Por Marcel Garcés Muñoz La frase con la que el jefe de las fuerzas ocupantes de  Estados Unidos en Afganistán, Mayor General Christopher T. Donahue a las 23.59 horas del 30 de agosto recién pasado, dejó el aeropuerto de Kabul, sintetiza tanto la derrota de las tropas invasoras, como el fracaso del proyecto estratégico imperial de Washington de imposición manu militari de su pretendido dominio global. El máximo representante militar del imperio en retirada, intentó eludir el hecho objetivo del desastre político, castrense y diplomático, y de la vergonzosa retirada, con una frase elaborada por sus servicios de guerra sicológica, pretendiendo que poco menos que era una salida honrosa, y la culminación de un deber cumplido. “Trabajo bien hecho, estoy orgulloso de todos ustedes”, espetó, al mejor estilo de una película bélica de Hollywood, el mayor general, vestido con su equipo militar completo, chaleco antibalas, casco  de combate,  y sosteniendo un fusil M4 con su mano derecha, pero con la cola entre las piernas, segundos antes de subir por la rampa trasera del C-17 que lo evacuaría del teatro de operaciones  de Afganistán. Pero, claramente no basta una retórica castrense, que pretende ser triunfalista, para ocultar el desastre militar, político, o calificar de “héroes” a los más de dos mil militares estadounidenses muertos víctimas de una aventura colonialista en 20 años de una guerra no solo injusta, sino destinada al fracaso. La inversión, revelada por  Washington, de 837 mil millones de dólares en gasto militar, y otros 133 mil millones para las tareas de la “reconstrucción”, un eufemismo para encubrir sobornos, coimas, apoyo a las bandas de narcotraficantes y a los brutales “señores de la guerra” tribales- fueron una gasto inútil tras 20 años de ocupación, y solo sirviero0n para envilecer, corromper a una capa de servidores de los invasores. Para ser objetivos y serios hay que agregar al balance los 2.448 soldados muertos, junto a los 3.846  “contratistas” norteamericanos, los 66 mil militares y policías afganos, los mil 145 efectivos de los países de la OTAN. Y claro hay que decir que la invasión de Estados Unidos en Afganistán se tradujo en ganancias  millonarias para el complejo militar industrial estadounidense, que  buscará ahora mantener su actividad económica  en el país a través de programas de “acción cívica” o negocios. Como bien lo dijo el actual presidente de Estados Unidos, Joe Biden, con una franqueza brutal y desvergüenza, despecho y desprecio por  el país colonizado, “nuestra misión no fue construir una nación”. El objetivo era  geopolítico (amenazar la soberanía de Rusia, China, la India, Pakistán y toda la región) colonialista y de apoderarse de sus riquezas naturales, como el litio, cuya magnitud supera a las reservas de Bolivia y otros minerales, además de controlar el opio, una de las fuentes de riqueza y poder de las oligarquías tribales del país, que buscaban  controlar y poner a su servicio para desestabilizar los países vecinos. Se comprende así que la derrota norteamericana  y la recuperación del poder político y administrativo de los […]

Por Marcel Garcés Muñoz Lo único claro, después  de la jornada de inscripción de candidatos presidenciales y parlamentarios, de este lunes 23 de agosto es que  no hay nada claro en el escenario político electoral nacional en marcha. No todo está dicho. Y hay  mucho por hacer. Y que, la realidad es que las páginas en blanco, tan vilipendiadas y temidas, por quienes quisieran que nada cambie en el país, la sociedad y su futuro, están definitivamente por escribirse y por diseñarse nuevas perspectivas, nuevos sueños, nuevos proyectos personales y sociales. Desde luego el interés ciudadano por el ejercicio de la política se hace nuevamente presente cuando se trata de apostar por definiciones trascendentes, como por ejemplo cuando los ciudadanos, tras el triunfo social de la calle en octubre de 1019, imponen  el camino de la reforma constitucional, que la Derecha intentó frustrar desde La  Moneda, y a través de una campaña propagandística miserable y el chantaje político del llamado “orden social”. Y luego cuando un plebiscito sin duda histórico, por su trascendencia y su magnitud numérica y social, impone  el proceso de  cambio constitucional, mas democrático, representativo, participativo de la historia del país al triunfar el “apruebo” de los ciudadanos, de la calle, de las organizaciones sociales, de los demócratas y progresistas, frente al “rechazo”,  de los  enemigos de la democracia, de