Crítica
Por Miguel Alvarado Natali
Editor de Cultura
Con una escritura fácil de digerir y que logra que sus personajes se armen en nuestra mente, Mateo Iribarren nos presenta su libro “El Divino Anticristo” (Editorial La Maña, 2023) en el cual construye una historia sacada de las avenidas de Santiago, cuyos protagonistas deambularon por años en el Barrio Lastarria y el Museo de Bellas Artes. José Onofre Pizarro Caravantes, fue un tipo culto con estudios universitarios, pero que en algún momento se volcó a la calle de la cual nunca más salió hasta su muerte en el 2017. Autoproclamado El divino Anticristo, Rey de la Macedonia, Iribarren rescata con una habilidad notable la esencia de este esquizofrénico y hace un texto teatral bastante sólido y claro, cuyos diálogos bordean lo absurdo, lo metafórico y delirante.
El divino Anticristo aparece en una calle vestido con una falda larga y un pañuelo en su cabeza. Empuja un carro de supermercado lleno de cachivaches a la vez que va hablando solo: “Debajo de estas costrísimas de mugre tengo manos blanquísimas, como manos de Rembrant, manos de Rafeal, de una argentísima de Armerican Corp, que llevan la sangre de sus manos en ríos de billetes de luca”. Entonces aparece Lily -otra habitante de las aceras- reclamando por un ollón que hay entre las cosas del Divino. Luego ambos se sumergen en una discusión con improperios y un divertido diálogo que no deja de ser picaresco, eso sí con algunos ofensivos sobrenombres, que recíprocamente se gritan.
Así, estos callejeros siguen su recorrido donde el Adivino Antricristo se enfrasca en teorías conspirativas contra la radio que tiene encendida la Lily. «Todos esos ruidos, esas voces vienen de otros mundos. A los nazis les dictaron su doctrina mentes de otras galaxias que ahora son mujeres dormidas en Europa y que ocupan los cuerpos de los políticos de acá. Kast, Piñera, Lagos, Ominami, Boric, son todos poseídos…»
En el Divino Anticristo se observa la agudeza de su autor, quien nos pasea por esos personajes desprendidos del mundo real, ese que la sociedad te empuja a adoptar, pero el de ellos acaso no es real? Protagonistas desquiciados pero que pueden hilvanar una vida que los hace sobrevivir en las esquinas y que terminan haciendo un aporte casi filosófico, lleno de historias y guiños al Chile del que muchas veces se sienten ajenos, como lo fue el estallido social: “Hay una guerra de almas transparentes. Un ejército del Rey Salomón encima de un caballo oscuro y el otro ejército del Gato Alquinta arriba de un cangrejo rojo gigante. No hay que ir pa allá”.
Una comedia dramática, de un naturalismo divertido y desgarrador. Aquí hay un clímax que corre la suerte de final feliz. El Divino nos invita a reflexionar sobre la vida de la calle, el feminismo, el Dios pecador y nos lleva a escarbar la pobreza y la desigualdad, que sí son una locura.
Por Miguel Alvarado Natali
#miguelalvaradonatali
Santiago de Chile, Crónica Digital 15 de Octubre 2023