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“Manifiesto mi rechazo a las declaraciones formuladas por el ex Ministro, Belisario Velasco en contra del empresario norteamericano, Douglas Tompkins, al responsabilizarlo de ejercer presiones ilícitas contra los colonos de Aysén para que abandonaran sus tierras y, al mismo tiempo, según Velasco, con sus proyectos pusiera en riesgo la soberanía del país. Nos preguntamos, ¿se puede hablar de soberanía cuando el mar se regala a siete familias como lo permitió la llamada Ley Longueira o Ley de Pesca?, ¿hay soberanía cuando existen personas que viven en condiciones humanas precarias y en ciudades que están totalmente contaminadas?, ¿hay soberanía, en Chile, cuando nos incorporamos, sin un proceso de diálogo previo y transparente, a tratados comerciales que imponen condiciones que afectan, precisamente, la soberanía nacional?, ¿hay soberanía cuando se aprueba el Decreto N° 701 que permite a las grandes empresas, que se coludieron con el papel Tissú, a plantar Eucalyptus y pinos, despojando brutalmente al bosque chileno de su biodiversidad fundamental?, ¿hay soberanía cuando a los chilenos se les quita el 7% de sus remuneraciones para mantener el modelo comercial de las AFP, que no invierten en Chile para lucrar mejor? En Chile, no hay soberanía, al menos, no el concepto de Estado-Nación que se fundó  durante la Revolución Francesa y que implicaba un Estado soberano garante de la integridad territorial y de la vida de sus habitantes. Ese Estado nación ya no existe en este momento en nuestro país, ni en América Latina y tampoco en Europa. Los únicos países que conservan “soberanía”, y la ejercen, son Rusia, China y Estados Unidos. Todos los demás países, incluyendo el nuestro, están sujetos de una u otra forma al final del Estado-nación. Considero que Douglas Tompkins estableció una norma de comportamiento que se podría considerar como lo humanamente esperable, en personas que gozan de grandes recursos económicos, protegiendo con su accionar el espacio chileno y generando condiciones de conservación del bosque austral chileno excepcionales. Esto, contrasta violentamente con el accionar, por ejemplo, de personas que se dicen patriotas, que han nacido en Chile y se han dedicado a destruir el bosque  autóctono y terminan lucrando, a través de carteles. A mi juicio, frente a las desafortunadas declaraciones de Belisario Velasco, a horas de la muerte de Douglas Tompkins, nos preguntamos: ¿qué ha dicho el propio Velasco sobre la colusión del papel tissú, de los mono-cultivos que permiten fabricar papel a la familia Matte?, ¿por qué acusar a Tompkins de poner en riesgo la soberanía nacional? Eso, no es así, porque el empresario norteamericano hizo todo lo contrario y fue amigable con el Estado chileno. ¿Por qué si un extranjero llega a nuestro país, invierte, protege y devuelve un territorio a la comunidad, alguien piense que esa acción no es un trabajo loable y necesario?, ¿vamos a dejar que el mercado auto-regule las funciones del territorio sólo cuando se genera beneficio y lucro para unos pocos patriotas? Creo que es tiempo de redefinir el rol del Estado. Cuando la población del territorio chileno no tiene, por […]

De joven me enseñaron que la Revolución es un proceso dinámico. Que no existe la linealidad y que los procesos de cambio deben cambiar en sí mismos para justificar el verdadero precepto de la transformación, social en este caso, generando así la posibilidad de revolucionar la sociedad en su conjunto. Como en todo proceso dinámico, nuestra generación que vibró con grandes triunfos revolucionarios, también debió enfrentarse con severas derrotas en batallas que produjeron estupefacción y, para algunos, decepción cercana a la rendición. Baste recordar en primera instancia lo sucedido en Nicaragua, en la URSS y otros países del antiguo “Socialismo Real”. Para quienes no cedimos a la cacareada renovación y denunciamos