Consternación y dolor provocó en todo un país el asesinato de la periodista Francisca Sandoval, joven reportera del medio comunitario Señal 3 de la Victoria, por un disparo mientras reportaba la marcha del 1 de mayo por el día del trabajador, en las cercanías del barrio Meiggs, en Estación Central. Un asesinato a sangre fría que enlutó no solo a la prensa, sino que a la democracia, donde una de sus principales características es velar por la libertad de expresión y el libre ejercicio de la profesión. Expresarse de manera libre, sin obstáculos y sin censura previa es esencial en un Estado democrático. Es el sello de una sociedad que facilita el ejercicio del cuarto poder: la prensa. Con el asesinato de Francisca Sandoval, se hiere la vulnerabilidad que sienten los ciudadanos, porque quienes tienen el deber de cuestionar a las instituciones, al poder e investigar, son vulnerados, dejando en desprotección a quienes acuden al Periodismo, para transparentar lo que ocurre en las calles, en los salones del poder y los conductos que facilitan la corrupción. Lo más probable es que sus asesinos fueran delincuentes comunes, quienes cada día tienen más poder y más motivos para temer a una prensa inquisitiva.  Son urgentes las medidas para garantizar la protección de los periodistas en el ejercicio de sus funciones, porque facilitar su trabajo, no solo enaltece al Estado, sino que pone en primer lugar un derecho fundamental, que es cuestionar y relevar las principales preocupaciones y problemas de la sociedad, que son las labores que cumplen los medios de comunicación. Medios que también debemos cuidar y vigilar, para que nuestra democracia funcione. Ahora que algunos periodistas chilenos están cubriendo la guerra en Ucrania, arriesgando su vida para mantenernos informados, no puede ser que en una calle de Santiago, se corra el mismo peligro que en la periferia de Mariúpol. Mostrar la realidad puede ser peligroso, y hay que valorar el esfuerzo que los periodistas hacen, por visibilizar lo que otros desean esconder a toda costa. ¡Transparentar  hasta que duela!

Chile se está ahogando en basura. Anualmente generamos 436 kilos  de residuos domésticos per cápita, cifra que crece sin posibilidad de que disminuya en el corto plazo. Este aumento exige la gestión de un masivo sistema de recolección y disposición, el cual en el mejor de los casos termina en rellenos sanitarios y en muchos casos en vertederos ilegales o basurales. En los últimos años se han logrado avances en la materia, tales como la Ley de Responsabilidad Extendida del Productor (REP) o la prohibición de productos  como bolsas o botellas plásticas. Sin embargo, la implementación de esta ley ha sido lenta y sus efectos apuntarán principalmente al reciclaje, además de que no considera a los residuos orgánicos. Chile necesita una Ley de Residuos Orgánicos. Actualmente contamos con un instrumento útil para iniciar esta discusión: la Estrategia Nacional de Residuos Orgánicos (ENRO). Sin embargo, la ausencia de leyes en la materia pone límites a su implementación en el corto plazo. Esto es grave, ya que el 59% de los residuos domiciliarios corresponden a orgánicos, los cuales hoy son considerados “basura”, generando una gran cantidad de emisiones de gases de efecto invernadero y otros impactos ambientales, agudizando la crisis climática y ecológica. Frente a la urgencia, la primera medida de una ley debe ser establecer una meta clara y ambiciosa de valorización. La ENRO establece metas de 40% y 66% para los años 2030 y 2040. Si bien son números interesantes para considerar, creemos que  podemos reducir  los plazos. Esto  puede sonar descabellado, pero no debemos tener miedo de ponernos metas que hoy parecen inalcanzables, como demuestra la experiencia de la ley de fomento a las Energías Renovables no Convencionales, cuya meta fue alcanzada 5 años antes de lo estipulado. Otro aspecto fundamental es la creación de regulación específica para facilitar la disposición de residuos orgánicos. Hoy en día, la construcción de plantas de tratamiento deben cumplir las mismas exigencias que se imponen a los rellenos sanitarios, lo que complejiza su instalación al ser procesos muy distintos. No podemos continuar pidiendo a los proyectos comunitarios sin fines de lucro requisitos tan exigentes como los demandados a las empresas. Sólo de esta forma liberaremos el enorme potencial que tienen las iniciativas de las comunidades en cada territorio. El desarrollo de un sistema nacional de disposición de residuos es una oportunidad gigantesca para avanzar en la descentralización, tanto a nivel regional como comunal. Una propuesta especialmente efectiva para avanzar en esta materia es reformar la manera en que el tema es tratado en la Ley Orgánica de Municipalidades. Este cuerpo legal otorga la atribución de “extraer la basura” a la respectiva Dirección Municipal. Hasta ahora, dicha facultad se ha ejercido sin distinguir lo que implica la gestión de residuos en el contexto actual de crisis climática y ecológica. Por ello, se debe complejizar dicha tarea con el reconocimiento explícito de sistemas diferenciados de tratamiento de residuos según categoría, incluyendo los orgánicos. Finalmente, tenemos la convicción de que establecer medidas ambiciosas como las propuestas […]

