El continente, de 638 millones de habitantes, es hoy la región más desigual del mundo. Tras una década de reducción de la pobreza y la desigualdad, los índices vuelven a resultar preocupantes, debido a la evasión fiscal y el recorte de programas sociales, afirmó.
En su artículo Betto recuerda que en 2002 un 44,5 por ciento de los latinoamericanos vivía en la pobreza, de ellos el 11,2 por ciento en la miseria, y hoy en vive entre la pobreza y la miseria el 30 por ciento de la población del Continente, o sea, 210 millones de personas.
A partir de 2014, la América Latina ha experimentado una fuerte caída de su participación en el comercio mundial, así como una reducción relativa del precio de los principales productos suramericanos. Algunos países encabezan el aumento de la desigualdad en el área: de lejos, Venezuela, debido a una recesión económica sin precedentes, y también Brasil y Argentina.
La región, señaló, aún no ha encontrado su modelo de desarrollo sustentable. Todos los países siguen dependiendo de sus exportaciones, sujetos a los intereses de las naciones metropolitanas y a las oscilaciones del mercado.
Para Betto, América Latina no tendrá futuro mientras no alcance la justicia fiscal, es decir, el impuesto progresivo (quien más gana, más paga), la reducción de la corrupción y el aumento de los gastos en políticas sociales.
Apuntó que en el caso de Brasil, el retroceso de los índices sociales aumenta con la aprobación de las reformas laboral y del seguro social, que reducen sustancialmente derechos conquistados en las últimas siete décadas.
Un análisis del Instituto de Estudios Socioeconómicos (Inesc), a partir de datos del Portal del Presupuesto del Senado, publicado en julio, demuestra que los cortes presupuestarios promovidos por Bolsonaro en los primeros seis meses de su gobierno se concentraron en áreas relacionadas con la garantía de los derechos humanos.
La vivienda, la educación, la defensa de la ciudadanía y sus derechos fueron las más afectadas por la política de recorte de recursos, que, de enero a junio de este año, ya suman 31 mil millones de reales. Eso significa menos empleo, menos viviendas, menos salud y educación, menos pan en la mesa del brasileño, señaló.
La Habana, 26 de diciembre 2019
Crónica Digital/PL