En las últimas semanas hemos vistos a candidatos presidenciales y Candidatos Presidenciales. Efectivamente, uno escrito con minúscula y el otro con Mayúscula, porque el candidato minúsculo, si usted se fija, ha aparecido en los medios de comunicación para decirnos que debemos participar sólo en la valoración a los políticos, es decir que usted diga este es bueno y este es el malo, y de ahí usted no hable más, no participe ¡Cállese! El otro candidato, el grande, nos ha invitado a reconocerle primero firmando por él, y esto para permitir un proyecto de país construido entre todos. Si quedan dudas le digo que el candidato pequeño es Piñera, y es así porque se ha molestado tanto con la gratuidad en la educación, que la televisión lo ha mostrado como un presidente de corazón pequeño, mirando sólo a los suyos. En cambio, Alejandro Guillier, el candidato con mayúscula, ha concentrado toda su fuerza en un objetivo modesto, y que es hablar primero con la gente, y que le digan qué es lo urgente, y con qué empezamos juntos el nuevo gobierno. Y esto es fundamental porque de esta forma se da validez a lo que se debe hacer en un país. Incluso Guillier ha dicho: “no me gustan los generalísimos, ni los coroneles, más bien prefiero la horizontalidad en la política”. Es decir, donde todos podamos participar, aunque no conozcamos mucho de política. Porque contrariamente si nos fijamos, el candidato Piñera lo que establece es poner distancias entre él y los demás. Como si él fuera un iluminado y la verdad no lo es, porque de lo contrario en su gobierno hubiera arreglado los problemas del SENAME y no hubieran muerto más de 500 niños y niñas bajo su mandato. Así una vez más, Piñera indica que arreglará el SENAME, y todos nos preguntamos; pero por qué no lo hizo antes. Simplemente no lo hizo porque repartió en las empresas privadas lo que debió ir a la institución. Pero afortunadamente este tremendo contraste y diferencia en los candidatos está dando algunos frutos, uno de ellos es que la población ha recogido con mucho agrado apoyar con su firma al candidato Alejandro Guillier, y permitirle que su nombre y su programa estén impresos en las elecciones para encabezar un proyecto de gobierno. Por otra parte, y en contraste, Piñera ha notificado al país de su afán y perspectiva de derechización ideológica de la educación, de la salud, de los emprendedores, de las pensiones y de todo lo que permita ser sujeto, es decir, todo se paga, y si no tiene, te jodes. Esa derechización ideológica es lo que Alejandro Guillier no debe permitir, pero él solo no lo puede hacer, porque Piñera tiene la plata y el poder para arrasar, en cambio Guillier tiene la consecuencia política de la horizontalidad, del mirar a la cara y a los ojos cuando habla, y demostrar que la derrota de la derecha no será su victoria, sino será la de todos los chilenos dignos. Finalmente […]

Cuando el que escribe esta columna era estudiante universitario nos resultaban altamente sospechosos que algunos compañeros, parientes o amigos no demostraran interés por la política ni militaran en partido alguno. En nuestra juventud, los compromisos eran contundentes, loables, y las colectividades políticas se esmeraban en captar jóvenes para formarlos ideológicamente, y asumieran un compromiso muy activo en los procesos electorales. Hoy, sin embargo, lo que resulta muy sospechoso es la militancia, cuando prácticamente todo el mundo asume que inscribirse en un partido tiene dos explicaciones posibles: el deseo de  hacer carrera política o conseguir un puesto en la administración pública. Convertirse en un operador bien remunerado pero dependiente de las cúpulas partidistas, los parlamentarios, alcaldes y otros altos funcionarios públicos. Para poder exhibir su militancia, cuando convenga, sobre todo a la hora de postular a un empleo. Así como hoy se habla de la “familia militar” hasta hoy es posible todavía, reconocer nombres, apellidos y parentescos asociados a la Democracia Cristiana, al Partido Comunista o a las múltiples históricas fracciones de los socialistas. Así como también en la derecha se reconocían dos vertientes muy claras hasta el Golpe Militar de 1973, cuando ambas asumieron un papel activo en la desestabilización de nuestra democracia, la consumación del Golpe y la justificación de los horrores que le siguieron. Después de largos meses en que los partidos se han esforzado por actualizar sus listas de militantes, la verdad es