Estadísticas indican que en nuestro país el 50% de los presos inician su carrera delictual a los 13 años; que más del 58% de las licencias médicas en Chile y América Latina son debido a la ansiedad, depresión y estrés; y que sólo durante el año 2019 se registraron más de 1.800 suicidios, de los cuales la mitad ocurrieron el grupo etario comprendido entre los 15 y 23 años, datos que nos evidencian que el abandono, la soledad y la tristeza son tres de las emociones que menos se regulan. El 2018 la Fundación Liderazgo Chile presentó el anteproyecto de Ley de Educación Emocional en La Moneda y en el 2019 al Congreso, pero tristemente tras tres años de trabajo la iniciativa sigue durmiendo en el parlamento. Tenemos una sociedad que está enferma y lo que promueve este proyecto es prevenir y anticipar esta enfermedad. Hoy la pandemia nos vino a sacar el velo del mundo emocional, la ansiedad, el miedo, la angustia y todos los comportamientos deductivos asociados a la violencia nacen de una carencia de educación emocional. Sería maravilloso que podamos contribuir desde la sociedad civil a una educación mucha más sana y más integral. tenemos que anticiparnos a la enfermedad, eso es lo genuino de la educación emocional, y reconocer nuestras emociones como una parte valiosa legitima de nuestro desarrollo integral como ser humano, nosotros como fundación queremos invitarlos como parte de la sociedad civil a contribuir a una mejor sociedad. Sabemos que los espacios sociales requieren de manera urgente que las personas potencien sus habilidades personales e interpersonales para armonizar la convivencia, sobre todo en un contexto de pandemia que hemos vivido a nivel mundial, para así mejorar los vínculos en base a la confianza y el buen trato y desde ahí crear los ambientes que permitan cultivar una adecuada salud psicológica y bienestar emocional, tanto de estudiantes como equipos de trabajo en general. Ley de Educación Emocional, es una iniciativa fundamental para avanzar en el gran desafío que implica valorar e integrar las emociones en el trabajo pedagógico. A través de este proyecto buscamos fortalecer y ampliar las miradas desde una perspectiva integral y de mayor conciencia emocional en el proceso educativo, mediante la aplicación de estrategias que integren cuerpo, mente, emoción, lenguaje, relaciones interpersonales y espiritualidad. La educación emocional es, sin duda, el proceso educativo más genuino para el desarrollo integral del ser humano, invitamos a sumarse a esta iniciativa y ser parte de un cambio trascendental en la educación chilena e invitamos a los candidatos presidenciales a debatir de este tema y que lo agreguen a sus programas de gobierno. ¡Contamos contigo! Firma aquí https://www.flich.org/ley-de-educacion-emocional/ 

