La Comisión de Educación acaba de despachar el proyecto de ley de “Nueva Educación Pública”. Corresponde ahora que sea revisado por la Comisión de Hacienda y votado por la Sala de la Cámara de Diputados. Luego deberá ser tramitado por el Senado. Creemos que este es un paso importante para recuperar la Educación Pública en Chile; sin embargo, el proyecto todavía corre el riesgo de ser un paso correcto que deja una parte sustancial del cuerpo atrás. Es un gran avance, porque devuelve al Estado la responsabilidad por la educación pública de las escuelas y jardines que abandonó en los municipios. A su vez, la ley propone un Sistema descentralizado en la administración y gestión, para que los proyectos educativos puedan adecuarse a sus realidades y características locales, con más participación de las comunidades educativas; además, el nuevo sistema propone una Dirección Nacional que tenga la responsabilidad de elaborar una política de Estado para la Educación Pública, más allá de los gobiernos de turno, que garantice un sistema de calidad y con visión estratégica para el conjunto del país. Ahora bien, como es de esperarse, una legislación de gran impacto nacional como ésta, no sólo tiene aciertos, sino que también presenta complejidades y debilidades que es necesario resolver. En el debate de la Comisión de Educación y, especialmente, con la firma conjunta de un protocolo de acuerdo de los parlamentarios de la Nueva Mayoría, que componen las comisiones de Hacienda y de Educación, hemos podido manifestar algunas complejidades que deben ser aclaradas y resueltas por el Ejecutivo, para que el proyecto que crea el Sistema Nacional de Educación Pública cumpla adecuadamente a su finalidad mediante el resguardo y respeto de sus trabajadores y trabajadoras. Entre las principales complejidades, consideramos relevante: 1) Que el traspaso se realice sin la pérdida de beneficios para los trabajadores que actualmente componen los DAEM o Corporaciones Municipales de educación; 2) Cumplimiento del acuerdo con los asistentes de la Educación en cuanto a contar con estatuto propio; 3) Que los docentes que hagan ingreso a este sistema lo hagan en calidad de Titulares, tal como quedó establecido en un compromiso con el Colegio de Profesores al tramitar la Carrera Docente; y 4) Que los establecimientos educacionales “hospitalarios” cuenten con los recursos suficientes para su buen desempeño. Estos son puntos relevantes que esperamos sean aclarados y reconocidos por el Ejecutivo. Sin embargo, el punto de mayor complejidad y mayor impacto, que a nuestro juicio es el punto que nos permitirá hablar verdaderamente de una Nueva Educación Pública, es el de Sistema de Financiamiento. El proyecto actual mantiene como base de su financiamiento la subvención por matrícula y asistencia, mecanismo responsable en gran medida de la actual crisis de la educación pública escolar. Lo hemos dicho con todas sus letras, este es un instrumento de financiamiento de mercado que fomenta la competencia y no la calidad, pero además, es un mecanismo irracional que hace incapaz al sistema de financiar los costos reales del funcionamiento y desarrollo de los […]

El primero de Mayo, Día Internacional de los Trabajadores, resulta ser una sana ocasión para rememorar el sentido ético que tiene para el socialismo, como fuerza política, de ideas y vertiente cultural, su unidad fundacional con la lucha por los derechos fundamentales de los trabajadores. Las ideas socialistas se unen en sus raíces con el llamado de «Proletarios de todos los países uníos», que formularon Marx y Engels, y otros grandes pensadores, hacia la mitad del siglo XIX, cuando caía en las espaldas de los trabajadores, con total brutalidad, el costo social de la revolución industrial, desde la que emergió el capitalismo como la fuerza rectora y el motor principal de la formación económica y social que marco con su impronta el desarrollo de la humanidad a escala mundial. Desde las páginas del Manifiesto Comunista en 1948, describe este proceso histórico, y luego en su obra monumental El Capital, apoyándose