En octubre de 2019 se desencadenaron manifestaciones masivas en Chile, originadas por valientes estudiantes de entre 12 y 16 años que decidieron saltar los torniquetes en protesta ante el alza del pasaje del Metro. Pero no era solo el Metro. Era un acto de rebelión en contra de 47 años de abusos hacia la clase trabajadora de un país donde se habían privatizado todos los recursos naturales y derechos sociales a través de una brutal represión. Un acto de rebelión frente a un sistema económico político y social que les arrebató la dignidad a millones de chilenas y chilenos. Creado por el intelectual estadounidense, Milton Friedman, el sistema neoliberal sólo era aplicable a través de una dictadura militar sangrienta, a través de lo que él mismo denominó “la Doctrina del shock”: violencia, terror, tortura, represión. Un mecanismo que permitiría luego aplicar un shock económico sin resistencia de la clase trabajadora. Con el respaldo absoluto de Estados Unidos, Friedman creó y desarrolló lo que fue bautizado como los “Chicago Boy”. En Chile, los Chicago tuvieron libertad absoluta para implementar su modelo, pues la dictadura anuló los contrapesos políticos y académicos. Luego lo que hicieron los gobiernos de la Concertación cuando se retornó a la “democracia”, fue consolidar aquel nefasto sistema económico donde “el 1 % de los más ricos poseen más de una cuarta parte de la riqueza del país y la deuda de los hogares asciende al 75 % de los ingresos familiares” (Cepal). La continuidad hoy de ese legado de Pinochet es el Gobierno de Sebastián Piñera y la Constitución de la dictadura, que impide modificar las estructuras del modelo neoliberal. El 25 de octubre el pueblo digno y valiente de Chile le dijo NO a la Constitución de Pinochet y NO al modelo neoliberal de Milton Friedman, lo que abriría el camino para dar inicio a plasmar en una nueva Carta Magna las demandas de millones de chilenas y chilenos y para recuperar los derechos arrebatados por una minoría donde la palabra dignidad esté inscrita en los cimientos de nuestra sociedad. ¿Cuál es el problema entonces? El acuerdo del 15 de noviembre de 2019, la salida institucional a la profunda crisis social que encontró el Gobierno de Piñera junto a algunos partidos de la oposición, establece una serie de reglas para que este proceso sea un “que todo cambie para que nada cambie”. Dicho acuerdo establece que no se pueden tocar los tratados internacionales. De ser así, ninguna de las demandas de los ciudadanos se puede implementar. Por ejemplo, si queremos eliminar el sistema de pensiones AFP, no podríamos porque el dinero de esos fondos está administrado por la banca internacional, depende de tratados internacionales. No permitirnos intervenir los tratados internacionales significa que no podemos nacionalizar nuestros recursos naturales, como el cobre, litio y agua, lo que nos daría acceso a financiar, por ejemplo, educación y salud gratuitas de calidad. El quorum de 2/3 en síntesis es la posibilidad que tiene una minoría de vetar la voluntad de […]

Apenas una hora y minutos después del cierre de las mesas electorales en el país, el presidente chileno Sebastián Piñera, acompañado de su mayoritaria plana de ministros se presentó ante los medios de información, con la imagen más lúgubre que ha tenido la derecha en los últimos años. La derrota se dibujaba en los rostros de los miembros de este gobierno presidido por el multimillonario chileno, que desde el 18 de octubre del año 2019 a la fecha, viene cuesta abajo en la rodada, a una velocidad que hace imparable, no sólo la caída en sus índices de popularidad, sino que la desconfianza en su gobierno, aquellos que lo rodean, su sostén político y económico y que ha contagiado además, al resto de la casta política. El 78,91% del apruebo, con una participación cercana al 50,88% con 7.558.261 votos – en un universo electoral de 14.855.719 chilenos y chilenas – es una cifra que los marca a fuego. Un número brutal, para la marcha de este gobierno y que signa lo que queda de su período presidencial. Creo que el gobierno de Sebastián Piñera ha llegado a su término político, agoniza y su desenlace será doloroso, ya que desde este lunes 26 de octubre, sólo podrá dedicar su acción a llevar adelante el proceso constitucional Las Condes, Vitacura y Lo Barnechea, tres de las comunas más ricas y opulentas de la capital chilena, donde