que la suma de todos los inscritos representa un porcentaje ínfimo de la ciudadanía, entre los cuales debemos considerar los que fueron incluso sobornados a cambio de su firma, o a los que fueron suplantados violando gravemente la Ley Electoral. En efecto, centenares de personas que quisieron sufragar en las primarias se encontraron con la sorpresa de estar inhabilitados para ejercer el voto por aparecer militando en una colectividad que no participaba de este proceso. Como muchos actores políticos lo reconocen sin desparpajo, hace tiempo que los partidos dejaron de ser ideológicos, compartir un ideario o programa común. Por lo mismo que las diferencias y las tensiones al interior de estas colectividades suele ser mucho más ácida o lapidaria. De esta forma es que la horizontalidad de posiciones, liderazgos e intereses suelen cruzar casi todo el espectro partidista. Por lo que nos es extraño comprobar que hay laguistas, por ejemplo, mucho más activos dentro de la DC o el propio empresariado que entre socialistas y pepedés. Lo que explica también que su deseo de ser candidato fuera abortado desde sus propios domicilios partidarios y hoy, después de la bochornosa Junta Nacional de la Democracia Cristiana, y las dudas de su candidata presidencial por permanecer en la carrera electoral, le haya  permitido a varios de DC visualizar como posible que Ricardo Lagos Escobar emerja como una solución para prolongarle la vida a la Nueva Mayoría y competir con alguna chance contra Sebastián Piñera. Desde los partidos más oficialistas, igualmente, no son pocos los que quisieran que el candidato independiente desista y de un paso al […]

 Los venezolanos concurren hoy a las urnas en una batalla por la paz ante amenazas externas y confabulaciones internas para subvertir el orden constitucional del país.   Millones de personas elegirán a sus representantes a la Asamblea Nacional Constituyente (ANC), un ejercicio concebido para evitar la guerra, aupar el diálogo y subrayar el carácter popular y nacionalista del proceso democrático iniciado años atrás por el comandante Hugo Chávez. Nadie está obligado a votar pero tampoco nadie puede coartar el derecho al voto de otros, como amenazan sectores opositores, impotentes por la marea humana que se apresta a decir sí a la paz, al diálogo y a la búsqueda del respeto a las ideas de sus iguales, según reiteran autoridades. La víspera, el presidente del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), Nicolás Maduro, dijo que cuando se escojan 537 de los 545 miembros de la ANC se hará una apuesta por la dignidad nacional y la defensa de la soberanía del país, a la vez que será una respuesta clara a las ‘declaraciones insolentes del imperio’ y de los gobiernos de la región que le sirven a sus intereses. ‘La convocatoria a la Constituyente es muy claro que es por la paz, pero también, ante las declaraciones insolentes del imperio, que es una constituyente por la dignidad nacional, por la soberanía del país’, puntualizó. En todo el país el escenario está preparado, las maquinas capta huellas para los comicios se encuentran garantizadas, dijo este sábado la presidenta del Consejo Nacional Electoral, Tibisay Lucena, pese a provocaciones y ataques de grupos paramilitares contra algunas instalaciones esta semana. Por otra parte se espera que el sufragio de hoy sea un voto de castigo contra la violencia, contra los tranques de calles y avenidas, contra la práctica fascista de quemar personas, según manifestó el sábado Héctor Rodríguez, dirigente del Comando de Campaña Zamora 200. Mientras, es una interrogante cuántos venezolanos votarán por la ANC aunque algunos recuerdan que más de 15 millones ya tienen el emblemático Carnet de la Patria, lo cual puede inclinar la balanza a favor del llamado por la paz y el diálogo reiterado por los seguidores de Chávez y Maduro. Por otra parte, la paz no está perdida aunque algunos sectores de la Mesa para la Unidad Democrática (MUD) digan lo contrario y llamen a la confrontación que tratan de enmascarar en presuntas protestas pacíficas. ‘Tenemos que buscar el diálogo nacional’, manifestó el presidente Maduro este sábado cuando recordó que desde hace seis semanas se sostienen en privado conversaciones con una delegación de la autollamada MUD. Todo está listo para que los venezolanos decidan su futuro en una apuesta por la paz y contra la violencia, el nacionalismo contra el entreguismo y la independencia contra la sumisión a los grandes poderes externos. De seguro, el soberano dirá la última palabra. Por Luis Beaton Caracas, 30 de julio 2017 Crónica Digital /PL

