Mié Nov 11 , 2015
La secuencia de acciones por lo menos preocupantes, y en algun sentido hostiles, en nuestras fronteras nortinas debe ser materia de un análisis urgente, pero sereno por nuestras autoridades y la opinión pública nacional, en particular desde el área política gubernamental y estatal, diplomática y de la seguridad. Tras las sentencias de la Corte Internacional de La Haya sobre el limite marítimo con Perú, que nos fue claramente desfavorable, y el rechazo a la posición chilena que pedía que el tribunal se declarara incompetente para conocer el contencioso de la demanda de Bolivia de una salida soberana al Océano Pacífico, se han sucedido hechos que exigen respuestas nacionales creadoras frente a un escenario, que además, en el ámbito internacional y sobre todo de la región, se muestra poco propicio a los mensajes y argumentos entregados por nuestra cancillería. La creación mediante una ley aprobada por el Congreso del Perú del distrito Yarada-Los Palos, al sur de Tacna, fijando el llamado punto Concordia como inicio del límite terrestre entre ambos países, incluyendo el “triángulo terrestre”, dio un paso más a un nuevo contencioso y punto de fricción entre ambos países. Las sucesivas declaraciones y actos unilaterales de las autoridades limeñas, constituyen actos claramente hostiles, que vistas desde una perspectiva de escalada pueden conducir a límites peligrosos y sin retorno. Por otro lado la incursión el miércoles 4 de noviembre, de efectivos militares peruanos armados en las inmediaciones del Hito 1 de la zona fronteriza, negado por Lima pero confirmado por fotografías, adquiere carácter de provocación, bélicamente una incursión de observación “en combate”, y no puede ser interpretada sino como acciones de un libreto belicista. El ataque y robo el miércoles 20 de octubre, a trabajadores chilenos en el sector de Portezuelo, Región de Tarapacá a solo 400 metros de la frontera con Bolivia, (zona del Hito 60), resulta también, preocupante, ya que se trata de acciones de común ocurrencia en esta frontera, y que también reúnen característica de acción armada, provocadora, que superan el carácter de meramente delictivo. Ello ocurre cuando el Gobierno de La Paz desarrolla una exitosa estrategia política internacional en procura de apoyos, o por lo menos de una “neutralidad favorable” a sus demandas de salida soberana al Océano Pacífico, por territorios de jurisdicción chilena. Entonces, tenemos problemas en el Norte. En el ámbito interno se trata de un escenario que genera inseguridad e incertidumbres en el país, y que demanda de una actividad diplomática, política y de seguridad acorde con los desafíos del momento y que prevenga y prevea los escenarios posibles a futuro. Y donde se pondrá a prueba la responsabilidad, y las capacidades de los políticos que conducen el Estado y las instituciones, y el liderazgo de los conductores o líderes de opinión. Nada más funesto en estas circunstancias que la tentación patrioterista o populista de la cuña periodística retumbante, el titular agresivo, que busca sacar provecho de la circunstancia sin tomar en cuenta los efectos. El diputado Renzo Trisotti, de la derechista Unión Demócrata […]