la derecha política y económica, de los nostálgicos y viudos del pinochetismo. No es casual, entonces que en este ímpetu popular, la Derecha sea rechazada en la elección del poder constituyente, la  Convención Constitucional, dónde irrumpen nuevas fuerzas  hasta ahora invisibilizadas por el sistema político que ha estado administrando el poder, y nuevos protagonismos populares. Tenemos entonces una nueva configuración del poder político, nuevos actores, nuevos perfiles programáticos, una nueva agenda, y es posible que se desarrolle una nueva institucionalidad, una nueva lógica en los mecanismos de ejercicio del poder, lo que permitiría responder a las nuevas demandas  y necesidades de un país en real camino de justicia social y económica, y de un pueblo que busca ser protagonista de su futuro y de la construcción de su futuro. ¿Es esto tan difícil de entender? ¿O es que no buscamos, sobre todo en la derecha, pero también en el llamado progresismo, o en las –desgraciadamente, tantas lecturas divergentes de la izquierda  ( “somos poquitos, pero bien sectarios y divididos”), respuestas  coherentes , creadoras, responsables, a las interrogantes que la historia, pero sobre todo las necesidades, los desafíos, las demandas, han puesto  ante nuestras responsabilidades? Y los lideres, se enredan- “se entretienen” podría decirse en torno de sorna- en cálculos supuestamente serios de sus expertos en encuestas y cálculos electoralistas, sobre eventuales escrutinios que no se confirman en la realidad de la voluntad político electoral de “la gente”. El ejercicio de la democracia requiere de responsabilidad, de seriedad, de un sentido de la realidad objetiva. De lo contrario es una apuesta aventurera, un ejercicio demagógico, que nada tiene que ver con un objetivo democrático, de una disputa por […]

Por Marcel Garcés Muñoz La ausencia de sustancia política real, de un mensaje coherente que pueda vestir al candidato presidencial de la Derecha, Sebastián Sichel, ha apresurado a su  equipo de campaña a constituir un grupo de trabajo electoral, “ideológico” que pueda ofrecer un “relato”, publicitario creíble, pero sobre todo engañoso y demagógico, para intentar presentar una imagen que resulte una marca “vendible” al estilo del clásico “Coca Cola refresca mejor”, para la conquista de una masa electoral, a la que  consideran manipulable, para competir por La Moneda. De lo que se trata es disfrazar su exigua historia ideológica y política, sus vaivenes partidistas y su carácter de instrumento al servicio de grupos y poderes económicos, su  carencia de ideas propias, ideológicamente formuladas, y sobre todo de vestirlo con un ropaje populista, destinado a manipular, engatusar a un electorado ciudadano al que se menosprecia, se supone y declara de declara menor de edad. El desprecio por el ciudadano elector es clave en la formulación de esta estrategia de puesta en venta de un bien de consumo político, que recuerda el paternalismo de los latifundistas y caudillos populistas, sus prácticas de acarreo y cohecho de los siglos pasados y la manipulación publicitaria de una oferta electoral desesperada inventada en Palacio y en las esferas “pensantes” de la Derecha económica, social y publicitaria. Lo que se coloca en las vitrinas y en el mostrador público es “producto” electoral, al que se viste de un envoltorio de papeles de colores, bien brillantes, para simular una oferta insuperable, de digestión fácil, pero sin contenido real, sin sustancia y además indigesto. El “invento”, que representa hoy los intereses  presidenciales de la Derecha, por supuesto, se proclamó “independiente”,  asegurando  que “no es político”, aunque ha transitado por diversas partidos, tendencias, ha servido a muchos señores, para aterrizar en el rol de “salvador” de una derecha en franco rumbo de colisión con el fracaso y la derrota a la llevó uno de sus últimos servidores, otro “invento” inepto, el actual presidente Sebastián Piñera. No resulta por ello sorprendente que uno de sus primeros actos  de campaña haya sido dar cuenta de sus objetivos, a los líderes de la  coalición derechista “Chila Vamos”, que aunque arriscan la nariz con el aparecido, no ven otra alternativa que financiarlo, y comprometerlo o subordinándolo a una política práctica que defienda sus intereses. Ahora resulta que vieja Derecha empresarial, monopólica, golpista, prepotente, desprestigiada, de la mano del nuevo “mesías” o la “última esperanza”, Sebastián Sichel, descubrió la sensibilidad social, la democracia representativa, la injusticia territorial o el centralismo, el desarrollo con justicia territorial, el cuidado del medio ambiente, la defensa de la ”clase media”, la pobreza, a “la gente”, el crecimiento económico, y por cierto  el cuidado de la salud , de las pensiones, y hasta, no faltaba más, la defensa de los derechos humanos, aunque claro, lo primero de todo, es el derecho a la propiedad privada y la riqueza, la defensa de la “ganancia”, y el robo de los fondos […]