El ambiente político sigue enrarecido.  Las cicatrices de la corrupción por más que se  intervengan en el quirófano de los expertos en cirugías comunicacionales, afloran de un lado u otro del cuerpo político y social del país. En ese escenario avanza la carrera presidencial, con una Nueva Mayoría dividida, agonizante, con un Frente Amplio exponiendo las debilidades propias de una coalición que ingresa a disputar los espacios de poder, con pequeños grupos de izquierdas intentando enarbolar sus banderas, en un territorio donde los vientos de cambio, se diseminan entre los edificios, en tanto, la derecha soba sus manos porque siente que tiene un candidato compitiendo consigo mismo, si aceptamos lo que reflejan las encuestas. A río revuelto… Cuando Ricardo Lagos bajó su candidatura y Carolina Goic, junto a la dirigencia de su partido, deciden no participar de las primarias en la Nueva Mayoría, el camino para Alejandro Guillier se tornó pantanoso.   Cuesta avanzar en una alianza sin ejes programáticos comunes, carente de acuerdos parlamentarios, donde además se busca subrayar las diferencias. En todo caso, el partido de la flecha roja, como las organizaciones políticas que apoyan al candidato independiente, tienen plena conciencia que los acuerdos son perentorios, luego de las primarias de la alianza derechista.  De ahí los acercamientos en busca de un pacto que asegure la añorada gobernanza. Desde el propio gobierno se han hecho esfuerzos en busca de  un acuerdo electoral; incluso ante la derrota, con el objetivo de articular una fuerza política que obligue al candidato de la restauración conservadora a moderar sus expectativas. Eso, mientras se re-piensan las alianzas de centro-izquierda, tensadas por una nueva cartografía que expondrá sus deslindes, con los resultados electorales en la mano.   De ahí los tiras y afloja. La lista única parlamentaria como opción cerrada.  En esa bolsa de gatos, los consejeros regionales parecen ser el único respiro. Porque para la senadora de Magallanes, la DC dentro de la Nueva Mayoría, ya no existe. En el Frente Amplio, las primarias tuvieron gusto a poco.   Su principal beneficio se dio en el ámbito simbólico, en el intento de instalación de liderazgos distintos. Pero a su vez, exhibieron su debilidad orgánica, su ausencia de trabajo barrial, con errores no forzados mayúsculos, como los protagonizados por Beatriz Sánchez.   Además de un latero sentido de auto-referencia, sumado a un toque mesiánico y excluyente que pueden explicar en parte, la baja votación dura del sector. De los otros grupos de  izquierda, basta decir que salvo excepciones, se encuentran en la invisibilidad absoluta, no obstante, hay que reconocer la valentía y tenacidad de estas organizaciones porque en la práctica -sin un peso y con mucho tesón- logran sobrevivir y proyectarse, desprovistos de la capacidad necesaria de incidir en la agenda política nacional, con excepción del fenómeno transversal NO + AFP del que son parte. En la derecha no todo se encuentra resuelto. La sobreprotección del candidato empresario, generó heridas difíciles de sanar en su propio sector.  Los debates más allá del anecdotario de acusaciones cruzadas, expusieron con […]

Importancia del Trabajo en la vida de las personas. El Trabajo como concepto integrador, dador de sentido para el proyecto de vida de toda persona,  es mucho más que el concepto de Empleo, Ocupación o Puesto de Trabajo.   El trabajo, más allá de constituir un factor productivo básico que debe ser adecuadamente remunerado en el mercado laboral, representa un conjunto de derechos y libertades que deben ser protegidos y fomentados.   Pero el trabajo es, por sobre todas las cosas,  una dimensión fundamental de la vida humana: es factor de socialización, formación y humanización, es ámbito de desempeño de roles sociales y desarrollo de aptitudes, talentos y vocaciones.   El trabajo, además, es una forma de práctica social:   es ámbito privilegiado para la acción y relación social, crea entramado social, organización, institucionalidad, cultura, lenguaje, valores y conductas socio-laborales. El significado y la centralidad del trabajo en la vida de las personas  constituyen lo central en las representaciones sociales, que ellas tienen sobre el trabajo. La relación entre los sujetos y el trabajo resulta un tema fundamental en la construcción  identitaria y de las trayectorias de vida.  