desde el primer momento su carácter entreguista y autoflagelante, fue necesario hacer carne la tan mentada, verdadera e impostergable crítica y autocrítica. Hacerlo de manera feroz, sin anestesia, para entender cuáles fueron los errores propios y remediarlos para avanzar. Hacerlo sin poner cortapisas ni recurrir a falsas inmunidades que más parecen impunidades. Tratar de resolver cuáles fueron los éxitos del enemigo, de qué manera éste influyó para ganar la batalla y otros elementos que se le pudieran atribuir, puede ser tarea algo fácil. Puede sonar a justificación. El desafío real requiere buscar en nosotros mismos las razones de la derrota. En la primera hora, sin duda, prevalecerá la decepción. Sin embargo, revolcarse en ese mismo fango sin capacidad de reflexión alguna, marcará el rumbo de los tiempos y nos ubicará en el camino o a su costado. La decepción o a la molestia con el traspié no puede apuntar a todo lo hecho. Debe ser con lo que no se hizo o con lo que se hizo mal. Es de rigor, entonces, diferenciar lo que fue conquista y derecho ganado por la revolución y qué fue simple e inútil clientelismo. La crítica debe apuntar a quienes, desde las filas contrarias, hicieron todo lo que pudieron para generar las condiciones adversas. Pero la autocrítica debe mirar hacia nosotros mismos, con el fin de descubrir las razones que permitieron que el enemigo actuara con poca o ninguna oposición. De esta manera, es posible hurgar con éxito en las falencias y realizar una limpieza necesaria, para avanzar con quienes quieren avanzar de manera real. Esta larga introducción, basada en hechos vividos durante los ochenta y noventa del siglo pasado, vuelve a cobrar actualidad con lo sucedido en la Venezuela Bolivariana. El transitorio, así lo esperamos, estancamiento del proceso revolucionario luego del doloroso y multitudinario pronunciamiento del Pueblo en las elecciones parlamentarias del 6D, cobra sentido en la medida en que pone en evidencia lo obligatorio que es revisar cada acción, cada paso, cada intento y cada proyección que se le quiere dar al cambio radical que encabezó el Comandante Hugo Chávez Frías. Todos los logros de la Revolución son elementos tangibles (e innegables) de su avance. Negar cualquiera de ellos es recorrer un camino distinto; se aparta del verdadero espíritu de los primeros tiempos y hace imposible su actualización. Por lo mismo […]

La contundente victoria electoral de la oposición venezolana en los comicios legislativos de este domingo 6 de noviembre, genera sin duda un nuevo escenario político y tiene muchas lecturas tanto en el nivel interno del país, como en el regional. De acuerdo a la autoridad oficial electoral la opositora Mesa de Unidad Democrática (MUD), con el 96.3 por ciento de las actas escrutadas, alcanzó 99 de los 167 escaños de la unicameral Asamblea Nacional, en tanto el oficialista Gran Polo Patriótico (GPP) bajó a 46 escaños, en un proceso electoral que contó con la participación del 74.2 por ciento de los 19.5 millones de convocados. Por su parte, este lunes 7 de diciembre la Mesa de Unidad Democrática, afirmó que había conseguido 112 escaños, contra 5i del gobierno, lo que haría demoledor su triunfo, alcanzando los dos tercios de la Asamblea Nacional. Terminaría así un periodo de 17 años de gobierno de la llamada “Revolución Bolivariana” instalada por el comandante Hugo Chávez, al ser elegido presidente el 2 de febrero de 1999, cargo en el que se mantuvo hasta su muerte el 3 de marzo de 2013. Ello le permitiría al Parlamento, revisar tratados internacionales como Petrocaribe, intervenir leyes orgánicas como el control de precios y cambios, promover una reforma constitucional o una asamblea constituyente y hasta remover a las cúpulas del Tribunal Supremo Judicial y los poderes públicos. Ya con 85 legisladores la Asamblea puede, entre otras cosas, aprobar la incapacidad física o mental, declarar el abandono del cargo del