Son días de encierro y se supone, al menos en teoría, que unos 17 millones de chilenos están en cuarentena. Una cuarentena que, de facto, se desarrolla en condiciones de protección social deficientes, que obligan a miles de personas a salir en busca de sustento, a pesar de las graves consecuencias del COVID–19 en Chile. Son días oscuros. No podríamos negar que en los peores momentos quisiéramos estar muy lejos. Posiblemente nos imaginemos junto al mar, en un bosque, en la naturaleza. Desde tiempos inmemoriales nuestra especie humana ha tenido un inseparable vínculo con ella. La Madre Tierra. Desde los primeros indicios de vida humana, pueblos originarios, tribales, hasta la civilización más actual la reconoce, percibe y es, en efecto, un ente del cual dependemos no sólo romántica, sino que literalmente. La tierra, el agua, el aire, el mar, proveen los recursos de los cuales depende nuestra subsistencia en el planeta. No del supermercado. No, de la naturaleza. Hace unos días inicié la reflexión respecto a la necesidad imperante de declarar la naturaleza como un nuevo sujeto de derecho en Chile. Esto, abordando cuatro aspectos fundamentales:  reconocimiento de su entidad real con intereses propios, naturaleza jurídica como persona jurídica sui generis, con el atributo de la personalidad de patrimonio y, una representación. En Latinoamérica, países como Ecuador y Bolivia cambiaron sus Constituciones, estableciendo y otorgando a la Pacha Mama y la Madre Tierra, respectivamente, derechos tales como el reconocimiento histórico a la comprensión de la relación de igualdad entre los seres vivos Naturaleza–Humanidad, desde la perspectiva histórica indígena del “Sumak Kawsay” o la filosofía del “buen vivir”. Este es el término, en quechua, que se le otorga a una cosmovisión de los pueblos indígenas cordilleranos de Sudamérica. Engloba un estilo de vida con pleno respeto y armonía con la Naturaleza, ya que las personas son parte de ella, debiendo buscar el bienestar social, no individual. Por ende, no se ha de observar una actitud egoísta de acumular riquezas; y lo que debiera ser resuelto han de ser las necesidades presentes, sin depredar los recursos naturales. En la región, Colombia también ha sentado un precedente judicial al fallar, por ejemplo, a favor de los ríos Blanco y Atrato, y de las comunidades indígenas, prohibiendo proyectos mineros por el alto riesgo de afectar los cauces y recursos hídricos, ya que dichas corrientes naturales han sido catalogadas como entidades vivientes que sostienen vida y, por ende, son sujetos de especial protección estatal. Asimismo, Nueva Zelanda también ha establecido acuerdos y legislaciones a favor del pueblo maorí iwi y hapu para proteger ríos, montañas y bosques como sujetos de Derecho. En la misma línea, India también ha marcado un hito al fallar su Tribunal Supremo de Uttarakhand a favor del Río Ganges, reconociéndole derechos como una persona, para establecer así una protección medioambiental más eficaz. Hoy vemos como una posibilidad real una catástrofe ambiental mundial producto del cambio climático. Como país debemos estar preparados para establecer al Medio Ambiente como un Sujeto de Derecho […]

Este 1 de mayo se conmemora, en todo el mundo, el Día del Trabajo. Este significativo día nos sorprende, nuevamente, en medio de la pandemia por COVID-19, crisis sanitaria que se ha extendido más allá del peor de los pronósticos y que ha impactado a millones de trabajadores en el mundo y en nuestro país. Los creadores, artistas y trabajadores del ámbito del arte y la cultura han sido especialmente golpeados en esta pandemia. En Chile, desde hace décadas, quienes trabajan en el mundo del arte se vienen enfrentando a condiciones laborales precarizadas, con falta de contratos, cotizaciones de salud y previsionales esporádicas e inestabilidad laboral. Ante la falta de espacios formales de trabajo, el estado chileno abrió la posibilidad de acceder a fondos