además en sus antecesores los socialistas utópicos, fue cobrando vida el movimiento que llamo a la creación de una nueva sociedad, en que fuera posible poner término a la despiadada explotación de la época. El objetivo que, desde las luchas del movimiento obrero, se fueran echando las bases de ese ideal, que «la tierra sea el paraíso de toda la humanidad»,  estableció diferencias de principios con otras vertientes revolucionarias, como el anarquismo, los bakuninistas de la época, para quiénes el uso de la bomba y el atentado eran el instrumento esencial de su estrategia de lucha, contra el Estado, el Capital y la población, los factores cuya destrucción haría posible el nuevo orden social, sin Estado ni patrones, sin Capital ni policía ni burocracia: la anarquía. La teoría del humanismo socialista formulo otro camino, al querer la emancipación del movimiento obrero se proponía la liberación de la humanidad toda. Liberar al trabajador de sus cadenas constituiría un acto universal de liberación humana. Con ello, esa vertiente de pensamiento, se propuso una utopía de alcance civilizacional, inspirándose en los grandes valores de Libertad, Igualdad y Fraternidad de la revolución francesa, concluyo que para realizar la justicia social: «no hay que interpretar, de lo que se trata es de transformar el mundo»(Marx, Tesis sobre Feuerbach). Al plantearse ese propósito no tenía otra alternativa que no fuera la formación de un Partido político que inspirado en ese objetivo de validez internacional, fuera capaz de aunar y darle sentido a esas luchas obreras, espontáneas, dispersas y aisladas, muchas de ellas anarquizadas o irracionales por la ignorancia y la dureza de la explotación; al invocar la razón y la justicia, el socialismo debía  unirlas y canalizarlas en un proyecto político que permitiera la conducción del Estado y encauzar el régimen político hacia la justicia social. Con esas ideas, un primer intento fallido de tomar el poder, se vivió en la Comuna de París de 1870. Ahora bien, el mundo cambio mucho más de lo que aquellos gigantes del pensamiento estaban en condiciones de prever. Desde entonces paso mucha agua bajo los puentes, como la revolución […]

Si algunos quisieron que el ritual ciudadano por el fallecimiento de Patricio Aylwin se convirtiera en un punto de partida para la recuperación del prestigio de la política en Chile, a no mucho andar tuvieron que volver a la decepcionante realidad. El intento de reivindicar la política de los acuerdos o las apelaciones a las virtudes cívicas, reales o atribuidas, en medio de un ambiente emotivo, del primer presidente de la transición de la dictadura a la democracia chocó estrepitosamente con una realidad de intereses partidistas sectarios, de cálculos mezquinos que condujo al episodio, precisamente de la falta de acuerdos en el tema de las candidaturas municipales en la Nueva Mayoría, y al rocambolesco espectáculo de la fallida inscripción ante el Servicio Electoral. Minutos antes de la sepultación de los restos mortales de Patricio Aylwin, la presidenta de la Democracia Cristiana, Senadora Carolina Goic- una figura que proyecta una imagen positiva en un escenario de golpes bajos y mandobles- reconoció en palabras espontáneas, fuera del texto oficial de su discurso fúnebre, que “mucha gente ya no nos cree” apuntando que “la clase política se encuentra profundamente cuestionada” y pidió “perdón por los abusos de poder y falta de ética”. Y agregó, junto a este diagnóstico brutal y reconocimiento dramático, que “es por eso que hoy yo quiero asumir solemnemente un compromiso. El compromiso de tomar el camino difícil. Los democratacristianos asumiremos el deber histórico de fortalecer las instituciones de la República, mediante la probidad, la austeridad y la transparencia”.