vive la elite política y económica del país fueron los únicos lugares donde el rechazo obtuvo una votación considerable. Este hecho, es la expresión territorial de la desigualdad, el ejemplo indesmentible de la absoluta desconexión entre la casta política y económica del país con el porcentaje mayoritario de la población. Allí, en esos guetos, viven los dueños del país, los que aún creen que hay que conservar esta esclavitud moderna que representa el modelo político y económico neoliberal. Igual situación es posible distinguirla en las principales ciudades del país, donde las elites viven en un país irreal, donde son los privilegiados y los que reciben ese PIB vergonzoso que la diferencia del resto del país. Un Chile donde el 1% de la población se lleva el 26,7% del PIB, según señala la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) y el 66,5% reúne sólo el 2,1% de este producto. Esas comunas son la expresión más brutal de una minoría que rechaza ver a la mayoría, que la desprecia, que la esconde como la basura bajo la alfombra. Una minoría que a sangre y fuego defenderá sus privilegios. Piñera administra un gobierno sacudido por cifras, que le gritan en la cara, que el país debe cambiar estructuralmente, en forma medular, que este Chile no puede seguir siendo el que es sin que reviente en mil pedazos y termine encendido de norte a sur y de cordillera a mar. La escasa confianza en su administración de un gobierno derechista, amigo de los gobiernos más golpistas y desestabilizadores del continente, sometido a los designios de Washington. Un […]

Grande es la emoción y extraordinario el privilegio, de ver una vez más al Pueblo de Chile de pie construyendo su historia. En digna tradición, universalmente reconocida, su poderosa energía ha cursado una vez más por un cauce democrático, que su sistema político abrió en el momento preciso. Quedan muchas batallas por delante. Se perderán varias pero se ganarán las decisivas. Nadie debe tener dudas a ese respecto. Quizás la historia distinga el 25 de octubre de 2020 como el día en que el Pueblo acabó con lo que se inició el 11 de septiembre de 1973. Junto con recoger las justas y precisas demandas del Pueblo, que coinciden con los intereses generales de Chile, es tiempo de restituirle además una adecuada reparación. El  proceso revolucionario iniciado el 18-O y la Nueva Constitución que ya constituye su mayor conquista, acabarán con los principales abusos y corregirán las grandes distorsiones, acumuladas en medio siglo de restauración oligárquica. Dicha élite, ínfima e ilegítima, los “Hijos de Pinochet” como acertadamente se los ha denominado, ha quedado desnuda y aislada en las tres comunas del “rechazo”. Fue restaurada a sangre y fuego por mano ajena, criminal, que traicionó a la Patria en complicidad con una potencia extranjera.  El Pueblo ha recuperado el sitial de respeto que le corresponde, en el centro de la vida nacional. Durante la restauración oligárquica, fue aplastado con violencia genocida por la contrarrevolución y el terror de la dictadura Pinochetista. Tras acabarla con su heroica rebelión que se extendió durante buena parte de una década, fue marginado durante otras tres en que “el dinero se adueñó de la política (Stefan Zweig)”.  En el Chile que nace, el trabajo del Pueblo será reconocido, respetado y retribuido como amerita, siendo la “naturaleza y el origen de la riqueza (Adam Smith)” de una nueva estructura económica verdaderamente moderna. Dejando atrás el rentismo de la actual, ésta se basará en el valor que el trabajo agrega a los bienes y servicios que se venden en mercados competitivos.  La Nueva Constitución renacionalizará el cobre y otros minerales, el agua, y las otras riquezas estratégicas. Recuperará su renta para el Pueblo y la Nación a quiénes pertenecen. Han sido usurpados sin pagar un peso por los “Hijos de Pinochet” y un puñado de grandes empresas rentistas extranjeras y son la base principal de su ilegítima hegemonía sobre la élite y la sociedad actual. La recuperación de dicha renta es imprescindible, porque en Chile manda quien la controla. Sin esta medida esencial, los discursos acerca de cambios de fondo en la sociedad y economía son mera palabrería.  La renacionalización de las riquezas que pertenecen a todos y el destino de parte de su renta a estimular la agregación de valor en los encadenamientos productivos previos y posteriores a su explotación, será la base del giro hacia una nueva estrategia de “desarrollo económico hacia adentro de América Latina (Jaques Chonchol)”, la única realista y posible en el mundo del siglo XXI. Por cierto respetuosa del medio ambiente, sin […]