concursables que se convirtieron, para muchos, en el salvavidas para sobrevivir año a año, junto con la autogestión y gestión colaborativa para generar recursos. En otras palabras, los artistas tuvieron que transformarse, a la fuerza, en “emprendedores”. Con la crisis sanitaria y, por ende, económica, esta situación de precariedad se agudizó. Al igual que los trabajadores de otros sectores, los del mundo del arte se encontraron con la barrera de la reducción del contacto físico y de encuentros masivos, gatillando el cierre de teatros, salas de exposiciones y centros culturales de muestra de arte al público. El creador artístico debió sumarse a todo el contingente de trabajadores cesantes o que vio reducidos sus ingresos y postular a los bonos ofrecidos por el gobierno, que llegaron tarde o, simplemente, para algunos no llegaron. Por su parte, el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, sin la atribución legal necesaria, no fue capaz de realizar asignaciones directas a los trabajadores del arte, sino que generó más fondos, a los cuales los trabajadores debieron concursar y competir con sus pares para su adjudicación. Así, en noviembre de 2020, la ministra de la cartera, Consuelo Valdés, al ser consultada por la falta de apoyo económico del ministerio a los artistas con dificultades, ya identificados a esa altura en un catastro nacional, respondía que “un peso que se coloca en cultura es porque se deja de colocar en otro programa, en otra necesidad de los ciudadanos, del país”, deslizando que este sector era menos prioritario. Sus palabras, como era de esperar, generaron un álgido debate en redes sociales e incluso algunas manifestaciones de agrupaciones artísticas. En unas semanas nuestro país iniciará un proceso político-histórico con la elección de los convencionales constituyentes. El proceso constituyente, que dará vida a una nueva constitución para Chile, tiene el enorme desafío y deber de reposicionar a la cultura, el arte y el patrimonio en el lugar que se merecen. No solo como una actividad económica prioritaria, sino como un área de desarrollo integral fundamental para la vida de los ciudadanos y las ciudadanas de este país, de tal manera de avanzar a convertirnos en una nación más íntegra, humanista y verdaderamente desarrollada. Por José Albuccó, académico de la Universidad Católica Silva Henríquez y […]

Quizás el Presidente, ávido lector isomne, sufre pesadillas con Shakespeare, sus  idus de Marzo y otras  obras de  traiciones de palacio. No tengo memoria de  ningún gobierno en el mundo que haya exigido a sus ministros de confianza, como lo acaba de hacer Piñera, que  firmen un documento público para rendirle prueba de su confianza funcionaria, a su propio gobierno. Redundo  “confianza” para  enfatizar el  contrasentido. Hablan los ministros: “…como ministros de Estado e integrantes del  político que acompaña al Presidente Sebastián Piñera ,  adherimos completamente a la decisión de presentar ante el Tribunal Constitucional un requerimiento por el proyecto que permitiría un tercer retiro de ahorros previsionales”. Más allá de la materia en debate,  muestra la evidente de  la  pérdida de credibilidad presidencial en la  función de Estado de  su gabinete. Diluye el respeto al Poder Ejecutivo y aumenta el descrédito que afecta otras  instituciones. ¿Será el atávico desprecio clasista de la derecha chilena por el Estado? Chile fue distinto. Por eso me resulta históricamente  doloroso desde la memoria. Al exigir a sus ministros tan improcedente prueba de honestidad, el gobierno pone en duda la integridad del aparato ejecutivo y muestra debilidad de los roles de Estado que respetábamos desde niños. Tengo casi seis años. Escucho que una  radio  dice que  la elección presidencial la ganó don Carlos Ibañez. Mi papá va estar contento porque trabaja para él. Ya sé lo que es votar. Sin palabras, desde 1952, aprendo rápidamente lo que es la lealtad de un Ministro. Por eso ahora, escribo personalizando desde mi profundidad, remecido de modo  desgarrador por el desprestigio institucional vigente. El Presidente Ibañez me lleva de la mano al balcón, miro  la Escuela Militar y en  con-fusión de afectos  siento  que mi papá ministro es hijo del Presidente. Mi respeto a lo púbico es tatuaje de infancia. En mi casa de clase media en Ñuñoa sentí que   la instalación del  carabinero de “punto fijo”, mostraba  una formalidad de algo  que mi inocencia había intuído cuando llegó un Plymouth negro conducido por Juanito Riveros.  