Por Luis Cifuentes Seves: Bujarin, hijo dorado de la revolución

Inicios y exilio

Nicolás Bujarin (Nikolái Ivánovich Bujarin, 1888-1938) fue un revolucionario, político y escritor ruso, notorio dirigente del Partido Bolchevique y del Estado soviético. Lenin lo llamó “hijo dorado de la Revolución”, “el teórico más valioso y destacado del Partido” y “el preferido de todo el Partido”.

Sus padres fueron profesores de enseñanza primaria. A diferencia de Lenin, que obtuvo su título de abogado mediante exámenes libres, y de Trotski, que no hizo una carrera universitaria, Bujarin tuvo una educación formal completa en uno de los mejores “gimnasios” (colegios de enseñanza media) de Moscú y en la Universidad de Moscú, donde fue dirigente estudiantil. Estudió economía y, posteriormente, sociología y filosofía.

Ingresó al POSDR (Partido Obrero Socialdemócrata Ruso) en 1906 (a los 17 años) y en 1907 participó en el Congreso fundador de la organización juvenil que años después sería conocida como el Komsomol (Juventud Comunista Soviética).

En 1908, ya en condición de revolucionario profesional, fue promovido a miembro del comité moscovita del POSDR. Fue detenido por primera vez en 1909, deportado a Onega en 1911, desde donde se fugó y comenzó un exilio que terminaría en 1917. En 1911 se casó con Nadezhda Lukiná y estuvo en Hannover y Viena. Conoció a Lenin en Cracovia, quien lo designó redactor de Pravda. Su primer libro fue “La teoría económica de la clase ociosa”. Fue detenido en Alemania y a su liberación se trasladó a Suiza (Lausana). Fundó el periódico Zvezda (la estrella), que no fue del agrado de Lenin, con quien tendría varios desencuentros.

En 1915 estuvo en Francia, Gran Bretaña y Suecia, donde completó su obra “La economía mundial y el imperialismo”. Fue fuertemente influenciado por Rudolf Hilferding, que definió la nueva fase del capitalismo y a quien se considera el más importante teórico social demócrata alemán del siglo XX. Bujarin, a su vez, influyó a Lenin en cuanto al contenido de su obra “El imperialismo, fase superior del capitalismo”. 

En este libro se define al imperialismo por cinco características: 1) la concentración de la producción con la aparición de monopolios; 2) la fusión del capital industrial y bancario, dando origen al capital financiero y a la oligarquía financiera; 3) la exportación de capitales; 4) el reparto económico del mundo entre las potencias imperialistas y 5) el reparto territorial del mundo entre las mismas.

Bujarin participó en la conferencia del Partido en Berna (1915), donde se le encargó redactar las conclusiones junto a Grigori Zinóviev. Lenin acusó a Bujarin de semianarquismo por su propuesta de la supresión del Estado. Sin embargo, terminó por adoptar la postura de Bujarin en su obra “El Estado y la revolución”.

Fue deportado a Noruega, desde donde pasó a Dinamarca y luego a los EE. UU. En este país se enfrentó a Trotski, quien era partidario de que los marxistas norte americanos permanecieran en el Partido Socialista de ese país, mientras que Bujarin favorecía su separación y la formación de lo que posteriormente sería el Partido Comunista de los EE. UU.

Retorno a Rusia

La revolución de febrero de 1917 en Rusia lo impulsó a volver a su país natal, cosa que consiguió en mayo, un mes después que Lenin. En Moscú, junto a la mayoría de los jóvenes dirigentes bolcheviques, apoyó las Tesis de abril de Lenin y se hizo fuerte en la oficina regional del POSDR. En agosto fue elegido miembro del Comité Central en el VI Congreso del Partido y redactó el manifiesto final.

Defendió entonces la posibilidad de una revolución socialista en Rusia a pesar de su atraso, convencido de que ella se vería acompañada de revoluciones en los países más avanzados de Europa. Bujarin no incluía al campesinado como clase revolucionaria, luego estimaba que la revolución rusa estaba condicionada por la del proletariado europeo occidental, lo que coincidía con la teoría de la revolución permanente de Trotski.

Por estas razones, volvió a diferir con Lenin, quien exigía la insurrección inmediata y toma del poder en septiembre de 1917. En octubre, tras los éxitos del POSDR en las elecciones del sóviet y la alcaldía de Moscú, codirigió políticamente los sangrientos combates que tuvieron lugar en esa ciudad, a diferencia de Petrogrado, donde la resistencia al alzamiento bolchevique fue menor.

