“Análogos” trae devuelta al cineasta nacional Jorge Olguín, quien filmó “Ángel Negro” mientras estudiaba cine y considerado uno de los primeros filmes de terror y taquilla en el año 2.000. Luego vendrían cintas como “Sangre Eterna” (2002), “Caleuche: el llamado del mar” (2012) y mención especial al rodaje “Gritos del bosque” (2016), protagonizada por Fernanda Urrejola y Carolina Arredondo, la actual Ministra de las Culturas, las artes y el patrimonio de Chile. Ahora en Análogos, Olguín nos sumerge en la vida de dos ancianos que están atrapados por sus enfermedades, por una pandemia, por la soledad y la desconexión con algo que acentúa, aún más, la brecha generacional y te a isla del resto, me refiero al mundo digital.  Blanca y José, son un matrimonio, ya de edad avanzada, que viven solos. Él es diabético, inyectándose diariamente insulina y ella con un Alzheimer declarado. Su entretención es ver televisión en un aparato noventero con entrada para VHS, el cual dejó repentinamente de funcional debido a un fenómeno astronómico. Al declararse la pandemia ambos quedan más incomunicados y son ayudados por  Cindy, una inmigrante, que trabaja en un almacén cercano. Pero cuando la joven llega a la casa de estos abuelos, su presencia trae a la memoria de Blanca, recuerdos de una hija desaparecida. Blanca es interpretada por Mónica Carrasco(77) y el papel de José recae en Jorge Gajardo (88). Estos actores que durante 22 años estuvieron en la pantalla chica con el programa “Los Venegas” hoy realizan una actuación notable, bella y desgarradora. Para quienes los vieron y rieron  en los noventa, creo que van a quedar conmovidos por estos personajes tan extremos a lo que nos tenían acostumbrados. Sin duda el director hizo una excelente elección al invitarlos a esta película. Debe ser la mejor actuación de sus vidas y eso tiene un gran mérito, ya que siempre estuvieron encasillados en el humor. Los movimientos, las miradas y el caminar son tan precisos y bien logrados que transmiten ese suspenso de que algo va a pasar, más allá del sufrimiento que los afecta. Acompañados de la actriz peruana  Cindy Díaz (36), que encarna a una almacenera que los ayuda. Por Miguel Alvarado Natali Santiago de Chile, Crónica Digital, 30 de Enero 2024

Crítica Por Miguel Alvarado Natali, Editor de Cultura “Análogos” trae devuelta al cineasta nacional Jorge Olguín, quien filmó “Ángel Negro” mientras estudiaba cine y considerado uno de los primeros filmes de terror y taquilla en el año 2.000. Luego vendrían cintas como “Sangre Eterna” (2002), “Caleuche: el llamado del mar” (2012) y mención especial al rodaje “Gritos del bosque” (2016), protagonizada por Fernanda Urrejola y Carolina Arredondo, la actual Ministra de las Culturas, las artes y el patrimonio de Chile. Ahora en Análogos, Olguín nos sumerge en la vida de dos ancianos que están atrapados por sus enfermedades, por una pandemia, por la soledad y la desconexión con algo que acentúa, aún más, la brecha generacional y te a isla del resto, me refiero al mundo digital.  Blanca y José, son un matrimonio, ya de edad avanzada, que viven solos. Él es diabético, inyectándose diariamente insulina y ella con un Alzheimer declarado. Su entretención es ver televisión en un aparato noventero con entrada para VHS, el cual dejó repentinamente de funcional debido a un fenómeno astronómico. Al declararse la pandemia ambos quedan más incomunicados y son ayudados por  Cindy, una inmigrante, que trabaja en un almacén cercano. Pero cuando la joven llega a la casa de estos abuelos, su presencia trae a la memoria de Blanca, recuerdos de una hija desaparecida. Blanca es interpretada por Mónica Carrasco(77) y el papel de José recae en Jorge Gajardo (88). Estos actores que durante 22 años estuvieron en la pantalla chica con el programa “Los Venegas” hoy