Las elecciones municipales de este domingo 23 de octubre trajeron malas noticias para la clase política chilena y también para la democracia y plantea desafiantes escenarios para el futuro. La abstención de un 65.2 por ciento confirma un cuadro ciudadano de desafección, desinterés y rechazo electoral, que afecta gravemente uno de los instrumentos claves de las prácticas democráticas: el voto, en su significado de participación, protagonismo colectivo, confianza en las instituciones. En los comicios municipales votaron 4.929.957 personas, de un padrón electoral de 14.121.316 electores, un 34.8 por ciento de participación. Y en dos comunas populares, las de mayor población del país, Puente Alto y Maipú. la abstención se situó en un 80 y un 70 por ciento, respectivamente. Las explicaciones para esta conducta de los chilenos, la más alta abstención desde las imposición del voto voluntario 2012, cuando un 43 por ciento acudió a las urnas, son muchas, desde la corrupción y el rol del dinero en la vida política, hasta la incapacidad del gobierno y de la Nueva Mayoría en tener un discurso capaz de atraer voluntades, de ser receptivos a las demandas y problemas de la gente. Por otro lado, la Derecha deben tener en cuenta que su triunfo en Alcaldes (38.51 por ciento) y en las llamadas comunas “emblemáticas”- donde la correlación de fuerzas les fue favorable- con 134 ediles electos ( 120 en 2012), no significa una derrota aplastante de la Nueva Mayoría (37.08 por ciento), con 133 jefes municipales (167 en 2012). Los alcaldes de la derecha gobernarán sobre comunas que suman  6.508.777 personas, en tanto los de la Nueva Mayoría, lo habrán sobre 5.084.869 habitantes. En concejales, la Nueva Mayoría llegó en primer lugar en la contienda, con un 47.21 por ciento, frente a un 39.72 de  la derechista alianza Chile Vamos. En todo caso, no está todo dicho. Hay otros tres hechos destacados del balance y que caracterizan el nuevo cuadro político generado tras las elecciones municipales: la elección en Valparaíso, con un 54 por ciento, del abogado Jorge Sharp, candidato del Movimiento Autonomista (Pacto La Matriz, Pacto Urbano, Frente Amplio por Valparaíso, Revolución Democrática y Partido Humanista),  el desastre electoral del  Partido Progresista (PRO), de Marco Enríquez-Ominami, (3.47 por ciento de la votación) que sepulta sus pretensiones de ser presidenciable y el potencial de los “otros e independientes”, una fuerza multiforme, de regionalistas, desencantados con los partidos o outsider de los bloques tradicionales que constituyen en conjunto un 24.50 por ciento de los votos, un 5.06 más que en 2012 . En cuanto a Sharp, es una figura joven y proviene del movimiento estudiantil porteño, y lleva al gobierno municipal a una coalición que rechaza a los políticos tradicionales y según afirmó, con su triunfo “se abre para Chile una oportunidad de cambio histórico”. “Hoy día somos alternativa. Somos fuerza política y social” enfatizó el joven abogado de 31 años, ex dirigente de la Federación de Estudiantes de la PUCV que ha puesto en primer plano al emergente movimiento político, “Frente […]

Sabido es que  es prerrogativa de la Presidenta de la Republica el designar o revocar el mandato de sus ministros de Estado tanto como que el actual  gobierno es fruto de una coalición política en que conviven distintas  visiones políticas, proyectos de corto, mediano plazo, proyectos ideológicos, “sensibilidades” (que le llaman) de raíz histórica y social en el devenir nacional, y en el ámbito internacional, así como objetivos electorales o intereses de corto y mediano plazo. Conviene recordar ello cuando como este miércoles 19 la presidenta Michelle Bachelet hizo tres cambios en su gabinete, provocando  efectos sísmicos en el escenario, que sin embargo no alcanzaron a pasar de un temblor de baja intensidad, y que en realidad no afectan  los cimientos del sistema, ni cambian el rumbo  gubernamental. Las expresiones de molestia