Por Marcel Garcés Muñoz Cuando el país vive, sin duda, momentos políticos y sociales complejos, que tensionan el presente y el futuro de su institucionalidad, en busca de una sociedad más justa, más democrática y progresista, una convivencia social y de respeto a las demandas de la ciudadanía, surgen arteras amenazas a la voluntad popular, sus derechos democráticos e incluso a la seguridad personal. Cuando en la Convención Constituyente se discute, un nuevo Pacto Social para el país, a pesar de las trampas y manipulaciones de la derecha negacionista que convocó al “rechazo” hasta la propia idea de formular una nueva Constitución, y hoy boicotea, desde adentro, el proceso democrático en marcha. Se trata de una reedición, bajo el nombre de la Asociación Chilena del Rifle, de los grupos paramilitares , como Patria y Libertad, los Comandos Rolando Matus, y otros de la Derecha  que actuaron en la desestabilización del Chile de los 70, desarrollaron una estrategia conspirativa terrorista y criminal, bajo la conducción de los servicios de inteligencia militares locales, y fueron armados y financiados por la CIA, el Pentágono  y otros servicios del gobierno de Richard Nixon. La falta de originalidad creativa los llevo a copiar el nombre de la organización estadounidense, que  agrupa a los paramilitares, nostálgicos del Ku Klux Klan, y supremacistas blancos, identifica con sus pares estadounidenses en su ideología y seguramente con el ex presidente Donald Trump en su intentona de desconocer el triunfo del hoy presidente, Joe Biden. Perro lo que les hace pocos díasidentificas, y les une, y los subordina es su ideología militarista, antidemocrática, neofacista  y violenta. La Asociación Chilena del Rifle, de acuerdo a su Declaración de Principios dada a conocer hace pocas semanas, fue creada dicen para “proteger la vida, familia y patrimonio”, de sus integrantes tangencialmente a la práctica deportiva, el coleccionismo, la cacería, como una herramienta, aseguran, “que permite colaborar en el equilibrio de los ecosistemas”.   Es inevitable, considerar las acciones criminales de la Asociación Nacional del Rifle de Estados Unidos, en asesinatos, linchamientos y asesinatos de aborígenes y de ciudadanos negros afroamericanos, y la utilización en Chile, de civiles armados de ultraderecha en asesinatos de Chile, antes y durante el Golpe de Estado de 1973, y su actuaqcion criminal junto a las fuerzas represivas militares de la dictadura de Augusto Pinochet. Habrá que estar atentos a las declaraciones y sobre todo a las actuaciones, de estos elementos y establecer los vínculos que tienen con la Derecha Chilena, y con los “servicios” correspondientes de las Fuerzas Armadas y Carabineros. Por eso no deja de llamar la atención  la declaración del general ® de Carabineros, Aldo Vidal, quién en El Mercurio del 28 de julio, manifiesta que, “la asociación como tal defiende un interés legítimo que tiene que ver con una actividad deportiva  y/o recreacional. Las armas, dependiendo de su uso, pueden estar en manos de expertos, autorizados, regulados y fiscalizados. Lo importante es definir bien las exigencias, el tipo de armas y perfiles de esas personas […]

Por Marcel Garcés Muñoz Más allá del entusiasmo legítimo por el resultado  de las Primarias Presidenciales de este domingo 18 de julio de 2021, y de las perspectivas históricas que se abren con el triunfo, de la coalición Apruebo Dignidad tras contabilizarse por el Serbel, el 99.99 de los votos, y de sus candidatos, Gabriel Boric (1.057.273 votos) y Daniel Jadue, (692.434) que sumaron 1 millón 749 mil 707 votos, contra el millón 343.244, de la lista  de Chile Vamos (Sebastián Sichel (659.238), Joaquín Lavín (420.577 votos), Ignacio Briones (131.806) y Mario Desbordes (131.643), lo que se abre en el escenario político electoral próximo, son más incertidumbres que certezas. Los dos grandes ganadores fueron sin lugar a dudas, Boric (60,43 por ciento de su lista) y Sichel ( 48.6 por ciento, en su sector), y con ello abren un nuevo escenario a los analistas, sobre el protagonismo