Presidente de la República, autorizar que el presidente pueda ser enjuiciado por el Tribunal Supremo. Lo cierto es que este domingo 6 de  noviembre de 2015, la oposición logró -gracias a las directivas aconsejadas por el Departamento de Estado norteamericano y ciertas internacionales políticas- la unidad de sus fuerzas en torno al objetivo principal, ganar las elecciones y privilegiando el camino de la oposición política electoral, alejándose de la tentación sediciosa conspirativa. Por su parte, el Gobierno del presidente Nicolás Maduro, sufrió un voto “de castigo” al no hacer una lectura adecuada de la realidad política, social y económica del escenario, desestimando o ser incapaz de una adecuada política de alianzas políticas y confió, con alguna altanería, en la retórica y en el clientelismo. Todo ello en un marco de virulencia verbal y física, en mensajes apocalípticos, y amenazas del “acabo de mundo”, el complot económico interno y externo, denuncias sin fundamento, y presiones internacionales. Como un ejemplo lamentable incluso Chile intervino groseramente en el proceso electoral venezolano, desconociendo sus autoridades, sus procedimientos e institucionalidad, y una sala de la Corte Suprema pretendió tener jurisprudencia sobre los tribunales superiores de justicia de Venezuela, y delegaciones políticas variopinta “observaron” el proceso electoral, o recibieron con carácter de heroína, a una de las figuras vociferantes de la oposición, que hoy afortunadamente dio muestras de cierta racionalidad política. Es de esperar que estos, y los medios informativos que transformaron el tema electoral venezolano en asunto local -y que seguramente lo seguirán haciendo- […]

La afirmación se antoja lapidaria, pero los hechos son contundentes: el mandamás del fútbol chileno enfrenta serios cargos de corrupción y la violencia se apodera de los estadios Manchas en el notable expediente que configuró Chile en el año 2015 con la victoria en la Copa América en sus predios y el auspicio también en territorio nacional de la Copa Mundial Juvenil Sub-17, ambos con sonado éxito organizativo. Empero, las barras bravas siguen haciendo de las suyas y el capítulo más reciente fue bastante bochornoso. Riñas tumultuarias, transmitidas sin cortes por la televisión local, mostraron un espectáculo deleznable. La trifulca fue entre seguidores de los clubes Colo Colo y Santiago Wanderers, que se enfrentaron en la céntrica Plaza Sotomayor de Valparaíso y siguieron con la misma agresividad en el estadio Elías Figueroa. De tal forma, fue imposible efectuar el partido decisivo de fútbol. No obstante, Colo Colo se hizo del título del torneo de Apertura al caer su más cercano perseguidor, Universidad Católica ante el Audax italiano 0-1. La situación entonces pasó de la vergüenza al júbilo de jugadores y técnicos del equipo campeón, minimizando los propios periodistas lo sucedido alrededor del encuentro suspendido. De acuerdo con las primeras versiones, fueron los hinchas de Colo Colo los que provocaron a los de Wanderers, inicialmente en Valparaíso, 140 kilómetros al noroeste de esta capital. Decenas de heridos, siete de ellos hospitalizados, uno con herida de bala y otro apuñalado, fue el saldo parcial dado a conocer. También otra persona, un chofer del Metro de Valparaíso, sufría un traumatismo encéfalo craneano cerrado. Estrellas de la selección nacional de balompié como el arquero y capitán Claudio Bravo, el volante creativo Jorge Valdivia y el defensa Gary Medel, repudiaron los desmanes y solicitaron al Gobierno su intervención. Las críticas fueron duras y directas: la misma historia de siempre. Los delincuentes al poder. Queremos un Chile seguro, Gobierno de Chile, ya basta, dijo Bravo. Mientras Valdivia espetó: Que el gobierno se responsabilice. Esos mismos que después quieren aparecer en los logros deportivos: Actúen. Esto es reflejo de lo que Chile es hoy. Por su parte, Medel fue igualmente