En el caso de los jóvenes, el trabajo contribuye a configurar su identidad y autoestima, en interacción con contextos laborales y sociales cambiantes y complejos. Representaciones sociales acerca del Trabajo y de su significado. Las personas y los diferentes grupos sociales construyen significados, visiones y  creencias sobre el trabajo. Las representaciones sociales sobre el trabajo engloban el universo laboral de  manera amplia y también de manera acotada. Los estudios al respecto, se focalizan en jóvenes, en mujeres, en minorías sociales, en trabajadores de las diversas actividades económicas del campo y la ciudad, así como en la variada gama de profesionales. Las representaciones sociales sobre el trabajo cubren también el espacio social de la empresa, las condiciones de trabajo, la innovación tecnológica y hasta la identidad profesional o laboral.  En el ámbito educativo ha sido de interés indagar en las representaciones sociales acerca del trabajo de los estudiantes, especialmente de los que están próximos a egresar de la enseñanza media y que deben optar por continuar sus estudios de nivel superior o ingresar al mercado laboral.  En relación al trabajo, en general, se han identificado dos tipos de orientaciones normativas básicas de carácter social: una de ellas dice relación con las obligaciones y deberes de las personas con respecto a la sociedad, la otra se refiere a las obligaciones y deberes de la sociedad con respecto a las personas.  La primera orientación da lugar a la creencia de que el trabajo es una obligación de las personas, mientras que la segunda origina la creencia de que el trabajo es un derecho. Quienes consideran que el trabajo es una obligación creen que deben colaborar y contribuir a la sociedad a través de su esfuerzo;  aquellos que lo conciben como un derecho consideran que deben contar con un trabajo satisfactorio, que se les debe proporcionar formación, perfeccionamiento y participación en las decisiones respecto a su […]

El arribo de inmigrantes a nuestro país, no sólo nos convierte en una nación más heterogénea, con más cultura o formas de ver la vida, sino que también muchas de nuestras costumbres en el área médica ven cambios. Muestra de ello es que en la maternidad más grande de Chile, el Hospital San José de Independencia, recibe cada año más nacimientos de madres extranjeras. De hecho, de los 7.599 partos en este recinto en 2015, 1.599 correspondieron a mujeres foráneas. En 2016, en tanto, mostró que de los 7.541 nacimientos, 1.855 correspondió a inmigrantes. Esta nueva realidad ha llevado a que los recintos asistenciales adopten diversos criterios ajustándose a la cultura y realidad de cada madre. Así, por ejemplo, existen facilitadores interculturales para mujeres provenientes de Haití que aún no manejan el español o traducción de la ley de derechos deberes a su lengua nativa. Para respetar los partos de nuestra y otras culturas, debemos tener en cuenta que el cambio debe venir desde antes, desde la educación que recibimos a lo largo de la vida y específicamente desde la formación de los profesionales que acompañamos el proceso. Debe basarse en las recomendaciones que la OMS nos da hace 32 años, sumado a las necesidades básicas y particulares que cada mujer necesite. De esto los profesionales poco nos hacemos cargo, a pesar de tener una política pública tan importante como el Subsistema de Protección Integral a la Infancia Chile Crece Contigo. De hecho, sólo hay que revisar la última investigación del Fondo Nacional de Investigación y Desarrollo en Salud, donde se hizo una evaluación de la implementación de la recomendación de la atención personalizada del parto, revelando datos durísimos, tales como que el 81,5% de las mujeres en trabajo de parto no recibe ingesta de alimentos, a casi  un 80% se les obliga a subirse a una silla para el expulsivo, atentando a su derecho de poder elegir la posición más cómoda en ese momento único, y que casi a un 91% de los partos se les administra oxitocina sintética para acelerarlos, minimizando la capacidad de la mujer para dar a luz como lo ha hecho por miles de años de historia, algo que suele ser muy agresivo para las mujeres de diversas culturas, incluyendo por supuesto la nuestra. Hoy los partos de inmigrantes se están atendiendo de la misma manera que a la mujer chilena, ya que a nivel de formación no contamos necesariamente con la información de las prácticas o creencias que cada cultura puede tener, sin duda una facilitadora intercultural cumple un rol fundamental en este proceso, sobre todo cuando el idioma es la limitante, como el caso de las familias Haitianas. Es este sentido, se hace indispensable que las entidades a cargo de los hospitales y clínicas sigan incorporando diferentes estrategias que faciliten la comunicación entre las usuarias y el equipo de salud, lo que se traduce en calidad de atención. Por Juan Carlos Chirino, académico Escuela de Obstetricia y Matronería, Facultad de Medicina, U. San […]