de sectores de la propia Nueva Mayoría y por cierto de iracundia verbal, más escénica que real, de la Derecha, por lo acotado de los cambios y la ausencia de cabezas que rodarán en el llamado “comité político” , o de un “cambio de rumbo”, solo revelan por el lado de la oposición  un interés propagandístico electorero inmediato, o por parte de sectores oficialistas, una falta   compromiso, lealtad y sentido de pertenencia con el programa, el gobierno, la coalición, y sobre todo con una perspectiva histórica del conglomerado y su proyecto reformista y democrático. En definitiva, la salida del ministro de Energía, Máximo Pacheco, para ocupar de inmediato el cargo determinante de coordinador en el equipo político y programático del precandidato presidencial, Ricardo Lagos, es el principal hecho político resultante del cambio en el gabinete, confirmando la decisión estratégica del ex presidente de asumir el desafío de ir a la reelección (confirmando de paso  la reciente y discutida “proclamación” de su postulación  hecha por el ministro del Interior, el DC, Mariano Fernández). Pareciera que en La Moneda toman posición los partidarios del realismo político, que buscan construir una verdadera alternativa al revanchismo de la Derecha pinochetista, y empresarial que busca utilizar a Sebastián Piñera como una carta para recuperar el poder.   La presidenta Bachelet aceptó la petición de Pacheco, de liberarlo de sus responsabilidades en el Gobierno, conociendo claramente – y con toda seguridad con su beneplácito- de su paso a la contienda electoral presidencial, que se desplegará claramente a partir de  este lunes 24, culminada la batalla municipal, y conocidos sus resultados. Pacheco asumirá la conducción de un equipo de “notables” del comando de Lagos, cuya tarea estratégica será  elaborar una plataforma para proponer al país las ideas matrices de su campaña, para presentarlas a la Nueva Mayoría y a otros sectores sociales, políticos y generacionales, como lo sostuvo Lagos este miércoles, 19, desde el Aeropuerto de Pudahuel, antes de iniciar una nueva gira en apoyo a candidatos de la coalición gubernamental en las elecciones municipales . Lagos se perfila así como la continuidad del gobierno  de la Nueva Mayoría y del desarrollo de su proyecto reformista, por cierto en una nueva y compleja situación económica, política […]

Entrando ya en la recta final de las elecciones municipales del 23 de octubre, la única certidumbre que parece segura es la incógnita amenazante de la abstención electoral, la evidente apatía de los ciudadanos, y el significado que este fenómeno político inquietante puede tener para la institucionalidad democrática e institucional del país. Es una ironía de la historia que finalmente el rechazo a los “señores políticos” (para utilizar el término acuñado por Pinochet) se esté profundizando y generalizando en democracia, fenómeno en el cual también tienen una principal responsabilidad los propios integrantes de la llamada “clase política” y las elites empresariales, religiosas, militares y hasta académicas. Finalmente, que el “partido” o tendencia política- que lo es y de la primera importancia- más votado, con ya un 60 por ciento se está instalando como indeseable realidad y que se está transformando en histórico, sea el de los “abstencionistas”, habla muy mal de la salud política de la sociedad chilena post dictadura, y sobre todo de las perspectivas de una profundización y ampliación de la democracia. Es por ello que desde todos los sectores surgen voces alarmadas, y no se escuchan en el escenario, sea de derecha, izquierda o centro, pronósticos triunfalistas. Más bien impera una especie de cautela  y franca incertidumbre. La presidenta de la República, Michelle Bachelet ha instado a los ciudadanos a ejercer su derecho y deber cívico de votar este domingo 23, y ha ordenado a sus ministros a salir con el mismo mensaje a través de los medios de comunicación y en su tarea política