incisivo: ÂíVergüenza. Una manga de delincuentes empaña al fútbol. ÂíQue las autoridades se hagan responsables!. La enfermedad del fútbol no es nueva ni llegó ahora a sus límites. Tanto en Europa como en América los tentáculos de la corrupción son conocidos desde hace tiempo, aunque ahora adquirieron connotación especia con el escándalo FIFA. Tampoco la violencia en los estadios debe sorprender a nadie. Hay un morbo de alimentar pasiones al extremo, como cortina de humo a los problemas sociales de la ciudadanía y se pretende convertir al fútbol en paradigma patriótico nacionalista. De la corruptela, las crónicas de muertes anunciadas se van extendiendo con el efecto dominó del entuerto de la FIFA, en tanto no pocos dirigentes toman distancia para no empañar el negocio que tan buen dinero produce. La máxima del The show must go on (el espectáculo debe continuar) siguió al caso de Sergio Jadue, […]

La propuesta de modificación de la Ley de Pesca recientemente aprobada por la Comisión de Pesca del Senado refleja de manera preocupante, tanto en los objetivos como en la forma, el grado de desconocimiento que se tiene acerca del sector pesquero nacional, donde pareciera ser que las consignas pueden más que la objetividad y la historia pesquera nacional. Preocupa escuchar que la licitación de los derechos de pesca es la solución de los problemas del sector, sabiendo que la pesca licitada existe en Chile hace muchos años y sus efectos han sido opuestos a los buscados: ha generado profundo daño a las especies y ha producido concentración en la operación sobre los recursos pesqueros licitados. Cuesta creer que nuestros legisladores no sepan que el principio fundamental de la sobreexplotación es el aumento del “esfuerzo pesquero”; es decir, la capacidad de bodega flotante que, en resumen, es el número de embarcaciones. Al respecto hay que recordar que Chile, para evitar el sobreesfuerzo, tiene cerrado los Registros Pesqueros. Sin embargo, el proyecto de ley presentado se fundamenta en el “ingreso de nuevos actores”; es decir, más barcos que aumentarán el esfuerzo y que, por cierto, aumentarán el riesgo de sobreexplotación y de pesca ilegal. Por otro lado, la mayoría de las especies que se han licitado en Chile se encuentran en deplorable situación, como el orange roughy y el bacalao de profundidad. Esto demuestra que, en primer lugar, la licitación de los derechos de pesca va en una dirección contraria a la sustentabilidad por cuanto invita a entrar a operar a más embarcaciones, y en segundo lugar, deteriora el estado de los recursos licitados. Sorprende que las senadoras Goic y Muñoz patrocinen una medida como esta, teniendo un claro ejemplo en la oposición expresada por las organizaciones de pescadores, tanto artesanales como industriales, de sus respectivas regiones. También sorprende que, en el caso de la senadora Muñoz, patrocine un proyecto de eliminación de las redes de arrastre cuando la principal organización empresarial y laboral de su región ha manifestado públicamente rechazo a esta medida que atenta contra los más de 3 mil empleos que dependen de esta actividad en Coquimbo, una de las zonas más afectadas por el último tsunami. Sin duda se trata de proyectos populistas, que en nada contribuyen a la protección de los empleos ni de los recursos. En el mundo no existe hoy ningún fundamento técnico ni científico que justifique eliminar este arte de pesca. Solo para poner en contexto la falta de conocimiento de algunos parlamentarios es preciso señalar que, en el caso de la reineta -no existiendo ningún tipo de información, estudio, informe o lo que se quiera- la senadora Muñoz declaró hace algunos días en la Comisión de Pesca que este recurso es “altamente migratorio”. Si ningún científico, ni centro de estudios de renombre mundial lo ha podido determinar, tampoco el IFOP o la propia Subpesca, ¿cómo es posible que la parlamentaria diga tamaña barbaridad? ¿En qué gasta los recursos destinados a asesorías? Ninguno de […]

