Esa área es una megaestructura geológica de mil kilómetros de longitud que atraviesa el sur chileno y está relacionada con la actividad sísmica y vulcanológica del país.
Lastas precisó que Aysén es una región ‘de peligro sísmico’, con volcanes activos, como el Macá, el Hudson y el Mentolat, y relieves escarpados que pueden amplificar los efectos de los fenómenos geológicos más violentos.
El equipo recuperó testigos de sedimento que les permitieron datar los deslizamientos mediante análisis de radio-carbono de la materia orgánica contenida en el sedimento y análisis geoquímicos de cenizas volcánicas.
Con esos datos elaboraron el primer registro paleosísmico de la Zona de Falla de LOFZ, un avance importante para mejorar la evaluación del riesgo sísmico en la región.
Como resultado, los expertos identificaron vestigios de 10 terremotos en Aysén, incluido el más reciente, de 2007.
Sin embargo, Lastras advirtió que el número de episodios violentos es seguramente superior, pues no todos los terremotos causan un desprendimiento significante.
Según el trabajo, seis de los sismos ocurrieron durante los últimos nueve mil años, mientras que los cuatro restantes son aún más antiguos.
Madrid, 8 de marzo 2018
Crónica Digital /PL