Una emoción política de infantil fundamenta mi reflexión. Me golpea que  el presidente Piñera, con incomparables lazos de poder, que no tuvimos en la clase media, con su familia vinculada al mando de la sociedad en varias áreas, heredero de la política,  degrada la función pública exhibiendo  que su gabinete le firmó públicamente lealtad, denigrando su  función de Estado.     ¿Cómo llega un Presidente de la República a pedir reiteración de adhesión escrita de quienes por definición del cargo juraron ser de su confianza? Debe  creerles o  echarlos. Escribo desde una angustia  de Estado, porque me resulta más dolorosa que incomprensible la descomposición republicana del gobierno de Piñera. De inteligencia rápida, práctico, financieramente exitoso, incansablemente trabajador, productivamente asequible, de trato directo, crudo, ajeno los boatos ostentosos del poder, pero tan extremadamente confundido en su función de Estado que ni su ambición de poder lo ilumina. Es un gobierno  ciego frente al  peligroso  descrédito de tantas instituciones, añadiendo  la pérdida  de credibilidad […]

Sebastián Piñera cumplió su amenaza y envió un recurso al Tribunal Constitucional para frenar el proyecto de tercer retiro del 10% de los fondos de pensiones de las AFPs, que fue aprobado en forma mayoritaria por el Poder Legislativo y contaba con el amplio respaldo de la ciudadanía, en el contexto del completo abandono en que las familias han tenido que enfrentar los impactos de la crisis de la COVID–19. Es un síntoma más de la profunda crisis de representatividad que afecta nuestra democracia. En este país, las decisiones se toman a puertas cerradas, y está clara la razón. Porque esa es la esencia del tipo de la democracia representativa existen en Chile, en donde el pueblo sólo elige representantes, y estos en vez de servirles, como es de esperar, suelen terminar sirviéndose del pueblo. Seamos honestos: en los tiempos que corren, el Presidente, más que “Su Excelencia”, se ha transformado en un pequeño “rey”, que hace lo que se le antoja; y los ministros, más que servidores del Estado, parecen cortesanos de su majestad. ¿Tenemos aún tiempo para solucionar este ad portas de una Nueva Carta Fundamental? ¿Querrá la casta política llegar a un gran acuerdo nacional que le dé poder al pueblo para tomar decisiones sobre su destino? Imagine, amable lector, que usted es el empleador del poder. Sí, como lo lee. Le pondré un ejemplo. Cuando una persona falta dos lunes seguidos al trabajo sin justificación, o dos días seguidos, podría ser despedido sin derecho a indemnización por años de servicio. Si llega tarde, su empleador podría entregarle una carta de amonestación y, de acumular varias, podrían despedirlo por incumplir las obligaciones del contrato de trabajo. Ahora lleve esto al campo de la política y de los cargos de elección popular. Si el Presidente de la República, los parlamentarios y alcaldes no hacen bien su trabajo, este debiera quedar supeditado al escrutinio y sanción popular. Tal como lo lee: usted tomaría el lugar de “empleador”. Esto no se hace con desorden, sino con un mecanismo institucional llamado referéndum revocatorio. Un referéndum revocatorio constituye un mecanismo de democracia directa que permite la posibilidad de que los votantes convoquen a un plebiscito para revocar el mandato de las autoridades electas por voto popular. En Suiza, por