Ucrania, desde el golpe de estado de febrero del año 2014, que significó el triunfo de las posiciones ultraderechistas y proclives a Washington y a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) se convirtió en una entidad desestabilizadora de la región y punta de lanza de la política de máxima presión contra la federación rusa. Ucrania transito así hacia un instrumento de las administraciones estadounidenses para concretar sus intereses hegemónicos en los diversos planos: mercantiles, financieros, políticos, militares y de tratar de mantener una hegemonía cuestionada no sólo por Rusia, sino también por China y otras potencias emergentes, como es el caso de la República Islámica de Irán. Potencias occidentales como el propio Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña y Alemania, fundamentalmente, en aras de someter a Rusia, y hacer soportar a sus sociedades, la enorme carga de mantener acciones de guerra, que sólo favorecen a los grandes conglomerados militares-industriales, pero que no benefician a los pueblos. Una Europa, que además de involucrarse en un conflicto de consecuencias insospechadas ve acercarse a pasos agigantados el invierno y la posibilidad cierta de ver mermada su economía con relación a las importaciones de petróleo y gas, que en un 40% proviene de Rusia y otro 20% desde el Magreb y el Golfo Pérsico. En este panorama de incertidumbre y de sanciones contra Moscú, los más perjudicados suelen ser las sociedades, los pueblos, los sectores más débiles del tejido social. Y, en ello los países europeos están sintiendo el rigor de altas tasas de inflación, aumento monumental del precio de los combustibles y una protesta de la población, aún en ciernes, pero que puede desembocar en explosiones sociales de envergadura. Adicionemos la influencia de la guerra en materia de exportaciones de granos e hidrocarburos al resto del planeta, que ha generado un aumento de los precios a nivel global. En la oriental ciudad rusa de Vladivostok, se realizó entre el 5 al 8 de septiembre pasado, el séptimo Foro Económico Oriental, con representantes de decenas de países bajo el lema ‘El camino hacia un mundo multipolar’. Un evento que muestra el afán ruso junto a sus socios de la República Popular China de enfrentar los desafíos que occidente ha puesto en la mesa geopolítica internacional. Fue un foro centrado en el desarrollo de la cooperación empresarial global ante las dificultades de las sanciones occidentales. En palabras del presidente ruso Vladimir Putin «Por mucho que occidente quiera aislar a Rusia, es imposible hacerlo…basta con mirar el mapa…los países occidentales tratan de mantener el orden mundial anterior, que responde a sus intereses, y hacer que todo el mundo viva según las reglas que ellos impongan, que ellos inventaron y que incumplen a menudo y cambian constantemente…La separación entre las élites occidentales y los intereses de sus propios ciudadanos está aumentando. Así, el nivel alcanzado de desarrollo industrial de Europa, la calidad de vida de la gente, la estabilidad socioeconómica, todo esto se lanza al horno sancionador» (1) En este momento los países occidentales, sobre todo los […]

El presidente de Chile, Gabriel Boric, anunció hoy un Plan Nacional de Búsqueda de más de mil personas desaparecidas durante la dictadura (1973-1990) y de las cuales aún se desconoce su paradero. «Hay mil 192 detenidos desaparecidos que todavía no sabemos dónde están, no es aceptable, no es tolerable, no lo podemos naturalizar», dijo el mandatario durante un acto en el palacio de La Moneda para conmemorar el 49 aniversario del golpe de Estado contra Salvador Allende. El 11 de septiembre de 1973 el ejército de Chile perpetró un cuartelazo para deponer al gobierno de la Unidad Popular e instaló en el poder al general Augusto Pinochet. Durante los 17 años de dictadura militar fueron asesinadas o desaparecidas más de tres mil 200 personas y hasta el momento hay cientos de familias que todavía ignoran qué fue de sus seres queridos. El Plan Nacional de Búsqueda trabajará estrechamente con las