Por Marcel Garcés Muñoz
Despedimos desde el dolor a Pepe Secall Parada, una de las voces emblemáticas de “Escucha Chile” de Radio Moscú.
Nos dejó este lunes 5 de julio, a los 72 años, partiendo en ese viaje definitivo hacia la posteridad y la memoria, víctima de una cruel enfermedad, que lo mantenía alejado de los escenarios, no pudiendo seguir entregando su talento, su humanidad, su alegría y cariño, su sensibilidad a su público, a sus admiradores.
Quisiera recordarlo también como un amigo entrañable y compañero de trabajo, en el programa “Escucha Chile”, de Radio Moscú Internacional, donde entregó durante años, diariamente, disciplinadamente, cada noche de Chile, el mensaje de solidaridad, de lucha a los que en Chile y en el mundo entero, luchaban contra la patriotas dictadura Pinochet, las Fuerzas Armadas, y sus servicios de exterminio contra los patriotas demócratas y la derecha económica y política de de Chile, que le arrebataron la vida a su primo, José Manuel Parada, hijo de los actores, Roberto Parada y María Maluenda.
Su voz fue conocida y querida, junto a la de Katia Oleskaya, José Miguel Varas, René Largo Farías y tantos otros, que acompañaron al pueblo chileno en su resistencia a la dictadura, y promovieron la solidaridsad internacional con la lucha por la democracia en Chile.
Pepe, fue un actor protagónico en esta gesta.
Luego de vuelta a Chile siguió con su pasión de vida, el teatro, y desarrolló otras facetas, en la televisión, en el teatro popular, y su vocación de impulsor del arte escénico en sectores agrarios y mapuches.
Durante su trayectoria como actor, Secall participó en teleseries de Canal 13 y TVN, tales como «¿Te conté?», «Marrón Glacé», «Fuera de Control», «El milagro de vivir» y «Volver a empezar». Asimismo, a principio de los ’90 participó en el programa infantil «Pin Pon» junto a Jorge Guerra. En 2013 fue parte de la segunda temporada de la serie «Los Archivos del Cardenal» en el papel de Sergio Valech.
Pero siempre, fue un militante de la justicia, de la libertad, de la democracia, de la belleza, del amor, pero decía que hacía política desde el arte, desde el teatro.
Por lo mismo seguramente estaría orgulloso, y con esa felicidad que le inundaba con los triunfos del pueblo, del paso adelante que significa la Convención Constitucional, y del hecho que una mujer del pueblo, Elisa Loncón, una mapuche, presidiera esta instancia a la que se le ha asignado la responsabilidad de redactar, por primera vez en la historia de Chile y del mundo, una nueva Carta Magna.
Por supuesto que no tengo la pretensión de interpretar sus sentimientos, y hablar por él, pero, lo siento junto a nosotros en este trance histórico.
Y es mi manera de rendir homenaje a su compromiso humano y profundamente político, a la esencia de su amor por Chile y el pueblo, por el amor a sus hijas, Adela, la más cercana y, a Masha, la más lejana en la geografía, en algún monasterio ruso, a Manana, su hija “chilena”, que vive en los sures, a Viviana Corvalán, que fue su compañera y madre de Adela, a Liuba que en Moscú le ofreció cariño sin pedir nada en cambio, a Jenny, quien le acompañó con dedicación y cariño fraterno en estos últimos años, a todos sus cercanos, familiares, amigos, cómplices, compañeras y compañeros, a quienes le sostuvieron en los días finales de su presencia en esta tierra a la que quiso sobre todo.
Y una mención especial al doctor José Miguel Puccio, del Hospital San José, que le hizo llevaderos sus últimos tiempos de enfermedad y quien relató, emocionado, c{omo Pepe, en un postrer esfuerzo se despidió en sus últimos minutos, con una reverencia teatral, de un público que imaginó despidiéndolo con aplausos del escenario de la vida.
Santiago de Chile, 6 de julio 2021
Crónica Digital