El honor de encabezar el arrasador triunfo del Apruebo y Convención Constitucional, hay que atribuirlo a los jóvenes, tanto a los de edad como a los de espíritu. Fue decisiva la participación masiva de jóvenes que votaban primera vez, y de los viejos robles que desafiaron la pandemia (más de 500 mil contagiados y 14 mil muertos en el país) para expresar su voluntad. Además -esto es muy importante-: el 78,27% que apoyó el Apruebo y el 78,99% la Convención Constituyente, son cifras que tienen un marcado ingrediente de clase. En las comunas donde la clase trabajadora tiene importante incidencia, ambas preferencias del plebiscito alcanzaron rangos elevados. Sobre el 80 y casi el 90% en algunos casos. Son notables los resultados en regiones del norte, de larga tradición sindical y política, y también en áreas rurales conocidas por su conservadurismo. En Chiloé, por ejemplo, tradicional bastión de la derecha, el Apruebo ganó hasta en el campo. En solo tres comunas del país, Las Condes, Vitacura y Lo Barnechea, en la Región Metropolitana, trincheras de las élites, ganaron el Rechazo y la Convención Mixta. A nivel nacional ambas opciones lograron 21,73% y 21,01%, respectivamente. Antes de abandonar la numerología política -entretenimiento habitual de analistas con patente-, habría que considerar algunas situaciones que van a pesar en el cuadro político. Una es la participación electoral. Aun cuando es la más grande de la historia, como destacara el director del Registro Electoral, ese desborde cívico alcanzó sólo al 50,9%. Votaron 7.562.173 hombres y mujeres. Sin embargo, el padrón alcanza casi a 15 millones de electores. Parte de la abstención se puede explicar por diversos motivos. El temor a la pandemia, por ejemplo. Sin embargo hay una importante cifra de la abstención que no vota por desconfianza y rechazo a los partidos cuyo desprestigio teje telarañas en los rincones de las instituciones. Hay aquí, entonces, una importante tarea que acometer en estos meses: debatir los contenidos de la nueva Constitución y promover los candidatos independientes que en abril del 2021 conformarán la Convención Constitucional. Los candidatos que surjan desde la base, comprometidos sin ambigüedades con la voluntad de cambio, darán origen a una Constitución de origen democrático, la primera en nuestra historia. Otra situación a considerar es la fuerza que aun conserva el reducto conservador. El 21,73% que alcanzó el Rechazo y el 21,01% la Convención Mixta, no son datos a ignorar para una estrategia destinada a reencauzar al país por una senda de democrática. Desde los años 90 la derecha retiene cerca del 40% electoral. En el plebiscito se dividió y una porción de la clientela derechista votó Apruebo y Convención Constituyente. Se trata de una derecha consciente de lo insostenible que resulta la crisis de las instituciones de la dictadura. Pero ese 20% de Rechazo representa una derecha recalcitrante, poderosa en lo financiero, político y militar, y –como siempre- dispuesta a todo. Las fuerzas del cambio tendrán que poner atención a los movimientos de esa derecha que no ha vacilado en derramar […]

Hace unas semanas conmemoramos los cincuenta años de la elección del Doctor Salvador Allende a la presidencia de Chile. En realidad, el 4 de septiembre de 1970 sacó solo la primera mayoría de la elección presidencial, con el 37% de los votos, mientras Jorge Alessandri obtuvo el 35% y Radomiro Tomic el 28%. En esta situación, según la constitución vigente, el Congreso Pleno debía dirimir entre las dos primeras mayorías. El 24 de octubre de 1970 el Congreso debía decidir entre el Doctor Allende, mi Tío Chicho, y Jorge Alessandri, quien sería el Presidente de Chile en el período de 1970 a 1976. El Presidente electo debía asumir el 3 de noviembre de 1970 y solo ahí se conocería a los miembros del gabinete designado y los funcionarios que llevarían adelante el programa de la Unidad Popular. Tradicionalmente en Chile, el Subsecretario —equivalente al Viceministro— del Interior asume primero, la misma mañana de la asunción del nuevo presidente. El 3 de noviembre de 1970 asumió en el