Como se sabe, a través del artificio de sociedades «off shore», radicadas en Panamá, el mega millonario y candidato presidencial de la derecha, Sebastián Piñera, adquirió por unos cuantos millones de dólares un territorio de 120.000 ha. ubicado al sur de la isla de Chiloé, en la comuna de Quellón que equivale a más de la octava parte  de su extensión total. Fue una operación financiera habitual en expertos que burlan los impuestos establecidos en la legislación que nos rige, esto es actuar fuera de Chile y evadir el pago de dicha obligación tributaria. Por algo fueron a finiquitar la transacción en un «paraíso fiscal», precisamente por que permiten esas maniobras que escapan de la legislación de los Estados de cada país. Al hacerlo así, «en una pasada» los que vendieron y el que compro burlaron al Estado de Chile en varios miles de millones de pesos. Esto ocurrió el año 2004, quien había sido Senador y aspiraba a la Presidencia de la Republica, no sólo procedía violando la ley tributaria, sino que además hacia tabla rasa de la historia nacional y de los compromisos históricos contraídos en el Tratado de Tantauco, que en 1826 incorporo formalmente Chiloé al territorio nacional, indicando expresamente en sus artículos 6 y 7, que los bienes y propiedades de todos los habitantes que se «hallan actualmente en esta provincia», vendrían a ser «inviolablemente respetados». El vencedor, Ramón Freire a la cabeza del Ejército expedicionario de Chile, fue generoso con el vencido que defendía la última posesión del imperio español en el sur del continente. La batalla fue cruenta y dura, sin embargo, el combatiente que prevaleció en la contienda no perdió su humanidad, reconoció la libertad del derrotado y no cayo en ninguna oprobiosa forma de opresión o sojuzgamiento, respetando a los huilliches, el pueblo originario de esa región de Chile. La memoria y la palabra de Ramon Freire, Director Supremo de Chile, que combatió y gano ese territorio, comenzaría a ser violada y socavada desde comienzos del siglo XX en adelante, por una oligarquía semi feudal que fue apropiándose desde el Estado de las tierras, traspasándolas a propietarios que a título individual o de razones jurídicas diversas las tomaron, explotaron y convirtieron en su propiedad exclusiva, expulsando a las comunidades huilliches que eran sus habitantes ancestrales. Con el tiempo, llegó también el millonario Sebastián Piñera, que no pudo evitar la codicia de apropiarse de esas formidables riquezas naturales y ser uno de aquellos detentores de tierras ilimitadas, para eso invirtió una fracción menor de su fortuna. Se lució a sus anchas. En su helicóptero llevo visitantes que fueron deslumbrados por el poder de este señor feudal del siglo XXI. Le resultó un negocio financiero y mediático espléndido. De modo que su afán de posesión y de opulenta riqueza no admite dudas, por mucho que lo intente disfrazar con un recién descubierto, pero vacío  «amor» a la naturaleza. Es tanto que el alcalde de Quellón ha denunciado su pretensión de recibir un pago o […]

El engañoso sol de junio se enfrenta a la brisa fría que se filtra entre las hojas amarillas de los vetustos arboles que habitan hace décadas en la plaza Brasil, en centro de Santiago. El jugar de los niños, el ruido de los vehículos y las sirenas de los carros de bomberos, nos invitan a ingresar al Café Crónica Digital. Espacio reconocido en el barrio donde se juntan los hombres y mujeres de izquierda a conversar de la vida y hacer de ella algo mejor para todos.  