- Significativas, decidores y tal vez, esperanzadoras palabras de quien asumió la presidencia del mayoritario partido de la Nueva Mayoría, en medio de una crisis ética y política y de una lucha intestina, de la que ella parece ajena y ofreciendo su sacrificio personal para evitar los males mayores de la división, la escisión o la lucha fratricida. Pero el problema no es solo la DC. El espectáculo bochornoso de la inscripción de las elecciones primarias afecta a todo la coalición, cuando priman los intereses, las ambiciones electoralistas sectarias o personales. Los ciudadanos pueden preguntarse, con toda razón que si no son capaces de ponerse de acuerdo en los comicios municipales, ¿podrán hacerlo en las presidenciales de 2017, y ofrecer una perspectiva (un programa y un gobierno) para consolidar y proyectar las reformas prometidas y que Chile espera y necesita?. Está instalada en la ciudadanía una legítima incertidumbre sobre sus capacidades y hasta quizás, de sus reales intenciones y objetivos. La última encuesta de opinión pública de Radio Cooperativa y la consultora Imaginacción, realizada entre el 21 y 23 de abril, y dada a conocer el 26, constata que un 65.6 por ciento del universo consultado tiene mala o muy mala opinión de los partidos políticos, aunque la cifra resulta un poco alentadora (más baja) frente al 76.7 por ciento de febrero pasado, aumentando de 18.5 a 29.2 por ciento quienes los consideran “regulares”. La encuesta (con muestreo de teléfonos celulares y fijos)  incluyó 500 casos a nivel nacional, con un margen […]

Víctimas de la secta alemana Colonia Dignidad en Chile y activistas de derechos humanos reaccionaron hoy de forma reservada a una iniciativa del ministro alemán de Relaciones Exteriores, Frank-Walter Steinmeier, para aclarar el papel de la diplomacia nacional en ese escándalo. A pesar de que varios expertos saludaron la nueva política del ministerio alemán, cuestionaron la eficacia de las medidas. Steinmeier anunció en la noche del martes que facilitará el acceso a los archivos del ministerio para apoyar la investigación del papel de la diplomacia de la República Federal de Alemania en los crímenes cometidos en la Colonia. Normalmente, el plazo de suspensión para documentos en el archivo político de la cita dependencia es de 30 años, explicó Steinmeier, quién pertenece al Partido Socialdemócrata de Alemania. «Sin embargo, yo he decidido recortar este plazo en 10 años para que los investigadores tengan acceso a estas informaciones», declaró ante el aplauso de alrededor de 400 invitados. Moderadamente optimista se mostró el abogado alemán-chileno Winfried Hempel, quién vivió en el enclave alemán durante varios años. «Con el discurso de Steinmeier se ha abierto una pequeña ventana, pero nosotros tenemos que convertirla en una puerta grande», dijo. No obstante, Hempel explicó que también los documentos desclasificados están fuera del plazo prescriptivo de 20 años. Una postura más crítica tenía el jurista germano y activista de derechos humanos Wolfgang Kaleck, quien afirmó que «esta iniciativa viene muy tarde y no tienen un alcance suficiente». Por su parte, el investigador alemán Jan Stehle destacó la extensión del material en los archivos del ministerio de Relaciones Exteriores. «Estamos hablando de por lo menos 400 archivadores con documentos históricos», dijo. «No sé quién debe analizar todo este material», apuntó. A pesar de estas voces reservadas, victimas de la Colonia Dignidad y activistas se mostraron aliviados después del discurso de Steinmeier, pues por primera vez, un alto funcionario alemán reconoció las injusticias cometidas por diplomáticos de este país. La Colonia Dignidad fue un enclave de una secta alemana bajo el régimen totalitario del exnazi y pederasta germano Paul Schaefer, quien mantenía contactos con exnazis, incluso criminales de guerra de alto rango. Después del golpe de Estado de 1973 en Chile, la Colonia Dignidad se convirtió en un centro de tortura y exterminio, donde un número desconocido de miembros de la resistencia fueron asesinados. A pesar de testimonios sobre lo que ocurría en la Colonia, la embajada de la República Federal de Alemania mantuvo durante largos años contactos estrechos con Schaefer. Por Harald Neuber Berlín, 28 de abril 2016 Crónica Digital / PL