cargo Daniel Vergara Bustos. Al parecer, pocos saben que siempre hay otro funcionario de confianza del Presidente electo que asume antes. Se trata del Director del Protocolo, funcionario del Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile, quien tiene por misión primera la preparación y realización de la ceremonia del traspaso de mando presidencial. Hablando acerca de este episodio histórico con mi padre, Lucio Parada Dagnino, en Ginebra, Suiza, donde ambos residíamos y donde mi padre falleció en septiembre de 2008, él se entusiasmó y dijo que le gustaría escribir algo sobre eso. En realidad, mi padre, diplomático de carrera, siempre se negó a escribir algo parecido a sus memorias. Decía que era traicionar la confianza de aquellos que le permitieron ser parte de la historia de Chile. A cincuenta años de los hechos, me permito, sin traicionar la voluntad de mi padre, transcribir ciertos recuerdos. «Comienzo a escribir estos apuntes antes de que la memoria, transcurridos ya más de 30 años, me juegue sucio. Tengo el recuerdo de que el día en que el Congreso Pleno eligió a Salvador Allende Presidente de la República era un sábado, el 24 de octubre de 1970. Esa mañana me encontraba en mi oficina del Protocolo en el Ministerio de Relaciones Exteriores, con todos los funcionarios. Al poco rato de haber dicho la radio que Allende había sido elegido contra Jorge Alessandri, llegó René Rojas y me dijo que me iba a llevar a presentarme como su futuro Jefe del Protocolo. Partimos pues en el viejo Oldsmobile a la calle Guardia Vieja. Muy solemne, René le expresó al Presidente el motivo de la visita, quien dijo: «Usted me viene a presentar a Lucio…» Era en realidad la tercera campaña que yo hacía por Salvador allende. Y quienes habíamos estado con él, con la UP, no éramos en el Ministerio más de 12 o 13. Y entre ellos no estaba René, ni P.J., radicales y masones ambos. Pero ya que he hablado de esos 12 o 13 UP, creo […]

Por Rafael Calcines Armas Este domingo poco más de 14 millones 855 mil electores tendrán la opción de cambiar la historia de Chile en un plebiscito calificado de trascendental desde todos los sectores políticos. Esta será la primera vez en la historia del país que la población tendrá la oportunidad de expresarse democráticamente sobre la posibilidad de tener una Constitución y decidir si desean una nueva carta magna, cuyo contenido ellos pueda decidir, o mantener la actual, impuesta en 1980 por la dictadura de Augusto Pinochet. Si triunfa en las urnas la opción Apruebo, será, según muchos analistas, el cierre de la llamada transición, que se inició en 1988, cuando también mediante un plebiscito la gran mayoría de los chilenos dijeron No a la continuidad de Pinochet en el poder. Visto de la manera más simple, los más tienen ante sí la posibilidad de comenzar a hacer de Chile un país más equitativo y digno para todos, mientras que los pocos que controlan más del 30 por ciento de toda la riqueza se juegan la pérdida de buena parte de sus privilegios. Todo indica que el Apruebo tendrá una holgada victoria, lo cual es reconocido incluso por partidarios del Rechazo. La última encuesta previa a la votación, Pulso Ciudadano, reflejó que entre los votantes probables (los que expresaron que acudirán a las urnas), el 84 por ciento marcará Apruebo, contra solo 15,2 que se inclinará por el Rechazo. En tanto, para la redacción de la nueva ley fundamental, el 77,7 por ciento de esos votantes probables optaría por la Convención Constitucional (con todos sus representantes elegidos por la población) mientras 22,3 se inclina por la Convención Mixta (formada a partes iguales por legisladores en ejercicio y delegados electos). Con ligeras variaciones, Pulso Ciudadano confirmó la tendencia evidenciada en numerosas encuestas realizadas a los largo del año, pero aun así incontables voces, sobre todo de partidarios del Apruebo, han llamado a no confiar ciegamente en los sondeos y acudir masivamente a votar como garantía de triunfo. Al respecto, el presidente del Partido Comunista, Guillermo Teillier, dijo recientemente que «hay que ir a votar para que sea abrumador. También hay que garantizar un amplio triunfo de la Convención Constitucional», coincidiendo con la opinión de otros políticos de izquierda y de centro partidarios del Apruebo. Teillier alertó sobre la importancia de «tener en cuenta que el objetivo de la