El café está ubicado en Maturana esquina Huérfanos. Al ingresar nos recibe un afiche de la última campaña del presidente Salvador Allende y varios periódicos de esa época, los cuales  nos trasladan a los días de la Unidad Popular, grupo de partidos que llevara a la presidencia de la nación al “Compañero Chicho”, como le decía afectuosamente su pueblo en aquellos días al mítico líder socialista. Nuestra entrevistada, Margarita Reyes, actual vicepresidenta de la mujer del Partido Radical (PR) de Chile, se detiene para ver los afiches y leer los diarios de aquellos años. “Es conocer al Chile de los 70 en la voz de los periodistas y diarios de esos años. Hoy a más de cuatro décadas, todavía nos cuesta aprender sobre aquellos días”, reflexiona. Subimos al segundo piso del café y nos presentan la carta del lugar. Tortas, cafés y tés que llevan los nombres en honor a reconocidos hombres y mujeres que fueron parte del gobierno de Allende y que luego fueron el bastión de la lucha contra la dictadura, sorprende a líder de las feminas radicales. Al ser consultada si le trae este lugar ¿algunos recuerdos?, Reyes sostiene que:”Si, cuando llegó Allende al gobierno yo era pequeña, pero mis padres, radicales los dos, trabajaron para que saliera presidente”. Margarita no quiere hablar mucho de ella, pero esta profesora de historia y especialista en temas de la primera infancia, tiene mucho que decir y hacer. Viene de una familia radical, sureña, con dos hijos y militante de toda una vida en el partido Radical. Al ser consultada por la dictadura de Pinochet, recuerda:”Vi a muchos amigos de mis padres que fueron acogidos en nuestra familia, algunos pasaban semanas escondidos sin salir de las habitaciones de mi hogar. Con los años supe que eran hombres y mujeres buscados por la dictadura por el solo hecho de pensar distinto”. “Con mis padres y sus compañeros aprendí a fuego lo que es la solidaridad y el compromiso con los demás. En mi adolescencia ingrese a la Juventud Radical Revolucionaria y fui juntos a millones de de jóvenes parte del cambio de una dictadura a la construcción de la democracia en Chile”, rememora. Para esta sureña mujer, de ojos claros, la realidad de las mujeres en Chile: “Ha cambiado en estás últimas décadas, pero requieren mayor esfuerzos para cambiar el “la forma de pensar de los hombre sobre las mujeres, situación que ayuda con nuevas leyes, pero se requiere un cambio en la sociedad […]

A fines del año 2014, en el entorno del Parque Portales, un sector del Barrio Yungay, comenzó la intervención por el programa Santiago Revitaliza (actualmente Santiago Revive) financiado por un crédito del BID. La intervención que en sus primeros meses lideró el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes derivó hacia la Subdere, para ser implementada por la Municipalidad de Santiago. Desde esa fecha y hasta hoy, ha sido una historia de imposiciones, ausencias y autoritarismo. El Parque Portales es parte del origen del primer barrio planificado de Santiago, que fue protegido el año 2009, cuando culminó una primera parte de la lucha que dimos por la protección patrimonial del Barrio Yungay, concretándose 113 hectáreas, que arrebatamos al mercado inmobiliario y su modelo de guetos verticales. Actualmente este espacio público, patrimonio natural del sector, que debiese contribuir a la vida comunitaria, sufre de abandono y malas prácticas. Cuando comienza el trabajo de los equipos de intervención de Santiago Revive, la comunidad asistente, solicitó que se transparentará la cantidad de recursos asociados a la intervención, información que en la anterior gestión de Carolina Tohá, y hasta la fecha, ha sido negada. Nada se sabe de montos, contratos a consultoras, adquisición de inmuebles y productos involucrados en este programa. En ese mismo proceso se ha solicitado participación ciudadana en el diseño, propuestas y ejecución de la iniciativa. Esa solicitud se ha transformado en una “ilusión de la participación”. La gestión municipal ha entendido que participación es validar decisiones que se toman entre cuatro paredes. Para rematar, varios estudios y consultorías, se han ido desarrollando sin mayor impacto en la recuperación del Parque Portales. Con el paso del tiempo, la acción municipal en este sector de la comuna ha demostrado que todo puede ser peor. Como parte del abandono se ha utilizado el Parque Portales para imponer malas intervenciones, contradictorias con los objetivos del programa. Botón de muestra es que la Dirección de Jardines instaló 70 palmeras a lo largo del Parque Portales, sin autorización del Consejo de Monumentos Nacionales. Luego se trató de imponer el Proyecto Welen y finalmente se instaló un Monumento a Nelson Mandela, que al