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El exPresidente Patricio Aylwin ha fallecido ameritando el respeto que sobriamente le han manifestado sus conciudadanos. Fue uno de los grandes políticos chilenos del siglo veinte que, impulsados siempre desde abajo por periódicas irrupciones populares en los asuntos públicos, crearon y condujeron el Estado desarrollista que acompañó la mayor parte de la gran transformación del campesinado tradicional en la moderna fuerza de trabajo urbana que constituye la base esencial de la riqueza de las naciones, en cuerpo y espíritu. Comparten el honor de haberlo logrado mediante formas singularmente pacíficas, democráticas y apegadas a la ley, la mayor parte del tiempo. Ello le valió a Chile el respeto de los pueblos del mundo, que expresaron su congoja y solidaridad ante el martirio del más grande de todos ellos y el único de estatura universal, Salvador Allende. Aylwin pidió perdón al pueblo por haber contribuido no poco a agitar las aguas y abrir el boquete en las defensas por donde entró desbordado el tsunami reaccionario que barrió nuestra tierra por esos años, dejando una estela de destrucción que medio siglo después todavía no terminamos de reconstruir. En los inicios de esta obra Aylwin aportó sus manos expertas con humildad y sencillez. La reducción de su legado a lo que pretenden interesadamente muchos de quienes han hablado quizás demasiado por estos días de duelo oficial y mediático, no parece hacerle justicia. Cuando el sistema político de transición que Aylwin inauguró vive sus últimos estertores en medio del desprestigio general, es bueno recordar la estatura y obra de los grandes políticos democráticos chilenos del siglo pasado, que él personificó. Asumieron la conducción de los asuntos del país en medio de la crisis de los años treinta, que había volteado la dictadura del General Ibáñez. Ésta, a su vez, impulsada por la agitación popular había terminado en 1924 con la desprestigiada y oligárquica república parlamentaria que surgió de la contrarrevolución contra Balmaceda y retomando el ideario desarrollista de éste sentó las bases del Estado chileno moderno. Todos los gobiernos democráticos que siguieron adhirieron al ideario desarrollista, cada uno a su manera, dirigidos por partidos y coaliciones que abarcaron todo el espectro político, conducidos por estadistas de importancia, menor o mayor, los más, sin que faltara algún frescolín traicionero del cual es mejor no acordarse. Ellos encauzaron de manera constructiva las irrupciones populares de los años 1930, 1940 y 1950 y la mayor de todas, iniciada a mediados de los años 1960 y que se extendió hasta 1973, que al incorporar por primera vez masivamente al campesinado y proporcionar la inmensa energía requerida para realizar las grandes transformaciones indispensables para acceder a la modernidad, mereció el título de Revolución Chilena. Pero fue precisamente el hecho singular que todos estos acontecimientos cursaron de modo bastante pacífico, democrático y apegado a la ley, lo que ameritó que ésta, que tuvo lugar en un país pequeño y remoto, ascendiera al pedestal de las grandes revoluciones modernas y su conductor a figura política universal. Ese es el gran mérito de […]

Desde hace más de dos décadas y media, el Servicio Electoral (Servel) ha sido una institución clave de nuestro proceso de transición a la democracia. Le correspondió supervisar el plebiscito de 1988,  nueve elecciones presidenciales (incluyendo segunda vuelta), siete elecciones parlamentarias y seis municipales, dando garantías de ecuanimidad, rigurosidad profesional y apego irrestricto a la Constitución y las leyes. En todo este largo periodo, nunca una fuerza política reclamó sobre una falta a la legalidad que pudiera haber cometido el Servel, sino todo lo contrario, nos dio siempre garantías a todos. Anoche el pacto para suscribir el derecho a participar en primarias de las futuras elecciones municipales por parte de la Nueva Mayoría no pudo ser suscrito, ya que algunos dirigentes llegaron después de la hora que la ley contemplaba como límite. Hoy, ese grave error político de algunos dirigentes de la Nueva Mayoría, quiere “resolverse” cometiendo un error aún mayor: acusando al Servel de actuar de forma ilegal y arbitraria. No se puede empañar el prestigio de una institución tan seria y de tan impecable trayectoria, solo para esconder errores propios. Llamo a los dirigentes de la Nueva Mayoría a actuar con responsabilidad republicana. Sergio Aguiló Melo Diputado de la República Santiago de Chile, 22 de abril 2016 Crónica Digital 