En los primeros meses del gobierno bolchevique, Bujarin y Sokólnikov fueron representantes del POSDR ante la Asamblea Constituyente y el primero fue quien intervino en la Asamblea a nombre del Partido. También le correspondió redactar las leyes de nacionalización y de creación del Consejo Supremo de la Economía Nacional. Fue nombrado editor de Pravda, puesto que mantuvo por los siguientes doce años, con una breve interrupción.

En 1918, Bujarin discrepó fuertemente con Lenin en cuanto a la salida de Rusia de la primera guerra mundial mediante la onerosa Paz de Brest-Litovsk (negociada por Trotski). Propuso, en cambio, una guerra de guerrillas, similar a las surgidas durante la segunda guerra mundial en la retaguardia alemana. Esto, pensaba, daría tiempo para la extensión de la revolución por Europa, cosa que no ocurrió. A pesar de ser muy popular en el Partido, su postura fue derrotada en el Congreso de marzo y renunció a sus cargos en el Partido y el Estado.

Ejerciendo y disputando el poder

Algunos meses más tarde, recuperó su lugar en el Comité Central y en Pravda y volvió a apoyar a Lenin, quien lo elogió públicamente. En el VIII Congreso del Partido se creó el Politburó, integrado por Lenin, Trotski, Stalin, Kaménev y Krestinski, con Bujarin, Zinóviev y Kalinin como suplentes. Este organismo se convirtió en el gobierno de facto de Rusia. A sus 30 años de edad, Bujarin era el más joven de sus miembros. Debido a su prestigio como honesto, justo e incorruptible, el Politburó lo utilizó de intermediario en diversos conflictos.

Lenin dejó ver más de una vez su orgullo por el nivel intelectual y cultural de su equipo, especialmente de Trotski, Kaménev, Zinóviev y Bujarin, a quienes consideraba iguales o superiores a los ministros de las potencias europeas.

Hacia fines de 1918, Lenin encargó a Bujarin la redacción del manifiesto fundacional de la Internacional Comunista (también conocida como Tercera Internacional), fundada en Moscú en marzo de 1919. La dirigió junto a Zinóviev. 

En los años que siguieron, Bujarin quedó a cargo de gran parte de las publicaciones del Partido y actuó como organizador de la prensa y propaganda soviéticas. Publicó “La economía del periodo transitorio” (1920) y “El materialismo histórico” (1921). Su obra “El ABC del comunismo” (1920) se tradujo a varios idiomas y sirvió para la formación de cuadros comunistas en la URSS y otros países. Lenin lo calificó de “un libro precioso al mayor nivel”. Vino a sustituir al “Anti-Dühring” de Engels como texto introductorio al marxismo.

Bujarin rechazó la burocratización del Estado, que temió condujese a la formación de una casta privilegiada. Se opuso a cualquier colectivización forzosa o expropiación del campesinado, planteando que su cooperación debía lograrse paulatinamente por medios pacíficos. En 1919 fue herido por una bomba colocada por anarquistas y social revolucionarios de izquierda conocidos como “eseristas”.

Justificó la implantación del socialismo en sociedades materialmente atrasadas donde se diera un desarrollo humano (ideológico y orgánico) suficiente. Desarrolló una teoría de la sociedad como un organismo con fases de equilibrio dinámico y desequilibrio (evolución y revolución), similar a la ley de la dialéctica hegeliana que trata de la transición de cambios cuantitativos a cualitativos. Expresó su convicción de que el crecimiento económico y social sólo podía producirse en un ambiente de paz civil y cooperación. 

Convencido de que los elementos contra revolucionarios habían sido eliminados, se pronunció por la paz interna y el fin de los abusos de miembros del Partido, que se habían manifestado durante la guerra civil.

En 1921 el país estaba arruinado, había hambre, el campesinado se alzaba contra el poder soviético y había ocurrido la rebelión en la base naval de Kronstadt. La respuesta de Lenin y el Partido fue la Nueva Política Económica (NEP), que permitió una liberalización temporal de la economía planificada. Bujarin planteó que la mejoría de la situación nacional conduciría al pequeño productor a integrarse voluntariamente para beneficiarse de la mecanización y electrificación, con lo que la economía privada llegaría a su fin. Expuso estas ideas en su libro “La revolución burguesa y la revolución proletaria” (1921).