igual que el parque, está abandonado a su suerte, transformado en basural y baño público. Además, curiosamente en ese mismo proyecto de intervención, se ha omitido el hito de memoria a Oscar Fuentes, joven estudiante universitario comunista asesinado en el parque en días de dictadura, homenaje en el cual participamos hace pocas semanas. La intervención del Parque Portales no puede seguir así. Las imposiciones detalladas son producto de una política municipal autoritaria que tiene como gran ausente a los vecinos y vecinas. Hay que agregar que el territorio está tensionado por el mercado inmobiliario y la especulación de tierras que ha provocado la demolición de casas, transformándolas en sitios eriazos, alterando la tranquilidad del barrio. En este contexto, fui notificada por un funcionario municipal, que en los próximos días se instalará un monumento de homenaje al gran escritor y patriota cubano, José Martí. […]

Que los estudiantes de Chile o Finlandia ingresen al sistema educacional a edades diferentes, no tiene ninguna importancia ni consecuencia neurofisiológica. Lo que si impacta en esta distinta edad de ingreso, es el medio ambiente cultural que rodea a esos sujetos de aprendizaje. Este aspecto, debiera ser considerado en toda su magnitud por parte de quienes creen o pretenden imitar las experiencias o modelos ajenos a nuestra ya deteriorada cultura general. Medir a los estudiantes es sin duda un desquiciado suponer. Principalmente, porque no es posible conseguir con ese tipo de instrumentos lo que por supuesto todos los académicos sabemos, como si quisiéramos diagnosticar una enfermedad por medio de un termómetro.  De igual manera ocurre con el ya desprestigiado Sistema de Medición de la Calidad de la Educación, SIMCE. Si queremos medir la educación, entonces empecemos por saber cómo enseñamos los docentes y de qué forma los estudiantes están realmente aprendiendo, continuamente descubrimos que lo que se pregunta a los estudiantes, no necesariamente tiene que ver con aquellos procedimientos que utiliza el docente para el logro de los aprendizajes. Si buscamos saber la calidad de la educación a través de variables cuantitativas, nos enfrentamos a un grave error. Se requiere de metodologías de investigación cualitativas que decodifiquen aspectos evaluativos del proceder didáctico y metodológico de los docentes, no aplicar un test estandarizado para escudriñar resultados de aprendizajes que no entregan la información deseada y lo único que causan es discriminación en el estudiantado e inseguridad en el profesorado. El exitismo comparado nos ha llevado como chilenos a vivir una cultura segregada, día a día nos encontramos con más personas mal educadas, lo que no significa que sean carentes de conocimientos, pero de cultura y de educación, muy poco o casi nada. Por Américo Arroyuelo Escuela Educación Física, Universidad Central. Santiago de Chile, 9 de junio 2010 Crónica Digital 

El  5  de junio 2017 el padre José Aldunate cumplió un siglo de vida. A diferencias de los arribistas y de los fachos pobres, este sacerdote pertenece a la categoría de los “abajistas” – para utilizar la terminología del escritor Óscar Contardo – que nacen ricos y de noble cuna y, siguiendo el evangelio de Cristo, se van a vivir entre los pobres. Los “abajistas”, al menos a mí, me reconcilian con el género humano, mientras que los fachos pobres y los “arribistas” me inspiran pena y compasión. Afortunadamente, he conocido muy buenos “abajistas”, como Bernardo Leighton – a la muerte de su padre, repartió su herencia entre los pobres –; mi tío Esteban Gumucio, que de hijo de  un político se hizo sacerdote y fue a vivir en la población Joao Goulart; Mariano Puga, cura obrero, hijo de un rico político, don Mariano Puga Vega, que aún vive como pobre; es digno de mencionar también al cura Felipe Berríos, “el tábano de los hipócritas”, que tanto abundan en este país – además  los miles de curas y laicos anónimos. Gracias al Concilio Vaticano en la Iglesia Católica surgió la  definición  del Pueblo de Dios, es decir,  que no es propiedad del Papa de turno, de los obispos, de los