Lun Nov 28 , 2016
Fidel, Fidel, los pueblos te agradecen palabras en acción y hechos que cantan, por eso desde lejos te he traído una copa de vino de mi patria: es la sangre de un pueblo subterráneo que llega de la copa a tu garganta, son mineros que que viven hace siglos sacando fuego de la tierra helada. Van debajo del mar por los carbones y cuando vuelven son como fantasmas: se acostumbraron a la noche eterna, les robaron la luz de la jornada y sin embargo aquí tienes la copa de tantos sufrimientos y distancias: la alegría del hombre encarcelado, poblado por tinieblas y esperanzas que adentro de la mina sabe cuándo llegó la primavera y su fragancia porque sabe que el hombre está luchando hasta alcanzar la claridad más ancha. Y en Cuba ven los mineros australes, los hijos solitarios de la pampa, los pastores del frío en Patagonia, los padres del estaño y de la plata, los que casándose con la cordillera sacan el cobre de Chuquicamata, los hombres de autobuses escondidos en poblaciones puras de nostalgia, las mujeres de campos y talleres, los niños que lloraron sus infancias ésta es la copa, tómala, Fidel. Está llena de tantas esperanzas que al beberla sabrás que tu victoria es como el viejo vino de mi patria: no lo hace un hombre sino muchos hombres y no una uva sino muchas plantas; no es una gota sino muchos ríos; no un capitán sino muchas batallas. Y están contigo porque representas todo el honor de nuestra lucha larga y si cayera Cuba caeríamos, y vendriamos para levantarla, y si florece con todas sus flores florecerá con nuestra propia savia. Y si se atreven a tocar la frente de Cuba por tus manos libertada encontrarán los puños de los pueblos, sacaremos las armas enterradas; la sangre y el orgullo acudirán a defender a Cuba bienamada. Pablo Neruda Santiago de Chile, 28 de noviembre 2016 Crónica Digital