Al profundizar cuáles elementos se tienen en cuenta para hablar de satisfacción de la vida en pareja, vemos que no siempre se concuerda: ni entre los estudiosos del tema ni entre las propias personas que viven, disfrutan o no este vínculo; aunque desde la cotidianeidad, al realizar entrevistas, encontramos, entre las más frecuentes expresiones: “sentirme a gusto”, “seguros”, “compenetrados” y “queridos”. A su vez, como especialistas, planteamos organizar estos criterios que derivan en el concepto de satisfacción en la vida en pareja. Nivel de Expectativas (la mayoría de las veces idealizadas): en la época actual aspiramos a la pareja que nos quiera, comprenda, apoye, entienda,  brinde satisfacción sexual, sustente nuestros planes individuales, entre otros aspectos, y es como si el proyecto estuviera sobre exigido, pedimos mucho y no siempre brindamos lo que aspiramos. Además, tampoco verbalizamos de forma clara lo que deseamos y en muchas parejas ni se discute la combinación de planes y proyectos desde el ámbito de lo personal, y otros que entrecruzan el espacio del “nosotros”; unido a que se combinan expectativas las cuales pudiéramos enmarcar en roles  tradicionales con toda esta serie de demandas más actuales. Es decir, todas precisan del proceso de negociación, entendimiento, el cual muchas parejas no siguen, pues lo ven como algo difícil de alcanzar y rompen el vínculo cuando empiezan a fallar algunas de estas expectativas, es como si se dieran por vencidos con facilidad. Otro elemento importante: nos unimos por amor, y muchas veces se valora que estando presente este elemento todo está resuelto y no es real, pues la pareja debe aprender a convivir. Se infiere la necesidad de un código de contingencias para vivir en pareja y desarrollo de estrategias para la solución de problemas. Muchas personas valoran que solo con el hecho enamorarnos, nos gusta o atraiga nuestra pareja, todo está resuelto, y no es así, pues cuando comienza la convivencia, en estas épocas (hay la tendencia que sea bastante rápido en su mayoría), es necesario establecer códigos, pues en la primera fase de conocernos, generalmente mostramos lo mejor de cada uno. En ocasiones, hasta habilidades que realmente no poseemos por el hecho de brindar buena imagen, y pueden comenzar las contradicciones cuando la convivencia nos lleva a la realidad. Al hablar de código de contingencias nos referimos a verbalizar de manera efectiva lo que se relaciona con la habilidad de aprender a ser asertivos (habilidad la cual se relaciona con aprender a comunicar de manera clara lo que nos gusta o no, aspiramos, tememos, entre otros aspectos)  para así mostrar la verdadera cara de cada uno, cómo aspiramos sea nuestra convivencia. O sea, cómo planificamos la visita de los amigos, la relación con la familia, hasta repartir tareas, o sea, se debe hablar de la forma en la cual vamos a desarrollar el proyecto, y no callarnos pensando que pueda molestar  al otro, pues esto al final genera más malestar. En los primeros tiempos de convivencia, es importante que la pareja ponga en marcha sus recursos […]

Cambiar las rutinas sexuales, que por años sentaron trono por las razones que sean, requiere no solo del interés y la motivación, sino además de un conjunto de conocimientos esenciales para poder llevarlo a cabo. Volver a empezar o fortalecer un encuentro más gratificante debe ser una meta y no una añoranza. Hacer intentos suele lograr éxitos. Una serie de pasos que propone el sitio En Plenitud.com puede servirle de guía, siempre y cuando esté dispuesta a darle un cambio a su vida erótica, a su sexualidad: Puede ser muy positivo compartir estas sugerencias con ese hombre que tenemos al lado. Solemos pensar, cuando el matrimonio ha doblado la esquina y el tedio se ha adueñado de la alcoba, que no vale la pena intentar hacerlo de otra manera. Muy por el contrario, en los matrimonios cuyos miembros aún se aman, pero les falta sobre todo iniciativa, intentar las recomendaciones antes enunciadas ayuda mucho. Propiciar nuevas posiciones para hacer el amor resulta muy excitante si a su vez le ponemos nuestro propio toque de creatividad. Monotonía de la posición La posición de la mujer acostada de espaldas y el hombre tendido encima de ella es la más difundida de todas, según encuestas realizadas a numerosas parejas