curas sino de todos los creyentes especiales los pobres. La Iglesia  heredera de Constantino, era la “ramera” de los poderosos,  quienes adoraban más el poder y el dinero que el pobre galileo y sus seguidores los pesadores, elegidos por él para servir a los más necesitados; hay una jerarquía eclesiástica corrupta, que representa bancos para lavar el dinero del narcotráfico y de otros negocios sucios, unos curas pedófilos, de obispos que lucen joyas y casas lujosas – hay que considerar que el Vaticano ha sido el mejor agente inmobiliario de Roma, incluso, es sabido que regentan prostíbulos en que las “rameras” son los propios seminaristas; la Iglesia de Filadelfia es la más rica que empresas como General Motors y la  General Electric -. Para estos prelados de la curia romana, Jesucristo es un ginecólogo que se mete en las honduras de las mujeres, o bien, un agente de la Bolsa de Comercio, muy enterado de las finanzas mundiales. Esta Iglesia del poder no puede vivir sin el dios “Mamón”. Afortunadamente, frente a esta calamidad, hay otra Iglesia, la de los sacerdotes obreros, que creen más en el “Cristo carpintero que en el Cristo rey”. En Francia un puñado de sacerdotes decidió hacerse obrero, con el consecuente escándalo generado en la iglesia jerárquica; muchos curas, adoradores del poder y del dinero, sostenían que al vivir como tales, se iban a convertir en comunistas; baste leer el libro Los  Santos  van al infierno para comprobar el rosario de condenación que la jerarquía eclesiástica lanzó contra los curas obreros. En lo personal, don Pepe me es muy querido: fue, junto a mi padre Rafael Agustín, el fundador de la revista teológica Reflexión y Liberación  – aún se publica en internet – y que […]

Los ciudadanos chilenos tienen muchas razones para criticar a la mal llamada clase política nacional, por lo menos a una parte significativa de ella. Pero la caricaturización o una visión catastrofista no da la herramienta para el análisis de una realidad de corrupción, superficialidad, malos manejos, demagogia y falta de honestidad o bien franca incapacidad intelectual de algunos personeros y mucho menos de una generalización sin matices o una descalificación a troche y moche. Aquí como en muchas otras áreas de la vida, se trata de buena o mala política, buenos o malos políticos, funcionarios, legisladores, así como hay buenos o malos médicos, o gerentes, o profesores u otros profesionales, como los carpinteros o periodistas. Y la ocasión electoral es una forma democrática de los ciudadanos de expresar el rechazo, hacer valer la opinión, el reclamo, y discernir entre buenas y malas políticas. Y repudiar a los malos políticos, a los corruptos, y a los que defienden intereses espurios o francamente delictuales o se ponen de lado de los grupos de poder ajenos a la voluntad de los ciudadanos, engañando a sus votantes y a la sociedad en general o solo movidos por las urgencias electorales. Por lo menos ese es el objetivo que deberían tener los críticos, los descontentos con el estado de cosas y que aspiran, luchan, sueñan, demandan, un  cambio en la situación. Ejercer, por lo tanto, el derecho a decidir, a elegir y castigar a los malos elementos que degradan la política y la corrompen. Y ello en defensa de la democracia, de su profundización y su ampliación. Sin duda alguna hay que saber elegir. Y además ser capaces de organizarse, de sumar fuerzas, de hacerse militantes de los cambios, de la esperanza. Mal hacen entonces, y desde luego contribuyen a las aviesas intenciones de los enemigos de la democracia, aquellos que parecen destinar sus esfuerzos y tribunas, su prédica, sus municiones, a disparar desde la relativamente fácil (en este tiempo) trinchera del francotirador que equivocan lamentablemente al enemigo. Hoy por hoy dignificar la política es una tarea indispensable y tampoco puede parecer oportuno, que algunos digan que no es la hora de la crítica, dadas las urgencias electorales. Precisamente es el momento de ejercer el arma de la critica y como elemento central de la discusión electoral.. ¡Si nó cuándo?.El momento es decisivo. Si no lo hacemos