Hace décadas que hemos denunciado la precariedad del sistema de educación pública. El 2006 se instaló la crítica con la movilización de las y los secundari@s. El 2011 fue la ciudadanía la que avaló la demanda por el fortalecimiento de la educación pública. Hoy, tenemos al frente la oportunidad de comenzar este camino por la refundación de la educación superior, superando el abandono de las universidades estatales, que se vieron obligadas a autofinanciarse, controlar su aumento de matrícula y a sobrevivir a través de la competencia. Por esto, las comunidades de nuestras universidades vimos con buenos ojos y esperanza el conjunto de reformas que el actual gobierno ha impulsado. Sin embargo, el Proyecto de Educación Superior, ya aprobado en la Cámara de Diputados, no sólo terminó en un conjunto de medidas que no tocan ni un ápice los pilares de la educación de mercado, sino que también eliminó toda referencia a la Educación Pública, delegándolo a un proyecto propio llamado “Proyecto de Ley de las Universidades del Estado”. Con profunda tristeza y decepción vimos que no era lo que esperábamos.
El MINEDUC miente cuando afirma que este proyecto fortalece a las Universidades del Estado. El Proyecto de Ley en discusión es regresivo en relación con lo que existe actualmente y viene a ser la contracara estatal de un sistema de educación adecuado al mercado: i) No respeta la autonomía universitaria, elimina los avances democratizadores de algunas universidades y reduce la participación a espacios meramente consultivos; ii) Profundiza la precariedad y flexibilidad laboral. y; iii) No implica un cambio en la estructura de la matrícula de la educación superior y sus mecanismos de financiamiento son inestables e insuficientes.
Se han sostenido reuniones con el Ministerio, pero no han permitido avanzar en los puntos sustantivos. Se sigue viendo dañada la autonomía, al mantener una alta presencia de representantes externos a la universidad, mantiene intacta la propuesta de flexibilización laboral, no considera “necesario” o “relevante” la ampliación de la matrícula y nada dice respecto a financiamiento. Si esto se aprueba en estas condiciones, nada sustantivo cambiará. Tendremos una Ley propia de las Universidades Estatales, pero no podremos ser llamadas universidades públicas. Seguiremos siendo una del montón, nuestra matrícula seguirá representando una ínfima parte del sistema, lo que nos avergüenza a nivel mundial y que no es digno de la tradición educativa de Andrés Bello, Valentín Letelier o Gabriela Mistral.
Hoy hacemos un llamado de atención a la comunidad universitaria a escalar el descontento y movilizarse para que nuestra opinión se haga escuchar. Sólo cuando las y los estudiantes funcionari@s y academic@s han actuado con unidad, hemos logrado correr los límites de lo posible. Así logramos el gobierno democrático en los años 60’, la expulsión de Federici hace 30 años y ser la primera Universidad en modificar los estatutos heredados de la dictadura en 1997. Esta toma es temporal, pero es histórica porque expresa una verdadera voluntad de la comunidad por lograr un cambio profundo para la educación de nuestro país. Representa nuestra irritación al observar como algun@s juegan con las ilusiones de quienes hemos puesto nuestra vida a disposición de la educación pública, con nuestro estudio, trabajo e investigaciones. Acá mostramos nuestra sincera convicción para lograr una verdadera reforma. Hacemos un llamado a cada uno de los miembros de esta comunidad: la apatía no puede existir cuando en las oficinas del Mineduc y el Congreso existe una oportunidad de revertir todos las lógicas privatizadoras que nos han hecho tanto daño.
Llamamos a las y los parlamentari@s a no permitir el curso del Proyecto en las actuales condiciones.
Las y los invitamos a construir un Frente por la defensa de la Educación Pública.
Juntos podremos volver a ser Universidades cuyo norte sea Chile y su pueblo FECH – FENAFUCH – ACAUCH – SITRAUCH
Santiago de Chile, 21 de agosto 2017
Crónica Digital