Por Jaushieh Joseph Wu, Ministro de Relaciones Exteriores República de China (Taiwán) Después de más de 200 millones de infecciones y más de 4 millones de muertes contabilizadas, la pandemia de la COVID-19 se ha extendido por todo el mundo. Ello ha tenido un impacto socioeconómico profundamente devastador en nuestro mundo interconectado, del que prácticamente ningún país se ha salvado. La pandemia ha interrumpido el comercio mundial, ha exacerbado la pobreza, ha obstaculizado la educación y ha comprometido la igualdad de género, mientras que las naciones de medios a bajos ingresos llevan el mayor golpe de la carga. Cuando muchos países se preparan para otro pico del virus, provocado por la variante Delta altamente contagiosa, el mundo espera que la Organización de Naciones Unidas (ONU) intensifique los esfuerzos integrales para resolver la crisis, garantizar una mejor recuperación y una  reconstrucción de manera sostenible. Esta es una tarea ardua que requiere de todas las manos disponibles. Es hora de que este organismo internacional dé la bienvenida a Taiwán, un socio valioso y digno que está listo para ayudar. En los últimos meses, Taiwán, como muchos otros países, ha estado lidiando contra un aumento de casos de la COVID-19, después de casi un año de éxito en la contención del virus. Aún así, ha logrado controlar la situación y ha emergido aún más dispuesto a trabajar con sus aliados y socios para abordar los desafíos planteados por la pandemia. La respuesta eficaz de Taiwán a la pandemia, la rápida expansión de su capacidad para satisfacer la demanda de la cadena de suministro global y su asistencia sustantiva hacia los países socios de todo el mundo nos hablan de que no faltan razones de peso para que Taiwán desempeñe un papel constructivo en el Sistema de la ONU. Sin embargo, bajo la presión de la República Popular de China (RPC), la ONU y sus agencias especializadas continúan rechazando a Taiwán, citando la Resolución 2758 (XXVI) de la Asamblea General de la ONU de 1971,  como base legal para esta exclusión. Pero el lenguaje de esta resolución es muy claro: simplemente aborda el tema de la representación de China en la ONU; no hay mención de la reclamación china de soberanía sobre Taiwán, ni se autoriza a la República Popular de China a que represente a Taiwán en el sistema de la ONU. El hecho es que la República Popular de China nunca ha gobernado Taiwán. Esta es la realidad y el statu quo en los dos lados del Estrecho de Taiwán. El pueblo taiwanés solo puede estar representado en el escenario internacional por su gobierno elegido popularmente. Al equiparar falsamente el lenguaje de la resolución con el “principio de una sola China” de Pekín, la República Popular de China está imponiendo arbitrariamente sus puntos de vista políticos a la ONU. El absurdo no termina ahí. Esta exclusión también obstruye la participación de la sociedad civil de Taiwán. A los titulares de pasaportes taiwaneses se les niega el acceso a las instalaciones de la ONU, tanto para […]

La lamngen Aymara Bartolina Sisa fue asesinada el 5 de septiembre de 1782. Su asesinato fue el resultado de las desigualdades que se configuran cuando está presente la pertenencia a un pueblo originario sumado a la irreverencia a las normas de género establecidas. Esa historia de vida es la que se recuerda para el Día Internacional de la Mujer Indígena, historia de vida que tiene la potencia de representar a un sinfín de trayectorias, invisibilidades y desiguales de muchas Bartolinas. De esta forma no hay que confundir conmemoración del Día Internacional de las Mujeres Indígenas, con una celebración que incluya flores, chocolates o canciones románticas. Personalmente, no tengo nada contra las celebraciones. No obstante, hay que situarse en el escenario y no despistarse del objetivo. Esta fecha es un téngase presente de que existen desigualdades de género que hay que visibilizar y enfrentar. He tenido varias conversaciones con lamngenes, hombres y mujeres, en las que me dicen: “Pero lamngen, género es un término winka, lo que prima es la familia y la comunidad”. Lo que hay detrás de aquellas aprensiones es el directo mensaje de que en nuestra(s) cultura(s) no existen desigualdades. Pero, ojos que no ven corazón que no siente. De muestra, sólo un par de botones. En las sociedades igualitarias, no necesariamente las mujeres indígenas estuvieron ajenas a una violencia sistemática. Diversos