corremos el riesgo de instalar pesimismo como sistema, del derrotismo como táctica y la inacción como conducta y dejarle el campo libre tanto a los corruptos, como s quienes equivocan el camino y el enemigo. Pero si nos quedamos solo en ella-la critica sin perspectiva-crearemos los monstruos del populismo, los caudillos y los dictadores, que se nutren de los individuos a los cuales se les ha inoculado –por los medios, el miedo, el terror y la violencia criminal- el virus de un pretendido apoliticismo, que solo le sirve a los dueños del dinero y del poder, la Derecha, para destruir la voluntad y la facultad de elegir. Pinochet […]

Aunque metodológicamente se hicieran de forma correcta y sin sospecha, las encuestas entregan resultados que pueden ser muy efímeros, es decir, muy poco factibles que se prolonguen en el tiempo. Cuántas veces hemos observado que políticos muy bien evaluados por el país, en pocos años su popularidad y credibilidad suelen irse por los suelos. En efecto, todavía es muy poco tiempo el que ha transcurrido en materia electoral como para estar augurando los resultados que tendremos a fin de año en los comicios para elegir un nuevo gobierno, renovar el Parlamento y, quizás, elegir a los gobernadores regionales. El gran mérito de todos estos sondeos es, por supuesto, la entrega de información sobre lo que está pensando el país en otras materias políticas, económicas y culturales y no tanto en relación con la contingencia electoral; proceso que, además,  recién se inicia. Es  respecto a estas otras impresiones ciudadanas que los políticos y analistas más responsables debieran ponerle mayor atención, manifestar sus opiniones y, en lo posible, derivar propuestas al respecto. Del conjunto de los múltiples sondeos, por ejemplo, puede concluirse que los principales temas de interés público tienen que ver con la amplia sensación que existe en Chile respecto del estancamiento de nuestra economía (67 %); la preocupación general por el crecimiento de la delincuencia (55%); así como los problemas de la educación, el desempleo y el gravpisimo fenómeno de la corrupción. Tópicos que no bajan del 30 por ciento de preocupación ciudadana, y se vinculan, según los mismos sondeos, al desempleo, a la pobreza y al elevado tráfico y consumo de estupefacientes. Ya se ve en la encuesta CEP, recién publicada, que la “volatividad” de las encuestas nos permite deducir que los desfalcos protagonizados por la superioridad de Carabineros han derrumbado estrepitosamente el prestigio recuperado por la policía uniformada después del régimen castrense, cuando hoy su credibilidad apenas es reconocida por el 37 por ciento de la población. Descrédito que también afecta a las distintas ramas de las Fuerzas Armadas, las que por sus propios despropósitos volvieron a perder la confianza de los chilenos, también recuperada luego de la Dictadura que tanto embadurnó su trayectoria y prestigio. Tal como la policía civil, el Ministerio público y los Tribunales, por diversas razones, se mantienen en los más bajos índices de  reconocimiento público. Excelente sería que los propios políticos y esa casta también de “opinólogos” de los medios de comunicación pusieran interés en estas cifras y no solamente en la brega electoral. Para quienes dicen estar interesados en el “debate de ideas” (así lo repiten una y otra vez) estos guarismos pudieran provocarles reflexiones que alimentaran los escuálidos programas electorales, como la solvencia de sus candidatos, ciertamente a años luz de tantos políticos del pasado que marcaron historia por la fuerza de su verbo, sus atrevidas reformas y sólida formación intelectual. Incluso en los temas que llaman valóricos, las encuestas dan luces sobre lo que opina actualmente está opinando la población respecto del aborto, con o sin causales; el matrimonio entre […]