político de figuras y fuerzas emergentes, la derrota de la Derecha tradicional y del gobierno del presidente Sebastián Piñera, el rol de los “independientes” en su doble carácter, el figurado y el real,  y la vigencia mayoritaria de la izquierda y el progresismo en el escenario político nacional Pero lo cierto, también es, que los prometedores resultados, no dan motivo para la euforia y el triunfalismo, y mucho menos para  bajar la guardia. El pueblo de Chile ha otorgado su confianza y ha dado una nueva oportunidad política electoral, a los ciudadanos, pero para que cumplan con las tareas históricas que lo han movilizado en los últimos años, en sucesivas consultas  democráticas y sociales. Pero, las cifras y una adecuada lectura de su significancia, señalan que también está dispuesto a ejercer su responsabilidad histórica y cumplir las tareas que la historia ha puesto en el camino al progreso, a una profundización y ampliación de sus derechos y perspectivas, su exigencia de justicia social y a su derecho del ejercicio de una democracia participativa. De manera muy certera ha señalado la perspectiva de las tareas y del proceso de unidad que la ciudadanía demanda, el diputado frenteamplista, Giorgio Jackson, al señalar que “las cosas que nos unen son más que las que nos dividen, pero tenemos que salir afuera porque no vamos a lograr ser gobierno con un millón 700 mil votos, hay que apuntar más allá y para eso tenemos que empezar desde ahora”. Y desde luego se vienen arduas batallas para superar la pretensión de la derecha y del neofacismo de frustrar, tergiversar y si pudiera, manipular, y ahogar esas esperanzas y demandas populares, democráticas, patrióticas, y maniobrar para dividir a los sectores progresistas. Ya se está hablando de separar a los chilenos entre “moderados y extremistas”, se esgrime la amenaza de la violencia, supuestamente desde la izquierda y sus “cómplices” de la centroizquierda, pretendiendo ocultar que la violencia, el genocidio, de la tortura de los demócratas, la prisión de miles de chilenos, el exilio, el degollamientos de pueblos ha sido el método de dominación de la Derecha, la misma clase que […]

Por Marcel Garcés Muñoz La  Derecha política, empresarial y mediática se ha lanzado a la carga contra la Convención Constitucional, en un ataque total y desembozado que ha dejado de lado toda las hipócritas alegaciones sobre el diálogo, las buenas maneras y sobre todo el respeto por las formas propias de un debate democrático, declarando la guerra a la voluntad de redactar elaborar una nueva Constitución, generada en un acuerdo mayoritario que  regule de manera moderna, justa,  la institucionalidad de la sociedad común. Una atenta lectura del inusitadamente extenso editorial conocido como “La Semana Política” del  domingo 11 de julio permite reconocer no solo el lenguaje agresivo y amenazante de una Derecha, que elige el camino de la confrontación alevosa y el desconocimiento de la voluntad del pueblo soberano. Claramente se trata de una declaración de guerra, y una incitación sediciosa, de la formulación de una estrategia de “guerra interna”, la puesta en marcha de una especie de “desobediencia civil”, anticipo de una rebelión de la derecha y los gremios empresariales, y de un complot contra la voluntad del Soberano, que por la vía del proceso constituyente busca la generación de una nueva Carta Magna, que represente sus demandas. Habla, la que no se puede definir sino como una proclama  antidemocrática, una amenaza y un chantaje, de que la actividad legítima de la Convención, “de no rectificar, amenaza una deriva rupturista de imprevisibles consecuencias”. Agrega el editorial de El Mercurio, que “mientras perdure el estado de afiebrada desmesura, resulta difícil observar con demasiadas esperanzas el futuro de un proceso clave para el país”. Mas adelante  el texto pretende que “la justificación  abierta” de los indultos a las víctimas de la violencia represiva  contra manifestantes desde octubre de 2019, se constituye en un mensaje de impunidad frente a acciones  delictuales futuras y en una peligrosa señal a los otros poderes del Estado, incluídas las policías, sobre el control del orden público y la persecución de estos hechos delictivos”. Y sigue amenazando, “No queda así espacio para el diálogo o para el acercamiento de posiciones, que es precisamente lo que debiera buscar una Convención Constitucional”. Pero además el editorial. devenido en virtual declaración de guerra, apunta como “enemigos” en el sentido bélico del