La clave para tener buenas relaciones sexuales es la comunicación. Compartir con tu pareja las fantasías y deseos, permite una exitosa complicidad entre los dos. Después del acto sexual, es también oportuno hablar sobre qué cosas gustaron y qué no. Esta conversación permite otro tipo de comunicación, y es aquella que suele establecerse cuando van conociendo suficiente uno del otro, en cuanto a reacciones, agrados y apetencias. Los juguetes sexuales, las pelis eróticas, las comidas afrodisiacas y todos los deleites que se quieran inventar, ayudan y de qué manera.
Uno de los más frecuentes reveses, se relaciona directamente con la maduración sexual, es decir, el interés de cada quien por el inicio sexual. Esto es algo muy personal, que marca en cada quien su tiempo específico, y que no debemos violentar bajo ninguna presión externa. Ni de novio, ni de grupo, ni de curiosidad.
Y está en esa misma línea de importancia, la prudencia, que ofrece el conocimiento, esa que te advierte a cada paso la responsabilidad con la protección, para evitar ITS y embarazos no deseados y por tanto, inoportunos.
La compenetración física y afectiva
No solo se aprende a hacer bien el sexo, sino también se aprende a amar. Quien desde la niñez aprendió a desarrollar este sentimiento, y logra realmente amar y ser amado, esto facilita mucho las cosas. Recordemos que el amor es base y fuente de otras muchas satisfacciones, ilusiones y dichas.
Si la pareja se encuentra bien con la relación, existe respeto, amor, consideración, admiración, las relaciones íntimas tienen buenos pronósticos, o por lo menos, tendrán menos obstáculos que una pareja en la que no exista nada de lo dicho anteriormente.
No obstante, se sabe que el amor por sí solo, no resuelve problemas relacionales. El grado de confianza que tenemos con nuestra pareja, es necesario desde el principio, y a partir de ahí, empezar a trabajar cualquier dificultad, desacuerdo o preferencia.
La existencia total de “cóncavo y convexo en el sexo” es solo una frase de una exitosa canción. La realidad es más compleja.
Otro elemento muy importante es la variedad y la imaginación. Muchas veces, después de algunos años de relación, esa pasión que se tenía al principio ya no existe o ha disminuido. Podemos recordar que al principio, tu novio te desvestía, te quitaba la ropa lentamente, con muchos besos por el camino… Ahora puede que te diga algo así: “¿quieres?” Y empieza a desnudarse, sin más preámbulo, esperando que tú lo hagas igualmente. Algunas y algunos que leen estas líneas, saben que no estoy exagerando para nada. Evitar caer en la rutina, es algo que siempre hay que cuidar.
El cuerpo y sus deleites
Antes de aventurarse a cualquier experiencia sexual, es necesario haber leído suficiente sobre el cuerpo sexuado, tanto el tuyo como el de la pareja. Las zonas erógenas pueden indicarte puntos claves, pero no estamos hablando solo del clítoris, el pene, los senos o glúteos, sino de deleites que suelen haber más allá, si exploramos el cuerpo como un mapa erótico.
Muchas parejas centran sus relaciones íntimas en la penetración. Aprender que también puede haber un buen y gran sexo sin penetración, no solo alivia a muchos hombres y mujeres, sino que la riqueza del erotismo no debe ser segregada a “normas” o imperativos tradicionales.
Comunicación
Para terminar por hoy, hablemos de los besos, a veces tan olvidados cuando pasa el fragor de los primeros tiempos. Son muy importantes para toda mujer y hombre, y especialmente durante las relaciones sexuales.
Siempre es una buena idea empezar las relaciones sexuales con un apasionante beso. ¿No te parece?
Sabemos que un buen acople sexual no se logra sólo con algunos consejos. La sexualidad femenina y masculina es tan compleja y variada que no es humanamente posible hacer esa labor reduccionista. Pero siempre hay saberes en esa esfera que, como toda regla básica, tiene gran valor. Sobrtodo facilita equivocarse menos.
Por loyma Ravelo
Fuente: http://mujeresintimidades.blogcip.cu/
La Habana, 23 de mayo 2012
Crónica Digital