estudios y análisis arqueológicos de restos óseos, determinaron que cadáveres de las mujeres presentan lesiones que pueden ser atribuidas a violencia doméstica. En la historia oral de sociedades indígenas del extremo sur, es posible encontrar potentes mitos en que se ejerce una violencia simbólica hacia las mujeres, que obedecen a un cambio de orden en el poder, debido a que las mujeres en un pasado remoto, ejercieron un control infinito sobre los hombres. Entonces, ellos revierten esta situación asesinando a todas las mujeres, sólo dejando a las niñas, cambiando el orden político simbólico y pasando a tener el control. Para que esto no vuelva a ocurrir crearon un rito en que se mantienen aterrorizadas y constreñidas a las mujeres. Es importante hablar de mujeres indígenas en plural, de forma de connotar que no son (somos) un colectivo homogéneo. Por ejemplo, en sociedades indígenas mesoamericanas y andino americanas, las mujeres tenían prestigio social asociado a la casta o clase social a la que pertenecían. Interesante, por estos lares la misma cosa: sólo recordar la importancia de la familia/clan o el linaje desde donde provenimos. Ocurrieron hechos en el proceso de colonización que hicieron que aquellas identidades múltiples de las mujeres indígenas se vieron enfrentadas a lo que se llamó “el marianismo”, entre otras cosas, de la mano de la religión winka. La tesis es que se impuso una sólo forma de ser mujer, una mujer pura y virginal, destinada al matrimonio, al cuidado del marido y los/as hijos/as. Eso, definitivamente cambió las relaciones familiares, sociales y personales al interior de las culturas indígenas. No obstante, lo anterior no fue impedimento para detener violaciones y ultrajes perpetrados hacia […]

Por Marcel Garcés Muñoz La frase con la que el jefe de las fuerzas ocupantes de  Estados Unidos en Afganistán, Mayor General Christopher T. Donahue a las 23.59 horas del 30 de agosto recién pasado, dejó el aeropuerto de Kabul, sintetiza tanto la derrota de las tropas invasoras, como el fracaso del proyecto estratégico imperial de Washington de imposición manu militari de su pretendido dominio global. El máximo representante militar del imperio en retirada, intentó eludir el hecho objetivo del desastre político, castrense y diplomático, y de la vergonzosa retirada, con una frase elaborada por sus servicios de guerra sicológica, pretendiendo que poco menos que era una salida honrosa, y la culminación de un deber cumplido. “Trabajo bien hecho, estoy orgulloso de todos ustedes”, espetó, al mejor estilo de una película bélica de Hollywood, el mayor general, vestido con su equipo militar completo, chaleco antibalas, casco  de combate,  y sosteniendo un fusil M4 con su mano derecha, pero con la cola entre las piernas, segundos antes de subir por la rampa trasera del C-17 que lo evacuaría del teatro de operaciones  de Afganistán. Pero, claramente no basta una retórica castrense, que pretende ser triunfalista, para ocultar el desastre militar, político, o calificar de “héroes” a los más de dos mil militares estadounidenses muertos víctimas de una aventura colonialista en 20 años de una guerra no solo injusta, sino destinada al fracaso. La inversión, revelada por  Washington, de 837 mil millones de dólares en gasto militar, y otros 133 mil millones para las tareas de la “reconstrucción”, un eufemismo para encubrir sobornos, coimas, apoyo a las bandas de narcotraficantes y a los brutales “señores de la guerra” tribales- fueron una gasto inútil tras 20 años de ocupación, y solo sirviero0n para envilecer, corromper a una capa de servidores de los invasores. Para ser objetivos y serios hay que agregar al balance los 2.448 soldados muertos, junto a los 3.846  “contratistas” norteamericanos, los 66 mil militares y policías afganos, los mil 145 efectivos de los países de la OTAN. Y claro hay que decir que la invasión de Estados Unidos en Afganistán se tradujo en ganancias  millonarias para el complejo militar industrial estadounidense, que  buscará ahora mantener su actividad económica  en el país a través de programas de “acción cívica” o negocios. Como bien lo dijo el actual presidente de Estados Unidos, Joe Biden, con una franqueza brutal y desvergüenza, despecho y desprecio por  el país colonizado, “nuestra misión no fue construir una nación”. El objetivo era  geopolítico (amenazar la soberanía de Rusia, China, la India, Pakistán y toda la región) colonialista y de apoderarse de sus riquezas naturales, como el litio, cuya magnitud supera a las reservas de Bolivia y otros minerales, además de controlar el opio, una de las fuentes de riqueza y poder de las oligarquías tribales del país, que buscaban  controlar y poner a su servicio para desestabilizar los países vecinos. Se comprende así que la derrota norteamericana  y la recuperación del poder político y administrativo de los […]