concepto, a la presidente de la instancia, la más democrática de la historia republicana del país, Elisa Lonco y a su vicepresidente, Jaime Bassa. El texto  señala que ambas autoridades, elegidas por los constituyentes en amplia mayorías, ”parecen concebir su propia labor, dentro de un relato que justifica los hechos vividos por el país a partir de  octubre de 2019 y romantiza la violencia. En este relato, la Convención vendría a ser la instancia para llevar finalmenter a cabo el “proceso de transformación social”, según el concepto usado por el mismo Bassa en su tuiter y en consonancia con el ánimo fundacional declarado por la presidenta de éste órgano”. El editorial señala como otros “enemigos” favorecidos por el refundacionismo y el neopopulismo, de que acusan a la Convención, a otros sectores sociales, […]

Por Marcel Garcés Muñoz La instalación de la Convención Constitucional este domingo  4 de julio de 2020, constituye un hecho histórico crucial en el escenario político y social de Chile, producto de un histórico proceso de luchas sociales, populares, patrióticas, democráticas, libertarias, que se inician en la profundidad de sus orígenes ancestrales. Ello quedó plasmado en las palabras inaugurales de la presidenta del órgano democrático más representativo de la ciudadanía en la historia política nacional, la catedrática, lingüista y activista mapuche, Elisa Loncón, cuya elección (96 votos a favor, en tanto el derechista RN, Harry Jurgensen, logró los claramente minoritarios 36 votos de su sector, desde luego constituye un símbolo potente de los nuevos tiempos democráticos que vive Chile. Elisa Loncón subrayó que la instancia, encargada de redactar la nueva constitución de un Chile, en un legítimo proceso de  refundación, no se iniciaba en el vacío, sino que era consecuencia, proyección, de las luchas libertarias desde el momento en que los pueblos originarios se alzaron por la  independencia, justicia, y contra la opresión colonial,  contra la usurpación de sus territorios y el genocidio de los tiempos iniciales de la República y de la llamada “pacificación de la Araucanía” a cargo de las tropas y el gobierno chileno, de la lucha por la democracia y contra la tiranía de Pinochet, y de la militarización del territorio mapuche, y de la represión contra jóvenes, estudiantes y  mujeres del presente, de quienes sostuvieron sus símbolos y sus convicciones y demandas libertarias, desde el amanecer del Wallmapu y de sus espacios geográficos, históricos, sociales y culturales ancestrales hasta el momento presente. En realidad nada se escribe sobre un papel en blanco sino del sacrificio, el esfuerzo, de la sangre derramada. No es casual entonces que uno de los primeros actos políticos de la Convención Constitucional, sea la demanda de libertad de los presos políticos del estallido social, desatado en octubre 2019 y de los presos políticos consecuencia de la ocupación y represión en los territorios mapuches. “Con jóvenes encarcelados, con  mapuches encarcelados, no se puede vivir la democracia”, sostuvo Elisa Loncón. En su discurso dirigido a los “hermanas, hermanos, compañeros y compañeras” -Habló de “los pueblos”-, que enraizados en la historia  y la geografía de Chile, conforman la Nación,  y de “los sueños de nuestros antepasados”. Elisa Loncón, señaló en sus palabras inaugurales “un gracias grande a todo el pueblo que nos está escuchando. Aquí estamos. Agradecerles el apoyo a las diferentes agrupaciones que depositaron su sueño en el llamado que hiciera la nación mapuche para votar por un mapuche mujer, para cambiar la historia de este país”. Este saludo y agradecimiento -agregó-  es a todos los que votaron por ella para presidir la Convención, “para la diversidad sexual, para las mujeres que caminaron en contra de todo sistema de dominación. Agradecerles que estemos instalando aquí una manera de ser plural, democrático, participativo”. Y al mismo tiempo enunció los principios y orientaciones que inspiran las reformas que impulsará e inspiran el trabajo del órgano constitucional: “Esta Convención transformará Chile, en un Chile plurinacional, […]