organizaciones de parientes de las víctimas, aseguró el presidente. Ante un grupo de invitados en La Moneda recordó Boric que «hace 49 años estos muros fueron testigos de una serena firmeza con la que un grupo de chilenos y chilenas intentaron defender la institucionalidad democrática, mientras eran avasallados por la fuerza de las armas». Hoy recordamos a Allende, pero no solo a él, agregó el jefe de Estado y se refirió a quienes sufrieron humillaciones, persecución o exilio, a las víctimas de la represión y a quienes lucharon por recuperar la democracia. La memoria, dijo, no es un acto puramente intelectual, un objeto del pasado, sino un ejercicio movilizador. Santiago de Chile, 11 de septiembre 2022 Crónica Digital

El reciente plebiscito por una nueva Constitución en Chile, marcado por la división política, recuerda hoy el bregar del presidente Salvador Allende por la unidad de los chilenos a lo largo de 35 meses de mandato, hasta su muerte hace 49 años. Promovió grandes cambios, en el marco de las tradicionales leyes del país, en un rico proceso político descrito como la «vía chilena al socialismo», que contó con enorme apoyo popular y, a su vez, una férrea resistencia de la derecha nacional e internacional. Los periodistas que entonces cubrieron los acontecimientos fueron testigos de excepción de las maniobras políticas, económicas y militares que lograron desestabilizarlo, instalando uno de los regímenes más represivos de América Latina para inaugurar el neoliberalismo en la región. Ellos describieron las marchas y contramarchas, a favor y en contra, pero vivieron además algo que hoy planea sobre Chile y toda la región: la narrativa del odio en los medios chilenos, otrora ejemplo de un periodismo de calidad. Sin Internet, ni redes sociales, ni teléfonos celulares, los periodistas usaron ruidosos télex y teletipos para enfrentar lo que hoy se conoce como las «fake news» y otros elementos de feroces campañas de desprestigio encabezadas por El Mercurio. Colegas chilenos y extranjeros que acompañaron el novedoso y atractivo proceso chileno tuvieron que desafiar diariamente el rumor, la mentira o directamente la propaganda política contra el gobierno de Allende. Una verdadera guerra mediática hace medio siglo. Son imágenes imborrables para los reporteros, muchos de los cuales luego aportaron a la memoria de los chilenos con sus testimonios en libros, documentales y fotografías. No se puede olvidar que a la céntrica oficina de Prensa Latina, a dos cuadras de La Moneda, llegó la mañana del golpe Augusto «Pelao» Carmona, junto a su compañera Lucía Sepúlveda, ambos redactores de la revista Punto Final, dirigida por Manuel Cabieses. Ofrecieron sus servicios y su solidaridad. Tras hablar con nuestro Corresponsal-Jefe, Jorge Timossi, partieron a la clandestinidad. El «Pelao» sigue entre los miles de detenidos-desaparecidos de Chile. Varios otros colegas, de diversas tendencias, llamaron a interesarse por el equipo periodístico de Prensa Latina, integrado en ese momento por un argentino, dos cubanos, tres chilenos y un peruano. El resto del personal debió, muy a regañadientes, abandonar la amenazada corresponsalía. Elena Acuña, chilena, la única mujer del grupo, cumplió la arriesgada misión de trasladar documentos y dineros de la agencia a buen recaudo, aprovechando una breve interrupción del bombardeo de los Fokker Hunter a La Moneda. Ya habíamos enviado a nuestra central toda la información posible, hasta que la nueva Junta Militar (cuyos miembros aun no se habían identificado) cortó toda comunicación y nuestros teletipos hicieron silencio. No obstante, seguimos transmitiendo noticias, incluida la muerte de Allende, por vía telefónica a nuestra corresponsalía en Buenos Aires. Al mediodía, tras el ataque al Palacio Presidencial, un pelotón del ejército chileno, que acababa de destruir con saña la vecina oficina de Punto Final, allanó Prensa Latina. Eran 21 militares con rostros y uniformes manchados por las cenizas […]

