Un nuevo avión que se alimenta con energía solar continúa hoy un viaje para dar la vuelta al mundo en 25 días, distribuidos en cinco meses y probar las capacidades de las energías renovables.
Los científicos suizos André Borschberg y Berthrand Piccard, creadores del Solar Impulse 2, distribuyeron más de 17 mil celdas monocristalinas por todo el cuerpo de la aeronave para transformar los rayos del sol en energía, destacó el más reciente número de la revista Noticias de la Ciencia y la Tecnología.
El artefacto logra mantenerse en el cielo sin una gota de carburante fósil gracias a su novedoso diseño: alas de 72 metros semejantes a las de un avión comercial, un peso de 2,3 toneladas y 17 mil 248 celdas solares que generan 340 kilovatios hora.
Esta construcción liviana se debe a que «la energía solar tiene muy poca posibilidad de levantar peso. Entonces el objetivo es ampliar la superficie para alojar las celdas. Cualquier exceso de peso restringe la autonomía de vuelo», expresa la publicación.
La planificación es vital para la feliz conclusión de la trayectoria: el clima, la alimentación, el trabajo sicológico con el piloto, la ruta, entre otros factores están sumamente calculados para que el avión pueda llegar a cada uno de los 12 destinos donde aterrizará, indica el artículo.
El Solar Impulse 2, que despegó de Abu Dhabi, Emiratos Árabes Unidos, el lunes 9 de marzo, debe permanecer sobre el nivel de las nubes para captar la energía del astro rey.
Además, los pilotos han tenido que aprender técnicas de yoga y autohipnosis para poder dormir en periodos cortos, explicó la revista.
Crónica Digital, 16 de Marzo 2015