    Por: Sergio Rodríguez Gelfenstein*   El pasado martes 24 de agosto se realizó en Beijing una reunión del Comité Central del Partido Comunista para Asuntos Financieros y Económicos con el objetivo de debatir acerca de la “prosperidad común”, es decir cómo producir crecimiento con equidad. El centro de la discusión estuvo puesto en la necesidad de generar bienestar para todos los ciudadanos en la ruta dirigida a alcanzar el objetivo de que, en 2049, cuando se conmemore el centenario de la fundación de la República Popular China, el país cuente con una sociedad socialista moderna. Durante el evento, las discusiones más candentes estuvieron dadas por el llamado del presidente Xi Jinping a aplicar medidas drásticas sin precedentes en varios sectores de la economía como la tecnología, la educación en línea y el sector inmobiliario, que habían crecido de forma exorbitante y sin control, aupando una creciente desigualdad de ingresos, aumento de los niveles de deuda y ralentización del consumo. Xi opinó que una vez que el país ha sacado a todos los ciudadanos de la pobreza, debía orientarse hacia un sistema que se preocupe mucho más de los sectores que aún no alcanzan óptimas condiciones de vida. Esto es lo que llamó “prosperidad común”, que se definió como la posibilidad de que todos puedan compartir la riqueza, para lo cual se necesita una economía fuerte que permita una mejor distribución de la misma. Aunque la idea no mencionó que el gobierno se propondría reducir los ingresos de los más ricos para entregárselo a los más pobres, sí abogó por una “mejor gobernanza y un mayor equilibrio en la economía”, centrándose en el consumo de base como multiplicador económico clave en lugar de las inversiones intensivas en capital que fueron la base de la economía de los últimos años. En palabras del presidente: “Podemos permitir que algunos se enriquezcan primero y luego guiar y ayudar a otros a enriquecerse juntos”. A continuación quiso ser más explícito al afirmar que: “Podemos apoyar a los empresarios ricos que trabajan duro, operan legalmente y han asumido riesgos para crear empresas… pero también debemos hacer todo lo posible para establecer un sistema de políticas públicas ´científico` que permita una distribución más justa de los ingresos“, para finalizar agregando que el gobierno debe preocuparse por la protección y el mejoramiento de los medios de subsistencia que se proponen un desarrollo económico saludable que apunte a una perspectiva enfocada en fortalecer un sistema de seguridad universal e inclusivo. Este debate que estuvo precedido de medidas jamás vistas con anterioridad y se había hecho muy tangencialmente en el pasado, ahora se produjo con toda la crudeza que la situación del país reclama. Entre las medidas planteadas para lograr los objetivos propuestos se destacan cambios en las políticas impositivas y los pagos a la seguridad social para las rentas medias. Así mismo, acciones orientadas al aumento de los beneficios financieros para los grupos de bajos ingresos y recias medidas contra la corrupción y la burocracia. De la […]

De tanto en tanto, en el debate público del Momentum Constituyente que vive nuestro pueblo, surgen miembros de la élite o coaptados por ella, que se resisten a como de lugar a perder sus privilegios. Varios de ellos, al mismo tiempo que han defendido a «troche y moche» a criminales y cómplices de violaciones a los DD.HH., también «pontifican» y dan «cátedra» de como deben comportarse los Convencionales, en qué lengua deben hablar, de como debe ser la futura convivencia con la Nueva Constitución y largos etcéteras. Además, exigen respeto por su libertad de expresión, la misma que ha sido manoseada y socavada por esta misma oligarquía, durante toda la historia de Chile. Lo hacen, llevando a cuestas su responsabilidad directa e indirecta por los crímenes cometidos en la dictadura chilena y han sido responsables históricos del genocidio contra los pueblos originarios. En los pasillos de la