La tensión y la incertidumbre marcan hoy una nueva jornada de crisis en Perú, tras 45 muertes acumuladas en un mes y una jornada sangrienta a la que el Gobierno respondió con un discurso criticado por confrontacional.
Lima, 11 de enero 2023
Crónica Digital/PL
Mié Ene 11 , 2023
Profesora, diplomática, poeta y escritora, Gabriela Mistral fue por largo tiempo una figura escondida para chilenas y chilenos. Baste recordar el poco decoroso hecho de que recibiera el Premio Nacional de Literatura seis años después de obtener el Premio Nobel en 1945, como primera mujer latinoamericana en lograr ese reconocimiento. Durante décadas se mostró una figura de ella más bien como una señora lejana, dedicada a temáticas etéreas, de poca sustancia real, inocua. Poco se enseñaba de sus puntos de vista sobre la educación, el desarrollo de la mujer o su mirada de la política en el país. Existen publicaciones de escritos suyos en el norte de Chile que abogan por una Ley de Instrucción Primaria Obligatoria, al menos diez años antes de que ésta se concretara. Sólo a mediados de los años 2000, la actitud de Doris Atkinson –sobrina de Doris Dana, compañera y albacea mundial de la poeta chilena– constituye una especie de broche de oro a un proceso que se viene dando desde finales de los 90. Variados libros de autores y autoras chilenas (Matilde Ladrón de Guevara y Jaime Quezada, por citar algunos) intentaron abrir las pesadas puertas que escondían a la Premio Nobel. Al donar a Chile importantes documentos y cartas, Atkinson –por una parte– lleva la contraria a su tía fallecida que nunca quiso entregar nada de Gabriela Mistral a Chile, precisamente por el ocultamiento vivido y –por otra– entrega unas llaves simbólicas que permiten, por fin, develar al país el verdadero rostro y espíritu de Gabriela Mistral. Antes de eso, los esfuerzos por conocer a Gabriela eran aislados. Y todo se hace más difícil cuando la versión oficial de la poeta la termina de moldear la dictadura. La presentan como dama típica, nada de afectiva, con una postura conservadora sobre el orden de las cosas. Sus rondas infantiles dominan, incluso, la propaganda oficial. Pero además de ser un billete y darle su nombre a alguna que otra calle, se invisibiliza la figura de educadora de Gabriela Mistral. Tampoco se da conocer qué pensaba sobre la importancia social de la educación. Poco se cuenta, por ejemplo, que en 1922 el poeta y Ministro de Educación de México José Vasconcelos la lleva a trabajar a su país para desarrollar una profunda Reforma Educacional. Así, en cada Estado o región del territorio mexicano existen colegios, bibliotecas o grandes plazas que homenajean a la poeta chilena. Tampoco del sólido bagaje pedagógico que construye con empatía, práctica y teoría, en el que prima la diversidad cultural, de ideas y pensamientos, con el protagonismo de niños y niñas para que sean capaces de superar las profundas desigualdades sociales que arrecian en Chile. No por nada escribe: “Enseñar siempre: en el patio y en la calle como en la sala de clase. Enseñar con actitud, el gesto y la palabra”. Al recordar un nuevo año de su partida, cabe subrayar que hoy es posible conocer muchas de sus dimensiones, miradas y puntos de vista, toda la profunda riqueza de su […]