El tema político del momento es la comprobación de cuánto está tutelada nuestra institucionalidad por el Tribunal Constitucional. Una certeza que ha sido  plenamente acreditada en estos 27 años de posdictadura, pero que ahora se hace más evidente con la posibilidad de que leyes importantes aprobadas por el Congreso Nacional puedan en definitiva tropezar con la decisión de los jueces políticos que integran lo que ya se le llama nuestra tercera cámara legislativa. Mientras prevaleció la “política de los acuerdos” entre la Concertación y la derecha, no hubo mucha necesidad de recurrir al Tribunal Constitucional, pero ahora todos reparan en la extraña existencia de un supra organismo con poder para contrariar las decisiones de los tres poderes clásicos del Estado, dos de los cuales son integrados por el ejercicio directo de la soberanía popular. Pese a todos los bemoles que mantiene, ciertamente, nuestro sistema electoral, cuanto la falta de representatividad de nuestras cámaras legislativas y del propio gobierno. Cuando la abstención, como se sabe, se ha constituido en la mayoría ciudadana. Hasta aquí, siempre se reprochaba la tutela que ejercían nuestras Fuerzas Armadas. Fenómeno que se comprueba constantemente en la condescendencia de nuestra clase política con los más escandalosos privilegios castrenses. “Justicia solo en la medida de lo posible” respecto de los crímenes de la Dictadura; cárceles de lujo para sus más horrendos criminales, sistema se salud, previsión y de pensiones muy por encima de las de la población civil o nuestro sector pasivo. Además de ese más que millonario presupuesto para financiar armas de alta destrucción, como la Ley Reservada del Cobre que les endosa un adicional del 10 por ciento de todas las exportaciones de Codelco, aún en estos tiempos en que el precio de nuestro metal rojo no pasa por buen momento. Hace algunas semanas, el Comandante el Jefe del Ejército rompió groseramente su obligación de no deliberar políticamente y en presencia de las autoridades políticas hizo un llamado a comprender las circunstancias en que se había producido el Golpe Militar y, con ello, el bombardeo a La Moneda y esos 17 años de terrorismo de Estado, violaciones sistemáticas de los Derechos Humanos y suspensión de todos nuestros derechos cívicos. Lo curioso es que entre los impertérritos asistentes a este nuevo despropósito militar habían ex prisioneros, torturados y exiliados por el Régimen Militar que no dijeron nada, absolutamente nada, ante esta provocación que fuera celebrada, por cierto, por algunos medios informativos, como por esa derecha más recalcitrante que denuncia todos los días lo que sucede en Venezuela, Cuba, Corea del Norte y otros países sin darse por aludidos de lo que sucedió y ampararon por tanto tiempo aquí, y continúa sucediendo en esta curiosa democracia tutelada. Incluso uno de aquellos candidatos de apellido Kast, que dice tener firmas suficientes para llegar a la papeleta presidencial, se atrevió a afirmar que durante el tiempo de Pinochet, Chile había contado con tribunales de justicia libres e independientes, entendiendo por ello de que el país vivía en pleno “estado de […]