Convención ya nadie se asombra, que la convencional ultra derechista Marcela Cubillos exija desaforada que se respete la Libertad de Expresión, cuando la Comisión de DD.HH. con el objetivo de no re victimizar a las víctimas que asistirían a entregar sus testimonios, rechazaban por una amplia mayoría, la presencia de los cómplices activos y pasivos de la Dictadura, entre otros al almirante Arancibia , ex Edecán de Pinochet y actual convencional y la Fundación que lleva el nombre de ideólogo de la actual Constitución de Pinochet. Cuando Cubillos era Ministra de Educación de Piñera, avaló que el Consejo Nacional de Educación (CNED) dejara el ramo de Historia como opcional y no obligatorio, que duda cabe con el interés de que se olvide rápidamente la historia reciente de nuestro país y de esa manera continúe la impunidad profunda que vivimos. La razón más plausible de perpetrar este atentado a la Educación de nuestros jóvenes es su parentesco directo de un cómplice material que participó tempranamente en conjura de la «cofradía» golpista (antes que el mismo Pinochet), y fue ministro de la Dictadura. Además, ella es nieta y bisnieta de Almirantes de la Armada de Chile, rama de las FF.AA. que en toda su historia ha actuado en contra de la democracia y el pueblo. Ahora camina su propia «travesía por el desierto», por pasillos de la sede capitalina del Parlamento chileno, provocando y desafiando a quien se le ponga por delante, con la atención preferente de los dos periódicos del duopolio ultraderechista El Mercurio y La Tercera que, junto a un ejército de más de 8 mil twitteros, son los principales instigadores de la campaña artera de desprestigio contra nuestra Convención Constitucional. Al mismo tiempo, el mismísimo El Mercurio, para echar más agua al molino del futuro Rechazo a la Nueva Constitución, captura entre tanto a algún «progresista» que quiera congraciarse con la élite y sus intereses. En este caso, a Ricardo Brodsky, director del Museo Benjamín Vicuña Mackenna y exdirector del Museo de la Memoria. https://www.emol.com/noticias/Nacional/2021/08/27/1030875/cronica-constitucional- entrevista-ricardo-brodsky.html La libertad de expresión, que duda cabe que es un derecho fundamental en la convivencia democrática […]

Por Luis Cifuentes Seves Para ser sincero, no he leído toda la obra de Nicanor Parra, pero siempre me impresionó. Lo más cerca que estuve de él, física y poéticamente, fue durante un recital que ofreció a mediados de los años 90 en el gran teatro subterráneo de la Estación Mapocho. Fue una magna ocasión, donde mezcló su obra con una suerte de antología personal de la poesía chilena. En particular recuerdo su versión de “Tarde en el hospital” de Pezoa Véliz y de “Canción”, de Guzmán Cruchaga (“Alma, no me digas nada…”). El local estaba más que repleto, la gente parecía colgar de los muros, muchos quedaron afuera y las emociones corrían fuerte. Un enorme privilegio el haber estado allí y, hasta donde recuerdo, fue una función gratuita. No sé cuántos se dieron cuenta de que don Nica excluyó de su selección a Neruda y a Huidobro. Demasiado célebres, tal vez. A pesar de frecuentes comentarios a viva voz del público, nadie los pidió. La tarde parecía prestarse para ventilar lo visceral más que lo ilustre. La quirúrgica exclusión era, acaso, parte integral de la gran travesura colectiva. Semanas después tuve un sueño. Don Nica repetía su recital, pero esta vez yo iba acompañado de Rossana, una joven dama parriana que había conocido en esos tiempos. Llegábamos a la Estación tomados de la mano, bajábamos la larga escalera, ubicábamos asientos y, durante el espectáculo, intercambiábamos miradas de complicidad poética, hilarante o emotiva. En el mundo material, mi sueño parriano no se realizó y Rossana nunca fue conmigo a la Estación.                                              ——O——- Algunos meses después se presentó una ocasión interesante: a propuesta mía, me junté con Rossana a intercambiar fragmentos de la obra del vate. Fue una tarde de invierno en que el cielo estaba cubierto de nubarrones oscuros. Llegamos a una vieja casa de paredes altas y antiguas maderas murales con una buena chimenea, que algún alma piadosa había encendido para nosotros. Ambos teníamos experiencia en lecturas de poesía. Yo atesoraba el recuerdo del legendario recital a dos voces Neruda-Evtuchenko que tuvo lugar en el fenecido Estadio Nataniel el año en que cumplí mis 20. Rossana envidiaba mi suerte, ya que entonces era una niña. Habíamos llevado varios libros de Parra y nos fuimos de a uno. Ella me leía un anti poema, yo le respondía con otro. Me mostraba algunos Artefactos, yo replicaba con un par de párrafos del Cristo de Elqui. Y así. Navegamos de comentario a emoción, a meditación silenciosa, a risa y vuelta al comentario por un largo rato. Hasta alguna lágrima fue impúdicamente derramada. ——–O——— Le conté esta historia a mi amiga Mema, casi una hermana, que padece de una tendencia a la hiper romantización y de una manía por emparejar a medio mundo. Al parecer, esta condición fue generada por una larga serie de fugaces amoríos juveniles, de variados grados de […]

Por Antonio Rondón García La derrota de Estados Unidos en Afganistán es consecuencia de 20 años de una política de agresión que parece sacar a la luz las primeras jugadas de un tablero geopolítico con participación de muchos.   La invasión en octubre de 2001 la lanzó Estados Unidos en medio de la presentación de un nuevo enemigo que a partir de ahí justificaría intervenciones y gastos bélicos: el terrorismo internacional. Para nada se trata de negar la amenaza que representa el accionar de grupos terroristas, muchos de ellos creados en Occidente para justificar la existencia de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), en espera de su nuevo enemigo, tras la desaparición de la URSS. Si se mira desde ese punto de vista, Afganistán cumplió en parte esa misión, durante la cual Estados Unidos perdió casi tres mil militares, pero también causó la muerte de más de 150 mil personas y 11 millones de refugiados, mientras gastó más de dos billones de dólares en dos décadas. Pero el país asiático parece contar con riquezas que potencias como Estados Unidos para nada desean compartir con otras, opinan expertos. De acuerdo con el periodista de RIA Novosti Serguei Savchuk, Afganistán cuenta con mil 500 depósitos de minerales. Existen grandes yacimientos de hierro en la zona de Hajigak, con 32 kilómetros de depósitos sólidos, con un 62 por ciento de componente útil. La India, Irán y Afganistán concertaron un acuerdo con inversiones multimillonarias de Nueva Delhi en el puerto de Chabbehar, mientas Teherán se encargaba de construir una línea ferroviaria hasta la localidad afgana de Herat, pero esos planes aún están en suspenso. En la región de Amu Darya (provincia de Balkh) se encuentra un yacimiento de hidrocarburos de mil 800 millones de barriles de petróleo y 400 mil millones de metros cúbicos de gas. China firmó un acuerdo en 2011 para la explotación allí de tres campos y prometió construir igual número de refinerías, destacó Savchuk. Además, el gigante asiático aspiraría a participar en la extracción de una supuesta reserva de litio que, según estudios geológicos norteamericanos, equivale a unos tres billones de dólares. Rusia podría participar en la construcción de un gasoducto entre Turkmenistán, Afganistán, Pakistán y la India de mil 700 kilómetros de extensión y con capacidad de 33 mil millones de metros cúbicos anuales. Pero el fracaso de la misión de Occidente en el estado asiático también puso al descubierto fisuras entre los aliados de Estados Unidos en la OTAN, cuyos miembros fueron llamados a esa nación al solicitar Washington la aplicación de artículo quinto sobre seguridad colectiva. La alianza atlántica muestra ahora su cara fea con escenas de desespero, salida desordenada y caos en el aeropuerto de Kabul. Al comentar el evidente fracaso de la operación, el ministro alemán de Relaciones Internacionales, Heiko Maas, confesó al semanario Der Spiegel que de la mencionada debacle se deberán sacar las respectivas enseñanzas. El acuerdo de Doha, firmado en 2020 por Estados Unidos y el movimiento Talibán, dejó fuera, […]