Nadie duda que la selección chilena de fútbol es capaz de competir y ganar la Copa Confederaciones a realizarse en Rusia. Sin embargo, el plan de preparación diseñado por la ANFP se malogró con la actuación de Burkina Faso, primer rival amistoso en la previa al torneo. Se habló toda la semana de la llegada del equipo “C”, del pobre análisis frente a una liga que no es profesional, de quien jugaría y timbraría sus boletos para la competición, pues el encuentro frente al conjunto africano fue la despedida del país. Metiéndonos en el partido, dadas las numerosas oportunidades claras de gol, el resultado quedó algo corto. Las condiciones hasta antes de entrar a la cancha ya preveían una medida poco calificable, y en el término del primer tiempo se desnaturalizó todo. La -merecida- expulsión que afectó a Burkina Faso le quitaba la poca resistencia y seriedad del desafío, sólo mitigada con la actuación del portero, destacada como lo más sobresaliente de la visita. Chile tuvo puntos altos dentro de todo. Vidal se alzó como el referente que es con su jerarquía y técnica, Díaz desde el orden táctico, Puch y su movilidad, sumado a las ganas de Sagal para anotar. No hubo bajos rendimientos gracias a la feble resistencia rival, no había cómo “jugar mal”. Los destacados de este párrafo tampoco tuvieron que hacer cosas muy espectaculares, sólo siendo ellos mismos obtuvieron la diferencia necesaria. Fue interesante de todos modos lo de Pinares, Fuenzalida y volver a tener una pareja de centrales tan altos como Roco y Maripán. Son lamentables las bajas por lesión de Nicolás Castillo y Felipe Mora, por sus campañas goleadoras en la liga mexicana y chilena respectivamente. Se les va a extrañar, como la presencia de Jorge Valdivia o Matías Fernández, en desmedro de Felipe Gutiérrez o Pedro Pablo Hernández. No obstante, confiando en el ojo de Juan Antonio Pizzi, se espera que los próximos amistosos -Rusia y Rumania- pongan en aprieto para echar a andar la máquina de una vez. No vaya a ser que la confianza en exceso mate el proceso. Cuando la selección sube su intensidad y se enfrenta a mayores retos, le puede hacer pelea a cualquiera. Por Vicente Vásquez Feres Estudiante de Periodismo Universidad Católica de Chile. Santiago de Chile, 5 de junio 2017 Crónica Digital

El Partido Comunista de Chile es un árbol de tronco grueso y de hojas siempre verdes. El rojo  recorre su cuerpo vivo, y la savia alimenta su completa arquitectura. Más que centenario, su puñado de fundadoras y fundadores surgieron de una matriz obrera; intelectual; vinculada al teatro y a las artes; a la artesanía temprana. Luis Emilio Recabarren, su líder fundacional, ordenó su convulsionada vida en torno a la construcción de sindicatos; de grupos de teatro y, especialmente, de prensa obrera y popular. En ese entramado dibujó y tejió el llamado “trabajo partidario” y “trabajo de masas”. Es una práctica y una construcción teórica que trascendió con creces los primeros años de vida del partido obrero,  que se abrió paso en medio de oligarquías y élites represivas que no tenían en sus diseños clasistas la construcción de un estado nacional. Y también se abrió paso en medio de intentos anarquistas que despreciaban una lucha por el poder estatal y no consideraban nítidamente el sentido y la incidencia de una clase en el proceso de acumulación y correlación de fuerzas, en donde las alianzas fueron consideradas, desde un comienzo, como históricamente necesarias. Teresa Flores es una protagonista de este mismo proceso, junto a destacadas personalidades que emergieron en los tiempos tempranos de construcción partidaria. Belén de Zárraga, mujer española que luchaba por el derecho a voto de la mujer, visitó Chile en los tiempos iniciales. Recabarren y sus compañeras y compañeros de ruta, comprenden la importancia ética y valórica de tal empeño, y la acompañan en un recorrido que ella realiza en diversas ciudades de Chile, y le abren muchas asambleas obreras formadas mayoritariamente por hombres, de ese entonces. Periódicos obreros de la época, y también periódicos clasistas de las oligarquías, registran esos trascendentes hechos. En la historia del estado nacional chileno, está inserta y metida la historia del Partido Comunista de Chile. Es parte sustantiva de esa historia. Tal vez sea ésta una de las causas más profundas que explican por qué los embates represivos, de franco exterminio hacia la cultura