Por Marcel Garcés Muñoz Se viven horas cruciales en Chile. Y no hay que equivocarse en la caracterización del momento político, de lo que está en juego y de las perspectivas que se nos vienen, como esperanzas de futuro, de una ampliación y profundización de la democracia, pero también de las amenazas de una involución  del proceso reformador, creador, fundacional, en marcha. La historia ha puesto a Chile en una encrucijada: a las puertas de avanzar en un proceso de profundización de su institucionalidad democrática que responda a las demandas mayoritarias de la ciudadanía, o de ver frustradas sus esperanzas por la combinación alevosa de la conspiración de la oligarquía político, económica y fáctica y la subordinación a sus objetivos retardatarios de parte de una elite política incapaz de ver más allá de intereses  subalternos de cuotas de poder o de intereses económicos. La alternativa que una historia de luchas ha puesto en nuestro camino es la de la construcción del Chile Nuevo, Social y Democrático, que las nuevas generaciones de la Patria se merecen y tienen derecho. Y no tenemos derecho a claudicar, como protagonistas colectivos, en esta misión política nacional, patriótica  y social. El pueblo ha obtenido un colectivo triunfo abrumador, en la calle y en  las urnas donde una mayoría democrática impuso sus demandas y su voluntad de mantener el rumbo hacia una nueva Constitución, hacia un Chile justo y digno, hacia el protagonismo popular y el respeto a su voluntad. Esta no es una dádiva, es la conquista de decenios de luchas constante del pueblo, de una constante movilización popular, aunque no les guste a algunos exquisitos temerosos, a los que repugna el liderazgo social de la calle. Nadie ha dicho que las fuerzas políticas que rechazaron la nueva Constitución, y han buscado frustrar el proceso, iban a dejar fácilmente sus posiciones de poder, y la constante de ellos ha sido el complot, la conspiración para impedirlo, la crminalización de la lucha popular, la calumnia como arma, el terrorismo ideológico, político, y hasta el ejercicio de la violencia  criminal- el terrorismo armado, como recursos para  dividir y contraponer a sectores del progresismo y de la siembra del miedo paralizante en sectores de la población. Los mecanismos de insegurización pública, de manipulación del miedo, del terror sin sentido ni fundamento, la generación de un ambiente de sospecha y temor en las poblaciones, de racismo y de manipulación sicosocial frente al “extraño”, el “diferente”, a la caricaturización de las “intenciones” de “los otros”, la histeria frente a supuestas bandas, u hordas que asaltarán sus casas y saquearan sus bienes, se está convirtiendo en peligrosas armas de una “guerra interna”, que se ambienta en algunos sectores, donde se entrenan grupos de asalto o de “autodefensa” vecinal, o planifican acciones paramilitares y se sueña con “la vuelta de los militares” a la calle, para “poner orden”. El reclamo del “orden social” para contraponerlo a las demandas sociales, se ha convertido en el catecismo de los que históricamente han impuesto la […]

Por Marcel Garcés Muñoz La segunda vuelta de la elección de los Gobernadores Regionales, este domingo 13 de junio, confirmó un dato  irrefutable del escenario político nacional:¨el abrumador rechazo político social de la  ciudadanía a la Derecha política y a su gobierno y un proceso de generación de una mayoría nacional a favor de los cambios profundos en el ámbito político, social y económico. Se trata de la confirmación ciudadana del rechazo rotundo al modelo económico, al orden institucional, y a la gestión  política y social de La Moneda, y como lo expresó, demudado, el senador RN, Francisco Chahuán, “una derrota política y cultural” de Chile Vamos, y del Gobierno del presidente Sebastián Piñera. Dicho sea de paso. Chahuán, resulto también derrotado personalmente al esgrimir una campaña del terror, con una versión 2021  de los prejuicios anticomunistas de la Guerra Fría, y buscar asustar a los chilenos con un “tsunami rojo”, que no solo afectó a los electores del distrito 11, donde se atrincheró el voto del “rechazo” a una nueva constitución, en el plebiscito del 25 de octubre de 2020,  y ahora se volcaron a votar por Claudio Orrego, para evitar el triunfo de  Karina Oliva, del Frente Amplio, sino que enturbió la confrontación electoral, convirtiéndola en un escenario esquizofrénico de “buenos” y “malos”,  junto con tener sus objetivos confesos de separar dividir, caricaturizar a los demócratas, con el falso, primitivo y criminal dilema de “amigos” o “enemigos”. Pero claro cumplió con su objetivo de la coyuntura, estrategia que ahora será parte de su discurso en adelante, con su llamado a conformar una nueva CODE, la  llamada Confederación  de la Democracia, constituida en julio de 1972, para  conspirar contra el Gobierno Constitucional de Salvador Allende, desde el Congreso, destituirlo mediante una Acusación