En los viejos tiempos de este autor, el siglo pasado, se usaba un lenguaje claro. Tanto que lo prohibieron, pero parece tiempo de recordarlo. Un concepto importante era “superexplotación” y hasta un alumno de secundaria sabía que no significaba sólo explotación grand sino algo preciso: el comportamiento de una élite que, no contenta con apropiar el excedente del producto social, como legítimamente hace cualquier élite que se respete, le mete mano además a los salarios. La superexplotación, cuyas principales manifestaciones son las AFP, educación pagada y créditos usurarios, es uno de los dos grandes abusos que hay que terminar en Chile, ahora. El otro es el rentismo, originado en la apropiación privada de los recursos naturales que nos pertenecen a todos, y la colusión en casi todos los demás mercados. Esos son los dos puntos esenciales del programa que requiere Chile hoy y que la indignación del pueblo hace posible e imprescindible enfrentar ahora. Para nuestra sociedad en su conjunto, resolverlos significa ni más ni menos que convertir a Chile en un país desarrollado, es decir, franquear definitivamente las puertas de la auténtica modernidad… capitalista. Como es bien sabido, la civilización y la historia nacieron cuando los seres humanos fueron capaces de generar un excedente, es decir, cuando la productividad de los trabajadores permitió reducir a sólo una parte de su jornada el tiempo necesario para sostenerse ellos y sus familias, incluidos sus viejos. Pudieron así destinar el resto de la jornada a producir el excedente que permitió construir las maravillas, materiales y espirituales, que nos han legado las civilizaciones que nos precedieron y especialmente la civilización urbana moderna, la más grandiosa de todas. Bastante menos recordado es el hecho que junto con al excedente aparecieron las élites que se apropiaron del mismo, es decir, las clases sociales y la lucha de clases. Estos conceptos no son inventos de Marx, por cierto, sino una evidentes en todas las civilizaciones anteriores. Nadie confundía a un esclavo con su amo o un siervo con su señor, y los segundos menos que cualquiera. El trabajo necesario para el sustento de los primeros se ejecutaba asimismo separado en el tiempo y en el espacio, en meses y tierras diferentes, del que brindaban gratis a los segundos y los productos de uno y otro alimentaban y abrigaban de inmediato a unos y otros. En la sociedad moderna el asunto no es evidente porque tanto el trabajo necesario como el excedente toman la forma de valor, salarios y ganancias, y se ejecutan a lo largo de cada jornada.  Debemos a la economía clásica haber identificado con precisión las principales clases sociales modernas: obreros, capitalistas y… rentistas, quienes viven principalmente de salarios, ganancias y… renta de los recursos naturales, respectivamente. Las élites surgieron siempre de modo legítimo, a partir de quienes en cada época han sido responsables de organizar y dirigir la producción social, fuera como dueños de esclavos y tierras en las sociedades premodernas, o dueños del capital en la sociedad contemporánea. Sin embargo, dicha legitimidad […]

Los Niños Primero era una frase que George W. Bush repetía en el ámbito doméstico. Sin embargo no vaciló en invadir Irak en 2003 siendo los niños las primeras víctimas, las de siempre, en fin de cuentas, y causando un caos del cual la región del oriente medio no se libra hasta hoy. Hay una demagogia perniciosa en eso de Los Niños Primero  enunciado por políticos y jefes de estado en particular. En este sentido con la Convención de los Derechos del Niño se produce un contrasentido: la excesiva  politización obstruye más que facilita a proteger el interés del niño. La cifra que expone el Hogar de Cristo en Chile, de que se necesitan casi 2 millones de pesos al mes para atender óptimamente a un niño en el sistema del SENAME, bordea otro tipo de demagogia: aquella de que con el gasto adecuado supuestamente se soluciona el problema. Esa demagogia del político y del trabajador social, se tropieza con el panorama técnico y cultural que debe enfrentar esa Convención, instrumento genial en principio, aunque con un recorrido lleno de dificultades. Nadie esperaba que fuera a ser fácil. El nacimiento de la crisis que se destapa en el Servicio Nacional de Menores (SENAME) en Chile, proviene de la década de 1990. Tiene una arista internacional vinculada al modelo económico instaurado en la década de 1980, que propende a tensionar en forma permanente el gasto social fiscal por el mecanismo del ajuste que impacta regresivamente al gasto (o inversión) en infancia y en niñez. En 1992, MIDEPLAN, hoy Ministerio de Desarrollo Social, informaba que el gasto público en niños hasta los 18 años, representaba el 14 % del total del gasto público; una cifra alta que no se mantuvo.   