La cumbre del grupo Brics (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) y de la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS) en la ciudad rusa de Ufa reunió a la mitad del mundo para coordinar seguridad y economía.
Desatendidas en otros tiempos por la gran prensa de las potencias occidentales, ambas cumbres, organizadas por Rusia, llamaron la atención del orbe, tras la consolidación de esas entidades como alternativas reales al orden político y económico internacional.
En sus esfuerzos por crear una arquitectura multipolar mundial, Moscú logró reunir ante una misma mesa a naciones con contradicciones como Pakistán y la India, y de diferentes credos como Irán, Afganistán, China, Kazajstán, Mongolia o Egipto, entre otras.
Las declaraciones finales de las cumbres del Brics y la OCS (Rusia, China, Kazajstán, Kirguistán, Tayikistán y Uzbekistán) reforzaron a esas entidades como centros de coordinación de posiciones en política internacional, seguridad regional y proyectos económicos conjuntos.
El Brics, cuyos países representan el 42 por ciento de la población mundial, sumados a los de la OCS, parece dejar su carácter inicial de aparato de consulta para pasar a una coordinación y aprobación de estrategias de cinco economías emergentes.
Algunos expertos consideran que con la posible entrada de Pakistán y la India a la OCS, tras su petición oficial el pasado año, y la presentación de una solicitud similar en esta cumbre por parte de Irán se forma una entidad alternativa al Grupo de los Siete.
Estados Unidos, Canadá, Japón, Reino Unido, Francia, Alemania e Italia dejaron fuera de ese selecto grupo a Rusia, tras la posición que asumió ante el golpe de Estado perpetrado en Ucrania en febrero del pasado año y el inicio de una operación de castigo en el sureste.
Sin embargo, lejos de quedar aislada, Rusia logró concentrar la atención de dirigentes de naciones en desarrollo en el orbe para tejer una red de proyectos de integración económica y de seguridad a nivel regional (OCS) e internacional (Brics), estiman expertos.
Tal y como afirmó el director del Comité Nacional de estudios del Brics, Georgui Toloroya, esa entidad cambió mucho, pues su alcance ahora va más allá de la situación de sus economías para abarcar la coordinación política, económica y de seguridad.
Con 15 billones 800 mil millones de dólares de Producto Interno Bruto conjunto, el Brics cuenta ahora con un banco de desarrollo y un pool de reservas de divisas con un capital total de 200 mil millones de dólares.
Moscú, que preside este año el Brics y la OCS, presenta una especie de hoja de ruta de unos 50 megaproyectos para inversiones, mientras China aboga por poner en práctica su plan de desarrollo multilateral de la Ruta de la Seda.
El posible inicio en enero de 2016 de las primeras inversiones por parte del banco de desarrollo del Brics y los esfuerzos conjuntos por lograr una reforma del Fondo Monetario Internacional parecen crear condiciones para un cambio en la arquitectura financiera mundial.
Los bancos centrales del Brics, por ejemplo, acordaron mecanismos para utilizar cada vez más las monedas nacionales en sus pagos mutuos y en el intercambio comercial, para reducir la influencia del euro o el dólar en sus transacciones.
Así, la otra mitad del mundo aparece ahora más consolidada, con proyectos propios de desarrollo y con potencial para concentrar en el futuro gran parte del movimiento de inversiones en el orbe.
Por Antonio Rondón García
Moscú, 10 de julio 2015
Crónica Digital / PL