Durante ese periodo, Bujarin se opuso a Trotski para evitar el surgimiento de nuevas fracciones en el Partido, apoyó la política de “socialismo en un solo país” (propuesta por Stalin y desarrollada por Bujarin), contraria a la revolución permanente. Controló, además, las publicaciones del Partido y también la Comintern, luego de la destitución de Zinóviev.

Desde la Comintern, Bujarin apoyó la política de alianzas con los social demócratas europeos mediante los “frentes populares” y fue conciliador con los movimientos nacionalistas, tales como el Kuomintang de Sun Yat-sen y Chiang Kai-shek. Lo unía una cercana amistad con Stalin, quien lo alentó a seguir ocupándose de temas teóricos y de la prensa y propaganda partidaria.

Distanciamiento y ruptura con Stalin

En 1928, lo exiguo de la producción agrícola llevó a Stalin a requisar cosechas, ante el indignado rechazo de Bujarin. Stalin lo acusó de formar una “oposición de derecha”. En el VI Congreso de la Comintern (1928), Stalin derrotó a Bujarin, quitó apoyo a los frentes populares e inició un ataque contra los social demócratas europeos tachándolos de “social fascistas”. En el Politburó, Bujarin y sus aliados quedaron reducidos a una minoría carente de todo poder.

En 1929, Bujarin publicó una dura crítica de Stalin y se opuso al destierro de Trotski, que había sido expulsado del Partido en 1927. A fines de 1929, Stalin respondió con una feroz campaña de desprestigio y expulsó del Politburó a Bujarin, quien se sometió a la disciplina partidaria; esto le permitió continuar en el Comité Central. Se inició así un periodo de oscuridad en el que se lo destinó a trabajar en temas técnicos.

Al final de este periodo (1934) se casó con Anna Lárina. Su matrimonio con Lukiná se había disuelto a comienzos de los años 20 y después había convivido con Esfir Gúrvich, destacada economista con quien había tenido una hija. Lárina era 25 años menor que Bujarin.

En 1934 Bujarin fue nombrado editor de Izvestia e intervino en el XVII Congreso del Partido con una profunda crítica del nazismo. También defendió la libertad creativa de los escritores de la URSS y participó en la redacción de la Constitución Soviética (1936). Ese año nació su hijo Yuri Larin.

Convencido de que Nikolái Yezhov era honesto, celebró su designación como jefe de la NKVD (policía secreta y de asuntos internos), sin sospechar que poco después se convertiría en su más enconado acusador. Bujarin comenzó a ser investigado y los ataques y acusaciones en su contra recrudecieron. En marzo de 1937 fue expulsado del Partido. Pasó 13 meses en la cárcel de Lubianka y durante este periodo aceptó algunos de los ridículos cargos que se le habían formulado (sabotaje, traición y asesinato) en la esperanza de salvar a su esposa e hijo.

Muerte y rehabilitación

Se le procesó en marzo de 1938. Nuevamente aceptó parte de los cargos, pero escribió a Stalin asegurándole que las acusaciones eran falsas. Fue condenado y fusilado al día siguiente de finalizado el juicio. Lárina pasó 20 años en campos de trabajo (GULAG) y una vez liberada, llevó a cabo, junto a su hijo, una larga campaña para rehabilitar el nombre de su esposo, que inició en 1961, después de la denuncia de los crímenes de Stalin realizada por Jrúshov.

La rehabilitación oficial de Bujarin tuvo lugar durante el gobierno de Gorbachov, en 1988, medio siglo después de su muerte. Lárina y Yuri saltaron a la notoriedad pública y los artículos y libros de Bujarin fueron divulgados. Revivió la leyenda del “hijo dorado de la Revolución” y llegó a afirmarse que había sido un precursor de la Perestroika (reestructuración) y Glasnost (apertura, transparencia), principios de los cambios que Gorbachov estaba impulsando en la URSS.

Creo que mis lectores deben tener la oportunidad de leer las dos últimas cartas de Bujarin (Kolka) y Lárina (Annushka):

https://fundanin.net/2019/03/25/carta-de-larina/

Como conclusión de este recuento de la vida y obra de Bujarin, puedo afirmar que, en tiempos de revolución, guerras y transformaciones a escala mundial, el drama está siempre presente en las vidas de sus protagonistas. Desde su ascenso vertiginoso, cumbre trabajosa, trágica caída, y tardío, pero idealizado redescubrimiento, el hijo dorado de la revolución no escapó a los vendavales de la historia.

Por (Dr.) Luis Cifuentes Seves
Profesor Titular
Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas
Universidad de Chile

Santiago de Chile, 18 de enero 2021
Crónica Digital

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