logra transmitir esa maldad serena de alguien que aparenta un intelecto superior y refinado, hace una actuación magistral. En tanto Mauricio Pešutić (Premio Apes por “Amores de Mercado” y Altazor por “Pura Sangre”) encarna al Coronel Marcelo Moren Brito, el asesino de la Caravana de la muerte. Realiza un despliegue escénico potente, soberbio  y sarcástico . El actor Hugo Medina a quien el año pasado lo viéramos en la cinta  “1976” de Manuela Martelli, hace el rol de un Manuel Contreras de bajo perfil, y para este actor tiene un elemento no menor esta interpretación, ya que estuvo  detenido y torturado en tiempos de dictadura, sin embargo, se plantea de manera seria, correcta y con mucha prestancia este papel de quien fuera jefe de la DINA, la policía secreta de Pinochet y condenado a 529 años de presidio. Quien está realmente brillante es Alejandro Trejo (“Taxi para tres”, “Machuca”, “Los debutantes”) en el rol del militar y ex embajador Odlanier Mena, el único de los reos que tenía salida dominical. Trejo, logra dar con un personaje intrigante y controlador. Cabe decir, que aparece en “Piola” 2020, rodaje chileno que se puede mirar en Netflix. Y el último de los internos es el brigadier Pedro Espinoza, con una sentencia de 200 años por su participación en el asesinato de Orlando Letelier y en la Caravana de la muerte. Asume correctamente este papel el actor Óscar Hernández, quien desde 1984 a participado en más de 50 producciones incluyendo telenovelas y series. En el 2016 se le entregó la Medalla a la Trayectoria. Todos ellos acompañados por los actores Daniel Alcaíno como Sepúlveda, el alcaide y los gendarmes encarnados por Juan Carlos Maldonado y Andrew Bargsted. Lo intrascendente de los diálogos cotidianos en los que se sumergen los personajes, les hace parecer […]

Crítica Por Miguel Alvarado Natali, Editor de Cultura “Víctor sin Víctor Jara” es un musical que recorre la vida de este autor a través de sus propias composiciones. Escrita por Gopal Ibarra, que ya nos había sorprendido junto a su hermano Visnu  con el montaje “La Carta”. Hoy juntos dirigen esta sublime obra de coros, danza y actuación, estrenada hace ya 10 años, sigue con una absoluta vigencia a 50 años del asesinato de Jara. Bajo su propia compañía: Hermanos Ibarra Roa, se están presentando en la sala Mori Recoleta hasta el 16 de diciembre.

Crítica Por Miguel Alvarado Natali, Editor de Cultura “Víctor sin Víctor Jara” es un musical que recorre la vida de este autor a través de sus propias composiciones. Escrita por Gopal Ibarra, que ya nos había sorprendido junto a su hermano Visnu  con el montaje “La Carta”. Hoy, juntos dirigen esta sublime obra de coros, danza y actuación. Estrenada hace ya 10 años, sigue con una absoluta vigencia a 50 años del asesinato de Jara. Bajo su propia compañía: Hermanos Ibarra Roa, se están presentando en la sala Mori Recoleta hasta el 16 de diciembre. Tanto actrices y actores, van construyendo desde la niñez y su primera guitarra la vida de Víctor Jara interpretando su música. Su familia, los amigos, los bares, la universidad y el trágico destino de quien poseía un talento único a sus 41 años, van develando la figura de un cantor que se convertiría en un emblema, icono de la canción protesta e inspirador para la lucha contra Pinochet. En tanto en una emotiva escena de rinde un homenaje a muchas víctimas que la dictadura fue dejando a su andar. Con un despliegue escénico notable, más 35 actores y músicos nos sumergen en el legado de Víctor Jara. Los instrumentos musicales precisos para sostener al conjunto de voces que al unísono nos entregan las letras de un Víctor nostálgico y a la vez contestatario. La presencia escénica casi festiva y alegre del  reparto, se nota al momento que todo el mundo sube al escenario desde la galería de los asistentes, produciendo una atmósfera coral rica y nutriente para nuestros oídos. “Víctor sin Víctor Jara”, es un musical de esos que te llenan el alma. Melodías que escuchamos en las penumbras de un Chile prohibido y que hoy nos hacen sentido. Es una presentación correcta, conmovedora y necesaria a 50 años del asesinato de uno de los músicos más virtuosos que ha dado nuestra historia. Hay voces brillantes y actuaciones que bordean lo cómico y dramático, que terminan en una presentación impecable, nostálgica y esperanzadora. A pesar de su asesinato, de la destrucción de archivos y grabaciones. De todo el esfuerzo que la dictadura realizó para censurar y opacar su obra, la imagen de Víctor Jara fue creciendo no sólo es la retina de un país que a finales de los 70 y comienzo de los 80, veía que casi todos los artistas y compositores del canto nuevo se encontraban en el exilio. También en los jóvenes que hoy cantan su música y lo memorable que ha sido, que estos hermanos -Ibarra Roa- lo traigan  a escena. Su muerte, emblemática para muchos y trofeo para los militares que lo torturaron y mataron aquel 16 de septiembre de 1973, se fue convirtiendo en la voz y la guitarra inspiradora de lucha y justicia social, para un Chile que no ha cambiado mucho. Víctor que nos enseñó el derecho a vivir en paz, de hacernos un cigarrito, de defender la tierra, que nos dejó su huella en el viento […]

