Por Francisco Solari Orellana
Ni en los peores pronósticos de las vilipendiadas encuestadoras, se visibilizaba una paliza como la que propinó ayer la opción del Rechazo a la propuesta Constituyente en Chile.
Con casi la totalidad de las mesas escrutadas, el 62% de los y las chilenas decidieron continuar con su actual Carta Magna, que escrita durante la dictadura militar será el documento que diagramará la vida política del vecino país hasta un futuro sin horizonte.
Anoche nadie lograba salir de su asombro. Las encuestas, que siempre se inclinaron a un triunfo del rechazo, hablaban de una diferencia de diez puntos. La realidad, marcó casi un 20% de diferencia entre ambas opciones.
Estas fueron las primeras elecciones obligatorias en Chile desde que se tenga memoria. La participación llegó al 85%, lo que es todo un récord. Votaron más de 13 millones de personas, siendo la segunda elección con mayor participación, la primera fue el Plebiscito de 1988, con un 93% de votos emitidos, que definió la salida de Pinochet y el llamado a elecciones libres.
Es entonces la hora del análisis, de considerar errores ajenos y propios que podrían haber aportado a tal derrota.
El proceso constituyente en Chile abrió expectativas en todo el mundo. Uuna Convención elegida por el voto popular, que fue con escaños reservados para pueblos originarios, que fue paritaria, escribió un texto ambicioso: plurinacionalidad; derechos con perspectiva de género; con gran trabajo sobre el cuidado del medioambiente; con profundización de derechos de salud, educación y vivienda.
Pero un texto lindo, dejaba cosas a la dependencia de implementación de leyes, la creación de organismos estatales de fiscalización, quedaban algo al azar y a la renuencia del poder legislativo.
¿Dónde estuvieron los errores?
- 1) Primero que nada, comunicacionales: la maquinaria de los grandes medios de comunicación caló profundo en el pensamiento de la gente, la inseguridad, la idea de acabar con el Chile que conocemos, y habilitar una especie de balcanización de la República. Suena algo inverosímil, pero en gran parte de la ciudadanía, hizo eco.
- 2) Los medios lograron establecer que más que una elección constituyente esto era una especie de votación a favor o en contra del Gobierno de Gabriel Boric. Gran triunfo de la propaganda, cuando el presidente Boric cuenta con un gran porcentaje de rechazo, en un contexto de inflación generalizada, con medidas gubernamentales que buscan dar respuesta a la agenda de la oposición más que continuar con su programa por el cual fue elegido.
- 3) La campaña del apruebo, no logró, en ningún punto de vista interpelar a la gente, por el contrario, los debates siempre fueron academicistas, lejos de la lógica del ciudadano de a pie, tal vez pensando en que una ciudadanía sin educación cívica saldría en masa a leer un texto poco amigable como una Constitución.
- 4) Otro error propio, fue creer que gran cantidad de los votos del plebiscito de entrada y de la segunda vuelta de Boric eran inmediatamente trasladables al Apruebo de Salida. Se entendió que a mayor participación la gente votaría más a favor de una mirada progresista.
- 5) Gramsci tenía razón. Las batallas políticas no sólo son en esa arena de disputa, también lo son en el sentido cultural, y ahí es donde la interpelación de los medios de comunicación fue avasallante, donde la mentira desmedida caló más hondo en el votante promedio que: no se interesaba en votar, que no leyó la propuesta constitucional y que está aburrido de la inestabilidad económica, social y de seguridad.
¿Y ahora qué?
El presidente Gabriel Boric decidió hablar de la continuidad de un proceso Constituyente y en su discurso tras la derrota, invitó a todos los partidos políticos a una reunión este lunes, para discutir un nuevo proceso constituyente. Pero ahora esa opción dependerá de la oposición, quiénes discursivamente dijeron que habría que trabajar para crear una nueva propuesta de Carta Magna, pero ya anoche, en los festejos del Rechazo, el Partido Republicano (extrema derecha) anunció que no participaría de ninguna propuesta de cambio de Constitución y Chile Vamos (derecha) rechazó, por ahora, la invitación del Ejecutivo.
La derrota la sentirá el gobierno de Boric, ya se habla de cambios de gabinete y de buscar profundizar la consagración de su programa. Pero eso dependerá de su capacidad de llegar a acuerdos con un Poder Legislativo que es abiertamente opositor y que se encuentra más que envalentonado con el resultado de ayer.
Hoy los mercados en Chile se tranquilizarán, el dólar bajará, parecerá todo estabilizado, pero los reclamos sociales están lejos de ser solucionados y la gente está más desanimada. Veremos cuánto quedará de ese discurso que decía: “tras el plebiscito todos seremos chilenos”, y que repitieron como mantra, tanto del Apruebo como del Rechazo.
Esta fue una derrota que no se vio venir, al menos en la contundencia del resultado. Lo que sí todo Chile entiende, es que la Constitución de 1980 es caduca para la realidad actual del país, ahora está en manos de los que jamás quisieron hacer grandes cambios la llave de dar una salida a una crisis social que no termina, sino que, por ahora, está aletargada.
Santiago de Chile, 5 de septiembre 2022
Crónica Digital