A: Entrevistador  B: Entrevistado A: Alguna vez leí una breve reflexión suya acerca del tema ¿puede la ciencia resolver los grandes problemas de la humanidad? ¿Podría abundar al respecto? B: Con mucho gusto. Me imagino que fue un artículo en que me referí a una cita de Ludwig Wittgenstein, uno de mis filósofos favoritos del siglo XX. A: ¿Cuáles serían los otros? B: Antonio Gramsci, Louis Althusser, Herbert Marcuse, Jean-François Lyotard, Zygmunt Bauman… tal vez debería agregar a Bertrand Russell, pero lo considero más matemático que filósofo y a Noam Chomsky, pero lo considero más lingüista que filósofo. A: ¿Y respecto a filósofos del siglo XXI? B: Bueno, Bauman rebalsó hacia el siglo actual y han surgido eminentes pensadores nuevos: Byung-Chul Han, Yuval Noah Harari, Slavoj Zizek – un marxista duro- y Thomas Piketty, a quien considero un economista más que un filósofo. Por otra parte, a sus 90 años de edad, Jurgen Habermas, destacado representante de la Escuela de Frankfurt, nos ha regalado con una nueva obra. Son 1700 páginas de reflexiones: “También una Historia de la Filosofía” (2019). ¿Y de qué nos habla? De Marx y de religión. ¿Pero cómo? preguntarán algunos ¿Y no había muerto Marx? ¿Y no había muerto la religión? Esto demuestra que la filosofía sigue siendo una invitación inagotable a la reflexión. A: Continúe por favor… B: Parto por la cita de Wittgenstein: “Sentimos que, aun cuando todas las posibles cuestiones científicas hayan recibido respuesta, nuestros problemas vitales todavía no se han rozado en lo más mínimo. Por supuesto que entonces ya no queda pregunta alguna; y esta es precisamente la respuesta”. A: Difícil de interpretar… B: Bueno, Wittgenstein fue un genio, con un gran poder de síntesis. Estudió ingeniería mecánica e hizo trabajo doctoral en ingeniería aeronáutica en la Universidad de Manchester. Allí tuvo una crisis vocacional y entró en correspondencia con Bertrand Russell. Este le aconsejó que se fuera a Cambridge, donde él trabajaba, y se dedicara a la filosofía. Wittgenstein siguió el consejo de Russell y abandonó su tesis doctoral. En su primer periodo escribió un libro que llamó “Tractatus logico-philosophicus”, que estaba lleno de frases sintéticas como la que a Ud. impresionó y terminaba diciendo “Acerca de aquello de lo que no se puede hablar, hay que guardar silencio”. Con esto, consideró que ya había dicho todo lo que tenía que decir en filosofía. A: Volvamos a la cita… B: Bien; la cita de Wittgenstein indica varias cosas: Que la ciencia tiene un ámbito de competencia dentro del cual puede formular y responder preguntas. Que existe otro, que está fuera de alcance para la ciencia. Que este segundo ámbito contiene los problemas realmente importantes (vitales) de la humanidad. Y que, al no poder ser examinado por la ciencia, debe ser abordado por otra actividad humana. Que, si nos atenemos a su decisión de dejar la ciencia en favor de la filosofía, tal vez sería esta última la que podría intentar responder los problemas vitales de la humanidad. Wittgenstein deja dos […]

Por Tomás Marguirott Ross. No es algo que solo se aplique a pueblos indígenas, las diversas naciones del mundo contienen un sinnúmero de culturas cuya cosmovisión única puede transmitirse a través del lenguaje de dicha cultura y ciertamente, mucha de esta cosmovisión se ha perdido por el repudio de ello. La historia debe ser nuestra guía, factor fundamental para comprender la importancia de los Derechos fundamentales, por ejemplo: Cuando las tropas franquistas dominaron País Vasco definitivamente en junio de 1937, predominó la represión directa no solo contra los miembros de partidos políticos y sindicatos que se habían opuesto a la sublevación militar, sino también, predominó la represión y la supresión de todo relacionado con el mundo cultural vasco, entre ellas la prohibición expresa y tajante de cualquier manifestación cultural vasca como hablar en euskera en público, de esa forma, la lengua que compartieron muchos habitantes de esa zona desde mucho antes de la edad media, comenzó a desaparecer y ser objeto de persecución. Por otro lado, en el continente bautizado como América cientos de civilizaciones fueron víctimas de genocidio y exterminio para servir a la producción de las colonias y eso implicó la perdida de la identidad autóctona precolombina, la cual se resiente mucho por los descendientes de dichas civilizaciones, quienes dan fe de que la colonización comienza con un genocidio, pero la independencia de las repúblicas de América solo trae consigo un camino pavimentado por la supresión de la cultura autóctona, desplazándola de la participación ciudadana y política, privándola del derecho al reconocimiento y la protección. La lengua y el idioma es parte fundamental del derecho a la identidad de una persona, pero en sí mismo, no es algo tan individual, sino que es un derecho cuya naturaleza es colectiva, es decir, se reconoce como parte un derecho colectivo que tienen todos aquellos que pertenecen a un mismo pasado, un mismo presente y un mismo futuro, quienes comparten