realizan una actuación notable, bella y desgarradora. Para quienes los vieron y rieron  en los noventa, creo que van a quedar conmovidos por estos personajes tan extremos a lo que nos tenían acostumbrados. Sin duda el director hizo una excelente elección al invitarlos a esta película. Debe ser la mejor actuación de sus vidas y eso tiene un gran mérito, ya que siempre estuvieron encasillados en el humor. Los movimientos, las miradas y el caminar son tan precisos y bien logrados que transmiten ese suspenso de que algo va a pasar, más allá del sufrimiento que los afecta. Acompañados de la actriz peruana  Cindy Díaz (36), que encarna a una almacenera que los ayuda. Análogos es un drama con un un sutil tinte de terror, en que su desenlace es una verdadera tragedia griega. Su atmósfera  logra envolver a los asistentes de la sala. El director Jorge Olguín construye una historia sabida, pero le saca el provecho necesario para reafirmar un guion que tiene que ver con todo lo que les pasa a los ancianos en el Chile actual, esencialmente con la soledad y la pobreza, ya que muchas veces en estos hogares no existe el mundo digital por falta de recursos. Hay en el rodaje, elementos de un país que ha quedado atrapado entre el -estallido social y la pandemia-: la desigualdad, los saqueos, la violencia militar y la inmigración.   Mientras que el paso de un cometa es un pretexto para darle acción a la […]

Crítica: Por Miguel Alvarado Natali, Editor de Cultura «Mediocres” ya el título es sugerente y claro si el mundo de la televisión ha estado lleno de ellos. En esta sátira cinco personajes se roban la escena interpretando a un programa de noticias, pregrabadas, donde lo que hay en el set de tv no es lo que finalmente aparece al aire. Pero no es el engaño o el aparentar de los conductores del noticiero lo importante, sino esa mediocridad que existe hasta hoy en lo que una vez fue llamada “La cultura Huachaca” por el sociólogo Pablo Huneeus. Escrita por  Juan Pablo Troncoso y bajo la dirección de María Figueroa, este montaje es presentado por la Compañía Frente Teatral dentro del Festival Internacional Santiago Off, con funciones hoy y mañana en el Teatro del Puente. Dos rostros de la TV que ya vienen en decadencia, una productora, un camarógrafo y un estudiante en práctica de periodismo recién incorporado al canal, dan comienzo a una nueva jornada informativa. Cada uno de ellos sabe lo que tiene hacer, menos el nuevo integrante, que lo toman inmediatamente para los mandados. Las diferencias de opiniones entre ellos, los egos y la falta de profesionalismo queda al descubierto al momento que se les comunica que el canal está en quiebra por falta de auspiciadores y  la baja sintonía, por tanto quedarán sin trabajo. Todos entran en pánico -qué será de ellos sin el público-  ese egocentrismo especialmente de los llamados “rostros” de la pantalla chica, queda de manifiesto una vez más en estos seres egoístas y poco éticos. Sin embargo hay una salida, una última oportunidad para situarse nuevamente en la mente de la opinión pública: las redes sociales. Cuando las cámaras de la televisión se apagan están las de los celulares para lograr ser trending topic. Al entrar a la sala nos recibe una escenografía realista de Andrea Bustos Pizarro, quien además eligió correctamente  el  vestuario. Es un muy bien recreado set de TV, focos, luces, cámaras, monitores y fondos verdes. Lo que hace que sea una atmósfera ideal, donde la escena es transmitida en directo en dos pantallas siendo bien ocupados los recursos audiovisuales disponibles, que es lo que se hace en televisión, pero acá ese efecto recae directamente en el público asistente, que pueden tener una mayor dimensión de esta historia. El actor Tomás Ahumada, es Patricio de la Masa. Se autodenominó así en el programa en