cotidiana. La derecha y la izquierda “unidas”, e incluso sectores  situados habitualmente en los extremos, y no son precisamente amigos de las elecciones, también buscan incentivar a sus adherentes a no quedarse cómodamente en sus casas y jugárselas en las urnas. Pero todos perciben, incluidos los expertos electorales tan a mal traer en estos últimos tiempos, que lo más probable es que no hayan cuantas alegres que sacar tras los escrutinios, sino que “explicaciones” para salvar responsabilidades y no dar cuenta de su derrota real. En La Moneda y particularmente en la Presidencia se espera – y se conforman- con que la Nueva Mayoría mantenga la mayoría en los resultados nacionales, que en las últimas elecciones municipales en 2012 fue de 16 puntos porcentuales sobre la derechista Alianza por Chile. En la Derecha, con otros nombres de fantasía (ahora se denominan Chile Vamos), según señaló el senador UDI, Juan Antonio Coloma, esperan “acortar la brecha”, enfatizando que el objetivo de la “centroderecha” es lograr una menor diferencia de votos con el oficialismo. Esperan tocar campanas de triunfo, si aunque pierdan las elecciones según las cifras generales, pero esa distancia baje aunque sea en un punto porcentual. Desde Luego, en ambos sectores esperan proclamarse triunfadores. aunque sus expertos electorales saben que las diferencias serán ínfimas, y abrirán las botellas de champagne, si logran algunos votos más en las llamadas “comunas emblemáticas” donde de acuerdo a las encuestas, hoy se registra un empate técnico. […]

El rechazo el domingo 2 de octubre al plan de paz negociado entre el gobierno de Colombia y las insurgentes Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia- Ejército del Pueblo, FARC-EP, ha significado un claro revés político para el proceso abierto por el presidente  Juan Manuel Santos y la dirección guerrillera y  abre un claro escenario de incertidumbres sobre el futuro político en el país. El resultado del plebiscito, aunque no es vinculante, generó un hecho político indudable y obliga a los colombianos,  el Gobierno, las FARC, en primer lugar, pero de manera  especial  a los opositores  al proceso de paz,  dar una salida democrática y responsable,   que permita  devolver la tranquilidad y seguridad a los colombianos, tras 52 años de guerra civil  y 220 mil muertos, en su inmensa mayoría  civiles. Las cifras del plebiscito ( 50,2 por el NO, 49.7 por el SI, en un escenario con la abstención del 63 por ciento del padrón de 34 millones habilitados para votar), no permiten triunfalismos ni admiten lecturas  oblicuas. Más bien  apuntan a revisar conductas, actuaciones, definiciones políticas  y humanas, comprometerse  en una estrategia consensuada,  y respetuosa de los derechos humanos que tenga como objetivo y contenido la convivencia nacional. Desde luego así  aparecen entenderlo tanto el presidente Santos, como los representantes de las FARC- EP, e incluso la oposición derechista  encabezada por el Centro Democrático liderado por el ex presidente Alvaro Uribe, habla de la necesidad de la  paz y de “unidad nacional”,  que aunque no, abandonan totalmente  sus pretensiones de    exigir una “rendición incondicional” o buscar mediante el terrorismo de Estado una “derrota total” o aniquilamiento de la insurgencia. Solo el tiempo, en un ambiente de desconfianzas,  sospechas e incertidumbre, puede responder a la interrogante de la conducta de este sector, teniendo en cuenta como un antecedente histórico el verdadero genocidio perpetrado  por  bandas paramilitares  contra la Unión Patriótica (UP) que a partir de 1984, desarrolla un diálogo de paz con el gobierno del presidente Belisario Betancourt, proceso  que termina en una guerra de exterminio recomendada por asesores norteamericanos, y que deja un balance de por lo menos 6 mil 500 militantes, dirigentes, representantes municipales y legislativos de la organización que creyó  en la vía política, e intentó si reinserción en la