¿Cómo se pueden unir nueve puntos, ordenados en un espacio cuadrado, mediante cuatro trazos rectos? No es posible al interior del cuadrado, siempre queda un punto sin tocar. Sin embargo, si extienden los trazos rectos iniciales más allá de dicho espacio cerrado, la solución es trivial. Compruébelo. Este ejemplo clásico de la topología matemática ilustra una metodología general: si una solución no se encuentra al interior de un espacio, hay que expandirlo agregando nuevas dimensiones. Es lo que necesita la política exterior chilena para abordar los conflictos territoriales con Bolivia y Perú. En el estrecho marco actual éstos no tienen solución y solo van a agravarse, quizás peligrosamente. Se esfumarán, en cambio, cuando Chile abandone en serio la estrategia de “desarrollo hacia afuera” unilateral e indiscriminada, que viene aplicando desde el golpe militar, basada en la sobreexplotación de recursos naturales. Aquella resulta funcional a los intereses de las grandes empresas rentistas que se han apropiado de éstos, y a la geopolítica de los EEUU.. Debe sustituirla una estrategia de “desarrollo hacia adentro de América Latina”, como ha propuesto bautizarla Jacques Chonchol. Ese es el espacio amplio y crecientemente integrado que requiere, y ya está abriendo, la continuada expansión del auténtico capitalismo chileno y también la solución a los problemas limítrofes. Los fantasmas de la Guerra del Pacífico han vuelto a la vida. El catafalco en que durmieron durante un siglo, aplastados por el abrumador predominio económico, político y militar chileno, fue destapado por el acelerado desarrollo que finalmente vienen experimentando Perú y Bolivia, de la mano de su tardía y todavía muy parcial, pero vertiginosa, urbanización en curso. En la segunda mitad del presente siglo, las poblaciones conjuntas de Perú y Bolivia, que hoy poco más que duplican a la chilena, la van a triplicar con creces, y la de Bolivia sóla la va a superar. Por añadidura, ambos países van a contar entonces con poblaciones urbanizadas del todo, proceso que en Chileya se ha completado en buena medida. Como descubriera Adam Smith hace más de dos siglo, la moderna riqueza de las naciones guarda una estrecha proporción con su población urbanizada —puesto que allí casi todo lo que produce el trabajo humano, se vende—, lo cual explica porqué el PIB de Chile todavía supera a los de Perú y Bolivia sumados. Sin embargo, esta relación se está modificando rápidamente y al cabo de algunas décadas, la economía de nuestros vecinos va a superar a la chilena con creces y la va a triplicar hacía la segunda mitad del siglo, de manera más o menos proporcional a su población urbanizada de entonces. Inevitablemente, el peso político y militar relativo de los tres países se va a ir acomodando a su respectivo poderío económico. Perú y Bolivia se verán beneficiados adicionalmente, de modo considerable y asimismo creciente, por un factor que nunca se puede menospreciar: la complejidad cultural de sus amplias poblaciones originarias, asentadas continuamente en esos territorios desde el Neolítico y que hicieron florecer allí los antiguos imperios americanos. Dicho […]

Presentación para la 5ª Conferencia Latinoamericana de Historia del Pensamiento Económico, organizada por la Escuela de Gobierno de la Universidad Adolfo Ibáñez. Noviembre, 2015. En la década de los setenta Chile tuvo un papel protagónico en el escenario internacional. El ascenso de Salvador Allende a la ECONOMIA Y POLITICA EN CHILE: UN ANALISIS DESDE LA Presidencia de la República en Septiembre-Noviembre de 1970, sus mil días de gobierno y su derrocamiento y muerte en Septiembre de 1973 conmovieron a millones alrededor del planeta. En muchos países surgió un repudio espontáneo al Golpe de Estado y una activa y transversal solidaridad con sus víctimas que se prolongó hasta que la dictadura militar-civil de