Silencio, mucho silencio hoy desde el amanecer en esta ciudad por el Viernes Santo.
Los sonidos habituales de un día normal desaparecen, o se atenúan al máximo, porque las actividades se paralizan, total, completamente.
Nadie trabaja, se cumple el recogimiento de la fecha religiosa, en un país donde casi el 90 por ciento de la población declara profesar la fe católica.
Sin transporte prácticamente, solo circula uno que otro ómnibus urbano de pasajeros, los taxis casi se esfumaron, escasos son los autos en las vías.
Ya lo había advertido a los asuncenos la municipalidad: no saquen la basura pues hoy no habrá recogida.
Este día es la culminación, sin embargo, de los precedentes de mucho ajetreo en preparación de las celebraciones, cuando el éxodo de la población era constante hacia lugares distintos para visitar familiares, o espacios sacros, o sitios turísticos.
La terminal central de ómnibus de esta capital fue un hervidero de quienes pretendían, y lograban, escapar de lo cotidiano y conmemorar a su modo esta fecha primordial de la semana mayor, e ir más allá con esparcimiento y diversión el sábado y el domingo.
Pero no solo eran los que iban, sino también quienes venían del otro lado de la frontera y, casi sin respiro, tomaban otro bus y seguían camino hacia el interior del país.
Según datos revelados, del 6 de marzo hasta la noche del martes pasado llegaron mil 150 carros procedentes de Argentina, lo cual supone unas 60 mil personas movilizadas por estos, tendencia mantenida hasta la víspera cuando incluso se superaron esas cifras.
La mayor parte son paraguayos que residen y laboran en algunos puntos de la vecina nación, interesados en pasar estas jornadas con sus familiares de este lado.
Al propio tiempo, casi 500 de esos vehículos partieron de la propia terminal asuncena sin vacantes hacia Uruguay, Brasil, Chile y Bolivia.
Ese ir y venir fue incesante a pesar de ser el jueves un día de lluvias sostenidas y en ocasiones intensas desde la madrugada, e incluso la noche anterior, sobre la ciudad y su área metropolitana, la llamada Gran Asunción.
Ya antes los meteorólogos habían anunciado mal tiempo y la institución oficial emitió alerta por las tormentas que se avecinaban para 11 de los 17 departamentos del territorio nacional, previsión cumplida.
Pero la naturaleza fue más benigna este viernes santo, al menos en esta capital, donde persiste un cielo gris, completamente nuboso, sombrío, que llama a la tristeza, melancolía, y hasta pereza.
Sin embargo, la fecha comenzó sin precipitaciones, apenas algunas lloviznas y viento más o menos fuerte, con una temperatura fresca y agradable, aunque con tendencia a tornarse cálida, para sumarse a lo opaco del ambiente cargado de humedad.
Ya mañana el ritmo de la vida se normaliza algo, pero no tanto porque son miles los que siguen de asueto -desde el miércoles para las dependencias públicas- y el domingo, como siempre, vuelve a decaer la actividad, que solo retomará su agitado curso el lunes.
Por Julio Fumero
Asunción, 25 de marzo 2016
Crónica Digital / PL