ejemplo, el sistema de referéndum revocatorio se utiliza en 6 de 26 cantones y se necesitan del 2% al 30% de las firmas del electorado para celebrarse. No se apunta a individuos en concreto: si se obtiene una mayoría de votos, se disuelve el órgano y se eligen nuevos miembros hasta que lleguen las elecciones regulares. O sea, por el mal trabajo se van todos. Dato curioso: Suiza tiene este mecanismo en sus cantones desde mediados del siglo XIX. Otras Constituciones europeas que incluyeron la revocación del mandato en su articulado fueron las del Liechtenstein de 1921, de Letonia de 1922 y la Austriaca de 1929. Casos más o casos menos, lo importante es que el referéndum revocatorio se trata de un derecho […]

“Comer el mundo”, y “salvaguardar el mundo”, son metáforas, frecuentes en la boca de líderes indígenas, que cuestionan el paradigma de nuestra civilización, cuya violencia casi ha hecho desaparecer a los indígenas. El virus COVID–19 ha caído como un rayo sobre el paradigma de “comer el mundo”, es decir, explotar ilimitadamente todo lo que existe en la naturaleza, bajo la perspectiva de un crecimiento/enriquecimiento sin fin. El virus ha destruido los mantras que lo sustentan: centralidad del lucro, alcanzado mediante la competencia, la más feroz posible, acumulado privadamente, a costa de la explotación de los recursos naturales. De obedecer estos mantras, estaríamos seguramente en mal camino. Lo que nos está salvando es lo ocultado e invisibilizado en el paradigma de “comer el mundo”: la vida, la solidaridad, la interdependencia entre todos y el cuidado de la naturaleza y de unos a otros. Es el paradigma imperativo de “salvaguardar el mundo”. El paradigma de “comerse el mundo” es muy antiguo. Viene de la Atenas del siglo V a.C., cuando el espíritu crítico irrumpió y permitió percibir la dinámica intrínseca del espíritu que es la ruptura de todos los límites y la búsqueda del infinito. Tal propósito fue pensado por los grandes filósofos, por los artistas, aparece también en las tragedias de Sófocles, Esquilo y Eurípides y es practicado por los políticos. Ya no es el medén ágan del templo de Delfos: “nada en exceso”. Este proyecto de “comer el mundo” tomó forma en la misma Grecia con la creación del imperio de Alejandro Magno (356–323), que con sólo 23 años fundó un imperio que se extendía desde el Adriático hasta el río Indo, en la India. Este “comer el mundo” se profundizó en el vasto Imperio Romano, se fortaleció en la era colonial e industrial moderna y culminó en el mundo contemporáneo con la globalización de la tecnociencia occidental, expandida a todos los rincones del planeta. Es el imperio de lo ilimitado, traducido en el propósito (ilusorio) del capitalismo/neoliberalismo de crecimiento ilimitado hacia el futuro. Basta con poner como ejemplo de esta búsqueda de crecimiento ilimitado el hecho de que en la última generación se quemaron más recursos energéticos que en todas las generaciones anteriores de la humanidad. No hay lugar que no haya sido explotado para la acumulación de bienes. Pero he aquí que ha surgido un límite insuperable: la Tierra, limitada como planeta, pequeña, superpoblada, con bienes y servicios limitados, no puede soportar un proyecto ilimitado. Todo tiene límites. El 22 de septiembre de 2020, las ciencias de la Tierra y de la vida lo han identificado como el Día del Sobregiro de la Tierra (The Earth Overshoot Day), es decir, el límite de los bienes y servicios naturales renovables, básicos para mantener la vida. Se han agotado. El consumismo, al no aceptar límites, conduce a la violencia, arrancando a la Madre Tierra lo que ella ya no puede dar. Estamos consumiendo el equivalente a una Tierra y media. Las consecuencias de esta extorsión se manifiestan en la reacción […]