Pinochet fuera rechazada por el Plebiscito ciudadano en 1988. Desde fines de los sesenta estalló en el mundo político un apasionado debate. Para unos, fueran de derecha o de izquierda, era imposible que un líder que se había declarado marxista y se proponía instaurar las bases de una sociedad socialista, hubiera triunfado por medios pacíficos y no por una revolución violenta. Para otros, el mundo estaba cambiando y crecían las manifestaciones de descontento por la situación existente. La victoria de la izquierda en Chile no sería un hecho aislado o fuera de contexto, además de sus propias condiciones históricas. Recordemos que en EE.UU a fines de los sesenta se sucedían masivas movilizaciones contra la guerra en Vietnam, contra la discriminación racial y por los derechos civiles; América Latina estaba impactada por una Revolución Cubana que desafiaba el poderío norteamericano; y en Francia e Italia crecían vigorosos movimientos obreros y partidos de izquierda que se proponían cambios de fondo con fines y vías similares a las que iniciaba Chile. La alarma cundió en Washington. Kissinger apeló a su teoría del dominó, advirtiendo que la victoria de Allende podría desencadenar la caída de otras fichas entre sus aliados. Nixon montó en cólera y ordenó se utilizaran todos los medios, sin escatimar recursos, para impedir la instalación de la Unidad Popular en la Moneda. Así se hizo y a partir de ese momento desde Washington se orquestó una vasta conspiración donde se coludieron el dinero de las grandes corporaciones, la penetración de las agencias de espionaje, las acciones terroristas, el bloqueo económico y financiero, la desestabilización interna y una intensa presión psicológica sobre los mandos militares, partidos políticos y medios de comunicación. Así se creó el clima propicio para culminar en el asalto militar a La Moneda el 11 de Septiembre. De allí surgió la tiranía más sangrienta y retrógrada sufrida por los chilenos en toda su historia. La intervención estadounidense contra el gobierno de Allende está abrumadoramente documentada y confirmada tanto por fuentes norteamericanas como chilenas. Ningún historiador ni político serio podría negarla ni subestimarla. Desde la dictadura implantada en Brasil en 1964, siguiendo con los casos de Bolivia, Uruguay, Chile, Argentina, Perú, Guatemala, Honduras, Nicaragua, El Salvador,  la estrategia norteamericana fue convertir a los ejércitos latinoamericanos en policías de ocupación y represión de sus pueblos y garantes de su […]

Algunos políticos del siglo pasado dicen que estos no son tiempos para hablar de grandes reformas ni de cambiar la vieja política de los consensos por una política de cara a la ciudadanía y con una verdadera participación de ésta. No quieren que se les contradiga y pretenden que aceptemos como rebaño sus propuestas y decisiones políticas. El problema es que no somos rebaño ni un ejército, somos seres conscientes de que llegó la hora de cambiar Chile. Y como tal, tenemos el deber moral de rebelarnos contra las reglas que solo favorecen a una élite política y que va contra nuestros ideales y principios. En una oportunidad, con estupor escuchamos  a la presidenta del Partido Socialista de Chile en un comité Político de la Moneda EXIGIR al Ministro del Interior que aumente el porcentaje de firmas para inscribir partidos Políticos, ya que si no lo hacía cualquier movimiento con 40 “pelagatos” podría ser partido, y que eso atentaba contra los partidos grandes y con historia. Ante esas afirmaciones, no se puede guardar silencio. Con tristeza vemos que la democracia, conquistada con mucho esfuerzo, ha pasado a convertirse en una partidocracia donde el acceso a la administración del poder depende de los grandes y mismos partidos políticos de siempre. Por ello, la única forma de perfeccionar la democracia es permitir que nuevas expresiones sociales que no se sienten representados por los partidos viejos, puedan acceder al “poder político” mediante partidos nuevos que se quieran inscribir. Lamentablemente, los viejos partidos  han acordado en el Congreso bloquear el surgimiento de nuevos partidos, aumentando el número de firmas de un 0,25% a un 0,5% del electorado que sufragó en la última elección y de un parlamentario a cuatro. Este antidemocrático “acuerdo de exclusión” lleva la firma de la UDI y RN por la derecha y de la DC, PS, PPD y PR por la Nueva Mayoría.  