Chile vivió una semana convulsa, con cambios en el gabinete, manifestaciones estudiantiles y negociaciones para encauzar una nueva constituyente, tras el rechazo a la propuesta de carta magna en el plebiscito del 4 de septiembre. En ese referendo el proyecto que buscaba reemplazar la ley fundamental vigente desde la época de la dictadura (1973-1990) fue derrotado por 61,86 por ciento de votos, durante una jornada donde ejercieron su derecho al sufragio más de 13 millones de chilenos. Tras el resultado de la consulta, el presidente Gabriel Boric realizó ajustes en su gabinete y decidió sustituir a los ministros de la Secretaría General de la Presidencia (Segpres) y del Interior. En la cartera del Interior y Seguridad Pública, Carolina Tohá, asumió por Izkia Siches. Mientras, Ana Uriarte reemplazó en la Segpres a Giorgio Jackson, quien pasó al ministerio de Desarrollo Social. La reestructuración comprendió también a los ministerios de Salud, Energía, Ciencia y Desarrollo Rural. En una reflexión sobre el plebiscito, el mandatario declaró que el pueblo no quedó satisfecho con el proyecto presentado por la convención constitucional y por eso lo rechazó. Boric expresó su compromiso de construir, junto al Congreso y la sociedad civil, un nuevo proceso y con ese fin se reunió con los presidentes del senado y la cámara de diputados y con los líderes de los partidos políticos. El resultado del referendo fue el detonante también de protestas de estudiantes de secundaria que marcharon por el centro de la capital para exigir la convocatoria a una nueva asamblea constituyente, mejoras en la educación y más infraestructuras. Las manifestaciones fueron reprimidas por los carabineros con carros lanza agua y bombas de gas lacrimógeno y algunos participantes respondieron con objetos contundentes. Grupos violentos infiltrados en las protestas, incluso encapuchados, levantaron barricadas, quemaron autobuses y saquearon locales comerciales. La próxima semana continuarán las reuniones de los partidos políticos en el Congreso con el fin de avanzar en un itinerario que permita reemplazar la Constitución impuesta en 1980 bajo la dictadura de Augusto Pinochet. La flamante titular del Interior y jefa del gabinete ministerial, Carolina Tohá, expresó su esperanza en que el país pueda contar con un nuevo texto para 2023, antes de que se cumplan los 50 años del golpe de Estado contra el gobierno de la Unidad Popular presidido por Salvador Allende. Santiago de Chile, 10 de septiembre 2022 Crónica DigiTal/PL

El pueblo de Chile ha hablado. Quizás por primera vez todo el pueblo ha hablado en una elección. Su mensaje es fuerte y claro, está mucho más descontento y la crisis nacional, es decir la deslegitimación del sistema político, es más profunda, aún, de lo que todos pensamos. La desafección ciudadana alcanza ahora no sólo a los partidos de centro y derecha, sino también a la izquierda, no sólo al Parlamento sino también a la Convención y al Gobierno. Eso es muy grave, puede y debe ser revertido rápidamente. Siete elecciones recientes han dado una lección de sociología política formidable. Los resultados dependen principalmente de quienes participan, conjuntos que cambian en cada una de ellas. Pues bien, esta vez con inscripción automática y voto obligatorio participaron todos, 13 millones, 86% de las personas mayores de 18 años, 4,6 millones más que en la segunda vuelta presidencial reciente, la más concurrida de las anteriores. Ello no había sucedido nunca y el cambio en los resultados es sorprendente. El Presidente Boric obtuvo 4,6 millones de votos y ganó con 56 por ciento de la votación. Ahora el Apruebo obtuvo 4,8 millones de votos pero perdió con el 38 por ciento de la votación, en ambos casos excluidos nulos y blancos. Falta un análisis por documento de identificación, RUT, del Servicio Electoral, SERVEL, para saber a ciencia cierta si ello se debe principalmente a que los nuevos votantes representan un conjunto diferente al resto o si el resultado refleja una nueva distribución general de preferencias, o una combinación de ambos factores. Si todos los que votaron por el Presidente Boric hubiesen votado apruebo, casi todos los nuevos