escena política. Esa “guerra sucia”, fue recomendada por Estados Unidos, y como producto de la asesoría israelí, se formaron  las Autodefensas Unidas de Colombia  ( AUC)  y otras bandas paramilitares como “Muerte a Secuestradores (MAS), las cooperativas de seguridad “Convivir”, entre otras, sin olvidar los “falsos positivos”, de responsabilidad directa de unidades militares, que asesinaban a jóvenes  a quienes disfrazaban con uniformes  para contabilizarlos como “bajas” en enfrentamientos, para recibir “premios” en efectivo. Lo que se impone  hoy como un hecho político es que los resultados del plebiscito, a pesar de no ser vinculante, significan un revés para  el complejo proceso de paz desarrollado hasta ahora,  pero no es una derrota, ni puede ser un empezar de cero .  El cese del fuego, el diálogo entre guerrilleros […]

Pasado el periodo dieciochero, con sus “terremotos”, tinto y del otro, empanadas, parrillas y su ritual patriotero, Chile se enfila inexorablemente hacia el horizonte electoral: primero la inmediata meta municipal, pero principalmente el objetivo presidencial en la real perspectiva. En tiempos del descrédito de la política, por lo menos 29 partidos –algunos surgidos incluso desde la insurgencia o desde el pinochetismo (enemigos acérrimos de la vía electoral y la participación política y de los ciudadanos), 19 listas, cifras record en la historia electoral del país, se disputan los 345 cargos de alcaldes y los 2 mil 040 de concejales, en los comicios municipales del 23 de octubre próximo. En contradicción con el anunciado desinterés participativo electoral de los ciudadanos (los agoreros estiman en un 60 a un 65 por ciento de abstención) mil 228 chilenos se inscribieron como candidatos a ediles, y 13 mil 327 ofrecieron su “vocación de servicio público”, para el de concejales. Sin embargo es claro que la incógnita principal de los comicios municipales, será en primer lugar, además de los resultados de los escrutinios, el porcentaje de chilenos que se van a abstener de participar, que  no puede no ser interpretado sino como un rechazo a la política y los partidos, una desconfianza en las elecciones como mecanismo democrático para definir políticas y una franca desafección por las instituciones. Si como es previsible, según estimaciones de los analistas del gobierno y de prácticamente todos los sectores políticos, aumentan las cifras de abstención electoral, alcanzando más de 58 por ciento del padrón registrado en las elecciones presidenciales de noviembre del 2013 o del 60 por ciento registrado en las municipales de octubre del 2012, sería la notificación a toda la clase política de un malestar social indesmentible y/o de una crisis profunda del sistema. Pero el objetivo final, la meta estratégica o el botín (según los motivos y prejuicios de cada quién) es la elección presidencial y legislativa, donde se suponen se definen principios, objetivos políticos y sociales (el “programa”), que marcarían los derroteros del país y de los chilenos- por lo tanto- por los cuatro años siguientes, y según algunos que sueñan con planes de futuro, un horizonte de por lo menos treinta años más. Ya tenemos una veintena de nombres que entran en la baraja electoral presidencial y aspiran a recibir la confianza, la adhesión, el apoyo, en fin el voto de los ciudadanos. Llama la atención el número de “independientes” que no logran ocultar sus verdaderos colmillos derechistas y pinochetistas, que buscan engatusar a los electores, evitando aparecer con sus verdaderos rostros. Y se han escrito o se anuncian libros con las nuevas ofertas doctrinarias, que proclaman y numeran las medidas que van a lanzar al país a un futuro de prosperidad, orden, seguridad  o en el camino del estrellato internacional de las naciones progresistas o hiperdesarrolladas del mundo. Andrés Allamand ya no se flagela, pensando en el desierto, sino que busca ser con su libro de recetas para matar a la Nueva Mayoría […]