El fallecimiento del ex presidente, Patricio Aylwin Azócar, personaje estelar de un momento crucial de la historia de Chile, ha replanteado ante la sociedad la valoración de su rol y sus responsabilidades en torno al drama vivido por el país en los convulsos años 70, la dictadura militar-derechista, la lucha y contradicciones por poner fin a la tiranía,  y la recuperación institucional de la democracia plasmada con su presidencia (1990-1994). Desde luego el periodo histórico en que le tocó actuar fue uno de los más álgidos que recuerde la historia contemporánea del país, entrando en colisión modelos  políticos y sociales que estaban disputando la hegemonía y el poder, y se sentían  parte de un conflicto global: la confrontación Este-Oeste, la Guerra Fría o una lucha de liberación de los pueblos y del Socialismo contra el Imperialismo. Aylwin, como otros personajes protagonistas de esa circunstancia dramática, no  supo, o llevado por una dinámica colectiva incontenible, irrefrenable, de voluntarismo, sectarismo, mesianismo y utopías, no pudo medir la consecuencia de sus palabras y de sus acciones. Como muchos otros líderes de los distintos campos en que se dividió Chile, y de las trincheras en que se parapetaron los actores del drama de los años 70, fue responsable de las condiciones y circunstancias en que se gestó el Golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973. Pero si se quiere leer la historia con realismo y responsabilidad, comparte sus culpas con otros de la propia izquierda, dentro de la coalición de la Unidad Popular, en los grupos insurgentes de sus fronteras hacia la izquierda antisistémica, o de los conspiradores cobijados (entrenados, armados y financiados) por el Departamento de Estado de Estados Unidos y la CIA. Fue la propia realidad y la experiencia de una brutal y criminal tiranía las que fundamentaron un decidido posicionamiento anti dictatorial en Patricio Aylwin y sus camaradas de la Democracia Cristiana, que además se limpió de sus pinochetistas recalcitrantes y colaboracionistas como Juan de Dios Carmona y otros. Aylwin, a instancias del cardenal Juan Francisco Fresno, se integra en 1985 al opositor Acuerdo Nacional para la Transición a la Democracia, que busca terminar con la dictadura, y en 1987 impulsa la Concertación de Partidos por la Democracia. Su aporte en la lucha por la recuperación democrática es indudable y reconocido, como lo hizo tras su fallecimiento el presidente del Partido Comunista, diputado Guillermo Teillier, al destacar su aporte al restablecimiento en la recuperación democrática, por lo cual, dijo,  “luchó con convencimiento”. Teillier resaltó además que en el gobierno de Aylwin  “se  inició todo un proceso de búsqueda de la verdad y de la justicia en los casos de violaciones de los derechos humanos”, que tuvo un hito en la conformación al asumir la presidencia del país, de la Comisión de Verdad y Reconciliación, que elaboró el conocido  Informe Rettig, que el fallecido ex mandatario entregó al país, pidiendo perdón, “en representación de la nación entera, a las víctimas y sus familiares”. Según el documento, bajo la dictadura de […]