En 1967 se estrenó en el Teatro Antonio Varas de la Universidad de Chile la cantata “Fulgor y Muerte de Joaquín Murieta” con texto de Pablo Neruda, música de Sergio Ortega  (1938 – 2003). Fue dirigida por Pedro Orthus (1917-1974) e interpretada por el elenco del Instituto de Teatro de la Universidad de Chile. Es la única obra de teatro que escribió Neruda, quien para celebrar, hizo una fiesta en su casa de Isla Negra, a la que asistieron los actores y técnicos, intelectuales y artistas de la época. Cinco años después Ignacio Ossa escribió un ensayo donde afirma que “Cuando la humillación es la nueva estrategia para aplastar a estos pueblos, se alzan las figuras que arrastran torrentes de esperanzas, confianza y orientación de las energías populares. Hay todavía pesimistas que suponen difunto a Murieta. Hombres de escaso calibre, habría que responderles: Joaquín se está multiplicando. Neruda se ha desquitado y no lo dejó tranquilo. ¿No recuerdan? !Lo dejó cabalgando!”, señala Ossa en este texto. Empresa poética del rescate: fulgor y muerte de Joaquín Murieta. Por Ignacio Ossa (*) 1 PABLO NERUDA Y EL TEATRO: O MURIETA VISITA A NERUDA EN ISLA NEGRA, A MANERA DE INTRODUCCIÓN ESPECTRAL. No solamente los pétalos del tálamo lirico. Además, el retroceso hacia las caminatas épicas de las espinas populares, la inmersión cotidiana en el pan y la semilla. Es el poeta de antaño devuelto al presente, inserto en los rincones del canto y viajero en los carruajes bélicos de la narración. Conjunción trascendente. Sin embargo, desde los olvidos y escisiones, alguien ordena la expansión de su escritorio; declara, por vez insólita y aún vigente, la indigencia de sus cuartillas blancas. En fin, ese alguien determina esta fórmula ampliada: cantar y contar dramatizando. (1) En el fenómeno teatral, como arte de síntesis, se refunden estos niveles expresionales. Y están la arquitectura en los tinglados, la pintura en los paisajes y cercos del infinito, la danza que aglomera al pueblo y lo convierte en velero o es coro en sus lamentos y protestas, los claroscuros y azules para las sombras y hallazgos del rebelde, y también, especialmente, la música para que el ritmo de los versos incendien las cuartetas amorosas o los pies de cuecas, bailados cuando la muerte refriega el pandero. El teatro, en esta obra nerudiana, detenta su categoría máxima: síntesis de las artes. No son el capricho ni las arbitrariedades del genio los causantes de esta novedosa partitura. Las antecedencias son rastreables y rechazan el epíteto de incursión. En sus poemarios de personajes subyace el origen primero; ellos explotan las mejores energías del poeta. Mencionemos, solamente, su Canto General: Caupolicán, Ercilla, Lautaro, O’Higgins, Bolívar, es decir, las raíces de nuestra nacionalidad y del continente, sorprendidos en la situación exacta del enfrentamiento de las razas, en los preparativos de sus rebeliones, en la acción independentista, en las reivindicaciones sociales (Recabarren). Es el viejo mito de los espectros que intentan la posesión espiritual de los poetas. Desde Elsinor y Verona remonta la historia […]

Es frecuente encontrar en las redes sociales frases que pareciesen explicar todo, dejar todo zanjado. Aforismos que debiéramos respetar cual leyes universales, que más de alguno adora al punto de considerar una falta de respecto, sino una herejía ponerlas en duda. Pero si nos quedásemos tranquilos en esa postura inercial, idolatrando aforismos para el bronce, quizá no hubiésemos logrado el conocimiento que hoy tenemos. En este sentido, frases hay muchas y podremos sentir cierta simpatía con algunas y quizá con otras no, pero no se trata de simpatías más o simpatías menos. Se trata del respaldo científico que hay detrás de cada una de ellas en la actualidad, dado que muchas provienen de épocas pasadas, donde los contextos y los paradigmas eran otros. Una frase extremadamente “marketera” que vemos repetida una y otra vez por muchos, sin siquiera revisar su veracidad o autenticidad, es aquella que utiliza Francisco Mora “Enseñar sin saber cómo funciona el cerebro es como querer diseñar un guante sin