de diversos países, tanto occidentales como orientales. En los filmes aparece con reiterada frecuencia. Sin embargo, esa manera habitual de hacer el amor es una de las posiciones menos favorecedoras para que las mujeres alcancen el orgasmo. Ella queda como atrapada, apenas sin la posibilidad de movimiento, en ocasiones, incómoda y hasta con asfixia si el amante tiene unos kilos de más. Esta forma de amar, además, delinea una superioridad masculina: ella está debajo y él está arriba. ¿Por qué es tan frecuente y recurrida esta posición, amén de ser una de las favoritas de los hombres? Siglos atrás, cuando los tiempos en que la Iglesia católica postulaba el sexo exclusivamente para la reproducción —no para el placer— era la única pose que tal institución no castigaba como lujuriosa o pérfida. Tenía su sentido, ya que es la que mejor favorece la fecundación. La «posición del misionero», como se le llama, tiene hoy día detractores y defensores. Particularmente no coincido con la opinión de un sexólogo argentino, de cuyo nombre no quiero acordarme, quien dice de ella: «El hombre, desde arriba, es el que impone su deseo y su norma. Uno es el que enseña y la otra es la que aprende; uno es el que propone y la otra es la que acata». Versatilidad Entre las parejas liberadas de prejuicios, falsas concepciones y manipulaciones existe un relevante gusto por la diversidad de acoplamientos eróticos. En general, no se adaptan a una misma fórmula, sino que dan rienda suelta a la imaginación y a las fantasías, aspectos muy importantes en el hacer sexual.  Algunas ideas para cambiar las rutinas: Planee el encuentro y prepárelo con esmero. Que haya un espacio propicio para el momento. Elija la música que más le guste para la ocasión. […]

La preocupación de los hombres de poseer su capacidad sexual activa y que se mantenga durante toda la vida ha sido preocupación generacional permanente, la cual se refleja en motivo de consulta en los servicios de orientación y terapia sexual, y en la propia vida cotidiana mediante chistes y refranes que encierran expectativas de los individuos por mantener la respuesta adecuada. Lo primero a tener en cuenta es que resulta difícil ser sexualmente feliz o mantener actividad satisfactoria si no se tiene vida de pareja estable, armónica, en especial en el área de los afectos, sobre todo cuando pasan los años. La comunicación, el intercambio de opiniones, gustos, deseos íntimos, es componente esencial de las buenas relaciones conyugales y por tanto, de las relaciones sexuales. Dados estos presupuestos, es muy fácil lograr tener deseos de establecer la relación íntima, de poseer el nivel de excitación adecuado. Así se pueden compartir de forma gratificante el intercambio corporal y las emociones acompañantes si ya se ha tenido experiencia similar en otras actividades. De ahí que resulta necesario preocuparse, primero, por lograr y mantener este clima adecuado y no limitar la satisfacción sexual solo al momento del coito. Otro elemento a tener en cuenta es el mito referido a “el deseo sexual y la potencia sexual disminuyen notoriamente después de los 40 años”; esta creencia no tiene el más mínimo fundamento científico. La capacidad de tener erecciones, mientras el sistema nervioso central y el resto del organismo estén sanos, se mantiene toda la vida, con ligeras y lógicas variaciones. Es evidente que los estímulos necesarios para producir la erección a los 20 años no son iguales que a los 40 años ni en calidad ni en cantidad, pero no significa que se pierda la capacidad y, además, estén presentes otros recursos. Popularmente se ha hablado de la crisis del hombre a partir de los 40 años. El término puede ser tomado como sinónimo de cambio con características intensas y bruscas, y puede ser favorable o desfavorable. La crisis de la edad media de la vida es etapa considerada inexorable. Todo hombre de cualquier condición social la pasa, algunos antes de los 40 años, otros llegando a los 50, o sea, no existe el momento estándar. En realidad esta llamada crisis es la modificación en la vida de los hombres; se comporta como si se hubieran percatado de haber perdido algo, y en ellos el mito de que desaparezca la capacidad sexual ocupa lugar especial. Pero no es real, pues depende del individuo y su pareja. Esta creencia se asienta sobre otra muy común, también acerca de que la vida sexual de la pareja, con 15 o 20 años de convivencia, tiende a desaparecer lánguidamente y apenas conserva el ritmo para mantener el vínculo, lo cual no puede establecerse como norma, aunque si se debe reconocer que muchas veces la rutina y otros factores mal manejados pueden influir con el paso de los años. Todos estos elementos, unido a la creencia de que las […]

