Los termómetros llegaron en enero en algunos lugares de la nación sudamericana a más de 36 grados Celsio, además de fuertes vientos que contribuyeron a la propagación del fuego.
Aunque la situación tiende a controlarse, los siniestros que afectan el centro-sur de Chile desde hace casi tres semanas dejaron hasta ahora un balance de 11 fallecidos, siete mil 471 damnificados y mil 640 viviendas destruidas.
De acuerdo con fuentes oficiales, de julio último a la fecha, se cuentan tres mil 154 incendios forestales, que devastaron una superficie de 594 mil 977 hectáreas.
El Ministerio de Hacienda apuntó que se deberá apelar a reasignaciones del Presupuesto Nacional y a recursos del Fondo de Estabilidad Económica y Social para asumir los gastos en que se incurrió para enfrentar las consecuencias de los incendios.
De la cifra global, 143 millones de dólares se usan en el combate directo de los incendios, alimentación y albergue de los damnificados, mientras otros 60 millones de dólares se destinaron a sectores productivos.
En fase aún de estudio y catastro está el asunto de las viviendas destruidas o severamente dañadas. El Gobierno calcula unos 146 millones de dólares para estos menesteres.
La Corporación Nacional Forestal (Conaf) señaló en su más reciente reporte que en las ciudades de Santo Domingo, Quilpué y San Antonio, seguían bajo alerta roja y trabajan intensamente brigadistas, bomberos y voluntarios.
Santiago de Chile, 8 de febrero 2017
Crónica Digital /PL