Los datos duros del gasto público en este grupo etario, mientras se multiplican los programas de protección social,  cada vez más son más difíciles de obtener. En todo caso no han superado el 2.5 y 3% del PIB desde décadas, lo que ubica  a Chile en el cuadro medio. (BID.2016). La crisis del SENAME y sus elementos centrales, en el fondo es una falla no corregida en las políticas sociales. Desde esta perspectiva, la falla Menor proviene del SENAME mismo y su gestión, que no es diferente a la de muchos países de escasos recursos. En el intenso y desvirtuado debate político, la búsqueda de culpables individuales sobrepasa el diagnóstico de las causas sistémicas. Es una falla de estado advertida en un trabajo – entre otros- de UNICEF-Santiago para el SENAME de agosto 1995:  Informe de conocimiento de los Centros de Tránsito y Diagnóstico Ambulatorios(CTDS) de Osorno, Valdivia, Los Ángeles, Chillán, Copiapó, La Serena y Antofagasta. (UNICEF-Santiago. 1995). El documento señala la fragilidad conceptual en las políticas sociales  producto de la constante presión del sector económico para limitar el gasto en infancia. En la revisión, se constató: Primero, en Chile había un déficit conceptual y práctico para alcanzar en tiempo prudente una política pública integral enfocada en la infancia. Segundo, el aspecto ético. En la […]

Años atrás, visitando la tumba de Marx en Highgate, recuerdo haber escuchado a un grupo entonando La Internacional a diez metros del pedestal. Ansioso, me acerqué y les pregunté si militaban en algún partido de izquierda británico. Eran cinco jubilados, un par de ellos franceses, y dos jóvenes, que frente a mi pregunta se extrañaron visiblemente. “Ya ninguno de nosotros milita en este país”, dijo una mujer. “Blair quebró la relación del laborismo con los sindicatos y del viejo Partido Comunista sólo queda su periódico (The Morning Star)”. Busqué en otros lugares pero no hallé indicios. Tuve la impresión de que la izquierda británica no existía. Cuando volví de esas vacaciones universitarias, decidí militar. No quería perder la oportunidad de participar de una izquierda con partidos que aún mantenían una base popular, una herencia simbólica y una apuesta programática que defender. Cinco lecciones del laborismo Fue el verano de 2012-2013, años en que Ed Miliband trataba de romper con el Nuevo Laborismo en una especie de antesala de lo que vivirían los británicos con Jeremy Corbyn. Hoy, tras las últimas elecciones generales, nadie creería que no hay izquierda en Reino Unido, sino al contrario: desde el surgimiento de la izquierda laborista, hay una referencia de cómo recuperar un partido tradicional para que impulse las transformaciones que una sociedad necesita. Creo que los militantes de partidos tradicionales, pero particularmente del ala crítica del Partido Socialista de Chile, podemos sacar importantes lecciones del proceso británico. Estas lecciones son al menos cinco: las nuevas generaciones pueden recuperar la identidad de los partidos de izquierda; combatir la ambigüedad y elaborar propuestas con identidad programática; entender que las elecciones se ganan con votos, y para ello, partir por organizar una amplia campaña de inscripción de nuevos militantes; aprovechar nuestras campañas de crecimiento y electorales para devolver la política de izquierda al territorio; y finalmente, liberarse de las encuestas y entender las elecciones como espacios de apuesta programática. Antes de explicar estas ideas, quisiera hacer un paréntesis. Hoy en Europa hay al menos dos modelos distintos de hacer política de izquierda, a saber, el modelo de PODEMOS y el del Partido Laborista. Lamentablemente, PODEMOS es lo más parecido a lo realizado por el Frente Amplio en Chile, con una positiva salvedad: que las fuerzas populistas del conglomerado chileno no han logrado hegemonía internamente; y otra lamentable: una insoportable levedad programática. Los emparenta el hecho de que su principal base está en las universidades y crecen entre profesionales a costa de promover la desconfianza hacia la política y el descrédito de los partidos tradicionales, compitiendo con ellos en sus espacios comunes simbólica y electoralmente. No creo que los partidos de izquierda emergentes puedan sacar alguna lección del proceso británico, porque el modelo del que están más cerca ha sido, al menos hasta hoy, incompatible con el crecimiento y la radicalización del partido de cuyo descredito depende su rendimiento electoral. Un camino intermedio entre los modelos mencionados que pudiéramos recorrer aquí, implicaría entablar puentes de colaboración y diálogo […]

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