honor al histórico periodista Bernardo de la Masa. Es el rostro del canal, el ídolo, el ególatra. Ahumada lleva a su personaje a los límites del delirio con una actuación extraordinaria. Cuando ya está todo perdido apela a la sensibilidad  morbosa de los internautas. Mientras que la actriz Valentina Torrealba, interpreta el rol de Pamela Sanhueza, la coanimadora del noticiero, una pseudo periodista con dobles caretas, que también  queda al borde del colapso al ver que se ha quedado “sin pantalla”. Ambos  junto a todos sus colegas, buscan una salida sin importar lo que se transmita […]

Crítica Por Miguel Alvarado Natali, Editor de Cultura “Temis” es una obra con tintes de humor, ironía y fantasía, que va cayendo poco a poco en un drama. Escrita por Pablo Manzi (Amansadura, Donde viven los bárbaros y Tú amarás). Con la dirección de Andreina Olivari y del propio  Manzi, nos sumergen en una familia que ha hecho un próspero negocio, pero acosta de una mal llamada justicia y equidad, como lo representa la diosa griega Temis. Se está presentando bajo la compañía Bonobo, en el Teatro Mori Recoleta hasta el 14 de Enero. Luego de la quiebra del negocio del padre, el cual terminó abusando de sus trabajadores, sus cuatro hijos crean una nueva empresa en la cual no quieren que eso se repita. Este renovado emprendimiento tiene características sustentable de reciclado, con buenas ganancias y a la cual le han querido dar un sello acorde a los nuevos tiempos, proponiendo prácticas inclusivas y antidiscriminatorias entre sus operarios, con protocolo y todo.  En tanto una hermana que nadie conocía, hija del padre, -que a propósito está delirante en una silla de ruedas-, aparece para ponerlos en jaque con respecto a los conceptos de hermandad y justicia al reclamar una compensación económica, ya que mientras sus hermanos tenían un buen pasar, ella vivía en la calle. Con personajes bastante reales a la hora de ver a cuatro hermanos que funcionan muy bien, en eso de ser distintos. Uno más analítico y un poco egoísta (Guilherme Sepúlveda).  Otro que pasa en una realidad a veces absurda ( Gabriel Urzúa). El tercer hermano es retraído, en buen chileno, es el que pesa menos en la familia ( Carlos Donoso). Y por último tenemos a la hermana conciliadora (Paulina Giglio). Todos estos roles son asumidos por un elenco potente donde hay un buen desplazamiento escénico. El rol del padre decrépito lo asume Gabriel Cañas, con una actuación tan notable que se nos olvida que es un actor joven y sin maquillaje para interpretar a un viejo. El cual es perseguido por su conciencia y esperando la llegada de la Diosa Temis para un inminente castigo. La aparecida y pobre hermana es asumida por la actriz Marcela Salinas, quien se plantea correctamente en el escenario. Ella levanta una polvareda en la familia e incomoda a los hermanos. Aplaudible el  excelente trabajo de Máscaras de O’Ryan Lab y de prótesis a cargo de Jocelyn Olguín. La música muy adecuada de  Camilo Catepillán es un buen aporte para que se creara  una atmósfera bien lograda y dar el énfasis a las escenas. La escenografía realista no la pude hacer cuadrar con lo contemporánea y el argumento progresista de  la historia. Es más bien una ambientación noventera y muy clase media para la condición socioeconómica de la familia. Pero la explicación se puede dar en que es la casa histórica del padre, sin haberla modernizado. Convengamos que además ninguno de los personajes hace ostentación de su riqueza, más bien lo que hace al menos uno de ellos, […]

