Parece un asunto del vecindario y si bien anda lejos de ser de vida o muerte, los caminos harán converger a Chile y Argentina en fútbol este año por lo menos dos veces.
Todo con un vocablo que merodea el ambiente, vendetta, aunque el respeto por el balón de ambas escuadras no llevaría el asunto a los extremos, como ocurrió el caso entre chilenos y uruguayos en Montevideo, con mejor tajada para los charrúas.
Es balompié, un deporte. Sin embargo, las pasiones que arrastra a lo largo y ancho del planeta lo salpican siempre con toques de dramatismo y emociones. Como si cada duelo fuese el último o el más trascendental de la historia.
El 4 de julio de 2015, Chile escribió una página gloriosa al dejar en el camino a la poderosa albiceleste de Lionel Messi, Sergio Aguero, Angel Di María, Javier Pastore, Gonzalo Higuaín, Carlos Tévez (…), en vibrante definición por penales.
Desde entonces, la Roja ha vivido con el disfrute de las mieles de la Copa América y el próximo 24 de marzo, los dos equipos volverán a verse las caras en el mismo escenario del mes de julio, el estadio Nacional de esta capital.
Nada será igual. Los chilenos perdieron luego de una larga y tediosa telenovela al exitoso técnico argentino Jorge Sampaoli, y obligados por las circunstancias, acudieron a otro de la misma nacionalidad y española a la vez, Juan Antonio Pizzi.
Todavía no se ha estrenado al frente de la Roja. Fue jugador de la selección de España, dirigió brevemente al Valencia y también es conocido en sus incursiones como preparador en Chile. Pero tendrá que pasar un duro examen.
Los altercados ante Uruguay en la eliminatoria premundialista hacia Rusia 2018 le hicieron perder al elenco monarca de la Copa América a dos jugadores importantes, Arturo Vidal y Jorge Valdivia.
Mientras del bando opuesto, Argentina llega con un Messi en estado de gracia, Pastore y Di María flamantes campeones de Francia con el París Saint Germain, Higuaín en alza en Italia como goleador, y Aguero quizá por debajo de su nivel.
Frente a este arsenal de estrellas, Pizzi deberá acudir a las excelencias del arquero y capitán Claudio Bravo, el defensa Gary Medel, y la ofensiva de Eduardo Vargas y un disminuido Alexis Sánchez, siempre con garra pero no a su altura habitual.
«Creo que la idea no va a cambiar, yo creo que nuestra selección lleva ya un periodo muy largo y también en este tiempo, por la manera que hemos jugado, la selección se siente cómoda», comentó Bravo.
«Es una identidad que nosotros debemos hacer perdurar en el tiempo. Tratar de inculcar un poco a nuestras divisiones menores de selección y que sea un modelo de juego de Chile«, completó el guardameta del Barcelona en declaraciones a la prensa local.
Pizzi sin dudas apelará a estos atributos y al hecho de conocer bien al fútbol de su país natal. A todas luces quiere convocar al delantero Marcelo Larrondo, de Rosario Central, club al que dirigió en el pasado.
Larrondo es hijo de padre chileno y pudiera hacerse ciudadano para integrar el cuadro de la Roja.
De todos modos, Pizzi sabe que hay un largo camino por recorrer. Ahora con Argentina es apenas un paso más en la difícil eliminatoria sudamericana hacia la cita de Rusia 2018.
Luego será en junio en San Francisco, Estados Unidos, en el mismo comienzo de la Copa América del Centenario, dentro del grupo D al cual pertenecen Chile y Argentina.
Por Fausto Triana
Santiago de Chile, 15 de marzo 2016
Crónica Digital / PL