Paul Verhoeven está de vuelta e Isabelle Huppert se confirma como una de las grandes actrices del mundo, dos ases en la manga del Santiago Festival Internacional de Cine (Sanfic 12) para su colofón.
En realidad, la exhibición de Elle como la «vedette» en la jornada final de Sanfic fue algo casual, pero las salas abarrotadas dejaron en claro la expectativa que despertó el suspenso del holandés Verhoeven (Robocop, Instinto Básico).
Comedia negra corrosiva, despiadada y nada complaciente, la película engancha al espectador en su butaca, pero no lo deja sentirse cómodo en ninguno de los 130 minutos del largometraje.
París deja de ser relevante y cada uno de los personajes cuenta.
Michelle, la exitosa empresaria de una firma de videojuegos es violada en su casa por un enmascarado. Decide no denunciarlo y apenas lo cuenta a sus amigos más íntimos y a su exesposo. A pesar del suceso, parece seguir su vida con frialdad.
Verhoeven no parece entusiasmado con la idea de acentuar el thriller y se lanza despavorido hacia la disección de las miserias humanas, sin ambages. Ante la intriga sórdida, morbosa, nos propone confrontarnos a los clichés de lo «bien étre».
En el trabajo, Michelle, una suerte de dama de hierro imperturbable, no es popular; con su hijo existe una relación difícil; y con su madre, que se regodea con un gigolo para tener sexo, tampoco hay lazos muy afectivos profundos.
Detrás de esta familia disfuncional hay un común denominador: el padre de Michelle, criminal condenado a cadena perpetua por una masacre inexplicable cometida en su barrio hace 40 años.
Luego de una larga ausencia, el realizador holandés retoma el sendero triunfal y filma por primera vez en francés. Para hacerlo, escogió a Isabelle Huppert (La ceremonia, La Pianista, Extrañas coincidencias).
Una actuación brillante, sólida y provocadora. Elle (ella) no comulga con las convenciones y su lenguaje sardónico la convierte a veces en antipática y otras ocurrente.
Guión de David Birke basado en la novela de Phillippe Djian, tiene sus lecturas muy claras del propio autor del libro.
«La historia no es sobre una mujer que se enamora de su violador, sino sobre alguien que no obedece todos los códigos de la sociedad normal», recalcó Djian recientemente.
En el Festival de Cannes de este año, Elle mereció apenas buenas críticas, muy en especial para Huppert, pero le dio a esta suerte de perla negra el trampolín para transitar por decenas de citas internacionales con el séptimo arte.
Y si la idea de Verhoeven era hacerse notar otra vez, con Elle lo conseguió.
Por Fausto Triana
Santiago de Chile, 29 de agosto 2016
Crónica Digital / PL