A cumplrse este 18 de septiembre el aniversario 213 de la primera Junta Nacional de Gobierno, que dio inicio al proceso hacia su definitiva independencia de la corona española. Este día quedó marcado como el inicio del camino hacia la soberanía y la consiguiente formación de Chile como un estado nación, y que concluirán mañana martes con la Gran Parada Militar en honor a las Glorias del Ejército. Crónica Digital, entrega a sus lectores por su importancia y en exclusiva las palabras Subsecretario para las Fuerzas Armadas, Galo Edelstein Silber, visita que realizó junto miembros de la Armada de nuestro país, representantes del gobierno del presidente Gabriel Boric y ex prisioneros políticos a Isla Dawson, lugar que fue en 1973 centro de detención a colaboradores del presidente Salvador Allende.
Palabras Subsecretario para las Fuerzas Armadas, Galo Edelstein Silber, Visita Isla Dawson
Buenos días a todas y todos los presentes: ministra de Defensa Nacional, Sra. Maya Fernández Allende, ministro de Cultura, Sr. Jaime de Aguirre, Comandante en Jefe de la Armada, Almirante Sr. Juan Andrés de la Maza, señores y señoras Parlamentarios, Subsecretarios y autoridades presentes.
En primer lugar, quisiera saludar afectuosamente a los prisioneros y a todos los familiares de los prisioneros que estuvieron detenidos en la Isla Dawson entre 1973 y 1974. La presencia de ustedes, en el marco de la conmemoración de los 50 años del Golpe de Estado, es un hecho significativo para la memoria de nuestro país.
Sabemos además, las dificultades que constituye el traslado a una zona extrema como esta, los problemas de salud que dificultan un viaje de estas características, los compromisos de todo tipo y el dolor que trae visitar este lugar de prisión política. Pese a todo lo anterior, aquí están, después de 50 años, generando un acto más de memoria para el país. Mi reconocimiento a ustedes por su presencia, por su entereza y profundo sentido de la dignidad.
El historiador y filósofo francés Ernest Renan, un monarquista ilustrado del siglo 19, pero tan preclaro como Maquiavelo quien nos enseñó acerca de cómo gobernaban los príncipes; Renan, intentando definir las condiciones que permitirían la fundación de una nación, planteaba como esencial una característica que engloba dos fenómenos a menudo contrapuestos. Por una parte, el resaltar los hechos heroicos de las dinastías monárquicas con el objetivo de producir una identificación con el pueblo y por otra parte, el encubrir los actos violentos de los gobernantes perpetrados contra la población, y dice: “el olvido, y hasta yo diría que el error histórico, son un factor esencial en la creación de una nación, de modo que el progreso de los estudios históricos es a menudo un peligro para la nacionalidad” (*). Que mejor ejemplo de este planteamiento, es el de quienes pretenden en nuestro país, borrar de la historia, el crimen y la traición, con la intención de fundar una nación pretendidamente prístina. Pero tal como ocurre con la represión en el aparato psíquico humano, en que lo reprimido retorna como síntoma de una enfermedad incurable si no emerge finalmente la verdad, en la historia de los pueblos retorna como síntoma, la violencia y el antagonismo social sin fin. Que mejor ejemplo de esta situación es la historia de los pueblos indígenas en nuestro país y esta misma isla, lugar de prisión y exterminio de los pueblos kawéskar y sélknam.
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Como queda establecido en la “Declaración sobre los derechos de las víctimas de violaciones de las normas internacionales de DDHH”, del año 1998, de la ONU y también en los “Principios sobre políticas públicas de memoria en las Américas” en su resolución número tres del año 2019, de la Comisión Interamericana de DDHH de la OEA, la memoria es una herramienta de liberación en un país que sufrió con el crimen, y es un ejercicio que se aplica en clave presente y futuro. Constituye un medio de modelación de una sociedad civilizada y una mejor nación para nuestro futuro, el situar el respeto a los Derechos Humanos con un vínculo estrecho al ejercicio de la memoria colectiva.
Por lo tanto, el necesario y permanente ejercicio de un país de “mirar al futuro” no puede ser entendido como una exclusión de los actos de memoria. “Un país sin memorias, es un pueblo sin futuro” es la frase consagrada en el Estadio Nacional de Santiago de Chile, lugar que también fue ocupado como centro de detención.
Avanzar hacia el futuro es entonces, una invitación a las próximas generaciones a no permitir que nunca más el odio y la brutalidad de las violaciones a los Derechos Humanos sea utilizado como herramienta para perseguir y eliminar a quien piensa distinto. Así, hoy recordamos a los detenidos de Punta Arenas, a los colaboradores estrechos del presidente Allende, y en particular quiero hacer mención de Orlando Letelier y José Tohá, ex ministros de Defensa de la República de Chile, ambos asesinados con posterioridad por los servicios represivos de la dictadura.
Me gustaría finalizar destacando la gestión de los diversos organismos que colaboraron para que esta iniciativa se concretara, en especial a la Armada de Chile y al ministerio de Defensa Nacional, que hicieron posible el traslado y realización de esta significativa actividad de memoria para el país. Me parece que esta comunión de voluntades en pos del encuentro como chilenos va en la dirección correcta en un momento histórico como lo es la conmemoración de los 50 años del Golpe de Estado.
Es nuestra responsabilidad y la de todas las instituciones del Estado sumar cada vez más y más compatriotas a este encuentro, por el bien del país y por la memoria de las víctimas.
Muchas gracias,
Isla Dawson, Campo de Prisioneros Río Chico, 13 de junio de 2023.
(*) ¿Qué es una nación?, Ernest Renan, 1882.
Santiago de Chile, 18 de septiembre 2023
Crónica Digital