Desde los tiempos de Cervantes los españoles utilizan su poderosa lengua sin relames. No siempre resulta políticamente correcto, puesto que frecuentemente se toman por culo y cagan en la leche, el Papa y hasta en Dios Todopoderoso. Sin embargo, del Presidente de CODELCO, Oscar Landerretche, sin duda dirían lo justo ¡es un tío de cojones! En Suiza, en la madriguera misma de los mayores especuladores mundiales, los comparó con traficantes de drogas que cuando la mezquinan provocan en los adictos transpiraciones y toda suerte de espasmos. Más en serio, desnudó que determinan el “súper ciclo” de precios mundiales del cobre, ni más ni menos. A sus anfitriones no les gustó nada y como son tíos de mala leche no se la van a perdonar. Los chilenos podemos estar orgullosos y manifestarle nuestro respeto. La prensa financiera mundial que ha venido intentando develar esta realidad lo destacó más o menos ampliamente, pero en Chile nadie dijo nada. Por toda respuesta, Joaquín Villarino, presidente del Consejo Minero, publicó una carta en El Mercurio donde reconoce que por “rigideces de la oferta” el precio depende exclusivamente de la demanda. Sin embargo, insiste en la majadería de atribuir las enormes variaciones de ésta al comportamiento del consumo productivo, particularmente de China, y se asombra que las compras de ese país el año pasado, a pesar de haber alcanzado su récord histórico, crecieron mucho menos que el rapidísimo 6,5 por ciento de su economía. El consumo productivo de las economías desarrolladas también creció en la medida que se vienen recuperando de la crisis, aún a tropezones. Globalmente ha continuado subiendo desde el 2011 y muy fuerte. Sin embargo, el precio ha caído a menos de la mitad. Obviamente ello se debe a una fuerte caída de la demanda ¿pero cuál? Villarino lo insinúa al reconocer que el cobre es también un «instrumento financiero». En efecto, los clásicos descubrieron hace dos siglos que la demanda de todas las mercancías escasas no tiene una sino dos componentes, producción para consumo final como todas las demás y… ¡especulación! Ahora sabemos que esta última, que se debe precisamente a que sus precios cambian a cada instante al depender sólo de la demanda, es la que determina el «súper ciclo» de ésta y por lo tanto de aquellos. Es lo que explica su insólito comportamiento, que sigue el ciclo secular de las economías desarrolladas ¡exactamente al revés! El precio se va a las nubes cuando éstas atraviesan turbulencias, como en la década de 1970 y nuevamente en los 2000. En cambio se derrumba cuando se recuperan y crecen, como en los años 1980 y 1990, y nuevamente en la década en curso. Todas las materias primas, bolsas y monedas emergentes siguieron un ciclo parecido, por la misma razón. Tal como sucedió en los años 1980, el gran vuelo de los capitales golondrinas regresando al Norte durante la segunda década del siglo, derrumbó lo que su visita durante la primera había inflado en el Sur. Es lo que ha develado el […]

El deceso del ex Presidente Patricio Aylwin, por su larga trayectoria como dirigente político y figura pública, causa de inmediato un sentimiento de hondo pesar y también de sincero reconocimiento a su decisivo aporte al restablecimiento de la democracia en nuestra patria y, en especial, su esencial contribución al reencuentro de los demócratas chilenos. En efecto, superando las agudas disputas del periodo previo al Golpe de Estado de 1973, y la dramática división de los Partidos y fuerzas democráticas que posibilito la arremetida de la conjura golpista y la instauración de la dictadura de Pinochet, Patricio Aylwin estuvo presente en el liderazgo de las primeras iniciativas unitarias de  reagrupamiento de la civilidad, como lo fuera el llamado «Grupo de los 24» para el diseño de una propuesta constitucional alternativa al diseño del tutelaje impuesto por la llamada «democracia protegida». Asimismo, como figura gravitante de una fuerza política, la DC, obligada a la ilegalidad por el régimen militar, respaldo el enorme y multitudinario movimiento ciudadano que exigía el retorno de la libertad, de la dignidad y el respeto a los Derechos Humanos en Chile, que fuera ampliando los espacios políticos y sociales hasta lograr la proeza de ganarla a la dictadura «en su propia cancha», en el Plebiscito del 5 de Octubre de 1988, tarea en la que Patricio Aylwin asumió el liderazgo opositor en el Comando por el NO y luego en la Concertación por la Democracia. Por otra parte, a lo largo de su extensa trayectoria fue un hombre recto y de intachable conducta personal, que