La líder progresista peruana Verónika Mendoza manifestó hoy preocupación por el carácter tecnócrata empresarial que perfila la administración del presidente electo, Pedro Pablo Kuczynski, a instalarse el próximo 28 de julio.
En una visita a la norteña ciudad de Chimbote, la excandidata presidencial del Frente Amplio dijo que espera que el nuevo gobierno no privilegie al sector empresarial privado tras la designación de tecnócratas vinculados a grandes empresas.
«Hemos visto una composición, esencialmente, de tecnócratas vinculados a las grandes empresas. Esperamos que esto no signifique continuar con una lógica de extenderles alfombras rojas a las grandes empresas, de recortarles impuestos, derechos laborales y ambientales para favorecerlo», manifestó.
Kucznyski designó como primer ministro a Fernando Zavala, un economista neoliberal que fue ministro de economía del gobierno de Alejandro Toledo, de esa línea, entre 2005 y 2006, y tras esa labor fue alto ejecutivo de una importante empresa cervecera.
También confirmó como ministro de Economía a Alfredo Thorne, igualmente economista neoliberal que proviene de trabajar en la banca transnacional, y tienen perfil similar sus representantes en la transferencia de la administración pública al nuevo gobierno.
Además, ratificó al conservador y neoliberal Julio Velarde como presidente del clave Banco Central de Reserva, el que maneja desde el gobierno derechista de Alan García (2006-11).
Dirigentes sindicales a los que el presidente electo aseguró la semana pasada que cumplirá las promesas de campaña electoral, de defensa de sus derechos, dijeron también desconfiar de la composición que perfila la nueva administración.
Mendoza criticó de otro lado la designación de la legisladora Luz Salgado como candidata a la presidencia del Congreso de la República, por el partido neoliberal Fuerza Popular, de la derrotada excandidata presidencial Keiko Fujimori.
Señaló que la nominación, que asegura el cargo a Salgado, al contar el fujimorismo con una mayoría absoluta en el Parlamento, contradice las promesas de Keiko Fujimori de renovación y distancias con el gobierno de mano dura (1990-2000) de su encarcelado padre, Alberto Fujimori.
Recordó el estrecho vínculo entre el preso y Salgado, desde antes de 1990 y señaló que la designación evidencia el regreso al fujimorismo a esa década.
Lima, 15 de julio 2016
Crónica Digital / PL