votantes tendrían que haber rechazado, lo que es altamente improbable. Más plausible es que el rechazo haya ganado lejos entre los votantes nuevos, pero que haya sumado asimismo no pocos votantes del Presidente. Sea como fuere, el pueblo de Chile expresó abrumadoramente su sentimiento predominante ¡rechazo! Votó casi todo el pueblo trabajador, la participación fue aún más elevada en comunas urbanas populares que en acomodadas, en muchas comunas campesinas que en las grandes ciudades. Los electores pertenecen en un 99 por ciento al pueblo trabajador. No es un pueblo trabajador ignorante o desinformado, muy por el contrario, es un pueblo joven, bastante calificado y muy informado puesto que la abrumadora mayoría maneja con naturalidad teléfonos inteligentes. Sus RUT coinciden con los de personas afiliadas a las AFP. La mitad son mujeres, dos tercios no han cumplido 46 años de edad, y cerca de la mitad tiene menos de 36. Tienen educación media completa y muchos han cursado algún tipo de educación terciaria. Tres millones están jubiladas y 12 millones son personas trabajadoras activas. Las personas jubiladas sobreviven con pensiones de 275 mil pesos al mes. Las activas rotan en siete millones de empleos asalariados que en promedio pagan un millón de pesos mensuales, las mujeres 900 mil. Pero no todas consiguen un empleo todos los meses, ni mucho menos. Por ello sus ingresos salariales son en promedio la mitad de eso. Sus RUT coinciden […]

Por Paul Morris, profesor de filosofía. Ya pasadas  más de 24 horas desde el verdadero despertar hacia lo que es Chile, me atrevo a hacer mi propia reflexión. Ayer escuché a una de mis vecinas diciendo de un forma popular, categórica y despectiva “los que votaron apruebo, son los tipicos weones flojos que quieren todo gratis ” y entonces luego de la rabia y el dolor, como si se tratara de una epifanía, lo entendí. No es culpable el pobre de una comuna precaria de votar rechazo, así como no es culpable el niño de pre-básica de no saber leer, porque nadie es culpable de no entender lo que ignora. Toda campaña hecha por RRSS es inútil, cuando en general nos rodeamos de contactos (amigos) de un perfil similar al nuestro, probablemente parte de los 4.800.000 que votamos Boric/Apruebo. El voto obligatorio tiene sentido cuando argumentamos que el texto constitucional nos regirá a cada un@ de los chilen@s, aun a los “apolíticos” y aún cuando no haya beneficiado la aprobación de la nueva constitución que en general las personas con un mínimo de conciencia de clases aprobamos, algunos incluso sin estar completamente de acuerdo y mas bien solo con la idea de acabar con el legado del tirano. El escenario es más complejo que solo culpar a los pobres “fachos pobres” o como se les quiera llamar, de sufrir el “síndrome de Estocolmo”. Culparlos seria tener muy corta la mirada. ¡Ah pero si que hay culpables! pues hubo quienes prepararon este camino durante décadas, permitiendo conscientemente que el narcotráfico se hiciera con las poblaciones, reduciendo las horas de historia y filosofía, eliminando deliberadamente la educación cívica, apropiandose de todos los medios de información y comunicación, crearon la cultura del exitismo y la meritocracia con programas de talento para toda la familia y nos tatuaron este modelo a fuego. Nacieron Los “NiNi” que ni estudian ni trabajan y con ellos, los padres incapaces de enfrentar a sus hijos a este Chile enfermo y nos dieron la posibilidad de conocer parte del mundo en créditos de consumo usureros y al mismo tiempo la ilusión de que somos un país oasis, (es facil mantener a un pueblo esclavizado cuando no sabe que lo es, así como el hamster parece sentirse libre en su ruedita de la jaula) aunque compremos nuestra mercadería con tarjeta lider y en cuotas. Aun hoy cuando tu ocupas orgullosamente el todes, te deconstruiste y te volviste conciente de ti mism@ y tu entorno diverso, una gran mayoría de chilenos sigue burlándose de los homosexuales, los extranjeros latinoamericanos, sexualizando desde lo grotesco los cuerpos femeninos, acosando y violando mujeres, compartiendo porno en grupos deportivos, y un largo y asqueroso Etc. Hoy en esta triste jornada, tomamos conciencia de que para cosechar, primero debemos sembrar, pero para sembrar había que tener el terreno preparado, y eso no lo hicimos nosotros. Quienes lo hicieron anhelaban un pueblo estúpido y para ello sembraron estupidez. Ya lo mencionaban los prisioneros en los 80, lo […]

