Dicho componente cumple numerosas funciones básicas, pero cuando adquiere una estructura errónea, forma estructuras altamente tóxicas para las neuronas, explicaron los autores.
El estudio demostró que esas estructuras de proteína son responsables de la muerte de las células cerebrales que desencadenan la enfermedad de Alzheimer.
El director de la investigación Weihong Song, explicó que ‘la barrera hematoencefálica se debilita según envejecemos y podría permitir una mayor infiltración de beta amiloide en el cerebro, suplementando así la que se produce en el propio órgano y acelerando el deterioro neuronal’.
El especialista canadiense apostó por crear fármacos que prevengan la acumulación de proteína beta-amiloide procedente de múltiples partes del organismo, más allá del cerebro.
‘Está claro que el alzhéimer es una enfermedad del cerebro, pero necesitamos prestar atención al conjunto del organismo para comprender de dónde viene y cómo pararla’, opinó.
Ottawa, 3 noviembre 2017
Crónica Digital /PL