El polvo que rodea los agujeros negros supermasivos activos es mucho más compacto de lo que se pensaba, demuestra un estudio de la Universidad de Texas San Antonio publicado hoy.
Para demostrar esa hipótesis, un equipo de ese centro observó las emisiones infrarrojas en alrededor de 11 agujeros negros en núcleos galácticos activos, ubicados a distancias de 100 millones de años luz y más, señala un artículo de Monthly Notices of the Royal Astronomical Society.
Como resultado, determinó el tamaño, la opacidad y distribución de cada estructura de polvo en forma toro con la ayuda del observatorio infrarrojo aerotransportado Sofia de la agencia espacial estadounidense.
Teniendo en cuenta que Sofia vuela sobre el 99 por ciento del vapor de agua de la Tierra, esa realidad le permite al grupo de investigación caracterizar las propiedades de las estructuras de polvo en forma de toro en longitudes de onda del infrarrojo lejano.
Según la autora principal, Lindsay Fuller, utilizando el telescopio, pudimos obtener las observaciones detalladas posibles en estas longitudes de onda, lo que nos permitió hacer nuevos descubrimientos sobre la caracterización en toros de polvo de núcleos galácticos activos.
Los toros son un 30 por ciento más pequeños de lo previsto y la emisión infrarroja máxima está en longitudes de onda aún más largas que las estimadas previamente, encontraron los autores.
La implicación es que el polvo que oscurece el agujero negro central es más compacto de lo que previamente se había pensado, concluyeron.
Washington, 14 junio 2017
Crónica Digital /PL