Crítica Por Miguel Alvarado Natali, Editor de Cultura   “Indestructible” es la tercera obra con la que La Máquina Teatro sigue celebrando sus 22 años de trayectoria. Después de “Yo, Manuel” y “Recuerdos incompletos de un reloj”. “Indestructible” es un montaje que nos habla de migración, de dolor y esperanza entre dos jóvenes actores de distintas culturas. Escrita por Coca Duarte y dirigida por Cristián Ruíz Gutiérrez, se está presentando en la Micro Sala de Matucana 100 hasta el 26 de Noviembre. Es el largo camino que recorre una joven actriz ucraniana hasta llegar a Chile y con otro actor chileno, casi de su edad, emprenden una reflexión de lo que los ha marcado en sus vidas. Aparecen esos traumas del alma y que a través de sus propias biografías van develando los miedos de la niñez, las inseguridades y el choque cultural que van descubriendo entre ellos. La guerra y las injusticias están presentes en sus diálogos donde ellos se van situando en distintas atmósferas como una cocina, un baño de colegio, un búnker para refugiarse de los bombardeos y el propio escenario de un teatro. La escenografía es bastante funcional, aparece un mesón en el centro del escenario, atrás sin topar el fondo cuelga un telón blanco, al costado una repisa y por último una bomba vaporizadora para esa escena histriónica de tensión casi bélica dando la idea de humo, en tanto el sonido de sirenas y las luces hacen lo justo para crear un espacio y un ambiente de tensión, bien logrado. Dan vida a este drama la actriz ucraniana, Karyna Saifudinova, quien encuentra un rol a su medida- de pronto el público debe pensar que es una puesta autobiográfica de su vida- . Habla perfecto español y su actuación está impregnada de energía, sosteniendo un personaje que logra transmitir valentía y fragilidad. Por su parte Bastián Panadés, encarna al actor que acompaña a esta migrante ucraniana en este viaje de pasado a presente. Como artista en el arte del collage lo vimos  en la realización de la exposición  “Intercalar”. Ahora asume este papel  mirando su niñez con cierta impotencia  de su cobardía, al no enfrentar el bullying que sufría en el colegio. Ambos personajes, que también son actores, encuentran en la vida del otro un sentido a su existencia y una salida al peligro y al miedo. “Indestructible” es un montaje lúdico que va de menos a más. Con una trama que está lejos de ser  obvia en un comienzo, pero que luego se arma muy bien. Bordea los límites de la resiliencia de sus protagonistas, quienes articulan una historia llena de anécdotas y experiencias traumáticas, que lleva a ver la vida  a través de  una verdadera amistad y reconciliación con ese pretérito imperfecto que dejaron atrás. Dramaturgia: Coca Duarte Dirección: Cristián Ruiz Asistencia de Dirección: Ignacia Moya Elenco: Karyna Saifudinova y Bastián Panadés Músico: Iván Aedo Diseño Integral: Mercedes García Producción: Ignacia Moya Jeja Técnica: Natalia Morales Link de compra: https://ticketplus.cl/events/indestructible   Por Miguel Alvarado […]