nunca haber visto una mano.” Frase que utiliza como propia, sin embargo sería de autoría de Leslie Hart, una de las pioneras de la Neuropedagogía. Pero la situación es más extraña aún. Al parecer, la afirmación ha sido modificada, quizá por un tema de estilo periodístico, dado que lo que originalmente habría dicho Hart es “Enseñar sin comprender la innegable y trascedente conexión entre las neurociencias y la educación es como querer diseñar un guante sin conocer su forma y sus funciones”. Esta última afirmación, menos “marketera”, indica lo importante de conocer las relaciones entre la neurociencia y la pedagogía. Abre puertas y no las cierra, a diferencia de la poca afortunada afirmación de F. Mora (si no conocemos cómo funciona el cerebro no podremos enseñar, entonces ¿cómo hacerlo?). Otra afirmación (aforismo) que he encontrado y que muchos “adoran”  es “Todo ser humano, si se lo propone, puede ser escultor de su propio cerebro”, y corresponde a una celebre afirmación de Santiago Ramón y Cajal, padre de las neurociencias. Sin embargo, ¿qué tan cierta resulta esta afirmación hoy? Suponer que la afirmación de Santiago Ramón y Cajal es correcta, implicaría que las personas que no lograsen desarrollarse plenamente, podrían ser consideradas irresponsables consigo mismas, dado que si se lo hubiesen propuesto “otro gallo cantaría”. Parece ser, que visto desde mi lado, la meritocracia ya existía como ideal en los años de Santiago Ramos y Cajal. Diríamos, uno es responsable de sus éxitos y de sus fracasos… si te esfuerzas podrás llegar a ser presidente… claro podría ocurrir, pero una golondrina no hace verano. En un experimento bien controlado, podría tratase un punto fuera de la línea de correlación, un “outlier”. A mis ojos, el aforismo de Ramón y Cajal, por bien intencionado que fuese, tiene implícita una mirada sesgada desde su propia realidad. Su afirmación es del todo decimonónica, se contrapone con las sólidas evidencias actuales provenientes de diferentes áreas del saber (biológico, sociológico, antropológico… entre otros). Los nuevos conocimientos aportados por la biología de sistemas y de áreas tales como la epigenética, nos señalan algo muy diferente. […]

Por Fernando E. Rivero O*  1.- Guerra de Guerrillas Vs. Guerra de Posiciones.  En Apure los grupos irregulares desarrollan una modalidad táctica marcada por un despliegue en pequeños grupos armados, gran movilidad, utilización permanente del factor sorpresa y el continuo intento de mantener la iniciativa en los combates. La iniciativa táctica se funda en su flexibilidad operativa, conocimiento del terreno y la utilización de la inteligencia humana a partir del control ejercido sobre la población fronteriza. Defender posiciones no basta para derrotar a quienes apelan a la guerra de guerrillas. El mayor equipamiento, superioridad numérica y mayor capacidad aérea por sí solo no garantiza la victoria.  2.- Guerra de Desgaste Vs. Guerra de Aniquilamiento. En la etapa actual los grupos irregulares desarrollan una guerra de desgaste contra las FANB. En el plano táctico implica una guerra guerrillas orientada a un desgaste estratégico que conduce a la implosión político-militar del gobierno bolivariano. En efecto, el plan del Pentágono contempla convertir la zona fronteriza en la cabeza de playa para posteriormente lanzar operaciones sobre objetivos estratégicos de alto valor ubicados en el centro de Venezuela. Sin embargo en esta etapa, el enemigo no busca controlar el territorio ni conquistar posiciones, razón por la cual evitará trabar combates armados frontales a menos que su victoria sea altamente probable. Por ello, es improbable que afrontando el desafío con una guerra de aniquilamiento, se logre eliminar la amenaza. 3.