Paradojalmente son los mismos partidos tradicionales que han administrado el país por más de 25 años y responsables de la pérdida de credibilidad en gran parte de la sociedad chilena. Lo más dramático es la postura de la que llamaremos “izquierda caviar” que al parecer le incomoda ver a plebeyos acceder al poder político. El fin de este acuerdo político es  mantener a toda costa el poder y para ello deben eliminar cualquier tipo de competencia que les haga perder el poder por la vía electoral. Los “partidos grandes” no tienen ningún derecho de impedir el surgimiento de nuevos referentes políticos, más cuando la ciudadanía en todas las encuestas expresa un gran rechazo a ambos bloques políticos. Menos aún, cuando estos mismos partidos figuran con extraños financiamientos de CORPESCA, PENTA o SQM. Los partidos pequeños no hemos sido financiados de forma ilegal como lo han sido quienes hoy pretenden impedir -vía un acuerdo espurio- el surgimientos de fuerzas políticas-sociales emergentes. No les corresponde a ellos poner “reglas inmorales” con relación a su propio comportamiento. La falta de representatividad de esos partidos también ha mermado la participación ciudadana. En […]

La existencia de Lucifer puede ser materia abierta al debate teológico, pero los demonios de la modernidad son bien reales y sus horrendas figuras fueron fundidas para siempre en la hoguera de la trágica historia de Europa en el siglo XX. Como ha editorializado el New York Times, “Después de los ataques de París el mundo está una vez más desafiado por el miedo. Después de cada bombazo, decapitación y baleo masivo, el temor se esparce, junto a la necesidad de derrotar este nihilismo. Pero un desafío no menos importante para el mundo civilizado es el peligro de las heridas autoinflingidas. Junto a la reacción y sobre reacción contra el terrorismo viene el riesgo que la sociedad extravíe su camino”. En la estela de la más severa crisis económica desde los años 1930 y la avalancha de refugiados sirios, los cobardes asesinatos de decenas de jóvenes inocentes en París han extendido el miedo en la población europea hasta un punto peligroso. Es conocido el inusitado crecimiento allí de los partidos de extrema derecha, que desde hace años gobiernan en países como Hungría o Eslovaquia y han participado del gobierno nada menos que en Holanda y Dinamarca, han ganado recientemente las elecciones en Polonia, pueden ganar las venideras en Francia y obtienen cerca de un quinto o más de la votación en casi todos los países Europeos, incluidos baluartes históricamente inexpugnables como el Reino Unido y los Países Nórdicos, así como en la propia Alemania que después de los horrores del nazismo se suponía vacunada para siempre contra este flagelo. Sus expresiones más brutales son las extendidas agresiones contra la población inmigrante, particularmente musulmanes, las que van desde odiosas expresiones de rechazo y discriminación en todos los ámbitos de la vida cotidiana, que han llegado hasta extremos tan ridículos como la prohibición de usar burka o levantar minaretes, hasta profanaciones de tumbas judías y violentos atentados incendiarios contra hogares de acogida de inmigrantes los que, según información reciente, en Alemania han aumentado ¡de uno a dos por día!. Lo que resulta todavía más peligroso, sin embargo, es que tal como sucedió en los EE.UU. tras los atentados a las torres gemelas, las concepciones de miedo agresivo más peligrosas están alcanzando