El amor es un sentimiento súbito que, como magia, inunda el cuerpo entero. Pero también es alegría, compartir, dar… Y un montón de cosas más. Hablemos del amor en esos términos más racionales y exactos. En estos días estuve leyendo en Internet una interesante meditación de la especialista argentina Natalia Fuente, con quien coincido cuando afirma que “amar es un acto de voluntad”. Dice que “enamorarse no requiere de ningún esfuerzo, sólo pasa; pero amar de verdad va más allá de un sentimiento, implica conciencia y acción”. Añadiendo otros elementos, la mítica del amor ha sembrado de sueños irreales la relación de pareja. De vez en vez, escriben muchachas y mujeres anhelando el gran amor, el único amor verdadero que no acaba de llegar. Y es que si la meta trazada es muy alta, ningún hombre alcanzará a ella. El amor, sencillamente, se construye. Muy importante para que crezca y se mantenga, primero que todo, es proponérselo y decidir ser camaradas en la vida. Pero esto tampoco cae del cielo, sino es algo que hay que edificar día a día, para mantener y desarrollar una sana relación de pareja. Si el amor dura o no para siempre, depende en verdad de las personas involucradas en la relación, que del flechazo de Cupido. No obstante la química que se establece entre la gente, a pesar de la atracción fuerte que puede haber, no se envejecerá al lado de esa pareja, si no  hay un interés marcado de permanencia. Quien no trabaja esto con esmero y esfuerzo constante,  sintiéndose y sintiendo juntos, y validando que la unión tiene mucho sentido, no pasará las pruebas del tiempo junto a esa otra persona, que al principio le pareció tan especial. Solo lo que tiene valor para una, se atiende con esmero. Y el hecho mismo de cuidar la relación, por las dos partes, ya que es una tarea de dos, garantiza un clima de crecimiento porque  están interesados en un plan común. No es posible una receta que franquee las puertas de la felicidad.  Pero sí hay pautas, normas básicas importantes de convivencia que ayudan a las personas en ese sentido. Veamos las que propone la especialista consultada: Elementos del amor duradero Para que el amor dure por largo tiempo deben estar presentes varios elementos claves, como: Compromiso. El amor crea responsabilidades con la otra persona y resulta imprescindible crear un compromiso de estar ahí para el otro, en cualquier circunstancia. Comunicación. ¿Cómo conocer a alguien si no hablamos con sinceridad o si no sabemos escuchar? La comunicación es vital para el amor, para mantenerla hay que aprender a escuchar al otro, compartir nuestros sentimientos y emociones y no juzgar ni censurar al otro. Confianza. La confianza es un regalo invaluable que cada uno da, pero que si alguna vez se traiciona es muy difícil recuperar. Es importante procurar hacer sentir cómodo y seguro al otro y que se establezca un lazo fuerte de confianza. Respeto. El respeto dentro de una relación debe ser una constante. Nunca, bajo […]

Por lo general, los seres humanos tenemos en cada célula del cuerpo 23 pares de cromosomas que contienen toda la información genética heredada de la familia. Uno de esos pares expresa nuestras características sexuales, y se denota como XY en los machos y XX en las hembras. Sin embargo, durante la formación fetal pueden tener lugar mutaciones genéticas que conducen a otras estructuras cromosómicas o cariotipos no convencionales. La mayoría de esos embarazos termina con un aborto espontáneo, pero a veces el feto sobrevive, presentando rasgos genotípicos (en su ADN) y fenotípicos (apariencia física) no comunes. En las féminas la anomalía más frecuente (uno de cada 2 000 nacimientos y diez por ciento de los abortos espontáneos) es el síndrome de Turner (ST). En estos casos todas las células tienen un solo cromosoma X (monosomía o cariotipo 45X) o una parte de ellas son normales (46XX) y otras tienen un solo cromosoma, o dos, pero uno está dañado. El