hizo de la austeridad un sello distintivo de su identidad política, entregando una lección que lo enalteció ante el país, sobretodo ahora en un momento de afanes personalistas, fáciles de dejarse tentar por los oropeles de la riqueza mal habida y de la popularidad mal adquirida. Le correspondió encabezar, como candidato presidencial y luego como Jefe de Estado, el más amplio bloque social y el entendimiento político más fecundo, la Concertación de Partidos por la Democracia, el que llego a ser actor principal en la reimplantación de la estabilidad democrática, desde la cual se proyectara además un periodo virtuoso de crecimiento económico y progreso social, el que durante dos décadas consiguió más que duplicar el Producto Nacional y enrumbar el país, desde el oscuro periodo dictatorial, a un vital proceso de reconstrucción de las instituciones democráticas. Patricio Aylwin tuvo la valentía, desde su condición de Presidente de la República, de pedir perdón por el terrorismo de Estado y las crueles, sistemáticas y degradantes violaciones de los Derechos Humanos, sufridas por decenas de miles de compatriotas, por los crímenes y abusos de poder cometidos desde las instituciones castrenses, así como, por la herida abierta generada por la situación de los detenidos desaparecidos. La historia sabrá reconocer en Patricio Aylwin, al político por excelencia, aquel conductor capaz de anteponer el lucimiento personal ante el interés nacional, de advertir con lucidez el curso futuro de la situación del país y no perder el rumbo en la […]

Están ocurriendo muchos hechos a nuestro alrededor: la vergonzosa votación de los parlamentarios brasileños, muchos de ellos acusados de corrupción, incluyendo al propio presidente de La Cámara de Diputados, con el fin de destituir a la presidenta en ejercicio, eso nos trae a colación una vieja novela, hecha película ¿Por quién doblan las campanas?.  El terremoto que golpeó duramente al hermano país del Ecuador, ¿cómo no sentirnos conmovidos por una tragedia de esas proporciones?  La muerte hace pocos minutos de Patricio Aylwin, un personaje controversial.   Así es el día a día de un medio de comunicación (así han transcurrido nuestros días) desde que se tuvo la peregrina idea de echar a rodar en la red de redes Crónica Digital: Un 19 de abril, hace once años atrás. Los once años para un niño o niña es un periodo tormentoso, la pubertad con todas sus conjugaciones, para el grupo de amigos y compañeros que componen este medio, once años es un tiempo largo. Para un aprendiz de escritor que no se precia de ser, ni le interesa posar de periodista, se trata de una experiencia imborrable,  participar como colaborador, entrevistador, cubrir las movilizaciones estudiantiles del 2006 y 2011, hasta desempeñar por un tiempo la función de director, eso entre tortas, café y por supuesto porotos, cazuelas, sin olvidar la carne al horno acompañada de un vino tinto: como parte de un anecdotario difícil de evocar en palabras. Crónica para mí, ha sido y es una fuente de aprendizaje, de exigencia cotidiana, incluso desde el silencio y la página en blanco; no puedo pensar el mundo y el espacio cotidiano sin hacerme cargo día a día  de lo que ocurre a mi alrededor, ya sea por escrito o en comunicación constante con otros contertulios del proyecto periodístico.   Quise hablar a título personal, no se trata de un mero capricho, lo hago con el respeto que tengo por quienes han querido seguir la huella de Augusto Olivares, José Carrasco y allende Los Andes Rodolfo Walsh. Son tiempos difíciles para las democracias, son momentos de incertidumbre para la prensa, en especial la independiente, la que no tiene compromisos políticos y económicos. Desde la diferencia, desde nuestra precariedad, decidí y decidimos seguir adelante con este bello proyecto, un abrazo a todos los que hacen posible su existencia y no puedo dejar pasar la ocasión de invitarlos a disfrutar de un buen café, porque “once años no es nada”. Omar Cid Crónica Digital Santiago 19 de abril de 2016  

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