una misma cosmovisión, precisamente por compartir dicho lenguaje. El permitir que se hable la lengua autóctona, y promover su reconocimiento y difusión implica un ejercicio de reconocimiento de la existencia de los Pueblos y su autodeterminación. Es un acto puro al ejercicio de la igualdad y por sobre todo, a la verdad, la justicia y la reparación por una deuda histórica que los Estados soberanos mantienen por la serie de exclusiones y negaciones que se han cometido directa o indirectamente en contra quienes tienen comparten este vínculo con una nación específica, un pueblo, un ente colectivo y un pasado. El reconocimiento de estos derechos implica un deber de reconocimiento a la existencia de miles de años de culturas que se han terminado por la mano del hombre, dicho reconocimiento mantiene un estándar internacional en derecho, que en el presente es vinculante, siendo obligación moral, reconocer y revitalizar las lenguas maternas como un derecho humano. Dicha doctrina es compartida por juristas en el ámbito del Derecho internacional, en 1994 el Proyecto de Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de las […]

Patricio Hales Esta campaña presidencial, confirma peligrosamente que la convocatoria de los candidatos es más que su programa. Siempre, junto a la verdad objetiva, los candidatos  promueven  un ideario no escrito, pero  hoy se  conecta a  los sentimientos de  la crisis social y política que vivimos. Se construyen  estados de ánimo y esperanzas  que  los electores sienten  como promesas. La ilusión  moviliza a ciudadanos que extrapolan lo prometido. Hay políticos que abusan del ánimo del “estallido” social, buscan  votos con el oportunismo y   acicatean el enojo perpetuo. Descalifican instituciones merecidamente desacreditadas, como si al gobernar serían disueltas, hacen  promesas con límites difusos que acarrearán desencantos al corto tiempo de gobernar. Siempre el elector  vota  más por lo que siente,  que por lo que lee. Y con la  crisis social en curso  exige cambios desde su  ansiedad y rabia. El eterno   componente emocional de la política, esta vez presionará más que de costumbre y con enojo, al gobierno que gane. Por eso, si  no se promete  la verdad de lo posible, Chile se  gobernará en un  clima de protesta en que, no perdemos los que vivimos bien y pierden los que menos tienen. Tres recientes exministros del Pdte. Piñera, para ser candidatos, renegaron de él  al canto del gallo, parecido al transformismo de cierta  izquierda que se acomodó al estallido renegando del gobierno del  que hace tres años  era parte activa y con malabarismo político desconoce a sus socios de ayer. Algunos deslegitiman el Congreso electo por el pueblo, estimulan  el desprecio a las reglas plebiscitadas en 2020, caricaturizan  la reforma constitucional que creó  la Constituyente y    atribuyen poder de facto  a quien  no lo tiene. Se sugiere confusión sobre el derecho a propiedad y la libertad de prensa.  En la otra izquierda parecemos avergonzados, incapaces de evidenciar que el trigo no es paja. Así   no se hace pedagogía política para lograr los cambios sino solo se recoge la justa indignación sin dar salida. El enojo requiere conducción. Al que gane, el pueblo no le pedirá cuenta solo por el programa escrito y le exigirá lo que los candidatos le hicieron sentir. Alentar la   furia puede servir  de desahogo pero no da la   gobernabilidad que requiere el progreso, al menos en democracia. Gobernar no es catarsis. Debemos dar conducción constructiva al legítimo enojo. El exceso de fuego quema. La política  no sigue la objetividad de las ciencias exactas. Por eso  ”…nadie forma un partido político para detener un eclipse de sol” decía Kussinen. La emoción siempre es movilizadora, para fines altruistas o para exterminar a un grupo o perseguir  “infieles”. Por eso hay que combatir el   lenguaje  oportunista. La manipulación no es decir  una mentira, sino el  manejo mañoso de la verdad  para sustentar  mentiras. Eludir  la verdad, victimizarse, no reconocer que hay  doctrinas de izquierdas o derechas antidemocráticas, agredir al adversario,  absolutizar lo que es relativo y relativizar lo que está constitucional y legalmente establecido, esparce  ilusiones  con perfume de ingobernabilidad. Las propuestas […]

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Un café en una plaza con historia....

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