derecha es que la diferencia entre el Apruebo y el Rechazo no sea tan grande, y que sea estrecho el margen entre Convención Constitucional y Convención Mixta». Esto resulta esencial para validar el apoyo popular a una nueva Constitución, más cuando este plebiscito es valorado como el logro más importante del enorme movimiento de protestas desatado a lo largo de meses tras el llamado estallido social del 18 de octubre de 2019. Los partidarios del Rechazo, como el político ultraderechista José Antonio Kast, llamado por muchos «el Bosonaro chileno», han expresado que si vota menos del 50 por ciento del electorado «el plebiscito carecerá de legitimidad», con […]

Mi padre nació y se crió pobre. Mis abuelos fueron obreros del cuero y el calzado con trabajos inestables, separados por el alcoholismo de él. Las condiciones de vida de mi padre en su niñez y adolescencia estuvieron marcadas por la precariedad física y afectiva. Mi abuela apenas sabía escribir y no dimensionaba mucho los efectos de estudiar. Mi padre siempre se llevó mal con mi abuelo, pero siguió su prédica sobre estudiar algo. Después de varios años de trabajos mal pagados como profesor principiante ganó un concurso para ser académico de la Universidad de Chile, donde trabajó hasta jubilar. Mi familia así pudo vivir dignamente. Muchos de mis parientes paternos viven aún en condiciones de pobreza. Hablar de pobreza suele traer aparejada una discusión eterna sobre su definición. ¿Qué es la pobreza, cómo combatirla, qué importancia tiene? Sin embargo, más importante que aquello es saber de dónde viene, por qué se produce. Muchas veces se confunde la definición con la medición, pero eso lo plantearemos luego. Para algunas personas la pobreza es un asunto significativo de abordar por cuestiones religiosas. Para otras lo es por posiciones de filosofía humanista. También hay quienes se preocupan de ella por temas de seguridad social o política. Esta última es una posición quizás oportunista. La primera es una postura sin discusión, pues se trata de cuestiones de principios. La filosofía es una discusión permanente sobre temas importantes y otros menos significativos. En la filosofía el concepto de hombre (genéricamente hablando) posee una gran riqueza de ideas, tanto como corrientes existen o hubo. El desarrollo del hombre se enfrenta en la época moderna al problema de la alienación, del desarraigo de la realidad por parte de numerosos individuos y de una incomprensión de su propia posición en el entorno. ¿Cómo romper la alienación que limita el perfeccionamiento de las personas? En las causas de los fenómenos siempre subyacen potenciales respuestas. El sistema de dominio del gran capital hacia amplias masas de trabajadores que intentan vivir o sobrevivir genera pobreza y alienación para sostener el predominio capitalista. Por dónde comenzar. Qué será más rápido, vencer la pobreza masivamente o la alienación también extensamente. Qué será más efectivo. Es como preguntar qué es primero el huevo o la gallina. Grandes dirigentes sociales y políticos con ideales humanistas han realizado una labor de formación y organización de los trabajadores. Han apostado a vencer la alienación en algunos sujetos para conseguir una masa suficiente de actores conscientes que permita cambiar el sistema y así derrotar la pobreza y la alienación. También hay otros líderes que hicieron esfuerzos por reducir la pobreza y en algunos casos obtuvieron logros en lo económico y social. Cuál es el problema con la pobreza. ¿Que se viva con poco?  Existen personas que viven con poco y no son ni pobres ni alienados. La medición de la pobreza se hace habitualmente en el ámbito donde es más fácil hacerlo y es menos controversial la elección de las variables y formas de cuantificar: el ingreso […]