La Convención Constitucional ha traído consigo un profundo cambio de paradigma. Por primera vez en la historia de Chile, la ciudadanía se pronunció abrumadoramente (80/20) a favor de generar una nueva constitución por medio de un organismo ad hoc, eligiendo democráticamente a los constituyentes y excluyendo a los parlamentarios. Adicionalmente, la elección se realizó con paridad de género y con escaños reservados para los pueblos originarios.  La reacción no se hizo esperar: se ha desatado una colosal campaña, emprendida por la oligarquía y el imperio, en que se están empleando todas las formas de aniquilación: la mentira, las fake news, la calumnia, los ataques verbales y físicos contra convencionales, las embestidas exquisitamente orquestadas en las redes sociales y el escándalo ante cualquier suceso que, en otros ámbitos (el gobierno, el parlamento, el poder judicial, el empresariado, las fuerzas armadas y de orden, etc.) pasaría inadvertido para los grandes medios de comunicación y en especial para la televisión abierta.  Los poderes fácticos han decidido que una nueva constitución podría serles desfavorable e intentan jugarse porque no llegue a ver la luz. Las fuerzas del rechazo, fuertemente derrotadas en el plebiscito de entrada, sueñan con salir victoriosas en el de salida.  La derecha chilena no ha sido capaz de dar sustento teórico ni ético a su postura de rechazo al proceso constituyente y uno de sus manotazos ha consistido en traernos intelectuales (o pseudo intelectuales) extranjeros a convencernos de que estamos haciéndolo todo mal, tratando de capitalizar sobre el descontento generalizado en la sociedad. David Rieff y las culturas woke y anti-woke Al respecto, una entrevista en El Mercurio (10 de septiembre 2021) llamó mi atención. El entrevistado es David Rieff, hijo de Susan Sontag, connotada intelectual norteamericana (escritora, cineasta, filósofa, maestra y activista política, conocida como “la dama oscura” de la cultura norteamericana) que hizo su principal aporte en derechos humanos e ideología izquierdista. A poco andar, resulta evidente que Rieff no siguió los pasos de su madre (ni tenía obligación de hacerlo) y es claramente un conservador de aquellos que declaran no ser de derecha ni de izquierda… ¿sino todo lo contrario? El hombre es un preocupado de nuestra Convención Constitucional y de los temas que en ella están en discusión. Visita Chile y confiesa entre sus contactos criollos al convencional Patricio Fernández y al escritor Arturo Fontaine. Uno de sus ámbitos de interés teórico es la cultura “woke”, término que utiliza en su crítica de los debates en la Convención. Woke es un sinónimo de woken (participio del verbo to wake, despertar) y también del adjetivo awake, es decir, despierto. Se originó en la cultura negra de los EE.UU. entre los años 30 y 40 del siglo pasado y originalmente significó “conciencia del prejuicio racial y la discriminación”. En 2012-2014 tuvo un renacer en el movimiento black lives matter (las vidas negras importan). Woke se ha utilizado para describir movimientos izquierdistas e ideología académica relacionada con la “teoría crítica sobre la raza” con el objeto de promover la justicia […]

La derecha, atrincherada en bloque en la Convención, con un par de franco tiradores  alerta a  descalificar el buen curso que está tomando la Constituyente, cultiva una agresividad que desanima mi autocrítica   hacia cierta radicalidad   izquierdista que  dificulta el diálogo. Lo bueno es que  el “fuego” derechista y el homólogo  reduccionismo  de un sector de la izquierda, no detienen el avance de una disposición dialogante hacia la tarea constitucional.     Sea porque los convencionales, ética y teóricamente, asumen  que la Constitución  debe ser para  todos y no para algunos o porque las circunstancias los llevarán a procesar sus tensiones, los 155   avanzarán cada vez mejor, manteniendo  diferencias, escuchándose para  intentar acuerdos y  así producirán un texto que será común  y no excluyente. Entonces, por principios o por la presión de los hechos  inevitables,  de sentarse cerca, mirarse, cruzarse en los pasillos, oírse y conocerse, aprenderán a procesar los conflictos como lo exige una Constitución . La necesidad de acuerdo les será  casi ineludible.  Quedarán en el anecdotario los que  no entendieron que T. Marinovic y J. Arancibia son convencionales con cargos de pleno derecho, legítimos por decisión de la democracia  y que su presencia no surgió de nuestros deseos. Consignaremos en el mal recuerdo  los desprecios clasistas y racistas a la presidente Loncón; las ironías, agresiones y las torpezas de semiboicot del gobierno para la instalación.  La ya comprobada hipótesis del contacto, de la psicología social, que destaca el abogado y escritor Pedro Barría, evidencia  que, antiguos rivales pueden tener un  proceso de transformación política y personal, desde la confrontación y agresión, a la comprensión, el diálogo y la conciliación  porque el contacto  modifica percepciones y actitudes negativas; rompe  prejuicios, estereotipos, esquemas y prototipos permitiendo llevar a cabo transiciones políticas exitosas. O como en Venezuela que avanzó hasta que  el   descuido   del fuego vivo quebró  la convivencia.  La convivencia pacífica no implica “eliminar el conflicto, porque  el mundo,  necesita más conflictos y no menos, porque en la medida en que hay injusticia en el mundo se necesitan conflictos para llamar la atención sobre las injusticias” ( W. Ury). “El desafío no está en eliminar conflictos sino en transformar el modo en que  los manejemos, de  forma no destructiva, sin violencia sin guerras”; y en esta Convención, digo yo,  no repetir la  descalificación, desprecio, hostigamiento, insulto, ni amenazas, ni  golpes anónimos en la calle, como ha ocurrido. Desgraciadamente esto, como dice Barría, se aprende lentamente y se desaprende rápidamente. La historia del mundo muestra crueldad en los conflictos:  seres humanos privados de identidad personal, descalificados y marcados  como rebaño punible. En política, la calificación de “humanoide”, que nos dio a la izquierda la dictadura en Chile y la de “gusano” , a los opositores en Cuba, incitaron a lo peor. Esta despersonalización del adversario, propia de las dictaduras,  también ha infectado la  democracia en la historia de Chile : ”amarillo, upeliento, facho, balmacedista, comunista, carrerino, beato, momio,”  clavando personas en el insectario nacional quitándole su calidad de […]

