El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) reconoció que la crisis mundial del costo de vida, agravada por la guerra en Ucrania, empuja  hoy a decenas de millones de personas a la pobreza. Un informe de ese organismo de Naciones Unidas admitió que el impacto de la actual coyuntura de elevadas tasas de inflación y mayor pobreza es notablemente más rápido que el de la pandemia de la Covid-19. Datos aportados por el PNUD señalaron que 71 millones de personas de países en desarrollo cayeron en la indigencia en solo tres meses, como resultado directo del aumento de los precios de los alimentos y la energía a nivel global. Señaló, además, que en la medida que aumentan las tasas de interés en respuesta a la altísima inflación, existe el riesgo de que se desencadene más miseria inducida por la recesión que exacerbará aún más la crisis, lo cual acelerará y profundizará la pobreza en todo el mundo. Los países en desarrollo, que se enfrentan a reservas fiscales ya agotadas y a altos niveles de deuda soberana, así como a un incremento de los tipos de interés en los mercados financieros globales, tienen por delante desafíos que no pueden resolverse sin la ayuda urgente de la comunidad internacional. El análisis realizado por el PNUD de 159 países en desarrollo indicó que el alza del costo de los productos básicos tiene efectos inmediatos y devastadores en los hogares más pobres, mientras la región de los Balcanes, los países de la zona del mar Caspio y el África Subsahariana, particularmente el Sahel, las más perjudicadas. Dicho aumento de precios sin precedentes significa que, para muchas personas en todo el mundo, los alimentos que podían permitirse ayer, hoy ya no están a su alcance, dijo Achim Steiner, administrador del PNUD. Los encargados de trabajar en políticas que responden a la crisis del costo de la vida, particularmente en las naciones de menos recursos, están ante el desafío de cómo equilibrar un alivio significativo a corto plazo para los más vulnerables, en un momento en que la mayoría de las naciones en desarrollo luchan contra la reducción del espacio fiscal, explicó Steiner. Somos testigos de una creciente divergencia en la economía global que es alarmante, ya que naciones en desarrollo se enfrentan a la amenaza de quedarse atrás mientras enfrentan la actual pandemia de la Covid-19, socavando los niveles de deuda y acelerando la crisis alimentaria y energética, afirmó. Sin embargo, esfuerzos internacionales renovados pueden romper este círculo vicioso económico, salvando vidas, con medidas decisivas de alivio de la deuda, abriendo las cadenas de suministro globales e impulsando una acción coordinada para garantizar que las comunidades más marginadas accedan a alimentos y energía asequibles, resalto el directivo del PNUD. Naciones Unidas, 20 de julio 2022 Crónica Digital/PL

 La cantidad de hambrientos en el orbe aumentó en 2021 en 46 millones de personas, pese a las esperanzas de que la situación mejoraría si el mundo dejaba atrás la pandemia de la Covid-19, comunicó hoy Naciones Unidas. Ese flagelo se incrementó no obstante expectativas de que cambiarían las condiciones, consignó además el informe sobre el estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo 2022 (SOFI 2022), elaborado conjuntamente por un grupo de agencias de ese organismo internacional. Participaron en su confección la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA). También por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), el Programa Mundial de Alimentos (PMA) de las Naciones Unidas y la Organización Mundial de la Salud (OMS). En 2021, informó el SOFI 2022, padecían hambre entre 702 y 828 millones de personas, pero la cifra aumentó en cerca de 150 millones desde la irrupción de la pandemia, es decir, 103 millones más entre 2019 y 2020, y 46 millones más en 2021. Tal incremento, indicó el texto,  refleja las exacerbadas diferencias entre países y dentro de ellos, debido a un patrón desigual de recuperación económica de las naciones y a las pérdidas de ingresos no recuperadas por parte de los más afectados por la pandemia. Tras permanecer relativamente estable desde 2015, la prevalencia de la subalimentación se incrementó del 8,0 al 9,3 por ciento de 2019 a 2020 y creció a un ritmo más lento en 2021 hasta llegar al 9,8, agregó. Estimó que cerca de 670 millones de personas seguirán padeciendo hambre en 2030, es decir, el ocho por ciento de la población mundial, igual que en 2015, cuando se puso en marcha la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. Asimismo el reporte refirió que tras un acusado ascenso en 2020, la prevalencia global de la inseguridad alimentaria moderada permaneció estable en gran medida en 2021, pero la grave alcanzó niveles más elevados. Lo anterior, recalcó el texto, expresa un deterioro de la situación de las personas que ya se enfrentaban a dificultades importantes. Ginebra, 18 de julio 2022 Crónica Digital

La secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), Alicia Bárcena, informó hoy del aumento en la región de la pobreza extrema debido a la crisis social y sanitaria por la pandemia de Covid-19. En su reporte anual Panorama Social de América Latina y el Caribe, la Cepal estima que de 2020 a 2021 las personas en esa situación se incrementaron en cerca de cinco millones. El organismo de las Naciones Unidas llama a avanzar hacia sistemas de protección social universales, integrales, sostenibles y resilientes. La crisis sanitaria permanece vigente y América Latina y el Caribe es una de las regiones más vulnerable del mundo ante dicha enfermedad, señaló el reporte. Como consecuencia de los efectos prolongados de la pandemia, la tasa de pobreza extrema en la región aumentó del 13,1 por ciento de la población en 2020 al 13,8 en 2021. Se trata de un retroceso de 27 años, mientras que se estima que la tasa de pobreza general disminuyó levemente, del 33 por ciento al 32,1, indica el documento. Esto significa que la cantidad de individuos en pobreza extrema pasaría de 81 a 86 millones y el número total de personas en situación de pobreza bajaría ligeramente de 204 a 201 millones, informó. Bárcena manifestó que, pese a la recuperación económica experimentada en 2021, los niveles relativos y absolutos estimados de esos indicadores se mantienen por encima de los registrados en 2019. Estos elementos reflejan la continuación de la crisis social, para poner en evidencia la vulnerabilidad en que vive buena parte de la población en los estratos de ingresos medios. Esos estratos están caracterizados por bajos niveles de cotización a la protección social contributiva y muy baja cobertura de la protección no contributiva, señala el texto. La región experimentó un notorio retroceso en su lucha contra la pobreza en 2020 por causa de la pandemia. En 2020 tal indicador se elevó a niveles registrados 27 años atrás, mientras que la tasa de pobreza general se ubicó en un nivel similar al de finales de la década de 2000. En el estudio, la Cepal indica que en 2020 aumentó la proporción de mujeres que no recibe ingresos propios y se mantuvieron las brechas en áreas rurales, pueblos indígenas y la niñez. La miseria extrema resultó de alrededor de 1,8 puntos porcentuales más alta, y la general de 2,9 puntos porcentuales más elevada en promedio en siete países. La Cepal recalca que, sin control de la crisis sanitaria, la recuperación económica no será sostenible. Esta parte del mundo presenta el mayor número de defunciones informadas por la enfermedad a nivel global (un millón 562 mil 845 hasta el 31 de diciembre de 2021). Tal cifra seguirá creciendo mientras la pandemia persista, argumentó. Al 26 de enero de 2022, el 62,3 por ciento de la población de América Latina y el Caribe (en torno a 408 millones de personas) contaba con un esquema completo de vacunación, por lo que la Cepal llama a incrementar los […]

La Encuesta Casen 2020 presentada esta mañana arrojó un aumento en los niveles de pobreza. A nivel nacional 10,8% de la población se encuentra en situación de pobreza por ingresos (2.112.185 personas) y 4,3% en pobreza extrema (831.232 personas). Esta mañana la subsecretaria de Evaluación Social, Alejandra Candia, el Panel de Expertos Casen 2020 y el Centro de Encuestas y Estudios Longitudinales de la Pontificia Universidad Católica, dieron a conocer los primeros resultados de la Encuesta Casen en Pandemia 2020. De acuerdo a las cifras entregadas, a nivel nacional, el 10,8% de la población se encuentra en situación de pobreza por ingresos (2.112.185 personas) y 4,3% en pobreza extrema (831.232 personas). Pese a que Casen en Pandemia 2020 se aplicó con cambios metodológicos asociados a la modalidad de aplicación, respecto a versiones anteriores, por lo que las comparaciones deben realizarse con resguardos, estas cifras representan un aumento frente a lo sucedido en 2017, cuando la tasa de pobreza era de 8,6% y la de pobreza extrema 2,3%. Entre las regiones, Tarapacá (14%), Ñuble (14,7%), Biobío (13,2%) y La Araucanía (17,4%) presentan tasas de pobreza por sobre el promedio nacional, mientras que en la Región Metropolitana (9,0%), Aysén (6,6%) y Magallanes (5,7%) se observan tasas más bajas. En el resto de las regiones no existen diferencias estadísticamente significativas respecto a la tasa nacional. De las regiones que presentaban un incremento respecto a 2017, la que presentó el alza más significativa fue Tarapacá (7,6 puntos porcentuales). Considerando solo la población en pobreza extrema, las regiones de Arica y Parinacota (5,9%), Tarapacá (6,9%) y La Araucanía (5,9%) presentan tasas de pobreza por sobre el promedio nacional. Respecto a las ayudas entregadas por el Gobierno durante el año 2020, cabe señalar que éstas permitieron atenuar los efectos de la crisis en las familias. En ese sentido, la pobreza extrema alcanzó un 4,3%, mientras que sin estas ayudas los números llegarían a 5,9%. Por su parte, las cifras de pobreza muestran que esta habría llegado a un 13,7%, cifra que se ve disminuida a un 10,8% con la ayuda entregada. En materia de desigualdad, observando los ingresos monetarios de los hogares del 20% de mayores ingresos estos representan 11,7 veces los ingresos del 20% de hogares de menores ingresos, lo que nos acercaría a niveles registrados entre 1994 y 1996. Por su parte, el coeficiente de Gini alcanza 0,510 con lo que retrocedimos a valores similares a los observados entre 2003 y 2006. Tras la entrega de los resultados, la ministra de Desarrollo Social y Familia, Karla Rubilar, se refirió a este diagnóstico señalando que “la pandemia que estamos viviendo, es la más grande de los últimos 100 años. Y hemos visto que esta crisis sanitaria golpeó a los hogares de todos los quintiles, pero cuando golpea de una forma tan fuerte y brusca en la caída de empleos, el impacto sobre los hogares más vulnerables es muy difícil de atenuar”. En este sentido, la ministra enfatizó que la realidad que nos muestra esta encuesta […]