- Guerra Irregular Vs. Guerra Regular. La guerra desarrollada por los Estados está regulada por el derecho internacional público. A fin de evitar el costo político de una intervención militar directa que violente las normas jurídicas internacionales, la Doctrina Militar estadounidense acuñó la tercerización de la guerra como una de sus ideas centrales. Paramilitares, empresas de seguridad, mercenarios u organizaciones como ISIS son el brazo ejecutor de los planes militares de la Casa Blanca. En Apure no enfrentamos a un ejército convencional, contra las FANB desarrollan una guerra irregular, no establecen un frente definido, la violencia criminal sustituye el uso reglado de la fuerza militar, se difumina la diferencia entre población civil y combatientes. Esa modalidad de guerra está concebida para derrotar una estrategia de guerra regular. 4.- Operaciones de Decisión Rápida y Operaciones en Líneas Interiores. Los grupos armados que operan en Apure procuran rápidas victorias en combates fugaces que impidan a las FANB desplegar todo su poderío militar. Dichos grupos operan en las líneas interiores de las FANB,  no defienden territorio, se dispersan en pequeños comandos de gran movilidad para atacar posiciones defensivas, la retaguardia o las tropas venezolanas en sus desplazamientos. Descifrar el modo de operar de estos grupos es necesario para evitar bajas propias y enfrentar los desafíos militares futuros. 5.- Insurgencia Vs. Guerra Contrainsurgente. Las insurgencias en Irak y Afganistán, luego de las últimas invasiones lideradas por EE.UU., son casos que evidencian que la superioridad técnico-militar no garantiza la victoria. El caso colombiano, país en guerra desde hace décadas, revela que las organizaciones políticas revolucionarias no han sido aniquiladas aún aplicando una […]

Me ha conmovido profundamente la noticia del fallecimiento del periodista y académico cubano José Antonio de la Osa Cao, quien destacó por su labor en el periodismo científico y la actividad docente. Tenía 81 años. Es de esas muertes que te estremecen, que te llevan hasta el pasado y te hacen recordar cuán cerca estuviste de una persona y que ya no está. Dudo que alguno de quienes fuimos sus alumnos de Periodismo en la Universidad de La Habana no lleve aún una huella suya de esos preciosos años de estudios, cada uno con sus propias vivencias. Ocupó la responsabilidad de presidente de la Sección de Comunicadores en Salud de la Asociación Médica del Caribe (AMECA) y fue autor de diversos libros sobre personalidades de la ciencia. Sin abandonar el ejercicio del periodismo, ejerció la docencia en la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana, impartiendo clases en el curso regular diurno, y de posgrado sobre técnicas periodísticas. Fue creador de un método de taquigrafía audiovisual dirigido a los comunicadores. Tuve yo el privilegio, además, de ser alumno ayudante junto al profesor durante más de dos años, inolvidables, de aprendizaje diario, no solo de taquigrafía. Él tenía un manual para la vida, que podrías compartir o no, pero merecía la pena escucharlo y extraer lo mejor. Llevo conmigo sus innumerables anécdotas, su histrionismo académico sin igual, el énfasis de sus palabras, sus exclamaciones y su particular sonrisa, en ocasiones muy irónica, pero siempre muy oportuna. Llegué a alcanzar una gran velocidad en la taquigrafía, al punto que me invitó a ser alumno ayudante. Independientemente del esfuerzo personal, esa gran velocidad la alcancé gracias a la motivación que generaron sus clases en mis compañeros y en mí. Algunos me leerán, y saben que es así. Recuerdo una anécdota: una vez escribió en la pizarra un trazo caligráfico, se volvió hacia el grupo y dijo: “¿Qué dice ahí? Como decimos en Cuba, todas y todos estábamos “botados”, meditando. Por esas cosas de la vida identifico la palabra, levanto la mano y me dice: “¿Lo sabes, Enriquito?, Na”… Y se ríe. Le digo: “¡sí, lo sé!”. Me responde: “No lo digas”. El grupo seguía en silencio, y volvió a preguntar, y nada. Al final me dice que diga la palabra. Le digo: “misógino”. Llegó hasta donde yo estaba y me dio la mano. Cuando terminó la clase, me llamó a una esquina y me dijo: “Enriquito, ¿cómo descubriste la palabra? Espero que no seas misógino”, y me tira el brazo por encima del hombro. Le respondo: “La verdad, verdad profe, esa palabra no la conocía, la descubrí hace apenas unos días en un texto que leí”, y le aseguro que no tengo nada de misógino. Su labor profesional trascendió más allá de las fronteras de Cuba. En 1994 se editó en Argentina su libro “Para evitar la meningitis y otros males”. Al año siguiente se publicó también su obra “Artesanos de la Vida”, presentado en Chile, Argentina y otros países de […]

