La Ministra de Salud, Helia Molina, junto al Subsecretario de Salud Pública, Jaime Burrows, informó que se adoptó la decisión de tratar como un caso sospechoso al paciente chileno que ingresó hoy al servicio de Urgencia del Hospital Barros Luco con sintomatología febril.
«Hemos definido que es un probable caso sospechoso”, afirmó la Ministra, dados los traslados del paciente por un continente donde hay antecedentes de países con ébola, y “por motivos de seguridad se decidió activar los protocolos establecidos en el Reglamento Sanitario Internacional”.
La Secretaria de Estado explicó que “se tomó la determinación de aislarlo y seguir con el protocolo de observación de un probable contacto o de un probable sospechoso de ébola, a fin de proteger al máximo a nuestros compatriotas, a todos los ciudadanos y a todas las personas”.
El paciente fue trasladado al Hospital Lucio Córdova, centro asistencial especializado en el control y tratamiento de enfermedades infecciosas. Consultada por el riesgo de contagio con otros pacientes y funcionarios del establecimiento, la Ministra señaló que “el Hospital es un recinto de enfermos infecciosos y que sabe cómo trabajar con pacientes altamente contagiosos”.
El ébola es una enfermedad contagiosa y se transmite por contacto directo de fluidos, y no vía respiratoria. Su contagio se produce sólo cuando se desencadena la enfermedad y no durante el período de incubación, recordó la Ministra. “Por lo tanto, el hecho que entre al hospital un paciente con ébola, no significa para nada que todos los que estaban en la sala de espera, alrededor o en las casas aledañas, tengan algún riesgo”, sostuvo.
La autoridad concluyó que los protocolos existen y que Ministerio posee una gran fortaleza en esta materia, tal como quedó demostrado en el manejo de otros problemas de salud como el cólera y la pandemia AH1N1.
Santiago de Chile, 12 de octubre 2012
Crónica Digital
Dom Oct 12 , 2014
La aplastante victoria de Evo Morales tiene una explicación muy sencilla: ganó porque su gobierno ha sido, sin duda alguna, el mejor de la convulsionada historia de Bolivia. “Mejor” quiere decir, por supuesto, que hizo realidad la gran promesa, tantas veces incumplida, de toda democracia: garantizar el bienestar material y espiritual de las grandes mayorías nacionales, de esa heterogénea masa plebeya oprimida, explotada y humillada por siglos. No se exagera un ápice si se dice que Evo es el parteaguas de la historia boliviana: hay una Bolivia antes de su gobierno y otra, distinta y mejor, a partir de su llegada al Palacio Quemado. Esta nueva Bolivia, cristalizada en el Estado Plurinacional, enterró definitivamente a la otra: colonial, racista, elitista que nada ni nadie podrá resucitar.Un error frecuente es atribuir esta verdadera proeza histórica a la buena fortuna económica que se habría derramado sobre Bolivia a partir de los “vientos de cola” de la economía mundial, ignorando que poco después del ascenso de Evo al gobierno aquella entraría en un ciclo recesivo del cual todavía hoy no ha salido. Sin duda que su gobierno ha hecho un acertado manejo de la política económica, pero lo que a nuestro juicio es esencial para explicar su extraordinario liderazgo ha sido el hecho de que con Evo se desencadena una verdadera revolución política y social cuyo signo más sobresaliente es la instauración, por primera vez en la historia boliviana, de un gobierno de los movimientos sociales. El MAS no es un partido en sentido estricto sino una gran coalición de organizaciones populares de diverso tipo que a lo largo de estos años se fue ampliando hasta incorporar a su hegemonía a sectores “clasemedieros” que en el pasado se habían opuesto fervorosamente al líder cocalero. Por eso no sorprende que en el proceso revolucionario boliviano (recordar que la revolución siempre es un proceso, jamás un acto) se hayan puesto de manifiesto numerosas contradicciones que Álvaro García Linera, el compañero de fórmula de Evo, las interpretara como las tensiones creativas propias de toda revolución.Ninguna está exenta de contradicciones, como todo lo que vive; pero lo que distingue la gestión de Evo fue el hecho de que las fue resolviendo correctamente, fortaleciendo al bloque popular y reafirmando su predominio en el ámbito del Estado. Un presidente que cuando se equivocó -por ejemplo durante el “gasolinazo” de Diciembre del 2010- admitió su error y tras escuchar la voz de las organizaciones populares anuló el aumento de los combustibles decretado pocos días antes. Esa infrecuente sensibilidad para oír la voz del pueblo y responder en consecuencia es lo que explica que Evo haya conseguido lo que Lula y Dilma no lograron: transformar su mayoría electoral en hegemonía política, esto es, en capacidad para forjar un nuevo bloque histórico y construir alianzas cada vez más amplias pero siempre bajo la dirección del pueblo organizado en los movimientos sociales.Obviamente que lo anterior no podría haberse sustentado tan sólo en la habilidad política de Evo o en la fascinación de un […]