Casi 11 de cada 100 chilenos se encuentran en la pobreza por sus bajos ingresos, mientras que la desigualdad aumentó, según la oficial Encuesta de Caracterización Socioeconómica Nacional (Casen) publicada hoy. En esta oportunidad el sondeo se centró en la situación en medio de la pandemia y sus efectos en los ingresos de la población y la distribución a nivel de país, con datos obtenidos entre octubre de 2020 y febrero pasado. El estudio reflejó que por los efectos de la pandemia de Covid-19 sobre la economía, la pobreza aumentó dos puntos porcentuales en comparación con los resultados de la encuesta precedente, de 2017. Ello se traduce en que actualmente el 4,3 por ciento de la población, 831 mil 232 personas, se encuentran en la pobreza extrema por la insuficiencia de sus ingresos, mientras que un millón 280 mil 953 (6,6 por ciento) aparecen como «pobres no extremos». Al analizar esa situación por zonas, se aprecia un aumento de tres por ciento en la pobreza en las áreas urbanas y una disminución en 2,7 en las rurales con respecto a 2017, pero la pobreza extrema refleja un incremento tanto en las ciudades como en el campo. Igualmente el sondeo mostró un desequilibrio por regiones, pues mientras las de Magallanes, Aysén y Metropolitana, en ese orden, muestran índices por debajo del promedio nacional, las de Tarapacá, Ñuble, Biobío y La Araucanía lo sobrepasan, con esta última con la mayor pobreza (17,4).    En cuanto a la distribución de ingresos la Casen confirmó las profundas desigualdades existentes en Chile, pues el 20 por ciento de los hogares con mayores ingresos recibió en ese lapso 35 veces más recursos que el 20 por ciento de las familias más pobres. Esto, indica el sondeo, constituye la cifra más alta registrada, y supera el récord impuesto en 1994, cuando la diferencia era de 13,8 veces. Pero la brecha se acentúa al examinar los hogares de más altos ingresos, que muestran entradas 416,6 veces superiores a los del trabajo percibido por los de menores remuneraciones, lo que también constituyó un máximo histórico. Santiago de Chile, 5 de julio 2021 Crónica Digital/PL