Por Osvaldo Rodríguez Martínez Con el «apruebo» al plebiscito por una nueva Constitución en Chile pretendemos crear democracia, declaró Gabriela Rosas, chilena residente en Panamá, donde el próximo domingo funcionará un Colegio Electoral en el Consulado del país andino. El referéndum es para crear una nueva Carta Magna que nos permita «un Chile más digno por la calidad de vida, que se mejore la salud porque el sistema de salud es pésimo; la educación es desigual y se lucra con la educación», dijo en diálogo con la Agencia Informativa Prensa Latina Gaby, como la llaman sus allegados. Al enumerar aspiraciones en aspectos que deberían solucionar la futura Constitución, recordó la desigualdad en su país de origen, donde señaló que menos del uno por ciento de la población concentra más del 30 por ciento de la riqueza. «Chile es el único país del mundo donde el agua está privatizada», señaló al referirse a la necesidad de que la Carta Magna exprese la necesidad de velar por el medio ambiente y denunció que algunos dueños de tierras utilizan de forma indiscriminada el agua para sus cultivos, en perjuicio de comunidades aledañas. Gaby, como le llaman sus allegados, hizo una disección de la sociedad chilena actual y su funcionamiento bajo preceptos recogidos en la vigente Constitución de 1980, hecha bajo mandato del golpista Augusto Pinochet y por ello la justicia libera u ofrece privilegios carcelarios a los asesinos y torturadores de la dictadura, denunció. «La democracia se contradice con un modelo neoliberal, porque este responde a los grandes capitales que corrompieron el sistema y todo está en función del comercio», dijo al reafirmar la necesidad de hacer grandes cambios para enrumbar un mejor futuro. Explicó que hay dos vías para establecer el órgano que redactará la primera ley de la república y son una asamblea constituyente, que ella apoya, o una mixta integrada a partes iguales por constituyentes democráticamente electos e integrantes del actual Congreso. La explosión social que vivió Chile el pasado año, encabezada por estudiantes, obligó al gobierno a preguntar al pueblo si quiere cambiar la Constitución, opinó y calificó de «impresionante» el resultado de las encuestas que señalan a una mayoría absoluta partidaria del «apruebo». Solo la «derecha recalcitrante» rechazaría la consulta, según los sondeos, porque otros sectores derechistas también comparten la idea de un nuevo documento que sustituya al anterior creado bajo circunstancias de absoluto dominio militar, dijo. Resulta importante establecer el concepto de un estado plurinacional y así «reconocer a los pueblos originarios que históricamente han sido extremadamente excluidos y marginados», aseguró la profesora universitaria, quien luchó contra la dictadura de Pinochet y sufrió prisión y tortura en las mazmorras de aquel régimen. «Así que votar el ‘Apruebo’ es recuperar la democracia y es la única opción que podría acercarnos a una justicia y equidad tan anhelada», en tanto reiteró que sería la posibilidad del sueño de un «Chile feliz», sin discriminación, con justicia social, mejores sistemas de salud y educación: «un Chile digno», sentenció. Panamá, 23 de octubre 2020 Crónica Digital/PL

Hay un dicho que viene del mundo jurídico pero que se popularizado más allá de ese círculo, que dice: “  A  confesión de parte, relevo de pruebas”. Se usa cuando una de las partes admite aquello de que se le acusa, y entonces no es necesario presentar más pruebas para demostrarlo. Lo comento, lectores/lectoras, en directa alusión al alevoso e increíble  hecho que se dio hace muy poco, cuando un grupo de Carabineros – de seguro del Gope-, armados como  Robocoops para una guerra galáctica, no encontró mejor idea que lanzar a un  menor al Mapocho, el cual, como usted sabe, lleva  muy poca agua.  No contentos con eso, viendo que quedaba inmóvil abajo, partieron tranquilamente del lugar.  Junto con los perdigones a los ojos de los manifestantes el año pasado, los 31 muertos, además de otras situaciones vejatorias, es de lo más grave que hemos visto en cuanto a la represión policial en estos años. No solo eso. Acabamos de enterarnos que en recordatorio masivo de ayer del estallido social del 18 de octubre del año pasado, fue asesinado el joven de 29 años, Aníbal Villarroel, en La Victoria,  y fueron detenidas más de 600 personas. Por cierto, ni el Grupo de Lima, ni la Alta comisionada de la ONU dicen algo al respecto. Para qué vamos a hablar de la OEA.  Ahí tiene usted, en directo, el absoluto doble estándar y la hipocresía manipulatoria respecto a derechos humanos, de parte de los gobiernos neoliberales y de ultraderecha y sus medios de comunicación.   La memoria es, con todo, obstinada. La pregunta que tiene que hacerse lector/lectora es:  ¿ si Carabineros (al igual que el resto de las FFAA obviamente) puede disparar a matar, sacar ojos, torturar, o tirar menores de edad al Mapocho en lo que se dice una “democracia”,  cuánto no habrá podido hacer en la Dictadura cívico-militar del Sr. Pinochet,  donde “no se movía una hoja” sin que el dictador lo supiera?  ¿ Cómo alguien podría negar entonces la existencia de los detenidos-desaparecidos, muchos de los cuales nunca  podremos recuperar, porque fueron lanzados a mares, ríos y lagos del país ¿.   Lamentablemente aún tenemos autoridades y ciudadanos que asumen la mentalidad  neopinochetista, tanto en el gobierno, como en algunas instituciones: ahh, fueron detenidos, lanzados al río, o torturados, algo habrán estado haciendo¡ Así tal cual se argumentaba en plena dictadura cada vez que distintas instituciones  reclamaban la persecución o detención de personas. Y a ese coro se sumaban prestos, como no, el grupo de diarios del Mercurio, La Tercera, los noticiarios de televisión y la mayoría de las radios, con notables excepciones.  Una vergüenza.  Pueden más los intereses clasistas e ideológicos que la vida de las personas. Pero que fiscales usen este mismo argumento, resulta impresentable. Lo importante no es que un grupo de Carabineros o de miembros de inteligencia infiltrados se crean dueños de la vida y la muerte de todos nosotros, sino,  qué hemos estado haciendo manifestando en las calles,  para “merecer”  ser  […]

El país ha protagonizado un amplio debate frente al próximo e histórico Plebiscito del 25 de octubre próximo, en el que la ciudadanía está convocada a pronunciarse por el Apruebo o Rechazo a una Nueva Constitución, y por el mecanismo para la elaboración de esa eventual Carta Fundamental. En el marco del llamado a tomar posición frente a esas opciones, se ha observado que un sector del mundo evangélico y protestante ha salido a pronunciarse por el Rechazo, pero –lo que estimo resulta grave– ha pretendido atribuirse el monopolio de la representación de las Iglesias evangélicas y sugerir que su postura en materia política contingente está escrita en la Biblia y que los partidarios del Apruebo serían una especie de siervos de Satanás. Frente a estos hechos, más que intentar formular una reflexión teológica, me parece más apropiado compartir el testimonio personal. Desde niño, fui formado en el seno de una hermosa familia de pastores evangélicos de línea pentecostal, específicamente en la Iglesia Pentecostal Apostólica, de aquellos que creen en el derramamiento del Espíritu Santo. Soy una persona agradecida de esta Fe y sus principios. Allí aprendí que el amor a Dios y el amor al prójimo están estrechamente relacionados y son inseparables, comprendí que Dios no hace acepción de personas, y tomé conocimiento de que son bienaventurados aquellos que tienen hambre y sed de justicia, porque la paz es el fruto de la justicia. Conocí una comunidad de hombres y mujeres honestos, esforzados, asentados entre los más pobres y desheredados de la tierra, y conocí de su historia de discriminación, en que ni siquiera tenían derecho a un cementerio, por parte de la entidad eclesiástica dominante y de los conservadores que eran entonces su representación política. También supe que los demócratas progresistas siempre estuvieron disponibles para generar espacios crecientes de libertad religiosa y de conciencia, desde la promulgación de las Leyes Laicas hasta la Ley de Culto. Junto con mi esposa e hijos tenemos una quinta generación en esta senda. El intento de imposición hegemónica de la opción Rechazo por parte de algunas personas y expresiones evangélicas, atribuyéndose una representación total de este mundo religioso, distorsiona la diversidad del pueblo evangélico. Además, no ayuda a desarrollar un debate con respeto a la pluralidad propia del país y cautelando que la argumentación se desarrolle teniendo siempre presente el imperativo de la fraternidad, la justicia y el amor por nuestro prójimo, sin descalificaciones y sin odio. El Pastor y Siervo de Dios Martin Luther King señaló: “La verdadera medida de un hombre no es su posición en circunstancias convenientes y cómodas, sino su posición en tiempos de desafíos y controversias”. Desde nuestra historia y ese legado, somos de aquellos que el 25 de octubre votaremos por el Apruebo y optaremos por una Convención Constitucional, tal cual como mi abuelo Pastor Evangélico Pentecostal votó por el NO en el plebiscito del 5 de octubre de 1988, sin prestar oído a las campañas del terror de ese tiempo y sin miedo, sin odio […]

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