Por Marcel Garcés Muñoz Se dice con un cierto tono de cinismo, que las derrotas no tienen padres, aparecen como huérfanas de progenitores, cuando es evidente que no bastan las explicaciones, cuando se trata de buscar justificaciones ante la contundencia de los malos resultados. Pero ante la magnitud y consecuencias de la derrota de la opción “Apruebo” el proyecto de nueva Constitución Política para Chile, este domingo 4 de septiembre (61,9 por ciento del electorado por el “Rechazo”, frente a un 38.1 por ciento al que llegó la opción “Apruebo”), no basta con la mera aceptación a regañadientes de un resultado adverso. Tampoco basta con la constatación de la euforia mostrada por el conjunto del variopinto escenario de los que ocuparon las pantallas de la TV, para celebrar mirándose de reojo y sin olvidar sus diferencias y propósitos políticos inmediatos y futuros. Esto era de esperar en un día de celebración, pero también la expresión de sus diferencias y objetivos políticos particulares. Lo que sí se constató es la “mágica” reaparición de la derecha tradicional y de la facción neofascista de la misma, y sus figuras mantenidas deliberadamente ocultas para que no figuraran en la estrategia electoral y mediática de su campaña, que evidenció el populismo rampante  calculado para estimular resentimientos, impulsar temores atávicos, desconfianzas étnicas. desconocimiento de la historia patria y actitudes desembozadas de discriminación política y racismo, odiosidades de clase, y amenazas alevosas. Pero más allá de esto, que podría resultar explicable en la borrachera del triunfo, lo que es evidente son los propósitos  estratégicos –rencorosos y vengativos- de mediano y largo plazo de la derecha- que pretende una especie de “cogobierno”- y que ya a estas horas se – olvidó porque nunca fueron sinceros- en sus invocaciones a “una Constitución hecha con amor”, y a un escenario político de “unidad” y a un hipotético “acuerdo nacional, “diálogo” y “amistad cívica” para “construir un Chile de hermanos”. La pretensión de chantajear y presionar al gobierno y obligarlo a un acuerdo político de gobernabilidad, con una puesta en escena el 11 de septiembre próximo, ideado por la Derecha pinochetista, con el propósito de dividir a la base política del Gobierno Boric, es parte importante de la estrategia además de blanqueamiento de la Dictadura de Pinochet y de la complicidad de la Derecha económica y política con sus crímenes. Objetivamente, lo que se oculta en su palabrería, es el propósito de entrampar al Gobierno del presidente  Gabriel Boric, hacerle imposible  el desarrollo de su política de cambios, boicotearlo política, social, económicamente, nacional e internacionalmente, dividir o por lo menos debilitar su base social y política, erosionar su autoridad y cuestionar su legitimidad. Y sobre todo recuperar el poder. Estima la Derecha, que haber atraído a su redil a personajes políticos antes identificados con la Democracia Cristiana, radicales y algún descolgado de la izquierda tradicional, a   “expertos”, “analistas”, “académicos”, editorialistas mercuriales, “amarillos” en calidad de subordinados a su línea editorial, le permitiría una perspectiva, dentro de  cuatro años, de recuperar el […]