Crítica Por Miguel Alvarado Natali, Editor de Cultura El periodista Vicente Vásquez , ya nos había deleitado en el 2019 con “El gol de Lucila” –Historia y Crónicas de fútbol- libro que nos sumergió  en ese mundo único de los estadios, los hinchas, las pichangas de barrio, los equipos de segunda, las grandes derrotas y por supuesto los triunfos. Ahora nos presenta “Una vida en la Garganta” –relatos de fútbol- (TC Editorial 2022), donde nos vuelve a deslumbrar con cuentos, anécdotas y testimonios, que van más allá de patear la pelota. Con una escritura fresca, Vásquez nos lleva por situaciones tras el pórtico, las cábalas, los engaños en los contratos, le hace una repasada a Maradona, a las ligas amateurs y una ingeniosa entrevista ficticia al «Var». Para quienes vibran con el futbol, este libro es una especie de almanaque. Datos, estadísticas y una sembradera de clubes y personajes que Vásquez los hace entran a la cancha a esa escena con la que llega con facilidad al lector. Nos invita a reflexionar de ese  tiempo que muchos le dedican al fútbol, sobre la miseria que va dejando, el sufrimiento para algunos que podrían hacerse un haraquiri, pero también la riqueza para el más pillo o para el jugador que le pegó el “palo al gato”. Aquí está, esa insistencia una y otra vez de que somos buenos para el fútbol, nos olvidamos con una facilidad que perdimos y volvemos más ilusionados que nunca al próximo encuentro con calculadora en mano. Pero es que el chileno tiene amnesia de todo y son patéticos los ejemplos en política, paradojalmente nunca se olvidaron del penal de Caszely en el Mundial de España 82. En estas páginas el autor se atreve a cruzar esa línea que a muchos les incomoda, la verdad. En un país donde la verdad es relativa y levantar la voz es sinónimo de ser comunista por una gran masa de inconscientes . La crítica social aflora como esa hinchada silenciosa que se cansó de esperar un triunfo. El estallido social y luego la pandemia también afecto al fútbol: “Hace rato que el jueguito funciona solo por la plata, pero lo amamos tanto que nuestra vida depende de las dosis de pelotudez. Por eso, de forma natural y cruel, el recuerdo se esfuma. Perdonamos demasiado desde que la brutalidad uniformada se tomó el país. Como ha dicho el cantautor Luis Le-Bert, esto pasa pues Chile es manejado hace muchos años por el “tesorero del curso”. Esos tesoreros son dueños de todo y cuidan su propio tesoro. Entonces inventaron un terreno medio. Una supuesta meritocracia que nunca ha servido, una clase media sumida en la deudas y una lógica de las apariencias. En ese  contexto esta metido el fútbol, cada vez más mercantil y distanciado de la comunidad” De pronto, Vicente Vásquez va convirtiendo en narración su propia vida cuando escribe de su año “raro” -siendo aún estudiante de enseñanza media en el Alonso de Ercilla-: su amor, su voluntariado y la incertidumbre […]

Crítica Por Miguel Alvarado Natali, Editor de Cultura Penal Cordillera dirigida y escrita por Felipe Carmona, está basada en lo que fue el recinto carcelario habilitado especialmente para recibir a condenados por causas de DD.HH ocurridos en la dictadura de Pinochet. Estrenada hace unos días se está presentando en distintas salas nacionales. Cinco militares enjuiciados por delitos de lesa humanidad cumplen cárcel en el llamado Penal Cordillera, recinto que les da ciertos privilegios y donde conviven con jóvenes gendarmes que están como sirvientes de este grupo.  Las dependencias son tipo cabañas, con áreas verdes, piscina y canchas. Pudiendo salir a caminar por senderos, criar pájaros y realizar prácticas de tiro. Pero todo va a cambiar cuando uno de los reclusos da una entrevista a un canal de televisión, quedando al descubierto para la ciudadanía y el mundo político, que más que  presos, parecían estar de vacaciones. Con un reparto de lujo,  encabezado por Bastián Bodenhöfer, quién no necesita presentación, interpreta al Brigadier de Ejército Miguel Krassnoff. Son tantos los roles en que lo hemos visto desde «Sussi” en 1987, que solo me queda recomendar su primer largometraje “Imagen Latente” de 1988. Bodenhöfer crea a un siniestro oficial que entrena y hace luchar a los gendarmes, logra transmitir esa maldad serena de alguien que aparenta un intelecto superior y refinado, hace una actuación magistral. En tanto Mauricio Pešutić (Premio Apes por “Amores de Mercado” y Altazor por “Pura Sangre”) encarna al Coronel Marcelo Moren Brito, el asesino de la Caravana de la muerte. Realiza un despliegue escénico potente, soberbio  y sarcástico . El actor Hugo Medina a quien el año pasado lo viéramos en la cinta  “1976” de Manuela Martelli, hace el rol de un Manuel Contreras de bajo perfil, y para este actor tiene un elemento no menor esta interpretación, ya que estuvo  detenido y torturado en tiempos de dictadura, sin embargo, se plantea de manera seria, correcta y con mucha prestancia este papel de quien fuera jefe de la DINA, la policía secreta de Pinochet y condenado a 529 años de presidio. Quien está realmente brillante es Alejandro Trejo (“Taxi para tres”, “Machuca”, “Los debutantes”) en el rol del militar y ex embajador Odlanier Mena, el único de los reos que tenía salida dominical. Trejo, logra dar con un personaje intrigante y controlador. Cabe decir, que aparece en “Piola” 2020, rodaje chileno que se puede mirar en Netflix. Y el último de los internos es el brigadier Pedro Espinoza, con una sentencia de 200 años por su participación en el asesinato de Orlando Letelier y en la Caravana de la muerte. Asume correctamente este papel el actor Óscar Hernández, quien desde 1984 a participado en más de 50 producciones incluyendo telenovelas y series. En el 2016 se le entregó la Medalla a la Trayectoria. Todos ellos acompañados por los actores Daniel Alcaíno como Sepúlveda, el alcaide y los gendarmes encarnados por Juan Carlos Maldonado y Andrew Bargsted. Lo intrascendente de los diálogos cotidianos en los que se sumergen los personajes, les hace parecer […]

Crítica Por Miguel Alvarado Natali, Editor de Cultura “Víctor sin Víctor Jara” es un musical que recorre la vida de este autor a través de sus propias composiciones. Escrita por Gopal Ibarra, que ya nos había sorprendido junto a su hermano Visnu  con el montaje “La Carta”. Hoy juntos dirigen esta sublime obra de coros, danza y actuación, estrenada hace ya 10 años, sigue con una absoluta vigencia a 50 años del asesinato de Jara. Bajo su propia compañía: Hermanos Ibarra Roa, se están presentando en la sala Mori Recoleta hasta el 16 de diciembre.

Crítica Por Miguel Alvarado Natali, Editor de Cultura “Víctor sin Víctor Jara” es un musical que recorre la vida de este autor a través de sus propias composiciones. Escrita por Gopal Ibarra, que ya nos había sorprendido junto a su hermano Visnu  con el montaje “La Carta”. Hoy, juntos dirigen esta sublime obra de coros, danza y actuación. Estrenada hace ya 10 años, sigue con una absoluta vigencia a 50 años del asesinato de Jara. Bajo su propia compañía: Hermanos Ibarra Roa, se están presentando en la sala Mori Recoleta hasta el 16 de diciembre. Tanto actrices y actores, van construyendo desde la niñez y su primera guitarra la vida de Víctor Jara interpretando su música. Su familia, los amigos, los bares, la universidad y el trágico destino de quien poseía un talento único a sus 41 años, van develando la figura de un cantor que se convertiría en un emblema, icono de la canción protesta e inspirador para la lucha contra Pinochet. En tanto en una emotiva escena de rinde un homenaje a muchas víctimas que la dictadura fue dejando a su andar. Con un despliegue escénico notable, más 35 actores y músicos nos sumergen en el legado de Víctor Jara. Los instrumentos musicales precisos para sostener al conjunto de voces que al unísono nos entregan las letras de un Víctor nostálgico y a la vez contestatario. La presencia escénica casi festiva