En América Latina y el Caribe al menos 140 millones de personas laboran en condiciones de informalidad, cifra que representa hoy alrededor del 50 por ciento de los trabajadores según la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Tal situación supone que cinco de cada 10 trabajadores son informales, algo que es muy significativo en las actividades de comercio al por menor, o sea la venta callejera, como ocurre con más de la mitad del total de personas empleadas en al menos nueve países latinoamericanos. Por ejemplo, en Perú, se estima que un 68,4 por ciento de los trabajadores en 2019 estaban empleados en el sector informal, en Argentina, este porcentaje ascendió a un 49,4; mientras en Uruguay y Chile, alrededor de una cuarta parte ejerce actividades remuneradas en el mercado laboral informal. Con la pandemia de la Covid-19 muchas debilidades se han exacerbado, defectos que a nivel estructural tienen las economías de todo el mundo, en particular en América Latina, entre ellas la informalidad, el trabajo precario, la desigualdad y sobre todo la ausencia de programas de protección. Según el secretario permanente del Sistema Económico Latinoamericano y del Caribe (SELA), el peruano Javier Paulinich, aunque la informalidad es una alternativa al desempleo, uno de sus impactos en la economía es que los países tengan una productividad baja, además de la desprotección en las personas que la ejercen sin acceso a beneficios laborales o sociales. La OIT alertó que 28 millones de latinoamericanos se encuentran en situación de pobreza laboral como consecuencia de la pandemia, que dejará una tasa de desocupación del 11,1 por ciento en la región este año. Asimismo estimó que si bien se prevé una recuperación de los índices de empleo, no llegará a los niveles de la pérdida registrada como consecuencia de la pandemia de Covid-19, enfermedad generada por el virus SARS-Cov-2. «Habrá una regeneración de puestos laborales, pero lentamente y con el riesgo de mayores desigualdades que al inicio de la pandemia, por lo cual es preciso una estrategia global que ponga a las personas en el centro de las políticas públicas», afirmó. En cuanto al futuro, la OIT considera primordial pensar en estrategias que permitan sentar las bases para un retorno con mejores condiciones laborales para todos los trabajadores. Se trata de apuntalar la recuperación del empleo en las categorías y sectores altamente afectados, mejorar aspectos institucionales referidos a la salud y seguridad en el trabajo, la formalización de trabajadores y la promoción de la inclusión laboral de las mujeres y jóvenes. Si bien en la primera mitad de 2021 la región ha experimentado una recuperación sólida, con una reducción del porcentaje de horas de trabajo perdidas desde un 30 hasta un 11 por ciento, América Latina sigue siendo la región más afectada en el mundo actualmente. Para el director regional de la OIT, Vinícius Pinheiro, es prioridad aplicar medidas extraordinarias para reconstruir los mercados laborales de la región, fuertemente impactados por la Covid-19. «El empleo debe estar en el centro de la recuperación económica», apuntó Pinheiro, […]

Con una economía duramente castigada por la crisis del último decenio, Italia marcha a la zaga de las naciones europeas en casi todos los indicadores de crecimiento, pobreza y desigualdad.   Según datos del Instituto Nacional de Estadísticas (Istat), al cierre de diciembre del pasado año, el Producto Interno Bruto (PIB) de este país era todavía el siete por ciento menor que el de 2008. Con los resultados obtenidos en 2016, apunta la misma fuente, Italia superó el nivel alcanzado en el 2000, cinco años más tarde que Alemania y Francia. A causa de la crisis, el monto de la deuda pública llegó en 2016 a casi el 133 por ciento del PIB, un incremento del 33 puntos en comparación con 2007, lo cual representa un fardo muy pesado en lo que respecta al pago de intereses y servicio de los compromisos asumidos. De acuerdo con los más recientes pronósticos, la economía italiana ocupa el último lugar en cuanto a perspectivas de crecimiento para el presente año, con el uno por ciento, siete décimas por debajo del promedio general de la Eurozona, según el estimado de la Comisión Europea (CE) en sus previsiones de primavera. En su más reciente informe sobre el índice de justicia social en la Unión Europea (UE), la Fundación Bertelsmann, con datos de 2016, sitúa a Italia en el lugar 24, con 4,78 puntos, por delante solamente de España (4,76); Bulgaria (4,03); Rumanía (3,91); y Grecia (3,66). El estudio tomó como referencia 36 indicadores agrupados en seis dimensiones: prevención de la pobreza, educación equitativa, acceso al mercado de trabajo, cohesión social y no discriminación, salud, y justicia intergeneracional. En el primero de los acápites se tomó en cuenta el número de personas en riesgo de pobreza o exclusión social, el cual alcanzó en Italia el 28,7 por ciento de la población, equivalente a 17 millones 469 mil personas, para colocarse en el lugar 21. A continuación se ubican Chipre (28,9), Croacia (29,1), Lituania (29,3), Latvia (30,9), Grecia (35,7), Rumanía (37,3) y Bulgaria (41,3). La clasificación de personas en esa situación se realiza en correspondencia con la definición compartida de la denominada ‘Estrategia Europa 2020’, plan decenal de desarrollo de la Comisión Europea basado en una visión de crecimiento ‘inteligente, sostenible y solidario’. Uno de los cinco objetivos de esa estrategia es reducir al menos en 20 millones las personas en riesgo de pobreza o exclusión social, categoría en la cual se incluye a quienes experimentan al menos una de las siguientes condiciones: riesgo de pobreza, graves privaciones materiales o baja intensidad laboral. El compromiso de Italia es reducir a 12 millones 882 mil esa cifra para 2020, meta que a todas luces parece muy difícil de lograr. Al interno de la península y las islas, las diferencias son notables entre los tres segmentos en los cuales se divide el país, con un máximo del 46,4 al sur, el 24 por ciento en el centro y el 17,4 por ciento en el Norte. Más específicamente, en el […]

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