El papa Francisco viajó hoy desde esta capital a la ciudad costera de Guayaquil para oficiar su primera misa campal en Ecuador, adonde llegó la víspera como parte de una gira pastoral que incluirá también a Bolivia y Paraguay.
El Sumo Pontífice partió poco antes de las 08:00 hora local desde la Nunciatura Apostólica con destino al aeropuerto internacional Mariscal Sucre, unos 30 kilómetros al noreste de Quito, luego de saludar a centenares de personas que desde horas tempranas de este lunes se concentraron frente a la sede diplomática del Vaticano.
Aunque el Santo Padre hizo el recorrido hasta la terminal aérea en un sencillo automóvil cerrado, muchos ecuatorianos se apostaron a lo largo del trayecto para verlo, e incluso tocarlo, como ocurrió a la salida de la Nunciatura, donde un grupo de feligreses rebasó el perímetro de seguridad y logró llegar hasta el vehículo que transitaba con los cristales bajos.
Antes de la misa campal en el parque guayaquileño de Samanes, donde se espera se reúna más de un millón de personas, el papa Francisco hará una breve visita al santuario de la Divina Misercordia, en las afueras de esa urbe costera ubicada a unos 400 kilómetros al suroeste de Quito, adonde regresará en horas de la tarde para reunirse con el presidente Rafael Correa.
La víspera, al recibir aquí al primer papa latinoamericano, Correa le agradeció al jefe de Estado del Vaticano por haber escogido al país suramericano como primera parada de la gira latinoamericana, y le aseguró que hay muchos puntos de coincidencia entre su gobierno y los postulados del Vicario de Cristo en temas como la lucha contra la pobreza, la desigualdad social y el medio ambiente.
La doctrina social de la iglesia indica que el bien común es la razón de ser de la autoridad política, y tenga por seguro que mi tesoro no es el poder, sino el servicio para el país, aseveró el mandatario en su discurso de bienvenida.
A su turno, Francisco le agradeció a su anfitrión la consonancia con su pensamiento, y le expresó sus mejores deseos para el ejercicio de su misión, y que pueda lograr lo que quiere para el bien de su pueblo.
También afirmó que en el Evangelio se pueden encontrar las claves que nos permitan afrontar los desafíos actuales valorando las diferencias, fomentando el diálogo y la participación sin exclusiones.
Para esto, señor Presidente, podrá contar siempre con el compromiso y la colaboración de la Iglesia para servir a este pueblo ecuatoriano que se ha puesto de pie con dignidad, apuntó Francisco, quien instó a poner especial enfásis en las minorías más vulnerables, las cuales, dijo, son la deuda que todavía toda América Latina tiene.
Quito, 6 de julio 2015
Crónica Digital / PL