nombre de esta condición genética se debe al doctor Henry Turner, quien en 1938 describió en la revista Endocrinology siete casos entre 15 y 23 años con características comunes, e inició las líneas de diagnóstico y tratamiento para ayudar a mujeres portadoras de esta anomalía, también conocida en el mundo médico como síndrome de Bonnevie-Ullrich o disgenesia gonadal. Detección oportuna El ST puede diagnosticarse desde el embarazo con un estudio del ADN del feto. En otras etapas de la vida se confirma al estudiar los niveles hormonales de la paciente y realizarle un examen pélvico, complementado con ecografías de sus órganos reproductores, sus riñones y corazón. Como puede haber mucha variedad en la combinación de células normales y afectadas, algunas pacientes no muestran los rasgos típicos del ST en grado evidente. De ahí que muchas llegan a consulta genética cuando se ven afectadas en su aprendizaje social o su esfera sexual y reproductiva. Si el síndrome se detecta desde la infancia y se emplean hormonas del crecimiento y sexuales en el momento oportuno, se suavizarán los rasgos Turner y será más fácil para la futura joven relacionarse con los demás. Se puede sospechar ST en una bebé que tiene las manos y pies hinchados o el cuello ancho y unido por membranas a los hombros. Paulatinamente puede observarse un desarrollo anormal de los huesos del tórax, cierta deformidad del codo (llamada cúbito valgo), la línea de implantación del cabello y las orejas algo baja y una sola raya en la palma de la mano (pliegue simiano). Al llegar a la pubertad el ST se hace más evidente porque el desarrollo se retrasa o es incompleto. Son adolescentes de estatura baja, mamas pequeñas, con vello púbico disperso y el tórax plano y ancho en forma de escudo. También pueden notarse los ojos resecos y los párpados caídos (ptosis). De jóvenes y adultas se quejan con frecuencia de resequedad vaginal, lo cual hace que la penetración durante el coito sea dolorosa si no emplean lubricantes y hormonas. Aunque suelen alcanzar un grado de inteligencia normal, […]

La sexualidad femenina ha naufragado o salido a flote, como cáscara de nuez, según las circunstancias de cada época. Hubo un tiempo, siglos atrás, que el placer de las mujeres era estimulado y alabado porque se consideraba imprescindible para la procreación. Cuando se descubrió con el avance de la ciencia médica, que nada tenía que ver una cosa con la otra, aparecieron las censuras, los límites para la satisfacción femenina, y el asunto se acomodó de tal manera que, en nuestra cultura occidental, terminó por definirse a las mujeres como seres que no sentían placer sexual y que por naturaleza eran frígidas. Hace poco, me divertí mucho viendo en un popular cine de La Habana, una comedia titulada “Histeria” , y trataba de la época victoriana en que las mujeres iban a una consulta “especializada” a curar su histerismo, y el tratamiento consistía en acostarlas en una camilla, tapadas con una sábana, y el “doctor” introducía sus dedos y la masturbaba hasta el orgasmo. Al poco, la consulta obtuvo éxito rotundo y al “doctor” se le empezó a acalambrar la mano de tanto usarla, así las cosas, se le ocurrió con su asistente inventar el primer artefacto mecánico, quizá el preludio del consolador. Dicen quienes cuentan sobre ese film, que esa fue la historia del primer consolador de la historia, sea cierto o no, la realidad es que no está lejos en el tiempo la creencia de que las mujeres “sin marido” terminan convirtiéndose en alocadas o histéricas. El desconocimiento del cuerpo femenino, de sus sentires y placeres, todavía anda rondando en muchas cabezas, pero siglos atrás, aquello era apoteósico. La falta de cultura sobre el sentir sexual del propio cuerpo femenino unido a maridos que buscaban en la intimidad su exclusiva satisfacción, hicieron el resto. Dos de cada tres mujeres, terminaron no sintiendo nada y prestándose para el sexo como “un deber de esposa” que, generalmente, aceptaban cuando el objetivo era la procreación. A mediados del siglo pasado, las cosas empezaron a cambiar para nosotras con la llamada revolución sexual, el uso masivo de anticonceptivos y los avances de la sexología. A partir de entonces y cada vez más, las investigaciones científicas han probado que las mujeres no somos eróticamente mutiladas, que tenemos los