y alegre del  reparto, se nota al momento que todo el mundo sube al escenario desde la galería de los asistentes, produciendo una atmósfera coral rica y nutriente para nuestros oídos. “Víctor sin Víctor Jara”, es un musical de esos que te llenan el alma. Melodías que escuchamos en las penumbras de un Chile prohibido y que hoy nos hacen sentido. Es una presentación correcta, conmovedora y necesaria a 50 años del asesinato de uno de los músicos más virtuosos que ha dado nuestra historia. Hay voces brillantes y actuaciones que bordean lo cómico y dramático, que terminan en una presentación impecable, nostálgica y esperanzadora. A pesar de su asesinato, de la destrucción de archivos y grabaciones. De todo el esfuerzo que la dictadura realizó para censurar y opacar su obra, la imagen de Víctor Jara fue creciendo no sólo es la retina de un país que a finales de los 70 y comienzo de los 80, veía que casi todos los artistas y compositores del canto nuevo se encontraban en el exilio. También en los jóvenes que hoy cantan su música y lo memorable que ha sido, que estos hermanos -Ibarra Roa- lo traigan  a escena. Su muerte, emblemática para muchos y trofeo para los militares que lo torturaron y mataron aquel 16 de septiembre de 1973, se fue convirtiendo en la voz y la guitarra inspiradora de lucha y justicia social, para un Chile que no ha cambiado mucho. Víctor que nos enseñó el derecho a vivir en paz, de hacernos un cigarrito, de defender la tierra, que nos dejó su huella en el viento […]

Crítica Por Miguel Alvarado Natali Editor de Cultura Con una escritura fácil de digerir y que logra que sus personajes se armen en nuestra mente, Mateo Iribarren nos presenta su libro “El Divino Anticristo” (Editorial La Maña, 2023) en el cual construye una historia sacada de las avenidas de Santiago, cuyos protagonistas deambularon por años en el Barrio Lastarria y el Museo de Bellas Artes.  José Onofre Pizarro Caravantes, fue un tipo culto con estudios universitarios, pero que en algún momento se volcó a la calle de la cual nunca más salió hasta su muerte en el 2017. Autoproclamado El divino Anticristo, Rey de la Macedonia, Iribarren rescata con una habilidad notable la esencia de este esquizofrénico y hace un texto teatral bastante sólido  y claro, cuyos  diálogos bordean lo absurdo, lo metafórico y delirante. El divino Anticristo aparece en una calle vestido con una falda larga y un pañuelo en su cabeza. Empuja un carro de supermercado lleno de cachivaches  a la vez que va hablando solo: “Debajo de estas costrísimas de mugre tengo manos blanquísimas, como manos de Rembrant, manos de Rafeal, de una argentísima de Armerican Corp, que llevan la sangre de sus manos en ríos de billetes de luca”. Entonces aparece Lily  -otra habitante de las aceras- reclamando por un ollón que hay entre las cosas del Divino. Luego ambos se sumergen en una discusión con improperios y un divertido diálogo que no deja de ser picaresco, eso sí con algunos ofensivos sobrenombres, que recíprocamente se gritan. Así, estos callejeros siguen su recorrido donde el Adivino Antricristo se enfrasca en teorías conspirativas contra la radio que tiene encendida la Lily. «Todos esos ruidos, esas voces vienen de otros mundos. A los nazis les dictaron su doctrina mentes de otras galaxias que ahora son mujeres dormidas en Europa y que ocupan los cuerpos de los políticos de acá. Kast, Piñera, Lagos, Ominami, Boric, son todos poseídos…» En el Divino Anticristo se observa la agudeza de su autor, quien nos pasea por esos personajes desprendidos del mundo real, ese que la sociedad te empuja a adoptar, pero el de ellos acaso no es real? Protagonistas desquiciados pero que pueden hilvanar una vida que los hace sobrevivir en las esquinas y que terminan haciendo un aporte casi filosófico, lleno de historias y