Según parece culminó con una especie de acuerdo cupular el escandaloso espectáculo en que se convirtió en las pasadas semanas el proceso eleccionario de la Central Unitaria de Trabajadores, CUT, aunque hasta la fecha no se hace el debido control de daños, que por cierto va mucho más allá de los liderazgos pasados y presentes de la principal central sindical del país. Lo que resulta inevitable y evidente es lo indispensable de un enjuiciamiento de las responsabilidades políticas y gremiales de los protagonistas, que van más allá de los Martínez, Figueroa o Díaz y otros líderes sindicales en competencia, y llegan necesariamente a las dirigencias de partidos de la coalición gobernante. Los liderazgos de la Nueva Mayoría y los partidos y las estructuras y personeros del propio gobierno involucrados,  no dieron muestra de capacidad de gestión de la crisis, y pretendieron encapsular el conflicto en la sede de la Central, generando un escenario público, en que prevalecieron declaraciones ambiguas y agresivas, un estilo atropellador, hasta amenazante y de ninguna manera democrático, en la peor tradición caudillista y matonezca, que se suponía olvidada en la práctica sindical. Parecería no ser necesario repetir las declaraciones que se fueron formulando al calor de la contienda, de las descalificaciones, de las calumnias, de las atribuciónes de intenciones, que finalmente emponzoñaron el ambiente y sembraron más que discordias, un escenario de confrontación,  encono, y  lucha fratricida entre dirigentes de los trabajadores, que se merecen mas respeto y lideres que conduzcan el movimiento  hacia los objetivos profundos, patrióticos, democráticos de los trabajadores de Chile.  . No cabe sino lamentar el espectáculo dado. Pero la crisis vivida en la CUT, tiene efectos mas allá de la composición política de la directiva nacional, mas que una distribución de cargos y mucho más que el desconocimiento del mínimo respeto a la voluntad expresada en los votos obtenidos. El triunfo en votos de Arturo Martínez y de su lista, lo que según acuerdos previos  y una lógica democrática debería haber significado el cargo de Presidente de la organización. El desconocimiento  de los resultados de un proceso electoral, cuyas reglas fueron aceptadas previo a la votación, el hecho de un acuerdo para desbancar a Martínez y quedarse con la dirección de la organización, de las listas del PC y de la DC, segunda y tercera en los escrutinios hechos por la autoridad electoral interna, también aceptada como idónea antes del proceso, vino a confirmar que algo huele mal en los mecanismos de su democracia interna, en la institucionalidad de la Central, la representatividad de sus estructuras y en la legitimidad de sus líderes. Incluso se ha llegado a hablar de abultamiento de registros de sus afiliados. Los trabajadores que han sido espectadores de un proceso de esta naturaleza, mas propio de las camarillas politiqueras no pueden sino haberse confundido por esta contradicción entre un discurso moralizante respecto de la confabulación  entre  poderes económicos y la política, y otros escándalos de corrupción y practicas indignas de la clase política, y una práctica […]

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Escribo desde el dolor de la pérdida irreparable, del sentimiento de la soledad y la despedida, de la orfandad que deja la muerte, y la frustrante tristeza de no haber podido estar junto al ser querido en el momento de su partida y esa pretensión imposible, de haber hecho algo para evitar lo irrevocable. Ha fallecido nuestro amigo José Maldavsky Kichinevsky, camarada clandestino y de militancias diversas, de aventuras y conversaciones de madrugada, colega de un periodismo comprometido con causas nobles, sueños y esperanzas en una patria y un mundo mejor. Escribo por lo mismo desde la nostalgia y del recuerdo, que es una manera de sentirlo presente, de saberlo junto a nuestro transcurrir cotidiano y en las páginas de una historia