El ambiente político sigue enrarecido. Las cicatrices de la corrupción por más que se intervengan en el quirófano de los expertos en cirugías comunicacionales, afloran de un lado u otro del cuerpo político y social del país. En ese escenario avanza la carrera presidencial, con una Nueva Mayoría dividida, agonizante, con un Frente Amplio exponiendo las debilidades propias de una coalición que ingresa a disputar los espacios de poder, con pequeños grupos de izquierdas intentando enarbolar sus banderas, en un territorio donde los vientos de cambio, se diseminan entre los edificios, en tanto, la derecha soba sus manos porque siente que tiene un candidato compitiendo consigo mismo, si aceptamos lo que reflejan las encuestas.
A río revuelto…
Cuando Ricardo Lagos bajó su candidatura y Carolina Goic, junto a la dirigencia de su partido, deciden no participar de las primarias en la Nueva Mayoría, el camino para Alejandro Guillier se tornó pantanoso. Cuesta avanzar en una alianza sin ejes programáticos comunes, carente de acuerdos parlamentarios, donde además se busca subrayar las diferencias.
En todo caso, el partido de la flecha roja, como las organizaciones políticas que apoyan al candidato independiente, tienen plena conciencia que los acuerdos son perentorios, luego de las primarias de la alianza derechista. De ahí los acercamientos en busca de un pacto que asegure la añorada gobernanza. Desde el propio gobierno se han hecho esfuerzos en busca de un acuerdo electoral; incluso ante la derrota, con el objetivo de articular una fuerza política que obligue al candidato de la restauración conservadora a moderar sus expectativas. Eso, mientras se re-piensan las alianzas de centro-izquierda, tensadas por una nueva cartografía que expondrá sus deslindes, con los resultados electorales en la mano. De ahí los tiras y afloja. La lista única parlamentaria como opción cerrada. En esa bolsa de gatos, los consejeros regionales parecen ser el único respiro. Porque para la senadora de Magallanes, la DC dentro de la Nueva Mayoría, ya no existe.
En el Frente Amplio, las primarias tuvieron gusto a poco. Su principal beneficio se dio en el ámbito simbólico, en el intento de instalación de liderazgos distintos. Pero a su vez, exhibieron su debilidad orgánica, su ausencia de trabajo barrial, con errores no forzados mayúsculos, como los protagonizados por Beatriz Sánchez. Además de un latero sentido de auto-referencia, sumado a un toque mesiánico y excluyente que pueden explicar en parte, la baja votación dura del sector.
De los otros grupos de izquierda, basta decir que salvo excepciones, se encuentran en la invisibilidad absoluta, no obstante, hay que reconocer la valentía y tenacidad de estas organizaciones porque en la práctica -sin un peso y con mucho tesón- logran sobrevivir y proyectarse, desprovistos de la capacidad necesaria de incidir en la agenda política nacional, con excepción del fenómeno transversal NO + AFP del que son parte.
En la derecha no todo se encuentra resuelto. La sobreprotección del candidato empresario, generó heridas difíciles de sanar en su propio sector. Los debates más allá del anecdotario de acusaciones cruzadas, expusieron con crudeza la escasa densidad cultural de un segmento de la élite, cuyas diferencias a riesgo de generar caricaturas, se expresaron en tres lineamientos: el primero, reducido a temas económicos y propiedad, sin ningún pudor a la hora de conflictos de interés entre lo público y privado, representado por Sebastián Piñera. El segundo, de perfil tradicional, más conservador en lo valórico, de raíz socialcristiana y popular, cuyo voto se expresó en Carlos Ossandon. El tercero, de cepa tecnocrática, en apariencia liberal, cuyo discurso apunta a la clase media emergente, personificada en Felipe Kast. Sin embargo, no hay que equivocarse. Este sector ha demostrado capacidad de acción, organización y convocatoria, con una plantilla de diputados y senadores ordenados, capaz de golpear a la pusilánime mayoría que exhibe el gobierno. De hecho, dos de los proyectos emblemáticos: reforma educacional e interrupción del embarazo, trastabillan por las cuerdas. En ese escenario, el Senador Ossandon, decide volver a Renovación Nacional y Felipe kast, como tecnócrata oportunista, pasa con rapidez a transformarse en candidato al senado por La Araucanía. En tanto Piñera, libra un poco despeinado de temas judiciales que lo complicaban, casos de corrupción por aquí y allá, se cierran con daños colaterales mínimos, el señor fiscal Abbott, parece que cumple bien su tarea…
“Miren el hervidero de vigilantes/para rociarles flores al estudiante” V.P.
Algunos expertos, sacan cuentas de cuántos hogares del SENAME, podrían mejorar con parte de los dineros destinados a la educación universitaria. Con mucha sensibilidad social se habla de los que no marchan, de la necesidad de hacer oídos sordos a la calle, porque cómo no, los niños están primero. Es curioso que los peritos en cuentas, no se pregunten qué se pudo haber hecho por ejemplo por los millones perdidos por el estado, en las maniobras generadas por CUPRUM y PROVIDA, para estos señores es de incautos, plantearse la posibilidad de calcular que significaría para los estudiantes chilenos y para el SENAME, recibir el cinco por ciento de las ventas del cobre, trasladándolas por supuesto de los montos que hoy reciben las Fuerzas Armadas. Pero mirar las cuentas desde esa óptica es poco atractivo, dirán populista, subdesarrollado, es más anglosajón o europeo, por supuesto del norte, recurrir a otros paradigmas que tienen mayor sustento técnico, porque siempre será mejor asociarse con quienes ven a los sectores organizados como una amenaza, para el sacrosanto o luciferino orden. De ahí entonces que la élite esté dedicada al maquillaje y contar chauchas.
Por Omar Cid
Santiago de Chile, 29 de julio 2017
Crónica Digital