guiños al Chile del que muchas veces se sienten ajenos, como lo fue el estallido social: “Hay una guerra de almas transparentes. Un ejército del Rey Salomón encima de un caballo oscuro y el otro ejército del Gato Alquinta arriba de un cangrejo rojo gigante. No hay que ir pa allá”. Una comedia dramática, de un naturalismo divertido y desgarrador. Aquí hay un clímax que corre la suerte de final feliz. El Divino nos invita a reflexionar sobre la vida de la calle, el feminismo, el Dios pecador y nos lleva a escarbar la pobreza y la desigualdad, que sí son una locura. Por Miguel Alvarado Natali #miguelalvaradonatali Santiago de Chile, Crónica Digital 15 de Octubre 2023

Crítica Por Miguel Alvarado Natali Editor de Cultura ¿Cómo ser una mujer elegante? escrita  por Macarena Fuentes Mardones, a quien viéramos en una excelente interpretación en “El estado natural de las cosas”, ahora es además la directora de este montaje del Colectivo Las Chiquillas. Basada en el libro de la ilustradora Sol Días, la obra que nos sumerge en esa separación que hay entre la imagen que se impone a la mujer y lo sustancial que hay en ella, se está presentando hasta el 8 de octubre en el Espacio Taller de Bellavista. Tres mujeres jóvenes, pero con una mirada adulta, aparentemente amigas de toda la vida, se confían sus intimidades, secretos e inquietudes. Cada una de ellas comienza a describir cómo debe ser una mujer elegante y con prestancia ante los demás. Sin embargo, en este juego de verse perfectas comienzan a cuestionar el rol que han tenido en la sociedad, especialmente sobre la feminidad. Sin que nadie les explicara y  siendo niñas asumen una diferencia y desde los columpios del jardín de la iglesia, corren casi traumadas al ver que los hombre tenían algo colgando entre las  piernas. Con una notable atmósfera y un buen manejo escénico de las actrices, las cuales se desenvuelven -valga la redundancia- con elegancia, están  sólidas y con una tremenda fuerza interpretativa. Se  pasean por la niñez y la adolescencia hasta asumir su adultez, riendose de ellas mismas y de las diversas maneras de ser mujer, entonces, “una mujer elegante posee una estrecha, aunque honesta mirada”. Aquí aparece la mujer sumisa, la contradictoria y la progresista. La escenografía tiene un rol importante en este montaje, donde por medio de cortinas que cuelgan en el escenario, se van marcando distintos ambientes y tiempos al ser desplazadas por las propias protagonistas, las cuales               van construyendo espacios, pero a la vez miradas reprimidas que el público percibe de distintos ángulos.   La idea de realizar dibujos en directo, proyectados al fondo mientras las escenas avanzan, la encontré genial y más el acompañamiento de un músico hacen que esta propuesta adquiera un valor agregado – se nota la pasión por este arte-. ¿Cómo ser una mujer elegante? es una puesta en escena lúdica, donde el teatro, la danza,  la música y las ilustraciones hacen una mezcla perfecta para el planteamiento y lo que tienen que decir estas tres mujeres elegantes, sobre su rol en la sociedad. Es expresiva y con una narrativa que llega desde el primer momento al público, entregando esos códigos que son solo de mujeres, como la inocencia, la sabiduría y la energía. Hay un alcance testimonial de las  actrices que van develando su propia experiencia. Este mundo en que los hombres pueden sentir rabia, pero ellas no. Aquí se bordea los límites entre la elegancia y el desaliño, de lo que les gustaría hacer y lo que les impone la sociedad patriarcal, terminando en un quiebre casi libertario de estos cánones que siguen ahí, en el interior del alma de cada mujer. De buen […]

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Un café en una plaza con historia....

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