que permanece y revive nuestras esperanzas comunes. Surgido de la tradición de El Siglo fue un periodista, que unía profesionalidad, compromiso, espíritu de libertad, espíritu crítico, pasión a manos llenas, un corazón sensible y una firmeza en su carácter. El Golpe de Estado militar derechista lo sorprendió en Francia, enviado por El Siglo  a las actividades del aniversario de L’Humanite, el diario del Partido Comunista de Francia. Su viaje no fue de turismo, naturalmente. Cuando partió a Paris, Chile hervía y la caldera estaba a punto de estallar y su visita representaba una oportunidad para explicar lo que estaba sucediendo, y recibir la solidaridad que se expresaba con el gobierno de la Unidad Popular, del presidente Salvador Allende. Producido el Golpe de Estado militar-derechista y desatada la barbarie, la misión de Pepe cambio dramáticamente de sentido. Rápidamente volvió a Buenos Aires, donde fue acogido por el que fuera jefe de la agencia informativa soviética “TASS”, (Agencia Telegráfica de la Unión Soviética”), Isidoro Gilbert, un hombre indispensable e infatigable en la solidaridad con Chile, por los hermanos  Alberto y Rodolfo Nadra y su amplia familia, y se vinculó a medios de prensa locales e internacionales que comenzaron a cumplir la tarea de mantener los nexos con Chile, la denuncia de los crímenes e informar al mundo de los primeros pasos de la resistencia. Pero sobre todo para preparar su reingreso al país, convertido en prisión, campo de concentración y de exterminio. El supo de inmediato cual era su lugar: en Chile, junto a los patriotas que iniciaban la lucha antifascista, junto a las víctimas y sus compañeros periodistas que asumían las tareas de denuncia, de proclamar la libertad y la democracia, los derechos humanos, la justicia y el espíritu de lucha antidictatorial, la reorganización de las filas, tanto como las noticias del momento. Ahí nos reencontramos y nos estrechamos de nuevo en un abrazo fuerte y sostenido, Aunque lo cierto es que mientras estuvo en Argentina, el contacto fue permanente, y casi sin palabras- por un misterio que  no supimos dilucidar, pero que a lo mejor era parte de un cariño fraterno, de una identidad profunda de sentimientos y sueños  más que alguna explicación sobrenatural- generamos una comunicación en una especie de clave, un intercambio que se prolongó hasta […]

En el Cementerio Parroquial de El Totoral, en la costa central chilena, descansa desde este martes 30 de  agosto de 2016, José Balmes, pintor chileno, nacido en Montesquiu, Cataluña, España, al que se otorgó  la nacionalidad chilena en 1947, en agradecimiento al arte que entregó a Chile durante su fecunda vida. Partió siempre en busca de sus “propios senderos”, como ac0nsejaba a sus discípulos. Falleció este domingo 28 de  agosto, a los 89 años, tranquilo, según testimonió la familia, seguramente satisfecho del aporte hecho a la plástica nacional, de su obra señera,  que le valió al Premio Nacional de Arte en 1999. Nunca dejó de soñar ni de luchar, ni de crear. La presidenta de la República, Michelle Bachelet, testimonió el agradecimiento de su segunda patria, al decretar este martes 30 Día de Duelo Nacional, justo reconocimiento a quién no escatimó esfuerzo por honrarla. Balmes, dijo la Mandataria, en el acto oficial de despedida de pintor, en el Palacio de Bellas Artes, ”se entregó con generosidad a esta tierra que lo recibió junto a un puñado de fugitivos como él (..) El permeó con su arte nuestra vida colectiva”, apuntando “¡Cuánto le debemos a este compatriota singular, lleno de energía, reflexivo, genial, generoso!”