mismos deseos y necesidades. Biológicamente, estamos capacitadas para vivir, a plenitud, todas las etapas de la relación sexual –deseo, placer, orgasmo– en forma equivalente a los hombres. Desde la ciencia, las cuentas se saldaron. Sin embargo, desde lo sociocultural, aún hoy, quedan mitos, tabúes, prejuicios a los cuales hay que enfrentarse como una lucha contra los demonios. En “Amor y sexualidad, una mirada feminista”, interesante conferencia de la feminista mexicana Marcela Lagarde, dice que el sujeto simbólico del amor en diversas culturas y épocas ha sido el hombre,  y los amantes han sido los hombres. La mujer, cautiva del amor, ha simbolizado a las mujeres cautivas y cautivadas por el amor. Se trata del amor patriarcal y de los amores patriarcales. En efecto, –aclara– los […]

Con un seminario que  congregó a diversos  especialistas y bajo el lema  con el que  se celebra a nivel internacional, esto es, “En un Mundo Diverso: ¡Salud Sexual para Todos!”, la Universidad de Santiago se  sumó al tercer aniversario del día mundial de la salud sexual. La  actividad fue  organizada  en conjunto por la Dirección General de  Comunicaciones y Asuntos Públicos, DIGECAP, del plantel, y la Sociedad Chilena de Sexología y Educación Sexual y el patrocinio de la  Facultad de  Ciencias  Médicas de la  institución. “Hemos organizado este  seminario, en el entendido que  como Universidad estatal, pública, laica, diversa y tolerante no podemos  soslayar la  necesidad latente de educación sexual e iniciativas  como éstas, coadyuvan a superar el oscurantismo, los prejuicios y los mitos acerca de este tema que todavía prevalecen en la sociedad chilena y se hacen patentes en una educación que, con frecuencia, ocasiona disonancia, confusión y desinformación”, señaló la  directora general de  Comunicaciones de la U. de  Santiago, Gabriela Martínez. Política  pública Para la sexóloga y vicepresidenta de la Sociedad Chilena de Sexología y Educación Sexual,  Magdalena Rivera, “lamentablemente las políticas públicas que existen están basadas en la abstinencia, comportamiento que a nivel mundial, está comprobado que no funciona. En el gobierno anterior el programa, en el papel, era muy bueno, pero no lograron implementarlo, y en este gobierno hasta en el papel es malo” La misma visión tiene la Directora de Magíster de Sexualidad y académica de la U. de Santiago, Elena Sepúlveda, quien aseguró que  “no hay política de educación sexual en este país, y el dinero que han destinado para proyectos es mínimo. Todo lo que hay en Chile es por decreto”. Educación Sexual Una  activa  participación  tienen las  futuras  enfermeras y matronas de la estatal, pues permanentemente  están ofreciendo charlas  tanto a la  comunidad estudiantil, como a la población en general. Así lo hizo notar la  estudiante  de  4º año de  la  carrera de  Obstetricia, Katherine Toffoly, quien fue  una de las  panelistas  del seminario. “A mi juicio el problema de educación sexual viene de base, los niños llegan a la enseñanza media y la universidad sin saber sobre sus órganos genitales, debemos acercar a los jóvenes a los consultorios para que conozcan más acerca de si mismos”. Es evidente que son varías las falencias que existen en cuanto a educación sexual en nuestro país, por ello el Centro de Información y Apoyo para la Prevención Social,  del VIH/SIDA, intenta entregar desde su espacio un aporte para la prevención y el autocuidado en esta materia. Así lo indica Carlos Salinas, Coordinador Técnico del organismo, entidad que da servicios orientados a las persona en general, donde se les entrega folletos informativos acerca de la sexualidad y también preservativos en el marco de la prevención y educación. Salinas  fue otro de los  expositores que reunió el seminario “En un Mundo Diverso: ¡Salud Sexual para Todos!”, que culminó con un debate y el interés de los  asistentes  por  seguir profundizando en materias de sexualidad y prevención. […]

