Tendría hoy 129 años y aunque su vida transcurrió entre la escritura con acento poético, su impronta de maestra y una trayectoria diplomática impecable, Gabriela Mistral fue una mujer de alcances extraordinarios.
Profunda admiradora del apóstol de la independencia de Cuba, José Martí, también escritor y pensador, Lucila de María del Perpetuo Socorro Godoy Alcayaga, su verdadero nombre, elaboró tejidos de trascendencia histórica y cultural en el entorno latinoamericano.
Nació hace 129 años, el 7 de abril de 1889, en Vicuña, Chile. En 1945 recibió el Premio Nobel de Literatura, el primer lauro de este nivel concedido en la historia para un autor de América Latina y el Caribe.
Gabriela Mistral que adquirió este seudónimo mucho antes que Ricardo Eliécer Neftalí Reyes Basoalto (Pablo Neruda) estuvo mucho más involucrada en la vida del autor de Veinte Poemas de Amor y una Canción Desesperada de lo que se cree.
Admiración recíproca y con cierta distancia debido a la diferencia de edad, con la identificación plena de los dos Premios Nobel de Literatura de Chile. Ella fue su maestra y también su protectora.
«Por ese tiempo llegó a Temuco (1920) una señora alta, con vestidos muy largos y zapatos de taco bajo. Iba vestida de color arena. Era la directora del liceo. Venía de nuestra ciudad austral, de las nieves de Magallanes. Se llamaba Gabriela Mistral», escribió Neruda.
«Ella me hizo leer los primeros grandes nombres de la literatura rusa que tanta influencia tuvieron sobre mí», precisó el también creador de Canto General.
Mistral, muy admirada en Chile donde existe un notable centro cultural que lleva su nombre en Santiago, basó su literatura en la expresividad propia de un estilo elemental de imágenes intensas.
Sonetos de la Muerte, un compendio de poemas que sirvieron de catarsis después del suicidio de su novio Romelio Ureta; la antología de poetas chilenos Selva lírica, y versos como ‘La maestra rural’ y ‘El ruego’, dieron lustre a su trayectoria.
Con Neruda protagonizó otro capítulo que dibuja bastante su sólida personalidad.
«Una vez me prohibieron desde allá (Chile), y por orden de Gabriel González Videla (entonces presidente) recibir en el consulado a Neruda. ÂíQué poco me conocen!, detalló Mostral.
«Me hubiera muerto cerrándole la puerta de mi casa al amigo, al gran poeta y, por último, a un chileno perseguido y a quien en sus primeros pasos influí con lecturas que le seleccioné y que afirmaron su recio espíritu», agregó.
Tuvo una estrecha relación con México, igualmente con Cuba y con méritos propios erigió una estela de pensamientos, escritos y consagración a la docencia, suma de los hechos que la llevaron al Nobel de Literatura.
Por Fausto Triana
Santiago de Chile, 9 de abril 2018
Crónica Digital /PL
En cuatro oportunidades estuvo la «Divina» Gabriela Mistral en Cuba. La última vez, lo hizo en enero de 1953, al cumplirse el centenario de José Martí. Angel Augier poeta y periodista que la entrevistó expresó: «Alta, austera, serena, llega de nuevo a Cuba Gabriela Mistral, ansiosa de decir personalmente su recado al oído de José Martí, en su cumpleaños–en el centenario de aquél a quien ella ha llamado<> Mucho nos ama Gabriela al Apóstol y a través de él y de su pueblo a nuestra Isla, con un amor más acendrado cada día y renovado en cada ocasión en que el sol que iluminó la infancia de Martí; toca la rica humanidad de esta chilena universal, de esta gran mujer americana»
Gabriela Mistral llamó a Martí «el hombre más puro de su raza»
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