. ·Chile es hoy, de alguna manera, un país imaginado por él”, enfatizó la Presidenta. Sentido y merecido gesto, a un creador que sentía con orgullo ser un “artista ciudadano”, confirmando su vocación de expresar en la plástica, los dolores de la guerra y la represión, de los crímenes de las dictaduras, del fascismo, la explotación, la miseria y la inequidad, la magnitud de la violación de las libertades, la justicia, los Derechos Humanos. Fue un creador y un organizador y un gestor cultural de primera magnitud, al tiempo que era un ciudadano, un patriota inconmovible y un militante comunista. Su hija, Concepción, subrayó: “mi padre fue parte de una generación que dio la pelea de incorporar lo político y social en sus obras, de ser artistas no solo encerrados en la torre de marfil, sino integrados en una sociedad. Un artista pensante además, participativo y ciudadano”. Nacido el 20 de enero de 1927, eran un muchacho que se elevaba sobre los 12 años cuando parte al exilio, víctima del alzamiento fascista contra la República del general  Francisco Franco. Llega a Chile junto a otros dos mil compatriotas, en el mítico Winnipeg, la iniciativa solidaria del Premio Nobel 1971 chileno, Pablo Neruda. En Chile Balmes entra de lleno en el mundo de la creación artística, y junto a su esposa, Gracia Barros, Enrique Martinez Bonatti y Alberto Pérez, crea en 1959, el Grupo Signo, que enfrentando las tradiciones figurativas, adoptan el informalismo, un lenguaje plástico rupturista surgido en la post guerra mundial en Francia,  que supera los dogmatismos y que abre la imaginación y creatividad de los artistas a nuevos conceptos y nuevas perspectivas en el arte. Gestor cultural innato propone en 1971 al presidente Salvador Allende el proyecto del Museo de la Solidaridad, al que respondieron creadores […]

Lo  peor que le puede suceder a un político, además del enjuiciamiento público negativo, es no querer  escuchar, no ser capaces de leer la realidad y hacerse los sordos- o hacerse los tontos- ante lo que resulta ser un clamor popular. Y esto parece estar sucediendo tras la constatación, expresada por los resultados del sondeo de opinión pública, realizada por el Centro de Estudios Públicos, CEP, de la pobre evaluación que hace la ciudadanía de la “clase política”, de sus condiciones morales y de sus capacidades de “servicio público” Esconder la cabeza es una pésima tentación y una práctica detestable, pero además inútil. Y de esto no se salvan otros representantes de la elite social, económica, académica, religiosa, militar, que han contribuido a este desmoronamiento de la confianza pública en instituciones  y autoridades. Lo evidente, y ello se expresa además en diversas otras mediciones es la molestia, la indignación,   el rechazo  ciudadano a la elite política y social, desde la Presidenta de la República hasta el más modesto personaje o funcionario del Estado, o figuras del  escenario nacional. Ello se materializa, se hace objetivo en el  repudio, la desconfianza, la insatisfacción ciudadana. El problema se agravará sin esta desaprobación ciudadana se convierte en acto político, por ejemplo en una aplastante abstención en las próximas elecciones municipales o en un estallido social inmanejable. ¿Qué hacemos con el enojo nacional, con la insatisfacción, Señora Presidenta? Los analistas políticos, sea del gobierno o de la oposición, los del ámbito académico y de otras instituciones del Estado,  incluidas las instancias de la Seguridad y de la Inteligencia Nacional, deben prever los cursos de acción que pueden tomar los acontecimientos, si los responsables políticos e institucionales no hacen un acucioso y responsable, objetivo y valiente análisis de la situación política y social. No hay aquí ni el más leve asomo de alarmismo o catastrofismo, pero en los últimos decenios de historia nacional ha habido ejemplos claros de irresponsabilidad política, de aventurerismo o  de mera ramplonería en la lectura  de la realidad. Los datos duros de la encuesta CEP (Estudio Nacional de Opinión Pública N-77), realizada del  9 de julio al 7 de agosto aportan  cifras  objetivas que constatan un escenario  por lo menos inquietante. Los resultados son malos, definitivamente malos para la Presidenta, para el gobierno y para su coalición, la Nueva Mayoría.  