Todas las tardes iba a verla a la escuela. Conversaban, reían. Parecía un amor ‘de telenovela’, o al menos así pensaban quienes la rodeaban. Sin embargo, un buen día terminó. Miriela creyó que el mundo le venía encima. Cuando llegaba la hora en que antes recibía la visita de su enamorado se sentía mal, por ello se propuso encontrar el modo de aliviar la tristeza. Decidió, entonces, llenar ese espacio. Primero fue David, con el que no duró más de una semana, luego Adrián; después Pedro…, hasta perder la cuenta de cuántas parejas había tenido durante el curso. Quizás para consolarse, siempre miraba a Pablo, otro muchacho del grupo, de quien las chicas alegaban su facilidad para cambiar de novia ‘como de ropa interior’, luego de su ruptura con Jessica. Lo más probable es que tal conducta obedeciera a su aspiración de encontrar entre tantas la sustituta ideal. Pero ellos dos no son únicos. Algunos de sus amigos y amigas se refugian en aquello de ‘a rey muerto, rey puesto’ para ocultar sus frustraciones, baja autoestima o miedo a la soledad. ¿Hasta qué punto resulta normal este comportamiento? No existe distinción entre los sexos para caer en la trampa. Después de una relación, supuestamente ideal, se intenta recomenzar con quien primero aparezca. No importa si la anterior acabó hace apenas unas horas, si el olfato es capaz de distinguir aún su olor o si entre las pertenencias personales todavía resta algo por devolver. Lo importante es compensar el desamparo amoroso. Por lo general se sabe que la nueva conquista no durará largo rato, pues, como no hubo tiempo para seleccionar se descubre que no tienen suficientes cosas en común. No obstante, prima la satisfacción de encontrar en los demás la comprensión por tal modo de actuar. Ahora sí, resulta preocupante que dicha actitud se convierta en un vicio. La promiscuidad, entonces, podría conducir a la posibilidad de contraer una infección de transmisión sexual, y unido a ello los riesgos de infertilidad y hasta de poner en peligro la vida. Existe un abismo entre compartir, incluso sexualmente, con la persona inadecuada, por el simple hecho de “descargar” o “marcar”, como dicen los jóvenes, y convertir esa acción en costumbre. Ciertamente hay quienes cambian de relación casi más rápido que de ropa y no faltan los que hasta tienen identificados los probables “sustitutos”. Según los especialistas la gente actúa así cuando viven en un estado de falsa seguridad, y raras veces mantienen el nuevo vínculo amoroso más de un mes. En el fondo, solo desean un lazo estable, de ahí la incesante búsqueda. Y es que de cualquier modo, tanto los conservadores como los inconstantes, abogan por la estabilidad. Al menos, así lo confirman investigaciones realizadas con adolescentes y jóvenes cubanos. Los resultados aplauden, promueven y reconocen la monogamia, aun cuando aceptan que deben tener relaciones inestables, de descarga, o sea, relaciones de placer. Ello no significa, que para cumplir con los demás haya que convertirse en dependiente de una determinada compañía, […]

Una carta de María, de Camagüey, relata cómo ella y su pareja encontraron otros modos de darse cariño y sentir las bondades del sexo sin tener que terminar en penetración. «Mi marido padece diabetes y, desde que está medicado, no tiene erección. Entonces, empezamos a jugar al sexo de otra manera, nos estamos acostumbrando a otros estímulos, a otras formas de acercarnos. Y qué bien me sabe ahora un beso». María tiene 64 años y reconoce que hallaron una fuente de bienestar muy divertida. Y, es que por demasiado tiempo, se extendió el falso criterio de que el sexo era una cuestión de hormonas. Y por supuesto, de las edades mozas. Como bien expresa la web española ciencia y salud, tener vida sexual  es una voluntad de acción, un deseo de descubrir nuevos aspectos de la existencia y un modelo abierto que desmitifica añejos y obsoletos roles sexuales. El sexo en la tercera edad puede ser una fuente de gratas sorpresas que abra una puerta a nuevas experiencias. Abandonar los esquemas Aunque hay muchas maneras de hacer el amor, la gente cree que solo hay una: la  basada en la penetración y el orgasmo. Si bien alcanzar el clímax es, sin dudas, muy placentero y emocional, también lo es disfrutar de los cariños, mimos, caricias de dos que se sienten a gusto dándose mutuo placer. Hay que abandonar el esquema de que si no hay erección, no hay una relación satisfactoria. El punto moderno de la sexología es «desgenitalizar» el sexo, pues el órgano sexual más potente es la mente humana, su capacidad de fantasear y hacer bullir el erotismo, su dimensión para querer, desear, y aprovechar los dones de  todo el cuerpo junto a las emociones y la