De acuerdo con el informe de Hootsuite Digital 2021, Facebook es la más utilizada, con un promedio de dos mil 910 millones de usuarios activos. Le siguen en la lista YouTube con un aproximado de dos mil 500 millones y WhatsApp con un total de dos mil millones.
Con la pandemia de Covid-19, otras como Instagram, Twitter, YouTube, Twitch y TikTok tuvieron un crecimiento relevante en la cantidad de usuarios que interactúan en estas plataformas.
Y aunque las ya mencionadas son de las más conocidas; otras muchas se utilizan en todo el mundo.
En China, por ejemplo, WeChat comenzó en 2011 como una aplicación de mensajería, similar a WhatsApp y Facebook Messenger.
Actualmente esta plataforma multiusos cuenta con más de mil millones de usuarios, lo que la posiciona como la tercera aplicación más descargada del mundo. Se le considera como la red social china que sustituye a Facebook.
WeChat permite la comunicación a través de mensajes de texto, mensajes de voz, videollamadas, stickers y GIFS. Su uso no es exclusivo para intercambiar mensajes entre amigos o familiares, pues también es una herramienta para hablar con socios y clientes.
Por otra parte, Weibo es conocido por ser “el Twitter chino”, sin embargo, esta red social china permite compartir más contenidos en comparación con Twitter.
La plataforma cuenta con aproximadamente 500 millones de usuarios activos y posibilita la difusión, el intercambio y adquisición de información.
Douyin es la versión china de TikTok y, aunque tienen las mismas funciones, se encuentran separadas y alojadas en servidores distintos.
Otra de las más famosas en el gigante asiático es QQ. Una de las más populares e importantes, según el sitio de estadísticas Statista.com.
QQ pertenece a una de las siete compañías de tecnología más valiosas de todo el mundo: Tencent, y la cifra de usuarios que posee supera también los 500 millones. Al igual que WeChat, se utiliza para enviar mensajes, aunque sus usos son muy variados y con ella se puede acceder a servicios de juegos, compras, música, microblogging además de otras funciones.
Rusia también cuenta con redes sociales digitales propias y aunque se podía usar Facebook y Twitter; así como Tik Tok, Youtube, Twitter e Instagram; con el reciente conflicto entre este país y Ucrania, dichas plataformas cerraron los perfiles de los medios de noticias rusos o suspendieron sus servicios para esa nación.
Ante ese escenario, desarrolladores rusos crearon y lanzaron a fines de marzo, Rossgram, con funcionalidades similares a las de Instagram y que según anuncian sus diseñadores “es una nueva red social con una interfaz familiar y ricas funciones”.
En ella los usuarios pueden acceder a noticias de blogueros y amigos, reaccionar a publicaciones, compartir fotos y videos, hacer compras y hasta convertirse en un convertirse en un “blogger TOP”.
Por su parte, una encuesta de Satatista.com arrojó que la red social rusa VKontakte seguía siendo hasta 2021, la más popular en el país, con un 73 por ciento de encuestados de dos mil 49 entre 18 y 69 años.
En 2020 tuvo 97 millones de usuarios mensuales, de los cuales más de 28 millones creaban contenidos, según Brand Analytics.
También está Odnoklassniki (compañeros de clase), lanzada en 2006 y que nació con el fin de que los usuarios interesados encuentren a sus antiguos compañeros de clase y amigos de la infancia en la red.
Disponible en 13 idiomas con registro de una cuenta completamente gratuito, suele crear nuevas funciones prácticamente de forma regular: streams online con posibilidad de donar, servicios musicales, transferencias de dinero desde otros países y una plataforma de lectura prolongada, entre otras.
MoyMir@Mail.ru (mi mundo) es también una red social rusa nacida en 2007. Este portal es calificado como un híbrido de Facebook y Twitter.
Las redes sociales digitales ocupan casi todos los espacios de la vida diaria de la humanidad.
Sus tendencias, actualizaciones, modos de empleo y relevancia llevan al mundo a girar muchas de sus estrategias hacia estos espacios desde donde se puede tener cerca al familiar, convocar a una marcha y hasta definir –en ocasiones- partidas políticas de ajedrez.