Un 15 `por ciento de  aprobación  a la presidenta – nueve puntos menos que  respecto del último sondeo (noviembre de 2015) y una desaprobación de un 66 por ciento ( ocho puntos más que en noviembre de 2015) no es presentable, lo mismo que las cifras  asignadas al gobierno por el universo del muestreo ( 15 por ciento de aprobación y 66 por ciento de desaprobación. Ante la consulta de si la presidenta  Michelle Bachelet está gobernando “mejor, igual o peor” de sus expectativas,  los  respondentes de la encuesta (que tiene un 95 por ciento de confianza y un error muestral de más/menos 3 por ciento), indicó en un 59 por ciento […]

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Nostálgicos del pinochetismo, remanentes de los aparatos represivos de la dictadura que asolo Chile de 1973 a 1990, amenazan públicamente con transformar el mes de septiembre de 2016 en “el mes fundacional del siglo XXI”. En un abierto llamado sedicioso, instan a “rectificar a los organismos e instituciones permanentes del Estado”, en lo que respecta a la aplicación de las leyes por las violaciones a los Derechos Humanos bajo la dictadura de la derecha política  y económica, encabezada por Augusto Pinochet (1973-1990). Afirman hablar a nombre de una entidad denominada “Multigremial Nacional del Personal en Retiro de las FF.AA, Carabineros e Investigaciones de Chile y Montepiadas y sus 165 federaciones, asociaciones, círculos y clubes asociados”, y estar respaldados, aseguran “en el sentir de varios cientos de miles de antiguos militares y policías”, Datos no oficiales hablan de 200 mil uniformados en retiro, los que con sus familiares aumentarían a unos 600 mil personas. El pinochetismo, atrincherado, parapetado, camuflado en organizaciones que han pretendido ser clubes de carácter social, pero que en realidad se utilizan como organizaciones de fachada donde se parapetan servidores del régimen dictatorial implantado en Chile por las CIA y los intereses económicos derechistas, y defensores de sus crímenes, están pasando a la ofensiva política, sacan la voz, creyendo que ha llegado su momento de la reivindicación de la dictadura. Los especialistas en inteligencia represiva  de la dictadura de Pinochet, los ejecutores de sus políticas de aniquilamiento de las libertades y la democracia, creen que es el momento de reivindicar el Terrorismo de Estado, de poner orden, de disciplinar al país, revivir el imperio de la tortura, la cárcel, el exilio, los campos de concentración, el degollamiento y el lanzamiento de cuerpos de opositores al mar o a los volcanes, la violación de mujeres y la cesantía,  miseria y hambre para la inmensa mayoría de los chilenos . Estas organizaciones de oficiales en retiro de las Fuerzas Armadas y Carabineros, buscan transformar el mes de septiembre, en un periodo de celebraciones de supuestas “gestas” en defensa de la Patria, de pretender que los crímenes contra la humanidad, las violaciones de los Derechos Humanos fundamentales, entre ellos el de la vida, fueron  acciones “patrióticas”, necesarias y actos dignos. Dicen textualmente en el aviso que leímos en “El Mercurio”- el diario que ambientó, impulsó y estimuló la sedición que condujo el golpe del ll de septiembre de 1973, y justificó los crímenes de la dictadura, que “trascurrido casi medio siglo, no solo continúa, sino que se incrementa la persecución política-judicial contra quienes EVITARON UNA GUERRA CIVIL, impidieron  que CHILE, cayera bajo el yugo opresor del “TOTALITARISMO” y condujeron al país a un nivel ECONO0MICO- SOCIAL, nunca antes alcanzado por la NACION CHILENA” (las mayúsculas son de “El Mercurio). Bajo el título de “Iniquidad Judicial”, el aviso plantea la demanda inconstitucional, claramente sediciosa, que “su erradicación” (de los procesos judiciales y las condenas, por las violaciones a los Derechos Humanos) es “tarea pendiente del gobierno, parlamento, justicia, autoridades religiosas y Fuerzas […]

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