Por Francisco Solari Orellana Ni en los peores pronósticos de las vilipendiadas encuestadoras, se visibilizaba una paliza como la que propinó ayer la opción del Rechazo a la propuesta Constituyente en Chile. Con casi la totalidad de las mesas escrutadas, el 62% de los y las chilenas decidieron continuar con su actual Carta Magna, que escrita durante la dictadura militar será el documento que diagramará la vida política del vecino país hasta un futuro sin horizonte. Anoche nadie lograba salir de su asombro. Las encuestas, que siempre se inclinaron a un triunfo del rechazo, hablaban de una diferencia de diez puntos. La realidad, marcó casi un 20% de diferencia entre ambas opciones. Estas fueron las primeras elecciones obligatorias en Chile desde que se tenga memoria. La participación llegó al 85%, lo que es todo un récord. Votaron más de 13 millones de personas, siendo la segunda elección con mayor participación, la primera fue el Plebiscito de 1988, con un 93% de votos emitidos, que definió la salida de Pinochet y el llamado a elecciones libres. Es entonces la hora del análisis, de considerar errores ajenos y propios que podrían haber aportado a tal derrota. El proceso constituyente en Chile abrió expectativas en todo el mundo. Uuna Convención elegida por el voto popular, que fue con escaños reservados para pueblos originarios, que fue paritaria, escribió un texto ambicioso: plurinacionalidad; derechos con perspectiva de género; con gran trabajo sobre el cuidado del medioambiente; con profundización de derechos de salud, educación y vivienda. Pero un texto lindo, dejaba cosas a la dependencia de implementación de leyes, la creación de organismos estatales de fiscalización, quedaban algo al azar y a la renuencia del poder legislativo. ¿Dónde estuvieron los errores? 1)  Primero que nada, comunicacionales: la maquinaria de los grandes medios de comunicación caló profundo en el pensamiento de la gente, la inseguridad, la idea de acabar con el Chile que conocemos, y habilitar una especie de balcanización de la República. Suena algo inverosímil, pero en gran parte de la ciudadanía, hizo eco. 2)  Los medios lograron establecer que más que una elección constituyente esto era una especie de votación a favor o en contra del Gobierno de Gabriel Boric. Gran triunfo de la propaganda, cuando el presidente Boric cuenta con un gran porcentaje de rechazo, en un contexto de inflación generalizada, con medidas gubernamentales que buscan dar respuesta a la agenda de la oposición más que continuar con su programa por el cual fue elegido. 3)  La campaña del apruebo, no logró, en ningún punto de vista interpelar a la gente, por el contrario, los debates siempre fueron academicistas, lejos de la lógica del ciudadano de a pie, tal vez pensando en que una ciudadanía sin educación cívica saldría en masa a leer un texto poco amigable como una Constitución. 4)  Otro error propio, fue creer que gran cantidad de los votos del plebiscito de entrada y de la segunda vuelta de Boric eran inmediatamente trasladables al Apruebo de Salida. Se entendió que a […]

Por Carmen Esquivel Sarría Los chilenos están convocados hoy a las urnas para pronunciarse sobre un nuevo proyecto de Constitución, en una jornada donde se prevé alta afluencia de votantes y cuyo resultado será decisivo para el futuro político del país. Así lo expresó a Prensa Latina el periodista y escritor Pablo Jofre, consultado sobre el plebiscito donde más de 15 millones de personas optarán por aprobar o rechazar al texto constitucional que busca reemplazar la carta magna vigente desde la época de la dictadura militar de Augusto Pinochet (1973-1990). Interrogado sobre las proyecciones de este domingo, el especialista en temas latinoamericanos consideró que el resultado es una incógnita y nadie podría definir o sentirse ganador en estos momentos. Inicialmente las encuestas daban una ventaja a la opción del Rechazo sobre el Apruebo, pero en los últimos días cada vez más se estrecharon los márgenes. «Soy optimista en el sentido de un resultado favorable al Apruebo, no por mucha diferencia, pero lo que sí ocurrirá es una alta participación en esta jornada absolutamente decisiva desde el punto de vista político», dijo. La propuesta constitucional define a Chile como un Estado social y democrático de derecho, un Estado plurinacional e intercultural donde coexisten diversos pueblos y naciones, como los Mapuche, Aymara, Rapanui, Quechua, Colla, Diaguita, entre otros. El acceso a servicios básicos como la educación de calidad y la salud, la defensa