motivación. Estudios internacionales reconocen que más del 60 % de las personas mayores de 65 años pueden clasificarse como sexualmente activas. Además, un tercio de los mayores de 80 tienen vida sexual. También señalan que las personas más sanas practican más sexo, pero esto no quiere decir limitaciones o abstinencia para quienes padecen alguna enfermedad, apunta asimismo la web ciencia y salud. El infarto de miocardio y la enfermedad cardíaca no son un motivo para impedir las relaciones sexuales. La posibilidad de muerte durante el coito es sumamente baja, afirmó el sexólogo mexicano Eusebio Rubio, en el IV Congreso de Educación, Orientación y Terapia Sexual, celebrado en La Habana. Dijo, además, que las relaciones sexuales frecuentes pueden llegar a disminuir hasta en un 50 % la posibilidad de sufrir alguna enfermedad coronaria en los hombres de más de 40 años. El conocido sexólogo realizó una investigación que tuvo una muestra de 914 hombres entre 45 y 59 años, y para sorpresa de quienes estábamos allí presentes, señaló que a mayor número de orgasmos existe menos posibilidad de padecer males cardíacos o cerebrovasculares. Estas aseveraciones del profesor Rubio pueden empezar a formar parte del planeamiento de vida de cualquier persona mayor, ya que tal aporte de los beneficios del orgasmo pueden extenderse […]

El amor es un sentimiento súbito que, como magia, inunda el cuerpo entero. Pero también es alegría, compartir, dar… Y un montón de cosas más. Hablemos del amor en esos términos más racionales y exactos. En estos días estuve leyendo en Internet una interesante meditación de la especialista argentina Natalia Fuente, con quien coincido cuando afirma que “amar es un acto de voluntad”. Dice que “enamorarse no requiere de ningún esfuerzo, sólo pasa; pero amar de verdad va más allá de un sentimiento, implica conciencia y acción”. Añadiendo otros elementos, la mítica del amor ha sembrado de sueños irreales la relación de pareja. De vez en vez, escriben muchachas y mujeres anhelando el gran amor, el único amor verdadero que no acaba de llegar. Y es que si la meta trazada es muy alta, ningún hombre alcanzará a ella. El amor, sencillamente, se construye. Muy importante para que crezca y se mantenga, primero que todo, es proponérselo y decidir ser camaradas en la vida. Pero esto tampoco cae del cielo, sino es algo que hay que edificar día a día, para mantener y desarrollar una sana relación de pareja. Si el amor dura o no para siempre, depende en verdad de las personas involucradas en la relación, que del flechazo de Cupido. No obstante la química que se establece entre la gente, a pesar de la atracción fuerte que puede haber, no se envejecerá al lado de esa pareja, si no  hay un interés marcado de permanencia. Quien no trabaja esto con esmero y esfuerzo constante,  sintiéndose y sintiendo juntos, y validando que la unión tiene mucho sentido, no pasará las pruebas del tiempo junto a esa otra persona, que al principio le pareció tan especial. Solo lo que tiene valor para una, se atiende con esmero. Y el hecho mismo de cuidar la relación, por las dos partes, ya que es una tarea de dos, garantiza un clima de crecimiento porque  están interesados en un plan común. No es posible una receta que franquee las puertas de la felicidad.  Pero sí hay pautas, normas básicas importantes de convivencia que ayudan a las personas en ese sentido. Veamos las que propone la especialista consultada: Elementos del amor duradero Para que el amor dure por largo tiempo deben estar presentes varios elementos claves, como: Compromiso. El amor crea responsabilidades con la otra persona y resulta imprescindible crear un compromiso de estar ahí para el otro, en cualquier circunstancia. Comunicación. ¿Cómo conocer a alguien si no hablamos con sinceridad o si no sabemos escuchar? La comunicación es vital para el amor, para mantenerla hay que aprender a escuchar al otro, compartir nuestros sentimientos y emociones y no juzgar ni censurar al otro. Confianza. La confianza es un regalo invaluable que cada uno da, pero que si alguna vez se traiciona es muy difícil recuperar. Es importante procurar hacer sentir cómodo y seguro al otro y que se establezca un lazo fuerte de confianza. Respeto. El respeto dentro de una relación debe ser […]

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