Algunos estarán pensando “El Lucho inventó que conoció a los Beatles. ¿Qué chivas irá a contar?”. Pero no. No me referiré al conjunto de Liverpool. En verdad no los conocí en persona ni siquiera de lejos. Sólo por sus discos y películas. La única vez que visité Liverpool fue en 1976. El legendario grupo se había disuelto pocos años antes, provocando un derrumbe abismal del entusiasmo de sus fanáticos, entre quienes me contaba. Llegamos al puerto en compañía de mi célebre amigo Rectifilo y ni se nos ocurrió acercarnos a The Cavern, Penny Lane, Strawberry Fields ni a la tumba de Eleanor Rigby. Más motivados por la canción “Ferry cross the Mersey”, de Gerry and the Pacemakers, que por “A hard day’s night”, recorrimos los muelles, contemplamos el ferry e intercambiamos disquisiciones acerca de lo efímero de la gloria artística. ¿A quienes me refiero, entonces, cuando hablo de los “cuatro fabulosos”? Bueno, adivinarlo es difícil y narraré desde el principio. Alrededor de 1967 yo estudiaba en la gloriosa Universidad Técnica del Estado (UTE). Algo de esto he contado antes. https://www.cronicadigital.cl/2020/06/20/por-luis-cifuentes-seves-la-jota-zygmunt-bauman-y-unos-viejos-porfiados/ Nuestra tarea magna era la Reforma Universitaria, lo que implicaba adquirir sólidos conocimientos acerca de la universidad en cuanto institución, de su desarrollo a lo largo de la historia, de sus crisis paradigmáticas y de las razones por las que queríamos reformarla. Se sabía que la universidad, en sus tres formas originales (universitas scholarium, magistrorum y magistrorum et scholarium) había sido creada por la ascendiente burguesía europea a partir del siglo XII, como parte de su envite por subvertir el orden feudal, dando paso a un nuevo modo de producción que, tras el largo camino que condujo a las revoluciones de los siglos XVII y XVIII, tomaría el nombre de capitalismo. https://radio.uchile.cl/2021/01/18/bye-bye-fukuyama/ El entorno histórico, social y económico del nacimiento de la universidad estaba, entonces, relativamente claro, pero faltaba algo importante: ¿cuál era el logro intelectual más profundo, las grandes personalidades y las obras notables que caracterizaron ese periodo? Los jóvenes de la UTE nos planteamos este tema como tarea política trascendente. Se trataba, ni más de menos, de dar el mejor fundamento posible a nuestra comprensión de la universidad, que nos permitiera argumentar y hacer propuestas con los pies bien anclados en terreno sólido. Obviamente, no toda la izquierda estaba en esto. La campaña por la Reforma, que en la UTE se había iniciado en 1961, llegaría en 1967 a conquistar su primer gran logro: la creación (por intervención del gobierno de Frei Montalva) de una Comisión de Reforma con participación estudiantil y la formación de facto de organismos reformados a nivel de Sede, Escuela y Departamento, también integrados por profesores y estudiantes. Esta situación daba origen a un amplio abanico de tareas. En medio de este vendaval de actividad, y de una ola global de esperanza y optimismo, fue que conocí a los Fab Four, es decir a los cuatro grandes cerebros de los siglos XII y XIII que ambientaron la creación de la universidad medieval. Me iluminó […]

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Un café en una plaza con historia....

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