Constitucional, un virtual Golpe de Estado parlamentario, una especie de prólogo al Golpe Militar derechista del 11 de septiembre de 1973, iniciativa con que la derecha sediciosa, buscó comprometer a la DC de la época en su propósito inconstitucional Lo grave, es que el campo político de la oposición a los enemigos del progreso y la democracia de hoy, el progresismo, la llamada centroizquierda, no supo, no quiso, o no acertó en una estrategia comunicacional, ni orgánica, ni fue oportuna, en una política unitaria, y se fraccionó, cayó en la trampa tendida por una derecha que utilizó todos los recursos, los habituales y los oscuros de la guerra sicológica, y sus mecanismos torvos de la guerra sucia, como antes, en los 70, como siempre, para enturbiar el ambiente. Hay que decir que más bien se observó en determinados círculos de la izquierda progresista, y algunas de sus figuras, cierta tendencia de subordinarse al chantaje derechista, o caer en posiciones, declaraciones o expresiones que dieron alimento y argumentos al mensaje antidemocrático de los enemigos de la democracia. Hay que decir que la discusión sobre temas como el Estatuto de Garantías que el presidente Allende firmó en 1973, y las alusiones a la DC en relación a ese episodio y sus […]

Por Marcel Garcés Muñoz. No se puede dejar de concordar con la diputada, Natalia Castillo, ex militante de  Revolución Democrática (Frente Amplio), de que lo mejor de la última cuenta pública -1 de junio- del presidente Señor Sebastián Piñera Echeñique, la postrera de su gestión en La Moneda, es que es, precisamente  “la última”. Y no se trata de una mera frase aguda, punzante, sino de la percepción ciudadana frente a una retórica conocida, rimbobante, falta de contenido real, de lectura de un país irreal, de fantasía, y para qué hablar de autocrítica, de  sentido de la responsabilidad política, frente a un ámbito fracasado de salubridad, de sensibilidad político social, en que el país  y los ciudadanos viven, fruto  de  una gestión ineficaz, y sin proyección  humana. Lo cierto es que el mensaje presidencial de este martes 1 de junio, pasará a la historia como “el mensaje de la despedida”, un ejercicio  patético, en busca de generar una  acogida de la historia a una gestión mediocre, que no alcanza para entrar en la calificación  de administración presidencial, sino que será recordada, quizás, como un espacio histórico, en el sentido de tiempo transcurrido,  donde el país, vivió un tiempo de conflicto, contradicciones,  desastres económicos, crisis política y social, que no tuvieron en La Moneda, una conducción, la búsqueda de un camino de salida, ni un horizonte coherente. El Mensaje presidencial, a pesar del esfuerzo de quienes redactaron su texto, no pudo ofrecer un análisis real, certero de los orígenes, características, protagonistas y perspectivas del nudo de las contradicciones sociales, políticas, económicas, culturales, que caracterizaron la crisis y que motivaron las agudas confrontaciones fundamentales de su escenario político y social. Piñera se limitó, para eludir su responsabilidad personal y de clase de la confrontación social, política y social indesmentible, en reiterar los ataques a la oposición, en acusar a sus liderazgos, de generar un ambiente de tensión político y social, y como Pinochet lo hizo  para despotricar contra ” los señores políticos”, para encubrir su genocidio,  haciendo Piñera como si viniera descendiendo del planeta Marte, y no fuera responsable del desastre, en lugar de haber logrado de vestirse con el hábito de profeta y el salvador del modelo político y económico del modelo neoliberal, frente a la protesta y repulsa de una ciudadanía empoderada y dispuesta a asumir, a través de la  movilización popular el legítimo rol protagónico que les corresponde. El presidente insistió en las conocidas tesis conspirativas de culpar  a indefinidas fuerzas terroristas, subversivas, violentistas, de ser los responsables  de la crisis social, económica y política en que su política, su modelo neoliberal, su subordinación frente a los intereses  de las elites oligárquicas, de los grupos económicos y los intereses foráneos en que sumió al país, fueran las causas basales de la crisis. Al mismo tiempo y  para justificar la intensificación  estratégica y táctica  de las tesis de la guerra interna, y la doctrina del “enemigo interno” y de desarrollar e intensificar  el terrorismo de Estado, la violación  de los Derechos Humanos, optó […]

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