del medioambiente, los derechos de las féminas y la garantía de una vida sin violencia de género, son otros de los pilares del texto, redactado por una comisión paritaria (77 mujeres y 77 hombres). Al referirse al escenario post referendo, el analista político afirmó que si gana el Apruebo se aplicará la nueva constitución y quedará enterrada definitivamente la de 1980. Si triunfa el Rechazo queda vigente la actual carta magna, aunque las discusiones serán mayores y ya el presidente Gabriel Boric anunció la decisión de llevar adelante un nuevo proceso. Cualquier alternativa ganadora no lo hará por mucha diferencia y en ese sentido el plebiscito de salida va a demostrar que este país sigue muy dividido, aseguró. Santiago de Chile, 4 septiembre 2022 Crónica Digital/PL

Por Pablo Jofré Leal* Estados Unidos está enfrascado en una lucha por mantener una hegemonía, que día a día va a la baja o al menos muestra, en estos últimos años, un desbalance de ese poder imperial omnímodo. Una supremacía bajo el signo del unilateralismo estadounidense, visualizado desde la caída del campo socialista hasta la decisión de la República Popular China y la federación rusa de disputar palmo a palmo áreas que parecían estar dominado completamente por Washington y los suyos. Una tarea titánica pero necesaria. Esa ambición globalizante de Washington se manifiesta, en todos los continentes, con expresiones económicas, políticas, diplomáticas, con el ejercicio de presiones sobre los organismos que la propia comunidad internacional se ha dotado, como la ONU y sus instituciones que suelen ser chantajeadas con el cesar las contribuciones financieras por las administraciones estadounidenses cuando se les critica a ellos directamente o a sus aliados incondicionales. Como ha sucedido cada vez que organismos como la UNICEF, UNESCO, el Consejo de Derechos Humanos ha emitido informes condenatorios frente a las acciones de crímenes de guerra y lesa humanidad, llevadas a cabo tanto por el régimen sionista (1) como la monarquía saudí. Y, dentro de esas expresiones enumeradas se destaca, sin duda, el aspecto militar, que desde el año 1991 a la fecha ha significado por parte de Estados Unidos y sus socios, principalmente de la Organización del Tratado del Atlántico Norte – OTAN – donde suelen participar, activamente, regímenes como el sionista y la monarquía wahabita de Arabia saudí: una doble invasión y ocupación de Irak. Invasión y ocupación de Afganistán. Operaciones militares en Somalia, operaciones político-militares en el Sahel, bombardeo e intervención en Serbia, invasión y fragmentación de Libia. Guerra terrorista contra Siria, guerra contra Yemen. Las llamadas guerras suaves, plagadas de acciones desestabilizadoras contra Cuba, Venezuela, Bolivia. Una batería de acciones encaminadas al control territorial y riquezas, principalmente energéticas, rutas de oleoductos y gasoductos. Ese marco de acción occidental, liderado por Estados Unidos, suma a sus aliados de la OTAN en Europa, como también a Australia, Nueva Zelanda y naciones asiáticas, confrontadas con la República Popular China como es el caso de Corea del Sur, Japón, Filipinas, la provincia china de Taiwán, entre otras, que constituyen el referente confrontacional del papel emergente como potencia mundial que ha consolidado la República Popular China y la propia Federación Rusa. Esta última, tras años en bambalinas y sometida a una política de cerco, que tiene a las puertas de su frontera occidental a la OTAN – con una Europa, dotada de 200 bases militares de las cuales 46 de ellas se encuentran radicadas en suelo alemán. Centenares de miles de efectivos militares tanto de los ejércitos nacionales de los países limítrofes como aquellas fuerzas de acción rápida, conformadas, principalmente por unidades de las potencias más poderosas de esta Europa Otanista. Tengamos presente que Washington, bajo la presidencia del ex mandatario Donald Trump obligó a los miembros de la OTAN a aumentar el porcentaje del Producto interno Bruto (PIB) […]

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