amplios círculos intelectuales y se expresan incluso a través de medios liberales. Es ilustrativo al respecto, por ejemplo, el reciente artículo de un historiador británico llamado Niall Ferguson, profesor de Harvard, calificado por la revista Time como uno de las 100 personas más influyentes e invitado reciente a Chile por la Universidad Adolfo Ibáñez y El Mercurio, publicado en el Times de Londres y que ha sido ampliamente reproducido en muchos medios, entre ellos El País de España. Ferguson afirma que las atrocidades de París muestran “exactamente como caen las civilizaciones” y las compara con el saqueo de Roma por los Godos. “Como el Imperio Romano a principios del siglo V —afirma—, Europa ha dejado que sus defensas se derrumbaran. A medida que aumentaba su riqueza ha disminuido su capacidad militar […]

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Hace poco un amigo chileno me contaba de su conversación reciente con Lucho Gatica. El afamado bolerista, con casi 90 años de edad y radicado en Miami, evocaba con alegría y nostalgia sus días cubanos. No podía ser de otro modo porque Lucho fue todo un ídolo en la Cuba de la década de 1950. Baste decir que en el hit parade de 1958 —dado a conocer el 21 de diciembre de ese año— tres piezas interpretadas por él aparecen entre las 14 seleccionadas. Son Picolissima serenata, de Renato Carossone; Allá tú, de Álvaro Carrillo; y Regresa a mí, de Carmen Lombardo. Lucho vino por primera vez a La Habana en 1954, contratado por Radio Progreso, La onda de la alegría. Era poco menos que desconocido. El éxito cosechado aquí entonces le sirvió de pasaporte en la capital mexicana, donde consolidó su fama. Gaspar Pumarejo lo trae en 1957 para presentarlo en su Escuela de Televisión que sale al aire en las noches, por el Canal 2-Tele Mundo. Es el momento cumbre de Lucho Gatica en la Isla. Dice Cristóbal Díaz Ayala: «Tenía Pumarejo un instinto innato para contratar artistas. O traía figuras en el apogeo de la fama, como Sarita Montiel o Liberace, o buscaba figuras hasta entonces prácticamente desconocidas y las convertía en ídolos, como hizo con Lucho Gatica, Paco Michel y Luis Aguilé». Pumarejo, que es el pionero de la TV en Cuba, tiene una extraordinaria capacidad publicitaria y es capaz, dicen los que lo conocieron de cerca, de perfeccionar una idea ajena y llevarla hasta sus últimas consecuencias. Sus programas carecen del boato de los de la CMQ, no son El cabaret Regalías, con Rolando Ochoa como animador; ni Jueves de Partagás, con Enrique Santisteban; tampoco  cuenta con el capital ni la influencia de Goar Mestre, el magnate de Radiocentro, pero es simpático, convence, y a la gente le gusta lo que hace, se mete siempre al público en el bolsillo. Es un hombre capaz de hacer un espectáculo con el pan con chorizo —el choripán— que reparte en el estudio. Un día Pumarejo tiene una de sus ideas geniales. Decide traer a La Habana, con todos los gastos cubiertos, a 30 músicos del patio que andan dispersos por el mundo, a fin de que participen aquí en una jornada con el título de Cincuenta años de música cubana. En el grupo vienen Machito, Vicentico Valdés, Antonio Machín, Zenaida Manfugás, Chiquito Socarrás… Viene, entre otros, Antonio Picallo, que puede reencontrarse con su madre tras 27 años sin saber una palabra sobre ella. Pumarejo decide agasajarlos con un acto monstruoso en el Gran Stadium del Cerro, actual Estadio Latinoamericano, el 24 de febrero de 1957.  Allí está Lucho Gatica que es, en esos días, la estrella de los programas televisivos del empresario. Llegado su turno, Pumarejo pregunta a Lucho sobre el tiempo que lleva sin ver a su madre y cuándo volverá a verla. Hasta enero, responde el artista, que es cuando puede viajar a Chile. Pumarejo le tiene una sorpresa. […]

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Un café en una plaza con historia....

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