Crítica Por Miguel Alvarado Natali, Editor de Cultura “Recuerdos incompletos de un reloj” es un monólogo dramático escrito por Cristián Ruiz y cuenta con la dirección de María Verónica Duarte. ¿Cómo lidiar con el pasado oscuro y terrorífico de tu padre? ¿Se puede llegar a entender que torturar era un trabajo? ¿Recibir funas por algo que tu no hiciste acaso está bien? Son interrogantes que la obra nos va planteando en un viaje que Casandra debe hacer en busca del cuerpo de su progenitor. Se está presentando en Matucana100 hasta hoy 12 de noviembre a cargo de La Máquina Teatro. El montaje nos presenta a Casandra, una mujer que dejó de ver a su padre cuando llegó  la democracia y el cual le escribe desde Grecia para que se haga cargo de su cuerpo, ya que está por morir. Es entonces que ella va construyendo su historia de vida y se tiene que enfrentar al pasado tenebroso de su padre como ex agente y colaborador de la dictadura de Pinochet. Aquí se da cuenta que ese reloj que ella encontró cuando niña y que era único recuerdo de quien le dio la vida, esconde un desgarrador secreto. Al descender del avión de retorno, su vida ya no será la misma con la información que ahora posee sobre personas que sufrieron violaciones a los DD.HH. Con una escenografía funcional, donde una cortina, la maleta y el asiento nos dan la atmósfera necesaria para crear el ambiente en que la propia actriz va jugando inteligentemente con esos pocos elementos. Muy ingenioso convertir ese asiento en escaño, en una vitrina de fotos, en un escritorio y en un ataúd. La música está en su grado aceptable y el vestuario bien pensado para su doble utilidad. La actriz Ignacia Moya Eyzaguirre, interpreta a Casandra, su actuación es bastante sólida, dialoga con ella misma, con su madre, con el abogado de su padre, con su propia hija y con personajes de la tragedia griega. Nos envuelve en su propia performance, es gesticulosa y su talento mantiene la atención del público, hace un monólogo que va más allá de lo clásico esperado y lo resuelve bien. Ella enfrenta su desgraciado pasado familiar, que la lleva a meditar una decisión correcta, un gesto de reparación con la familia de una de las víctimas de su padre. Con los dueños legítimos de un reloj que no se detuvo. “Recuerdos incompletos de un reloj” es un montaje de una narrativa fresca, que busca un acercamiento a esta realidad que no ha sido tan visibilizada – pocas veces sabemos de los hijos de los violadores de DD.HH- . Hijos que en la medida que van creciendo pierden ese orgullo que sentían por sus padres y  que en definitiva, lo único que adquieren es un legado vergonzoso. La obra nos plantea cada escena sin cambiar de acto, como un espacio donde los recuerdos, emociones y descubrimientos están encaminados para que la protagonista, construya esos fragmentos que dejó su padre. De pronto […]

Crítica Por Miguel Alvarado Natali Editor de Cultura Con una escritura fácil de digerir y que logra que sus personajes se armen en nuestra mente, Mateo Iribarren nos presenta su libro “El Divino Anticristo” (Editorial La Maña, 2023) en el cual construye una historia sacada de las avenidas de Santiago, cuyos protagonistas deambularon por años en el Barrio Lastarria y el Museo de Bellas Artes.  José Onofre Pizarro Caravantes, fue un tipo culto con estudios universitarios, pero que en algún momento se volcó a la calle de la cual nunca más salió hasta su muerte en el 2017. Autoproclamado El divino Anticristo, Rey de la Macedonia, Iribarren rescata con una habilidad notable la esencia de este esquizofrénico y hace un texto teatral bastante sólido  y claro, cuyos  diálogos bordean lo absurdo, lo metafórico y delirante. El divino Anticristo aparece en una calle vestido con una falda larga y un pañuelo en su cabeza. Empuja un carro de supermercado lleno de cachivaches  a la vez que va hablando solo: “Debajo de estas costrísimas de mugre tengo manos blanquísimas, como manos de Rembrant, manos de Rafeal, de una argentísima de Armerican Corp, que llevan la sangre de sus manos en ríos de billetes de luca”. Entonces aparece Lily  -otra habitante de las aceras- reclamando por un ollón que hay entre las cosas del Divino. Luego ambos se sumergen en una discusión con improperios y un divertido diálogo que no deja de ser picaresco, eso sí con algunos ofensivos sobrenombres, que recíprocamente se gritan. Así, estos callejeros siguen su recorrido donde el Adivino Antricristo se enfrasca en teorías conspirativas contra la radio que tiene encendida la Lily. «Todos esos ruidos, esas voces vienen de otros mundos. A los nazis les dictaron su doctrina mentes de otras galaxias que ahora son mujeres dormidas en Europa y que ocupan los cuerpos de los políticos de acá. Kast, Piñera, Lagos, Ominami, Boric, son todos poseídos…» En el Divino Anticristo se observa la agudeza de su autor, quien nos pasea por esos personajes desprendidos del mundo real, ese que la sociedad te empuja a adoptar, pero el de ellos acaso no es real? Protagonistas desquiciados pero que pueden hilvanar una vida que los hace sobrevivir en las esquinas y que terminan haciendo un aporte casi filosófico, lleno de historias y guiños al Chile del que muchas veces se sienten ajenos, como lo fue el estallido social: “Hay una guerra de almas transparentes. Un ejército del Rey Salomón encima de un caballo oscuro y el otro ejército del Gato Alquinta arriba de un cangrejo rojo gigante. No hay que ir pa allá”. Una comedia dramática, de un naturalismo divertido y desgarrador. Aquí hay un clímax que corre la suerte de final feliz. El Divino nos invita a reflexionar sobre la vida de la calle, el feminismo, el Dios pecador y nos lleva a escarbar la pobreza y la desigualdad, que sí son una locura. Por Miguel Alvarado Natali #miguelalvaradonatali Santiago de Chile, Crónica Digital 15 de Octubre 2023

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