El presidente de México no es un adepto de las giras internacionales. El inicio de su mandato tampoco fue marcado por un gran interés por las relaciones exteriores, expresando en varias ocasiones que “la mejor política exterior es la interior”. Un sentido honorable de las prioridades. Pero junto a su Canciller Marcelo Ebrard, AMLO logró desde el 2019 instalar una diplomacia activa y más volcada hacia Latinoamérica y el Caribe, un verdadero contraste con sus antecesores.  En esos últimos años donde las fuerzas oscuras han dominado la región, los integrantes del Palacio Nacional y del edificio Tlatelolco han sido claves para restaurar esperanzas integracionistas, contribuir a la estabilidad política y solidaridad regional.  Desde Hugo Chávez que Latinoamérica no contaba con un gobierno tan voluntarista. Varios momentos marcan la gestión diplomática actual del país azteca: desde el rol ejercido para los momentos de tensión tras el Golpe de Estado en Bolivia, dándole asilo al presidente Evo Morales evitando así una tragedia mayor; la solidaridad expresada a Cuba denunciando en múltiples ocasiones el bloqueo estadounidense, y enviando ayuda humanitaria para apoyar la Mayor de las Antillas frente a la pandemia. Con respecto a Venezuela, mientras algunos mandatarios de derecha pensaban lograr resultados con intenciones dudosas, como fue el “show” de Cúcuta, Andrés Manuel López Obrador siempre defendió el principio de la autodeterminación de los pueblos para luego ofrecer – recientemente – su cooperación y su país como sede para que se puedan desarrollar las negociaciones entre el gobierno de Nicolás Maduro y la oposición venezolana. México asume riesgos en pro del dialogo y la estabilidad, reforzando su liderazgo regional.  Durante la actual crisis pandémica del Covid-19, México también ha salido a demostrar la importancia de la mirada integracionista, al implementar, junto con la Argentina de Alberto Fernández, un acuerdo de producción de vacunas que contempla la distribución de 250 millones de dosis contra el coronavirus en la región. Un trabajo conjunto que traduce la capacidad que tienen nuestros países para actuar y proponerse objetivos ante desafíos comunes. Gobiernos progresistas demostrando una vez más el ejemplo, el camino y la importancia de la cooperación.  En materia de integración, tradicionalmente los esfuerzos más fuertes no han venido de los gigantes del continente, pero esta vez, la diplomacia mexicana logró lo que en estos últimos años había sido inexistente, reactivó el dialogo político regional. Dándole un nuevo impulso a la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños que había sido dejado de lado por los gobiernos conservadores de la región. Mirando más al sur que al norte, neutralizando una OEA dañina y desprestigiada, México abre una nueva etapa para la integración regional. Sin embargo será fundamental multiplicar los mecanismos de participación con y para la sociedad civil. Si los pueblos no se apropian de los procesos integracionistas, es muy difícil que los defiendan cuando haya un cambio de gobierno y que la nueva autoridad decida salirse. Sin participación activa de la ciudadanía, los progresistas seguirán con dificultades para darle sostenibilidad a los proyectos de integración con perspectiva […]

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Un café en una plaza con historia....

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