comunista, no hayan logrado su objetivo atroz. El Partido Comunista de Chile ha logrado ser sujeto de identidad obrera, popular y nacional, con un internacionalismo grueso, que se ha expresado en múltiples gestos históricos y concretos. Esa idiosincrasia es parte también de la cultura nacional y popular de Chile. Hoy, el PC de Chile está metido en un camino complejo. Lo acompaña su historia, de eso no hay duda. Quienes tratan en forma casi absurda de pontificar, en el sentido de que los comunistas de hoy, “traicionaron” su legado y sus pasados compromisos revolucionarios, francamente no tienen idea de la historia del PC de Chile. Por ahí no va la cosa. Los desafíos del PC se ubican en otra dirección. El primero: Mantener, sostener e incrementar una correlación de fuerzas que estabilice las transformaciones iniciadas en este nuevo ciclo histórico que recién despunta. En este proceso, son claves, en forma simultánea, las alianzas y la fortaleza del sujeto principal: […]

En su octavo y último discurso presidencial, Bachelet descubrió la retórica política y colocó a su gobierno en una línea histórica que la emparienta con Aguirre Cerda, Frei Montalva y Allende Gossens. Es un loable intento por recuperar la iniciativa y por tratar de no entregarle nuevamente el poder a Piñera. Sin embargo, es una visión demasiado autocomplaciente. Después de tres años Michelle Bachelet volvió a sacar una voz política como probablemente no lo hacía desde su campaña en 2013. O tal vez nunca antes. Y es que Bachelet nunca fue una gran oradora. Lo suyo no era la retórica ni las grandes ideas, sino la cercanía con la gente y una intuición –correcta- de los cambios que requería el país para progresar más allá del crecimiento del Producto Interno Bruto. Por ello, su octava y última cuenta pública ante el Congreso y el país fue sorpresiva. El país conocía a la Bachelet candidata y a la Bachelet ciudadana, pero no a la Bachelet que evocara en sus discursos a personajes históricos como Pedro Aguirre Cerda, Eduardo Frei Montalva y Salvador Allende, y todos en una misma frase. “Hace poco más de tres años abrimos las puertas a nuevas esperanzas. Tomamos la bandera que, de mano en mano, llegó hasta las nuestras. La bandera de O’Higgins. La bandera de Aguirre Cerda, Frei Montalva y Allende. La bandera de Chile”, afirmó emocionada hacia el final de su alocución. Más allá de las cifras típicas y de las promesas algo vagas que se suelen entregar en los mensajes presidenciales, lo cierto es que este discurso de despedida del poder fue pensado como una suerte de testamento político. Bachelet hizo una férrea defensa de su legado global –mayor inclusión y protección social y menor desigualdad-, colocando sus políticas en una línea histórica que supuestamente la emparenta con tres momentos claves de nuestra política: el Frente Popular (1938), la Revolución en Libertad (1964) y la Vía Chilena al Socialismo (1970). Ciertamente, ello estuvo pensado en parte para energizar a las bases y el electorado de la Nueva Mayoría con el fin de derrotar a la derecha y al derrotismo interno del oficialismo con cara a las presidenciales de noviembre. Una frase que englobó todo ello fue esta: “Queridos compatriotas, no nos engañemos: quien quiera echar pie atrás en una política seria, inclusiva y responsable como es la gratuidad en la educación superior, le estará dando la espalda a Chile y a las familias chilenas”. En su primer gobierno terminó con una aprobación ciudadana cerca a 80%. Sin embargo no usó ese capital político para proyectar la continuidad de la coalición oficialista, sino para asegurarse su reelección futura. Esta vez, con una aprobación de 30% está tratando de usar su poco capital político para no volver a traspasarle la banda presidencial a Sebastián Piñera. Lo dijo la vocera de gobierno ayer. “Nosotros queremos una trascendencia de este gobierno más allá del 2018”, afirmó Paula Narváez, quien durante un momento del discurso se le llenaron los […]

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Un café en una plaza con historia....

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